Hace 100 años, la revolución llevó a Rusia de la era imperialista a la era comunista. De siglos de reinado de los zares al dominio de las estrellas rojas soviéticas.
En San Petersburgo, los extravagantes palacios recuerdan los lujosos estilos de vida de los emperadores rusos, mientras que en Moscú, los rascacielos austeros son recordatorios de la rigidez del régimen socialista.
A pesar de que ha pasado un siglo desde que los rusos se encontraron en el cruce entre estas dos grandes fases de la historia de su nación, muchos todavía están en desacuerdo entre sí sobre qué período -y qué ciudad- tuvo el mayor impacto en la cultura rusa de hoy.
Es la discusión de dónde surgió el patriotismo tan arraigado que sienten los rusos.
Mientras que los residentes de Moscú y San Petersburgo han debatido durante años si los soviéticos o los zares fueron los que que plantaron la semilla del nacionalismo, los habitantes de Veliky Novgorod (conocido simplemente como Novgorod) insisten en que fueron los vikingos.
Ubicado a unos 200 km de San Petersburgo, a orillas del río Volkhov, a primera vista Novgorod parece haberse quedado congelado en la época soviética, sin nada que le dé un toque especial.
La estación de tren es callada, mientras que las calles bordeadas por grises edificios de hormigón se sienten frías.
Es solo dentro del fortificado Kremlin de Novgorod, una de las ciudadelas fortificadas más antiguas de Rusia, donde se respira la importancia histórica de este lugar.
Los habitantes locales dicen que aquí es donde nació Rusia.
El príncipe Rurik
En el siglo IX, Novgorod fue un próspero asentamiento a lo largo de una de las principales rutas comerciales varegas (el término medieval para los vikingos) entre Escandinavia y Grecia.
La ciudad vibraba con los comerciantes intercambiando telas exóticas, metales, vinos y ámbar del Mediterráneo por las lujosas pieles de armiño, sable y marta por las cuales Novgorod era famoso.
Sin embargo, este era un lugar sin ley, y las peleas era comunes entre sus habitantes y otras comunidades cercanas.
En un esfuerzo por establecer orden, los novgorodienses invitaron al entonces poderoso jefe varega y príncipe Rurik a establecer un gobierno justo y equitativo.
Rurik viajó desde Escandinavia para tomar el control de la ciudad en 862.
A la muerte de Rurik, en 879, su pariente Oleg tomó el poder y expandió el imperio, conquistando tierras al norte de lo que luego sería San Petersburgo y hasta el sur de Kiev (a más de 1.000 km de Novgorod).
También unificó las tribus eslavas y finlandesas cercanas para formar el Estado Rus de Kiev.
La prosperidad de Novgorod llegó, y gracias a un amplio grado de autonomía concedida por los líderes de Rus de Kiev, la ciudad era libre de desarrollar sus propios sistemas legislativos.
Sus líderes eran votados y tenían mandatos limitados, lo que dio pie al primer gobierno democráticodentro de la región que ahora llamamos Rusia.
Cultura rusa
Hoy en día quedan las medievales paredes de ladrillo rojo del Kremlin de Novgorod, consideradas patrimonio de la humanidad de la UNESCO; el Museo del Estado Unido de Novgorod, con sus exposiciones y artefactos que detallan la historia de la ciudad; y el Patio de Yaroslav, el antiguo lugar del extenso mercado del siglo XVI.
En el corazón del Kremlin está el Monumento al Milenio de la Estadidad de Rusia en la que una escultura del príncipe Rurik está al centro.
Las estatuas de los notables, incluyendo a Mikhail Romanov y Catalina la Grande, siguen en ese orden cronológico de la historia de Rusia. Pero la figura principal siempre ha sido Rurik.
"En la Rusia contemporánea, Rurik es una especie de figura simbólica rodeada de un círculo mítico", dice Adrian Selin, profesor e investigador del Departamento de Historia en la Escuela Superior de Economía de San Petersburgo.
Con el tiempo, Rurik se ha convertido en una leyenda tan simbólica que la Unión Soviética estaba en contra de que hubiera documentos que lo señalaran como el fundador de Rusia.
