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domingo, 17 de abril de 2022

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DCLVII.- Los siete jinetes desconocidos, que en realidad son bandoleros, quienes al ver cruzar a los comerciantes ecuatorianos con 70 reses; ellos rastrean para llegar al ganadero que les vendió, su codicia por ese dinero planean asaltarlo; pero, Rodrigo López Huamán, los anticipa....

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; el caporal Rodrigo López Huamán, logró que la viuda Edilsa Flores Morocho, acumule la más cuantiosa suma de dinero al vender las vacas de la saca anual de sus terrenos, los compradores fueron comerciantes ecuatorianos, ella logró 230,000 monedas nacionales por la venta de 70 reses; el caporal quien también era su amante le prometió que la próxima saca, será mucho mejor y con la asistencia de más comerciantes, y se llevará el lote de la saca, quien pague más....  ..sigamos la historia.....


Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. 
Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.


Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

La presencia del bandolero Rodrigo López Huamán, fue fundamental para el mejoramiento y rendimiento de la producción pecuaria de los terrenos de la viuda Edilsa Flores Morocho, quien estuvo trabajando para los cuatreros, con la complicidad de sus propios trabajadores; la lucha no ha sido fácil, ya costó la vida de tres trabajadores y cuatro cuatreros, que fueron batidos por el caporal Rodrigo, y como dice el refrán: "No hay mejor guardián que un ratero", que no pretendo insultar a Rodrigo, sino que siendo bandolero, él conoce todos los detalles de como planean y actúan para un asalto; pero, él ahora esta reformado y trabaja con lealtad a quien le paga y nunca fallará.
Justamente, el ahora caporal Rodrigo López Huamán, se ha enamorado de la viuda Edilsa Flores Huamán y planean casarse, lo que significará que él abandone la vida de los asaltos y asentará cabeza trabajando honradamente, ojalá lo logre, no lo sabemos, si apostamos por su readaptación laboral.
Los comerciantes ecuatorianos regresaban felices, por haber comprado un lote de reses de excelente calidad, que les permitirá lograr mejores precios en los camales de Cariamanga y Loja; ellos arrearon y avanzaron toda la noche, aprovechando que les favorecía el clima, lograron caminar grandes distancias, ya al amanecer aún en tierras peruanas, quienes al internarse en una profundo hoyada, y cuando la estaban cruzando, se encontraron con un grupo de jinetes quienes descansaban allí; los viajeros trataron de pasar de largo arreando sus vacas ignorando a los presentes; pero, los desconocidos se cruzaron con dos caballos el sendero impidiendo el avance, uno de ellos les dijo:
--- Amigos, no les haremos ningún daño, ya sabemos que ustedes son comerciantes y que pagan buen precio por el ganado vacuno que arrean, los dejaremos libres, si antes nos dicen. ¿Quién les vendió el ganado vacuno?
Uno de los mercaderes al sentirse ofendido, desenfundó su revólver y le disparó al cuerpo del intruso, quien se tumbó desde el caballo al suelo, felizmente la bala pasó a escasos centímetros de su cabeza.
El otro jinete, también se tumbó al suelo, dejando pasar a los comerciantes quienes con revólver erguido siguieron cruzando el sendero.
Los otros jinetes acobardados por el disparo que hizo el comerciante no intervinieron; se quedaron paralizados y los arreadores avanzaron hasta que cruzó la larga fila de las reses, que al finalizar aparecieron dos jinetes que cuidaban la retaguardia de los arrieros, quienes con sus revólveres erguidos terminaron de cruzar el sendero, sin que nadie intervenga; los caídos se levantaron y comentaron que los monos (ecuatorianos) no hayan colaborado con ellos, para saber que ganadero les vendió el lote de las reses, dato que para ellos era crucial para asaltarlo.
Pero, aún no tenían las esperanzas perdidas, por que uno de les dijo:
--- Muchachos, ya que los chimbas (ecuatorianos) no quisieron informar, los rastrearemos y así llegaremos desde donde los compraron, que seguro es una hacienda con tanto ganado que vendió.
El otro que intervino, terció y dijo:
--- Que tontos hemos sido, estuvimos a punto de que nos maten, teniendo la solución a la mano, yo rastrearé, para eso ustedes me llevan, así que monten sus caballos y vamos a retroceder siguiendo el rastro de los chimbas.
Intervino otro, quien dijo:
