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martes, 22 de octubre de 2024

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Capítulo DCCXLVIII.- Los cuatro jinetes al ser descubiertos, se enfrentaron a los caporales y 8 peones de la hacienda, rápidamente fueron vencidos y muertos; los cuerpos fueron enterrados fuera de los límites de la hacienda, sus caballos fueron arreados de regreso, los músicos los encontraron en el camino y uno de ellos fue vecino de Silverio...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; los cuatro bandoleros enviados desde el pueblo, fueron rechazados por los caporales de la Hacienda "La Pampa Encantada", por que tal como se presentaron simulando ser perneadores de ganado, no fueron aceptados, por que la hacienda nunca vende ganado vacuno a extraños y justamente regresaron los 8 peones macheteros y uno de ellos descubrió a Silverio como un bandolero, quien le había robado vacas a su padre y lo señaló que vive en las cercanías del pueblo..... sigamos la historia....................


Aquí en la imagen observamos una casa típica de la  Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú;  Es una construcción de adobe con un techo de tejas rojas y agua, en el techo distinguimos un fantasma que viene a ser " El Rey de las Tinieblas": Satán , seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para entender la narrativa de la obra literaria:  "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA ", esta imagen será nuestro símbolo y logotipo de identificación en la creación, impresión y distribución literaria. 
Con reconocimiento de derechos de autor, con Registro Partida Nº 00393-2010, Asiento 01, de fecha 27 de marzo de 2010 por el INDECOPI


Este es el símbolo de  la Marca Perú , que distingue todos los productos elaborados por peruanos.

