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domingo, 19 de marzo de 2023

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Capítulo DCC III.- Gustavo, aplicando su astucia pudo correr a cuatro asaltantes que huyeron despavoridos; los tres jinetes llegaron al primer potrero, allí descansaron; pero, los asaltantes recapacitaron y decidieron seguirlos de nuevo...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; el fugitivo bandolero Gustavo, se encontró con dos desconocidos, con quienes hizo amistad y le dieron trabajo como caporal; en el trayecto a esas tierras donde viajaban los ahora tres jinetes, un grupo de 4 asaltantes los esperaban en una hoyada profunda para atracarlos y apoderarse de los caudales que transportaban en sus bolsicos los agricultores como producto de una venta de una manada de reses; ellos antes de ingresar a la hoyada, gracias al olfato de Gustavo que detectó algo raro, ya que rastreó el paso reciente de varios caballos, que justamente habían ingresado a la hoyada; por lo que él, planeó una trampa, enviando un caballo aperado cargando una alforja llena de piedras, tres de ellos detuvieron al caballo y un cuarto descargó la alforja, quienes al darse cuenta de la trampa se tumbaron al suelo.... ..sigamos la historia.................


Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. 
Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.

Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

En el mundo de los asaltantes rurales, tal como eran los bandoleros, quienes siendo gente de mal vivir, envueltos en los deseos de la codicia por la riqueza de la gente trabajadora, que gracias a su esfuerzo, sabiduría y dedicación a tiempo completo acumulaban tesoros, como fruto de su trabajo, estos hombres eran los hacendados; pues, los asaltantes los tenían como su objetivo; por lo que muchos de ellos se rodearon de guardaespaldas, siendo estos  los defensores de la integridad física del patrón y de su familia.
A veces la fortuna, llegaba a otros hombres, igualmente dedicados a la agricultura y la ganadería, una actividad muy dura criar vacas; ya que disponiendo de grandes extensiones de terrenos, les favorecía con la crianza de grandes manadas de reses que parte de estos rebaños eran sacados una o dos veces al año, en algunos casos los comerciantes perneadores acudían a los rodeos de la hacienda y se efectuaba la compra y en otros casos los ganaderos arreaban sus reses al pueblo más cercano aprovechando las ferias patronales para ofrecerlas a los perneadores (así se llamaban a los compradores, quienes revisaban a los animales en venta y después ofrecían el monto por toda la manada o parte de ella).
Así fluía  la vida rural, donde asaltantes y víctimas compartían las mismas vicisitudes en los movimientos y la dinámica de la movilización diaria en los acontecimientos de sus integrantes que muchas veces las aventuras de los bandoleros terminaban en completo fracaso con la muerte de todos ellos  o parte de los mismos, y algunas otras veces se salvaban uno o dos integrantes, que el destino les había fijado(reservado) otro sendero dirigido al bien, convirtiéndolos en seres útiles a la comunidad; claro está, que no todos eran los llamados a ser verdaderos artífices del cambio, y esos hombres  persistían en el mal y morían en su ley como seres despreciables.
Volviendo a la historia, Gustavo, tumbado sobre el suelo, ya que él había seguido al caballo, quien al observar el movimiento de los asaltantes, quienes también se habían tumbado al suelo al descubrir la trampa; él, esperó los siguientes movimientos de los asaltantes, quienes se habían quedado inmóviles, por lo que pasó un buen rato, hasta que poco a poco los asaltantes se iban levantando y estando de pie.
Gustavo, identificó que eran 4 hombres, todos ellos hablaban en voz muy baja que no podía escucharlos, estando él a pocos pasos.
Fue, entonces, que el jefe del grupo de los asaltantes, quien decidió retroceder y les ordenó montar los caballos y se dirigieron a la entrada por donde habían ingresado a la hoyada.
Gustavo, viendo los movimientos, se ocultó, y ellos pasar no lo vieron, quien ahora al estar detrás de ellos, gritó:
--- ¡¡¡ Pablo y Liberio, allí van los asaltantes, ataquen !!!
Parece que Pablo y Liberio, adivinaron lo que sucedería, ya que momentos antes ellos sacaron sus chavetas; pero, fueron sorprendidos por la voz de ataque de Gustavo, quienes estando en guardia, se colocaron a los costados del camino al escuchar el tropel de los jinetes que se venían sobre ellos.
Todo indica, que también los asaltantes fueron nuevamente sorprendidos y ahora si alarmados que alguien detrás de ellos ordenaba atacarlos; ellos, picaron con las espuelas las panzas de sus caballos y salieron a toda velocidad de la hoyada, huyendo perdiéndose en el oriente de aquella zona, levantado gran polvareda.