--- Muchachos, esas reses que cruzaron tienen una marca y recuerdo que un tal Griseldo, quien es pastor, él "vendió" (entregó) un lote de reses a unos jinetes de las alturas (cuatreros), y ese lugar está justamente en los terrenos donde nos descubrió el caballo con sus relinchos.
Intervino el jefe, quien dijo:
--- Muchachos, hemos sido unos estúpidos, estábamos buscando casas-haciendas, y en nuestras narices había tanto dinero que no lo supimos detectar; pues, regresemos y tenemos que hacer un plan para no cometer errores.
Al final intervino otro y dijo:
--- Claro que si, creo la solución será tomar un par de pastores y los presionamos para que nos informen, donde encontramos a los dueños que vendieron el ganado vacuno y con esa información asaltamos la casa.
Entonces, los siete jinetes montaron sus caballos emprendieron la marcha retrocediendo; pero, una vez más cometieron un grave error: Trotar de día claro que fácilmente serán detectados; tal vez cegados por la avaricia y la codicia del dinero no repararon su error; quienes confiadamente trotaban en dirección a los terrenos de los cultivos de la viuda Edilsa Flores Morocho.
Pero, ellos no sabían que el caporal Rodrigo López Huamán, quien era bandolero igual a ellos, que por ahora estaba en retiro, sin renunciar de todo lo aprendido, quien ese día no salió de la casa y conversando con Edilsa, le dijo:
--- Amor, por seguridad, el dinero que recibiste de la venta de tus reses, debes guardarlo en un lugar seguro, por que estarás expuesta a un asalto, no te has puesto a pensar que los ¿Bandoleros que se encontraron arreando a los comerciantes un lote impresionante de 70 reses, que representa un monto inmenso de dinero, que les despertó la codicia?
Edilsa, si era precavida y había construido un escondite fuera de la casa, aprovechando una roca grande que sobresalía del terreno protegida por unos montes que la ocultaban, al costado ella cavó un hoyo cuadrado de unos 50 centímetros de profundidad y lo forró a los costados con cueros secos de res y en el medio iba una caja de madera con tapa y llave, donde ya guardó los 230,000 billetes que recibió de la venta, sin que Rodrigo conociera el escondite, ese hoyo tenía como tapa una roca como laja, que lo tapaba e impedía la entrada del agua de lluvias.
Pero, ella aún no quería decirle sobre esa ánfora oculta en el escondite, ya que pasaba por su mente, que el propio caporal, la podría asaltar y matarla y levantarse el entierro y le contestó:
--- Rodrigo, yo he confiado en tu persona mi seguridad, eres tu mi guardián, el dinero está debajo de la cama, y estoy segura que nadie entraría a mi casa mientras tenga tu protección.
Fue una respuesta inteligente que le daba seguridad a ella; y ganaba la confianza del caporal, al demostrarle que ella tenía la protección suya y lo logró, por que Rodrigo aceptó la respuesta que le dio; pero, para él nada estaba seguro, pasaba por su mente los misteriosos siete bandoleros, que si bien ellos se fueron; pero, necesariamente se toparán con los comerciantes arreando las 70 reses, ya que él haría lo mismo averiguar. ¿Qué ganadero vendió un lote tan grande de reses?
Entonces, mirando fijamente a su amante, le dijo:
--- Amor, atiza el fogón para el almuerzo, tengo que ir al terreno de los cultivos, necesito amansar al caballo garañón, ese equino me tiene loco, tengo que montarlo, ya me conoce y somos amigos.
Pero, el verdadero motivo de su repentino viaje a ese lugar era afianzar la seguridad, ya que para él, esos desconocidos jinetes eran bandoleros, que al cruzarse con los mercaderes ecuatorianos les despertará la codicia por el ganadero que les vendió las reses; pues, el caporal adivinó el plan de los bandoleros, quienes ya están viniendo exactamente con el plan de asaltarlo.
Sin embargo, como ellos trotaban de día claro, uno de los pastores del terreno de los cultivos, caminó hasta los límites de la hacienda, buscando un torete, que según él se escapó, él llegó al mismo límite de la hacienda y no encontró al torete, que en realidad no se había escapado sino que estuvo en la misma hoyada del potrero; ya de regreso, él sintió un tropel de jinetes, se salió del camino y se escondió tumbado sobre el suelo y desde allí vio pasar a siete jinetes que trotaban muy ligero en dirección al terrenos de los cultivos.
El pastor, alertado se levantó y enderezó camino cortando distancias para avisar que venían siete jinetes desconocidos.....
Continuaremos.......................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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