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Churchill, el político decisivo en la Segunda Guerra Mundial
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*** Blog Fundado el 03 de Enero del 2008 ***
Josep Gavaldà
A pesar de que les separaba un abismo ideológico, Roosevelt, Churchill y Stalin decidieron aparcar sus diferencias y aunar esfuerzos para lograr ganar la Segunda Guerra Mundial, algo que Adolf Hitler les puso en bandeja cuando decidió invadir la Unión Soviética. La Conferencia de Teherán, celebrada entre el 28 de noviembre y el 1 de diciembre de 1943, fue el momento en que estos tres líderes mundiales, conocidos como "Los tres grandes", firmaron el acuerdo que iba a poner fin al sangriento conflicto que asolaba Europa desde hacía años.
Mientras en el verano de 1941, el ejército soviético perdía más de tres millones de soldados, entre prisioneros y muertos, y tenía al ejército alemán a tan solo 400 kilómetros de Moscú, Estados Unidos aún no había sido atacado por los japoneses en Pearl Harbor. Por tanto, los norteamericanos se mantenían neutrales y apoyaban a los soviéticos, tal como hacía con los británicos, ofreciéndoles créditos blandos y material bélico para combatir a los nazis. Stalin necesitaba aviones, tanques, armamento y toda la ayuda que Estados Unidos le pudiera proporcionar. Pero el líder soviético aún tuvo que esperar a diciembre de 1941 para que los norteamericanos entraran en guerra.
Stalin necesitaba aviones, tanques, armamento y toda la ayuda que los Estados Unidos le pudiera proporcionar. Pero tuvo que esperar a diciembre de 1941 para que los norteamericanos entraran en guerra.
Aunque Stalin y Roosevelt mantuvieron una relación epistolar, el presidente norteamericano estaba ansioso por conocer al soviético en persona. Pero las negociaciones para hallar una fecha y un lugar para el encuentro entre ambos mandatarios encallaron. La versión de Stalin es que no podía alejarse de su país y dejar en manos de otros la dirección de la guerra. La realidad es que a Stalin le daba miedo a volar. Al final, como solución de compromiso y ante la insistencia de Roosevelt (que ya se había reunido con Churchill en El Cairo días antes) acordaron que su primer encuentro sería el 28 de noviembre de 1943 en Teherán, la capital de Irán, un país fronterizo con la Unión Soviética (y a 10.000 kilómetros de Washington), donde el líder soviético podría llegar cómodamente en su tren privado.
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Tanto soviéticos como estadounidenses consideraban que el uso más efectivo de las fuerzas norteamericanas sería un gran desembarco en Francia que abriera un "segundo frente" y obligara a los alemanes a dividir sus fuerzas. Pero el premier birtánico, Winston Churchill, que antes que político había sido militar, sabía que si una operación de esta envergadura no se planeaba minuciosamente estaba condenada al fracaso y seguramente no tendrían una segunda oportunidad. Gran Bretaña no podía permitirse un nuevo Dunkerque y propuso atacar a Alemania por su punto más débil, el norte de África o Italia. Las reticencias ante la idea de un desembarco inminente en Francia provocaron un alejamiento de Roosevelt y Stalin, que a partir de entonces se reunieron a espaldas del premier británico. Churchill sabía que los estadounidenses iban a insistir en su idea del desembarco a gran escala en Europa, y sabiendo que Inglaterra debería jugar un papel fundamental en la operación, propuso posponer hasta 1944 la operación, conocida más tarde como Operación Overlord.
Inglaterra no podía permitirse un nuevo Dunkerque y propuso atacar a Alemania por su punto más débil, el norte de África o Italia.
Tras la victoria soviética en la batalla de Kursk, Stalin se encontraba en una posición inmejorable de cara a una negociación con las otras dos potencias. Por su parte, Roosevelt trató por todos los medios de que no fueran aceptadas todas las demandas que el líder soviético puso encima de la mesa, pero apenas pudo conseguirlo. Una de las peticiones más importantes que Churchill y Roosevelt concedieron a Stalin estaba la anexión de la parte oriental de Polonia, a pesar de las airadas quejas del gobierno polaco en el exilio, que cayeron en saco roto. La otra petición con la que Stalin llegó bajo el brazo al final la conferencia fue la promesa de que tendría libertad absoluta para crear su propia área de influencia en la Europa oriental.
