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domingo, 10 de julio de 2022

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Capítulo DCLXVII.- Jacinto Pérez Maza, ya actuando como caporal tuvo cierta oposición de los trabajadores de Loma Vieja, él levantó la voz y los obligó seguirlo para recuperar el lote de 40 reses robadas...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; el bandolero Jacinto Pérez Maza, quien logró convertirse en caporal de la hacienda "La Encalada Vieja", propiedad del hacendado Miguel Valverde Torres, quien con su hija la señorita Melania Valverde Torres, esta última estuvo de acuerdo con las exigencias que impuso Jacinto para aceptar el cargo de caporal, quien de inmediato se puso a trabajar...............  ..sigamos la historia..............


Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. 
Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.


Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Don Miguel Valverde Torres, era un adinerado hacendado, viudo, con una hija la señorita Melania Valverde Torres, que le aseguraba la continuidad de la propiedad y ella gracias a un golpe de suerte pudo identificar al bandolero Jacinto Pérez Maza (ellos desconocían su origen del asaltante), que lo contrataron como caporal, aprovechando que este asaltante cambió de parecer en abandonar las acciones de bandolero por un trabajo honrado y con poder que le permitirá desarrollar toda su experiencia adquirida en sus 30 años de edad.
Volviendo a la historia, el flamante caporal Jacinto Pérez Maza, fue invitado a compartir el desayuno con el hacendado y su hija; ellos comieron lentamente, era costumbre familiar que los alimentos eran un don de Dios, jamás se comen con gula; no se sabe si Jacinto, pensaba lo mismo; probablemente él no creería en Dios, durante la sobremesa, si hubo muchas preguntas sobre la vida del flamante caporal, era una rutina normal por que recién lo estaban conociendo.
Don Miguel, si conocía el lugar de nacimiento de Jacinto, Marripú, que no era precisamente un lugar apacible, sino cuna de asaltantes y gente pendenciera; que si le llamó la atención a don Miguel, la sinceridad de Jacinto, por que él pudo nombrar otro lugar.
Don Miguel, quería un "brazo derecho", que lo ayude a controlar su hacienda; por que ya los años avanzaban, él tenía 65 años de edad, seguía viudo; después de la muerte de su esposa ya no se casó de nuevo, pero, no lo necesitaba por sus amantes que le abundaban que eran las hijas de los trabajadores o las viudas; él, era un empedernido conquistador, siempre lo fue cuando estuvo casado, nunca fue fiel en su matrimonio; pero, si era un dócil esposo y adoraba a su compañera, jamás hubo un lio serio entre ellos, que un simple cruce de palabras sin herir sentimientos; su habilidad de cazador de mujeres lo guardaba en absoluto secreto.
Tanto así, que su adorada hija, seguía creyendo en la fidelidad de su padre que le guardaba a su esposa aún después de muerta, ella nunca le cuestionó que muchas veces no dormía en casa; lo consideraba como normal en el cumplimiento de sus deberes como hacendado; pues, en esa casa había cariño y afecto entre padre e hija y todo funcionaba bien con excepción que a veces Melania exigía más poder.
Melania, era una joven mujer que frisaba algo más de 30 años de edad, ella tenía carácter fuerte, que no se le conocía enamorados, si desfilaron varios pretendientes, quienes eran hijos de adinerados comerciantes ecuatorianos; pero, que nunca lograron conquistar su corazón; igual fracaso tuvo un costeño nativo de Piura, era un caza fortunas, quien llegó a visitar la hacienda, se quedó varios días, ella lo sometió a una prueba y él falló, por demostrar su ambición antes de tiempo sin haber afianzado la amistad y ni crear sentimientos de amor, ella le pidió que se vaya de la casa hacienda.
Volviendo a la historia; ellos terminaron el desayuno, quienes al salir al patio, ya habían cuatro caballos ensillados y tres peones son sus sombreros y ponchos puestos, eran los jinetes que acompañarán a Jacinto; su caballo junto al de Melania ya pastaban en una inverna reservada para las acémilas de la hacienda.