Poco después, Gustavo salió de la hoyada y se encontró con los dos ganaderos, quienes tan sorprendidos, que no atinaban a pronunciarse de: ¿Cómo lo hizo Gustavo?, para correr a 4 facinerosos, él si notó esa incredulidad y les dijo:
--- Ustedes, han sido seguidos por 4 asaltantes, que los estuvieron esperando; pero, fuimos nosotros quienes los sorprendimos y sin derramar una sola gota de sangre los corrimos, ya ellos no regresarán, lo tomarán como una pérdida ya que más cuenta salvar sus vidas; así es el mundo de los bandoleros, muchas veces fracasan, que esta vez tuvieron mucha suerte por que nadie ha muerto.
Pablo Campos, reconociendo la astucia de Gustavo, le contestó:
--- Gustavo, nosotros tuvimos razón en reconocer tus méritos, por eso te contratamos, ya que eres muy inteligente y decididamente un gran luchador.
Gustavo, agradeció los elogios y les respondió:
--- De aquí en adelante vamos avanzar y tendremos mucho cuidado al acercarnos a las hoyadas y quebradas profundas; yo no conozco el camino, díganme: ¿Hay muchas como ésta en el resto del camino?
Pablo, le contestó:
--- Si, hay varias y dos de ellas muy profundas.
Ya no hubo diálogo, los tres cruzaron la hoyada, Pablo lo hizo a pie y al otro lado encontró a su caballo, ya los tres jinetes montados continuaron la trotada, ya al anochecer llegaron al primer potrero, allí se  acercaron a una choza, que si tenía mantenimiento y provisiones, allí pernoctaron, preparando sus alimentos y se acostaron.
Pero, los frustrados 4 asaltantes después de huir por varias leguas, controlaron a sus caballos y se pararon y el que hacía de jefe, les dijo:
--- Muchachos, fuimos sorprendidos por los ganaderos y lo hicieron con astucia, y no me explico: ¿Cómo lo hicieron?, por que nosotros sabiendo que eran dos; pero, se escuchó la voz de un tercero que estuvo a nuestras espaldas, hay algo raro en todo esto y huir era la única salida.
Uno de los compañeros, que no estuvo de acuerdo con la huida, le contestó:
--- Jefe, los ganaderos demostraron ser astutos tal como usted lo mencionó, pero usted decidió retroceder ese fue su error, y perdimos la ocasión del asalto.
Entonces, el jefe tratando de enmendar su error, les dijo:
--- Muchachos, vamos por ellos; pero, esta vez no será en hoyadas, nosotros los seguiremos hasta sus propias casas y estando allí por la noche los asaltaremos.
Los otros tres estuvieron de acuerdo, voltearon a sus acémilas y les siguieron los pasos a sus próximas víctimas.
Pero, parece que estos 4 asaltantes no tenían experiencia en la vida rural, por que ellos no se tomaron el tiempo de rastrear a sus víctimas, ya que si lo hubiesen hecho, detectarían que delante de ellos iban tres jinetes y muy bien protegidos por la astucia de Gustavo.
Pero, Gustavo no se dormía en sus laureles; después que se acostaron los ganaderos, él se levantó a rondar la choza, los caballos desensillados y amarrados con sogas largas comían pasto, él caminó alrededor de la casa, pudo detectar que habían chopes y árboles altos que podrían ocultar a hombres montados, eso era muy peligroso y como era zona cálida estaba infestada de víboras y otras alimañas nocturnas; él no se arriesgó a ir investigar esos árboles, ya que la penumbra de la Luna menguante no aportaba mucha iluminación nocturna.
Gustavo, muy agotado ya que no había dormido la noche anterior, regresó a la sala de la choza; pero, su otro sentido le avisó que por los alrededores había algo que no estaba bien; él con la experiencia de bandolero, se dio cuenta que eran vigilados, se acercó a los cuerpos dormidos de Pablo y Liberio, los despertó y voz baja les dijo:
--- Estamos siendo vigilados, no sé si serán los mismos de la hoyada, lo noté al movimiento de una lechuza que levantó vuelo del árbol grande que está a la entrada.
Los ganaderos, se levantaron alarmados, Gustavo trató de calmarlos y les volvió hablar en voz muy baja.:
--- Vamos a salir de la choza uno por uno, pero no parados sino gateando y nos reuniremos en la parte trasera, allí elaboraremos un plan de defensa, ya que ellos nos creen que estamos dormimos.
Todo era fruto de la premonición(presagio) de Gustavo; ya que él nunca notó ningún movimiento de alguna ave nocturna, salieron los tres, el último arrastró la hoja de la puerta para cerrarla, ellos estando en la parte trasera, Gustavo en voz baja les dijo:
--- Vamos a tender otra trampa, creo que usted Pablo conoce los matorrales que rodean la vivienda, va a gatear hasta el árbol más grande y desde el tronco observará el movimiento de los asaltantes, pueden ser los cuatro, que si nos llevan ventaja, por que ellos son los que nos observan nuestros movimientos....
Continuaremos................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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