Durante la conferencia se produjeron algunas anécdotas interesantes. Una de las más conocidas tuvo lugar el 29 de noviembre, cuando antes de que los tres dirigentes se reunieran para cenar, Churchill entregó a Stalin una espada ceremonial conocida como la "Espada de Stalingrando", un regalo del rey Jorge VI a la población de la ciudad. Tras cogerla entre sus manos, Stalin besó la vaina y después la entregó a uno de sus oficiales con tan mala suerte que se le cayó al suelo. En esa misma cena, Stalin propuso ejecutar entre 50.000 y 100.000 oficiales alemanes para que ese país no pudiera empezar de nuevo una guerra, a lo que Roosevelt contestó: "Tal vez con 49.000 sería suficiente". Indignado, Churchill se mostró en contra y rebatió "la ejecución a sangre fría de los soldados que lucharon por su país", y refiriéndose al Documento de Moscú (acuerdo al que Churchill y Stalin habían llegado en la conferencia de Moscú de 1942) dejó claro que los criminales de guerra debían ser sometidos a juicio por sus crímenes.
La reunión entre los tres máximos dirigentes aliados no pasó desapercibida para los alemanes. Conocida como Operación Weitsprung, los servicios de espionaje alemán planearon asesinar a los "Tres Grandes" para de esta manera poner en grave peligro los acuerdos alcanzados e inclinar a su favor el desenlace final de la guerra. Pero el servicio de inteligencia soviético pudo descubrir a tiempo las intenciones alemanas de sabotear la conferencia, y de la mano del agente Nikolái Kuznetsov logró impedir que el plan se llevara a cabo.
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Tras finalizar la Conferencia de Teherán, los acuerdos a los que llegaron Churchill, Stalin y Roosevelt se hicieron públicos: los partisanos yugoslavos que luchaban contra los nazis debían recibir apoyo aliado. También se aceptó la conveniencia de que Turquía entrara en la contienda por cuestiones estratégicas, y en el caso de que el país otomano se viera atacado por Bulgaria, la Unión Soviética podría declarar la guerra al país balcánico. La Operación Overlord se iba a desarrollar en mayo de 1944 en el sur de Francia, y los participantes también estuvieron de acuerdo en que, tras la guerra, Alemania debería ser dividida. La Conferencia de Teherán asimismo sirvió de trampolín para que se celebrasen las primeras conversaciones en torno a la conveniencia de crear una organización como las Naciones Unidas y también se habló sobre una posible entrada de la Unión Soviética en la guerra del Pacífico.
La Operación Overlord se iba a desarrollar en mayo de 1944 en el sur de Francia, y los participantes también estuvieron de acuerdo en que, tras la guerra, Alemania debería ser dividida.
De regreso a Washington, Roosevelt dijo de Stalin: "Es como yo, realista", mientras que el líder soviético dijo del presidente norteamericano: "El presidente es mi amigo y siempre nos comprenderemos". Con la llegada de Truman a la Casa Blanca tras la muerte de Roosevelt, las relaciones entre ambos países sufrieron un cambio tan radical que sólo cinco años después del último encuentro entre Roosevelt y Stalin, Estados Unidos y la Unión Soviética libraban su primer enfrentamiento en la guerra de Corea. La guerra Fría no había hecho más que empezar.
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Carme Mayans
Los arqueólogos italianos y turcos que se encontraban excavando en Usakli Huyuk, un yacimiento situado a unas tres horas de Ankara, la capital de Turquía, no podían creen lo que acababan de descubrir: un adoquinado de nada más y nada menos que unos tres mil años de antigüedad entre los restos de un antiguo templo hitita del siglo XV a.C., muy parecido a los típicos mosaicos grecorromanos que se pueden encontrar a lo largo y ancho del Mediterráneo.
Se trata de un conjunto formado por unas tres mil piedras en tonos beis, negro y rojo que se dispusieron en forma de triángulos y curvas. "Es el antepasado de los mosaicos antiguos, que por supuesto son más sofisticados. Lo que hay aquí es sin duda el primer intento de utilizar esta técnica", comenta Anacleto D'Agostino, arqueólogo de la Universidad de Pisa y director de las excavaciones.
Detalle del mosaico hitita hallado en Usakli Huyuk.
El pavimento de mosaico localizado por los arqueólogos en Usakli Huyuk está formado por unas tres mil piedras en tonos beis, negro y rojo que se dispusieron en forma de triángulos y curvas.
Los investigadores están convencidos de que este sensacional hallazgo les permitirá obtener un mejor conocimiento sobre la cultura hitita, una de las grandes potencias de la antigüedad, que dominó la península de Anatolia durante la Edad del Bronce. "Por primera vez, estas personas sintieron la necesidad de hacer algo distinto, con figuras geométricas, juntando los colores, en lugar de hacer un simple adoquín. ¿Acaso el constructor era un genio? O tal vez le pidieron un revestimiento para el suelo y él decidió hacer algo nunca visto", plantea D'Agostino.