Entonces, don Miguel, dirigiéndose a Jacinto, le dijo:
--- Caporal Jacinto, se ha elegido a tres jinetes que te acompañarán al sector Loma Vieja, ellos llevan machetes al cinto como arma de defensa, son los mejores macheteros, cada uno de ustedes lleva una talega de fiambre en su bolsico, y se agregó 2 chavetas; igualmente colgadas en la silla van dos betas (sogas de cuerpo trenzadas) y el caballo que lo montarás es el más fuerte, algo brioso hasta que conozca al jinete que lo monta; este animal es uno de los mejores reservados de la hacienda y es muy inteligente.
Jacinto, agradeció la confianza del hacendado y pidió permiso para ir al campo a hacer sus necesidades fisiológicas, que fue todo un alivio, ya que no hizo cuando cabalgaba junto a Melania.
Jacinto, al regresar, muy aliviado de su cuerpo, pero ya no estaban el hacendado ni su hija; dio una mirada fija a sus compañeros jinetes, que le recordaron a sus compinches y para poder diferenciarlos, actuó a su propio estilo de bandolero y asaltante, les puso un apodo, así:
--- Muchachos yo los conoceré a ustedes por un apodo, al más grade lo llamaré: "Orejas grandes", al más grueso lo llamaré "Macetudo" y el último más pequeño lo llamaré "Cabeza chica"; no sé si les gustará pero son sus características corporales que ustedes y yo nos identificaremos con su apodo, nunca mencionaremos nuestro nombre, por que dentro de la hacienda, puede haber gente que conoce a los cuatreros, tenemos que ser muy reservados y callados, siempre hablaremos lo necesario; en muchos sitios donde llegaremos me presentarán como un compañero más, seré el caporal sólo en la mente de ustedes, pero cuando enfrentemos al contrario(enemigo), seremos los luchadores y lo destruiremos.
Ellos salieron siendo aproximadamente las 10:00 horas de la mañana, que si hubo una sorpresa, cuando Jacinto picó la panza de su caballo, este corcoveó repentinamente con la intención de expulsar por los aires al jinete que no lo conocía; pero, el equino no pudo con la astucia de Jacinto, quien acostumbrado a montar tantos caballos, él era un jinete cuajado y no fue sorprendido, quien se había agarrado de la silla y apegó las piernas a la panza del caballo, pisando con fuerza los estribos imponiendo su voluntad le levantó la rienda y con la cabeza del caballo arriba, le dijo:
--- "Amigo, seremos compañeros de por vida, compórtate bien por que soy tu amo y yo te mando.."
Un caballo muy inteligente, parece que entendió el lenguaje de su nuevo jinete, ya no corcoveó, se mostró dócil.
Los tres jinetes, se quedaron sorprendidos de la tranquilidad que Jacinto exhibió y dominó al rebelde y brioso caballo, que cedió y se volvió como una mansa paloma; después todos cabalgaron con normalidad; el jinete conocido como "Macetudo", tomó la delantera por que conocía el camino, el trote era largo y demandaría un tiempo de algo más de una hora y media; en el trayecto en el interior de la enorme hacienda; Jacinto fue conociendo los sectores, al mismo tiempo se encontraron con los pastores y agricultores y desde luego sus caporales, quienes hablaron ligeramente con Jacinto, quien aprovechaba para hacerse conocido.
Los trabajadores que miraban desde lejos a los cuatro jinetes, lo hacían con cierto recelo hacia Jacinto, que sabiendo que era el nuevo caporal, ellos temían que sea un hombre duro y cruel, ya que él era ligeramente alto de estatura medía algo más de 1.70 mts, era corpulento pero no obeso, de mirada sería y fija; pero, en realidad Jacinto era un hombre justo; claro estás, realmente era un corajudo para enfrentar a los peligros, era la condición básica, para que sea un caporal responsable.
