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domingo, 14 de agosto de 2022

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Capítulo DCLXXII.- Jacinto Pérez Maza, quien escuchó los planes de tres jinetes desconocidos, que asaltarían a la casa - hacienda y lo harían según sus propias palabras durante la noche, que él no difundió para no crear pánico al hacendado; y la defensa aún no empezaba...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; Melania Valverde Torres, hija del hacendado Miguel Valverde Torres; ella regresaba a la casa - hacienda en compañía del caporal Jacinto Pérez Maza y los tres jinetes macheteros; era una noche completamente oscura, cuando repentinamente el caballo de Melania se sobre paró en seco y se negaba a trotar; Jacinto se apeó de su caballo y detectó delante de ellos a un bulto que atravesaba el camino, quien al acercarse identificó un cadáver, que fue reconocido por los jinetes como un trabajador de la hacienda vecina. Jacinto ordenó a los jinetes ir a esa hacienda a notificar la noticia del muerto, y le sugirió a Melania ir a la casa - hacienda, protegida por el tercer jinete, y él aguardaría allí, el regreso de los jinetes enviados a la hacienda....  ..sigamos la historia.............

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. 
Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.

Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Jacinto Pérez Maza, acostumbrado a muchas vicisitudes en su basta experiencia como bandolero, que tuvo que enfrentarse a cuantos rivales que se le cruzaron en el camino; pero, si estaba perplejo sobre el hallazgo del cadáver en tierras de la hacienda "La Encalada Vieja", que aparentemente no existía una relación entre el muerto que fue cruelmente asesinado, en esas conjeturas que no encajaban, él esperaba  encontrar un posible motivo.
Jacinto Pérez Maza, aplicando su experiencia, envió su caballo a la casa - hacienda, evitando compañía y como estaba cansado, tendió su poncho sobre el suelo a una distancia de unos 50 pasos lejos del cadáver y él se tumbó para reposar; pero, tampoco lo podía hacer, la noche se había oscurecido más, sólo se escuchaba el sonido del viento, el lejano ulular de una lechuza y el chirrido de los insectos, más ese silencio cómplice acompañaban a Jacinto tumbado sobre el suelo, pero el ambiente no era nada apacible algo iba a suceder.
Cuando, repentinamente se escuchó el tropel de jinetes, quienes llegaron hasta donde estaba el cadáver, Jacinto creyó que habían retornado sus jinetes, pero se mantuvo tumbado y guardando silencio; los recién llegados que eran tres jinetes,  se apearon e iniciaron conversación y comentando uno de ellos dijo:
--- Éste infeliz, tuvo que morir por haberse cruzado en nuestro camino, ni siquiera lo conocemos, pero, él nos vio merodeando los alrededores de la casa - hacienda, y hubiese dado la voz que gente extraña pasea por estos lugares; ya sabemos que la hacienda tiene un nuevo caporal, a quien tendremos que hacer lo mismo si se nos cruza en el camino.
Los otros dos muy envalentonados, observaban el cadáver y uno de ellos les dijo:
--- No creo, que ese caporal sea lo suficientemente macho (valiente) como para impedirnos dar el golpe, tenemos que ser cuidadosos y seguir vigilando, ya que el hacendado sólo tiene el apoyo de la hija, y como es soltera la levantamos con nosotros.. jajajajaja...
Y el tercero, agregó:
--- Muchachos, creo que el asalto ya está muy maduro; pues, mañana asaltaremos a la casa - hacienda, sé que sus tesoros los tienen bien guardados, aún así serán nuestros, así que regresemos al escondite, si parece que nadie se dio cuenta del muerto.
Los tres jinetes desconocidos montaron sus caballos, sin haber detectado que a escasos metros estaba Jacinto escuchándoles todos sus planes y que lo es peor, demostraron no ser acuciosos, ya que el muerto lo habían dejado boca abajo y ahora estaba en posición boca arriba, ni tampoco lo movieron a un lado del camino, era lo mínimo que debían hacer para borrar vestigios.