El templo donde se ha llevado a cabo el hallazgo se sitúa frente al monte Kerkenes y estaba dedicado al culto del dios Teshub, divinidad hitita de las tempestades. "Es probable que los sacerdotes hititas realizaran sus rituales aquí mirando hacia la cima del monte Kerkenes", sugiere el arqueólogo.
Panorámica del templo de Teshub en Usakli Huyuk.
Los investigadores están convencidos de que Usakli Huyuk es la desaparecida ciudad de Zippalanda o Ziplanda, mencionada en los textos y cuya ubicación no ha sido aún localizada puesto que, según las tablillas, era un lugar dedicado al culto de Teshub.
Además del singular pavimento descubierto en el templo, durante las excavaciones los arqueólogos también han hallado los restos de un palacio que contenía lujosos recipientes cerámicos. Los investigadores están convencidos de que Usakli Huyuk es la desaparecida ciudad de Zippalanda o Ziplanda, mencionada en los textos y cuya ubicación no ha sido aún localizada. Al parecer Usakli Huyuk es una de las mejores candidatas puesto que, según las tablillas, era un lugar dedicado al culto de Teshub. Según explica D'Agostino, "los investigadores coinciden en que Usakli Huyuk es uno de los dos sitios más probables. Con el descubrimiento de los restos del palacio y sus lujosas cerámicas y objetos de vidrio, esta probabilidad se refuerza. Solo nos falta la prueba definitiva: una tablilla con el nombre de la ciudad". Tal vez las futuras excavaciones en el lugar consigan dar con ella y resolver el misterio que envuelve a Zippalanda.
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Alec Forssmann
La estatuilla que representa a una divinidad femenina tiene 5,4 centímetros de largo y pesa 14 gramos. Luce un moño en la cabeza, tiene una nariz bastante pronunciada, unos ojos muy característicos y la boca cerrada, rasgos todos ellos del arte hitita del Reino Antiguo.
La divinidad masculina mide 6,1 centímetros de largo y pesa 11 gramos. Luce un sombrero cónico y tiene los brazos extendidos hacia fuera y el cuerpo erguido .
Los hititas, diestros guerreros, conocedores de la metalurgia y devotos de numerosas divinidades. Uno de los reinos más poderosos del Próximo Oriente, que dominó la península de Anatolia (la parte asiática de la actual Turquía) desde el siglo XVII a.C. hasta que sucumbió a la invasión de los Pueblos del Mar, hacia 1200 a.C. Un pueblo enigmático, porque quedó relegado al olvido hasta que se descubrieron sus ruinas en el siglo XIX. Los límites de este glorioso reino se han situado en la región central de Anatolia, pero... ¿llegaron a Europa? No hay constancia. Sin embargo, la historia de los hititas se está reescribiendo día tras día.
Un equipo arqueológico turco, dirigido por Sengul Aydingun, de la Universidad de Kocaeli, ha descubierto recientemente rastros de los hititas en la parte europea de Estambul. Se trata de dos estatuillas, además de fragmentos de una jarra y otros vestigios, que han sido hallados en el distrito de Avcilar, en la parte europea, frente al mar de Mármara, una zona que ha sufrido una transformación vertiginosa en las últimas décadas. "Iniciamos las excavaciones principalmente para salvar todo lo posible del severo desarrollo urbanístico e industrial que está viviendo Estambul", explica Aydingun a National Geographic. El arqueólogo destaca la importancia del hallazgo: "No había información sobre Estambul durante el II milenio a.C. [Bizancio fue fundada en el siglo VII a.C.]. Hemos descubierto los primeros vestigios de esa época".
Los hallazgos datan del período inicial o Reino Antiguo de los hititas, entre los siglos XVII y XV a.C. Las figurillas representan a una divinidad masculina y a una femenina. Esta última está compuesta por un 99,5% de hierro, mientras que la masculina se compone de un 70% de hierro y un 30% de estaño. "Conviene saber que durante este período el hierro era un metal muy raro y precioso y era cinco veces más caro que el oro", asegura Aydingun. "Constituyen los primeros indicios de los hititas en la parte europea de Estambul y también en Europa. No estamos atestiguando que hubiera un asentamiento hitita en Estambul, simplemente que se han descubierto sus rastros. Estos objetos pudieron llegar a través del comercio o los depositaron los mismos hititas, quién sabe... Hallaremos la respuesta en los próximos años", concluye.