Pasadas las 12:00 horas llegaron al sector Loma Vieja, aquí no había caporal, por que fue asesinado y después mataron a dos pastores; Jacinto encontró a la gente confundida y temerosa, incluso ellos se habían escondido cuando los vieron que venían en la loma del frente; antes de llegar fue el jinete "Macetudo", quien lo presentó como el nuevo caporal y con toda tranquilidad se inició el diálogo, por lo que el pastor que reemplazó al finado líder, que lo conocían como "Cara de brujo", por tener una mirada siempre asustada y le dijo:
--- Señor Caporal, usted ha venido a tiempo, por que los muchachos están completamente asustados, los cuatreros que nos visitaron, fueron tan audaces que nunca esperaron la noche, todo lo hicieron de día claro, mataron a nuestros dos compañeros, sin que ellos hayan opuesto resistencia y arrearon justo 40 reses que las habíamos rodeado(juntado) para cambio de potreros, hicimos el trabajo para los cuatreros y se fueron tranquilamente, nosotros y los demás no actuamos.
Jacinto Pérez Maza, encontró algo inconsistente con la narración del encargado "Cara de Brujo", quien al mencionar: "Nosotros los demás no actuamos...", pero sin perder la calma le pregunto:
--- Hombre, ustedes pudieron impedir el arreo de las reses ¿Por qué no actuaron?, o algo impidió hacerlo...
El aludido "Cara de brujo, respondió:
--- No señor, estuvimos en la loma de enfrente y ellos estaban armados con machetes y temíamos que también nos matarían.......
Jacinto Pérez Maza, no satisfecho con la respuesta, le dijo:
--- Hombre, pues vamos a recuperar ese ganado robado, tu y los pastores nos acompañarán, lo harán a pie y con sus machetes al cinto...
El hombre, hizo oposición y respondió:
--- No señor, si estuviese aquí don Miguel no permitiría que sus pastores vayan al fuego, creo que nadie lo seguiría.....
Pero, Jacinto le interrumpió y replicó levantando la voz:
--- ¡¡¡ Hombre, ahora cambié de parecer, ya no te invito sino que te ordeno, si nadie me sigue perderá su trabajo, aquí mando yo y se cumplen mis órdenes !!!!....
Ante la actitud determinante del nuevo caporal, los pastores se reunieron a su alrededor armados con sus machetes que era la única arma de defensa y ataque y partieron en grupo, que con mala gana los dirigía "Cara de brujo", por que fue él quien vio la ruta que tomaron los cuatreros, los caminantes siguieron, quienes al llegar a una hoyada muy profunda, que era el lugar más temido por cualquier viajero, por lo que Jacinto, hizo un paro, él conversó con la gente y los distribuyó de tal manera, que el primer grupo en entrar será 10 hombres, después de un rato le seguirán otro grupo de 5 pastores y finalmente los cuatro jinetes que lo incluía a él.
Todos cruzaron la hoyada de acuerdo al orden establecido y si encontraron guano de res aún fresco, que le animó a Jacinto y presumió que se podría alcanzar a los cuatreros; todos siguieron avanzando al otro lado de la hoyada en la misma formación, caminaron toda la tarde y llegó la noche que era oscura; ya no se podría rastrear, pero tampoco se hizo un paro; ya que el camino era único, casi a tientas se caminó cruzando lomas y pampas, cuestas y bajadas, que al subir una cuesta casi empinada y llegando a la cima ellos avistaron al frente un cerro lejano que en un punto habían luces que se movían.
Entonces, Jacinto con amplia experiencia que no se podía saber si eran casas o campo abierto el origen de esas luces, inició una conversación con los agotados y cansados pastores y les preguntó:
--- Muchachos, ustedes conocen las faldas de ese cerro lejano, hay luces que no podría ser una casa, están en el campo. ¿Cuánto tiempo nos demorará llegar a esas luces, por que si no me equivoco allí están los cuatreros muy confiados descasando con las reses?...
El "Cara de brujo", le contestó:
--- Señor caporal, creo que llegar a ese lugar, será caminar toda la noche y tal vez en las primeras horas del nuevo día los alcanzaremos...................
Continuaremos.........................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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