Estas precauciones, sólo los cultivaba la experiencia de Jacinto, que se apartó del muerto y esperó por pura casualidad a una distancia, que por la oscuridad de la noche le favoreció no ser detectado; ahora, él ya sabía los planes de los asaltantes y el origen de la muerte del pastor de la hacienda vecina; quien murió por que ellos no querían testigos.
Jacinto Pérez Maza, se felicitaba asimismo, haber escuchado de primera mano los planes de los asaltantes, quienes muy confiados abrieron sus bocas, que si no lo hacen, bien podrían haber tenido éxito; por que, Jacinto no iba a pernoctar en la casa - hacienda, ya que él, pensaba regresar a Loma Vieja y permanecer vigilante, ante alguna arremetida de los familiares o compinches de los cuatreros que murieron o de los comerciantes ecuatorianos quienes también fueron asesinados.
Jacinto Pérez Maza, estaba tan agotado, que se quedó profundamente dormido; ya en la madrugada, retornaron los jinetes enviados a la hacienda vecina, acompañados de los familiares del muerto que si habían notado su ausencia, lo recogieron y cargaron llevándolo a su casa.
Jacinto Pérez Maza, se cuidó de no difundir a los autores del muerto, ni siquiera a sus jinetes "Macetudo" y "Cabeza Grande", y menos decirles que esos asesinos planeaban asaltar a la casa - hacienda.
Ya, de regreso el machetero "Macetudo", se apeó de su caballo, le dijo:
--- Señor caporal, regresamos a casa y estoy cansado de estar montado, tome mi caballo, por que aún falta un buen trecho para llegar a la casa - hacienda.
Pero, Jacinto, prefería caminar y le contestó:
--- Eres buena gente "Macetudo", pero prefiero caminar, que me permita conocer el camino en noche oscura, monta tu caballo y vamos que ya va amanecer.
Los dos jinetes y Jacinto caminaron en dirección a la casa - hacienda, lo hicieron por un buen trecho que ya amaneció y siendo aproximadamente las 08:00 horas de la mañana, llegaron a la casa - hacienda, fueron recibidos por el hacendado don Miguel Valverde Torres, quien con un semblante de alegría, se dirigió a Jacinto dándole un fuerte abrazo, le dijo:
--- Caporal, me has sorprendido, al recuperar las reses robadas, los cuatreros tenían dos días de ventaja, que yo creía que todo se había perdido y tu lo lograste, ya me narró mi hija Melania, todo lo que sucedió, vamos a tomar desayuno.
Para Jacinto era la primera vez en su vida, que recibía un efusivo abrazo de un hacendado, le parecía que era un sueño, quien al ver a Melania en la puerta de la sala muy sonriente, sólo le contestó:
--- Señor Valverde, sólo hice mi trabajo con el apoyo de los trabajadores y los valerosos tres jinetes macheteros, que de verdad lo son, ya que pelean con coraje, sin ellos no lo hubiésemos logrado, así que el mérito es para ellos.
Desde la cocina, salía una empleada con mates llenos de comida para los jinetes macheteros, el caporal ingresó a la sala a desayunar en compañía del hacendado y de su hija, al sentarse ellos oraron agradeciendo a Dios por la la provisión del sustento; Jacinto juntó las manos y bajó la cabeza siguiendo el rito de la oración, tal vez él nunca rezó antes y compartía una mesa limpia con mantel impecablemente tendido sobre una mesa de madera, platos finos, y cucharas de alpaca.
Era los cambios que lo disfrutaba al haber abandonado el mundo del asalto y la rapiña, si observó minuciosamente los cuatro costados de la espaciosa sala, que tenía como piso tablas largas simétricamente instaladas, que al pasar se escuchaba vacíos hacia el piso; pasó por la mente de Jacinto que seguramente esos vacíos estaban los tesoros escondidos y protegidos de la avaricia de los asaltantes.