Continuando con la historia, Silverio al sentirse descubierto intentó salvarse ante el peligro que se le venía y dio un salto como si fuese un felino hasta donde estaba parado su caballo y logró desenvainar su machete, intento que fue seguido por Agapito y sus dos acompañantes, todo se convirtió en un movimiento de hombres armados.
Erasmo Huamán, que se mantuvo a la expectativa, decidió atacar y se lanzó contra Agapito, logrando atraparlo por la espalda, le agarró el cuello y le puso la punta de su machete en el pecho y gritándole, le dijo:
--- Tu eres el jefe, dime; ¿Cuántos hombres son ustedes y dónde los esperan los demás?
Pero, Agapito no era un novato; pues, acumuló mucha experiencia batiéndose con muchos desafiantes, hizo un movimiento muy rápido de su cuerpo y logró desprenderse del brazo de Erasmo Huamán; quien lo tenía aprisionado, el mismo que estando libre, le lanzó un machetazo contra la cabeza de Erasmo Huamán; pero, fue muy tarde por que Irenio Campos, viendo el peligro que estaba su jefe se lanzó con agilidad y velocidad que alcanzó hacer un puntazo por la espalda del agresor, que le traspasó los pulmones, el infeliz cayó al suelo de bruces.
Erasmo Huamán, estuvo en riesgo de morir, por que el machete pasó a escasos milímetros de su oreja izquierda, quien ya había logrado escapar del feroz ataque.
Los 8 hombres (peones) a órdenes de Irenio Campos, se lanzaron contra los tres restantes, peleándose cuerpo a cuerpo, dieron cuenta matándolos a todos.
Florián, sólo observó asombrado los acontecimientos; él, nunca había peleado contra bandoleros; una vez más el Altillo se convirtió en una carnicería humana, que si fueron escuchados los gritos moribundos de los invasores en la casa hacienda.
Los músicos, que aún dormían plácidamente, fueron despertados, ellos aún con los efectos de la noche de fiesta; pero, felizmente ellos no identificaron lo que realmente pasó por la distancia que estaba el Altillo; era preferible ocultar a estas personas bajo secreto, por que siendo ellos moradores del pueblo, se convertirían en chismosos narrando que la hacienda fue asaltada.
Las puertas de la casa hacienda se abrieron y salieron Juan y el hacendado Luciano Castillo, quienes sin saber que sucedió, si reaccionaron y  tranquilizaron a los músicos y los invitaron a tomar desayuno, buscando la tranquilidad, que cada vez se iba haciendo muy difícil ocultar lo que realmente pasó.
Desde el Altillo; Florián observando a la casa hacienda, se dio cuenta del movimiento, quien dirigiéndose a Erasmo Huamán, le dijo:
--- Erasmo, no malogremos el último día de fiesta, enterremos a estos cadáveres, sin que nadie de la casa se de cuenta, hay que mantener el secreto, como tenemos a los peones, con su ayuda los sacaremos al camino real y los llevaremos fueron de los límites de la hacienda.
De inmediato se puso en marcha el plan, se envió a dos peones al almacén para que lleven las herramientas como barretas y palanas para cavar las sepulturas y todo se hizo en completo silencio, sin que nadie de la casa hacienda se haya enterado; los bravos peones trabajaron duro, que si les demandó cuatro horas cavando los hoyos profundos para la sepultura de los bandoleros muertos.
Mientras tanto en la casa hacienda, después del desayuno, los músicos siguieron tocando hasta las 12 del día y que era su contrato; Juan y otros peones les trajeron los caballos ensillándolos, los músicos recibieron su paga y se pusieron muy contentos al recibir un fajo de billetes..
Mientras tanto en el Altillo, uno de los peones, quien era conocido por ser un excelente jinete, se le encomendó que lleve a los cuatro caballos que pertenecieron a los jinetes muertos, a lejanos lugares; pero, siempre siguiendo el camino real, para que los caballos no pierdan el sentido de orientación y regresen al lugar de donde vinieron.
Erasmo Huamán, había pensado que sólo fueron los cuatro jinetes los que murieron, que devolviéndoles los caballos a sus compañeros, estos ya no regresarían con una nueva intentona de asalto; pues, eran las reglas establecidas entre asaltantes y bandoleros; el peón al llegar al lugar se apeó del caballo que lo condujo y levantó las sogas a los demás caballos, los soltó con sus aperos, arreándolos en dirección del camino real, los animales hambrientos y agotados emprendieron el retorno a casa.
Los músicos al despedirse de don Luciano Castillo, le agradecieron su generosidad y dirigiéndose a Juan le desearon la mejor suerte en su viaje a Quito, ellos partieron de regreso a casa, al pasar por el Altillo, sobre pararon un instante para observar por última vez la casa hacienda y el peón jinete que los acompañaba, sabía perfectamente que en tempranas horas hubo muertos allí; pero, como el pasto estaba alto, se ocultó completamente los residuos de sangre y emprendieron sin más demora el viaje de regreso.
Pero, luego de trotar un buen trecho de aproximadamente unas cuatro horas, encontraron a los cuatro caballos aperados mordisqueando hierbas y sin jinetes, el peón rápidamente se dio cuenta que pertenecían a los jinetes que ya no vivían y que felizmente estaban muy lejos de la hacienda, que los curiosos músicos conversando entre ellos, muy sorprendidos por el raro hallazgo de encontrar caballos sin sus jinetes, y uno de ellos le preguntó al peón:
--- Amigo, dígame: ¿De quién son estos caballos?
El peón, que si estaba preparado para contestar, le respondió:
--- Son de jinetes que están descansando en el monte.
Los músicos quienes estaban apurados por llegar a sus domicilios, le creyeron al peón y siguieron trotando, ellos llegaron al pueblo y cada cual fue a su casa.
Pero, uno de ellos que si conocía a Silverio, ya que eran vecinos y él si pudo identificar que uno de los caballos que encontraron en el camino llevaba aperos y sobre todo las alforjas que pertenecían a su vecino; él no dijo nada a su compañeros, sabiendo que su amigo andaba con malas compañías.
El músico, se apersonó a la casa de Silverio y no lo encontró, sus sospechas se volvieron verdades, y dijo a quien le abrió la puerta, que más o menos a las 18:00 horas del día ya oscureciendo encontraron cuatro caballos y uno de ellos llevaba las alforjas de Silverio, como en su casa sabían que él viajó, le contestaron que había salido.
Y como ya era media noche, el músico, muy agotado se fue a descansar a su casa, quien al llegar con un buen monto de dinero fue bien recibido, cenó y se acostó; en la madrugada sintió que alguien se sentó sobre sus pies, se despertó asustado, observó que toda estaba normal, percibió que su esposa roncaba plácidamente, se volvió a acostar, concilió con el sueño.
Pero, esta vez el músico tuvo una pesadilla, donde Silverio le pedía auxilio y que estaba enterrado en un lugar desconocido y que él, era el único que podía salvarlo, se despertó violetamente, muy nervioso, comprobó que ya eran las 05:30 horas de la madrugada, su esposa se despertó y le narró su pesadilla, ella le contestó que su amigo con toda seguridad estaba muerto y que en la pesadilla se despidió de él, y desde su tumba le pedía que avise a su familia.
El músico más asombrado por las expresiones de su esposa, se vistió y salió de la casa que ya había amanecido y se fue hasta la casa vecina, allí estaba el caballo con aperos, pero nadie lo detectó, él tocó la puerta con fuerza y le abrió la conviviente de Silverio, quien al ver el caballo y no su marido, muy alarmada le preguntó:
--- Vecino, ¿Qué hace usted con el caballo de mi marido?
El músico le volvió a recordar, que cuatro caballos trotaban solos por un lejano lugar y que tuvo una pesadilla, que Silverio estaba enterrado en un lugar desconocido y la prueba era que el caballo regresó sólo.
La mujer, muy alarmada temiendo lo peor, sollozó, ella misma desensilló el caballo, le agradeció al vecino y se halando a la acémila a las afueras del pueblo, al lugar del escondite de la banda de asaltantes, aún era muy temprano, ella al llegar allí encontró los tres caballos que ya habían llegado y aperados, la mujer empezó a llorar muy desconsolada temiendo que los cuatro jinetes murieron..........
Continuaremos...................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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