Don Miguel, feliz de compartir un opulento desayuno, que consistía de estofado de carne de res con yucas sancochadas, pan de casa recién horneado, tazas llenas de café, jarras con leche caliente, mazapanes y otras delicias, y le dijo:
--- Jacinto, estoy con la curiosidad, dime: ¿Cuál fue tu secreto para ubicar a los cuatreros, que te llevaban mucha ventaja?
Jacinto, sonriendo le contestó:
--- Señor Valverde, usted tiene la respuesta, me asignó ayudantes que son rastreadores; pues, los jinetes macheteros, también siguen los rastros; sólo les infundí ánimo y decisión, a quienes se unieron los 15 pastores de Loma Vieja, tuvimos que caminar día y noche sin descanso y sin comer ni beber que lo hacíamos en las hoyadas hasta que acortamos distancia a los cuatreros y logramos identificarlos en una planicie a tan sólo 8 horas; claro está, había el peligro que los "nuevos dueños" se vayan; pero, no lo hicieron, hubo demoras entre ellos para hacer el "negocio" y nosotros ganábamos terreno nos favorecía la noche, todo lo demás fue pelea y los vencimos, con suerte ninguno de los pastores fueron muertos, si algunos heridos, que los curamos en el mismo campo de la pelea.
Intervino Melania, quien se había bañado y espolvoreado talcos y colonias y bien peinada reluciendo la hermosura de su rostro y con una sonrisa mostrando su blanca dentadura, le dijo:
--- Caporal, tu siempre pecando de humilde, tu coraje y dirección fue el triunfo para la recuperación de las reses; así, lo hice saber a mi padre, reitero mi agradecimiento una vez más y ahora a comer que tengo hambre.
Los tres personajes completamente callados comenzaron a saborear el desayuno que era muy exquisito, cuyo aroma se expandía en el ambiente.
Jacinto, si tenía hambre y al mismo tiempo preocupación que la casa - hacienda iba ser asaltada por tres o más asaltantes, quienes demostraron ser crueles, que sin asco asesinaron a un humilde pastor que los había visto, él trató de comer lo que le permitía su estómago, que efectivamente se prolongó por casi 50 minutos, que al finalizar, don Miguel, dijo:
--- Jacinto, afuera frente al patio, seguro has visto varias puertas, la mayoría son almacenes, pero las dos últimas al empezar desde afuera son dormitorios, uno de ellos será tuyo y el siguiente es mío que lo uso a veces cuando llego tarde para no despertar a mi hija, ve y descansa, yo haré todas las tareas, por que si no descansas puede perjudicar tu salud.
Jacinto, con la preocupación a cuestas no esperaba pestañar, quien obedeciendo a Melania de no narrar a don Miguel, sobre el muerto que encontraron en el camino y teniendo que conversar con ella, el eminente ataque de los bandoleros, le contestó:
--- Mi agradecimiento señor Valverde, pero nunca duermo de día claro, lo haremos por la noche.
Intervino, Melania, que quería saber que pasó con el muerto y dijo:
--- Padre, el caporal es muy trabajador y si dice que no puede dormir de día, aprovecharé para llevarlo al estanque que nos sirve para almacenar agua, y tal vez él, nos guíe el uso del agua para otros fines.
Era la respuesta, que esperaba Jacinto y él fingiendo una sonrisa muy forzada, contestó:
--- Señor Valverde, la señorita Melania tiene razón debo conocer un poco más los alrededores de la casa - hacienda para poder defenderla.
Melania, intuyó algo grave y sintió pánico con la respuesta de Jacinto, que probablemente ese cadáver en el camino traía malas noticias y rápidamente contestó:
--- Padre, quédate con algunos peones dándoles tareas pendientes, que yo me voy con el caporal al otro potrero donde está su caballo, para trasladarlo a la inverna donde está el mejor pasto........
Continuaremos..............
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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