El régimen llegó a decir que la idea de que existiera era una invención fantasiosa.
"Las autoridades soviéticas rechazaron que Rurik fuera una persona real, porque la pronunciación de su nombre sonaba a alemán o escandinavo, no eslavo como los rusos modernos se identifican a sí mismos", explicó Selin.
No obstante, los novgorodienses han insistido en que el príncipe Rurik fue real y que él y sus parientes ayudaron a establecer las bases de la cultura rusa.
Al mismo tiempo que afirma ser el lugar de nacimiento de Rusia, Novgorod es también un centro importante de la propagación de la religión ortodoxa rusa.
Vladimir el Grande, gobernante del entonces Rus de Kiev entre 980-1015, tomó la decisión de unir a su pueblo bajo una misma religión después de una serie de conflictos entre cristianos y paganos.
Tras enviar a estudiosos a analizar la religión en todo el mundo, Vladimir escogió el cristianismo ortodoxo.
Hoy la iglesia ortodoxa rusa desempeña un papel prominente en la cultura y la política de Rusia, e incluso sacerdotes ortodoxos bendicen las armas rusas.
No mucho después de que Vladimir el Grande introdujo el cristianismo ortodoxo a la Rus de Kiev, comenzó la construcción de la catedral de Santa Sofía, la sabiduría de Dios, la cual es ahora la iglesia más antigua en el país.
Su construcción de piedra resalta tanto la modestia como la fuerza de la gente de Novgorod.
Mientras tanto, la catedral fue una de las primeras en incorporar las cúpulas bulbosas vistas en algunas de las estructuras más famosas de Rusia, incluyendo la catedral de San Basilio de Moscú la cual fue construida más de 500 años después de la catedral de Santa Sofía.
Si se hace este tipo de contribuciones significativas a la cultura de la nación, ¿por qué se Novgorod tan a menudo eclipsado por Moscú y San Petersburgo en la narrativa histórica de Rusia?
"Novgorod no se convirtió en parte de Rusia hasta que Moscú la conquistó en 1478", explica Nancy Kollmann, profesora de historia en la Universidad de Stanford y autora del libro "El Imperio ruso 1450-1801".
La caída de Novgorod
A mediados del siglo XIII, las fuerzas mongolas (conocidas como los tártaros) invadieron Rus de Kiev y establecieron su dominio sobre el lugar y reemplazaron su sociedad democrática con una feudalista.
Esto causó la desintegración del Estado y el aumento del poder del Gran Ducado de Moscú.
Novgorod -que se convirtió en estado después de la desintegración de Rus de Kiev, comenzó a ser amenazada por la creciente fuerza de Moscú.
El conflicto entre los dos estados medievales llegó a un punto álgido en 1471, cuando el mal organizado ejército de Novgorod se enfrentó por accidente con las fuerzas moscovitas en lo que se llama la batalla de Shelon.
Nóvgorod sufrió tantas pérdidas que sus líderes se rindieron ante el poderoso gobierno moscovita.
Con ello la independencia de Novgorod se perdió y sus líderes electos fueron reemplazados por la nobleza de Moscú.
El escritor ruso del siglo XIX Alexander Herzen opinó que si Novgorod hubiera conquistado Moscú, el Imperio Ruso nunca hubiera existido.
Pero la influencia de Rus de Kiev permaneció.
El Gran Ducado de Moscú continuó refiriéndose a su tierra como Rus, que se convirtió en "Rusia" entre los siglos XIV y XVI.
El nombre se mantuvo cuando Pedro I estableció el Imperio Ruso y cambió la sede del poder de Moscú a la recién fundada San Petersburgo, a principios de 1700.
Y aunque los soviéticos eludieron el nombre de Rusia y optaron por Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1917, se restableció después de la caída de la Unión Soviética en 1991.
Los novgorodienses no han olvidado sus raíces.
Lejos de los muros del Kremlin, algunas pequeñas piezas de orgullo cultural todavía se ven en la vida moderna.
En el Teatro Folclórico Kudesy se bailan danzas tradicionales y se escucha música con raíces de la cultura varega, y el club histórico y etnográfico Rhat ofrece cursos sobre las armas y habilidades bélicas de la época del príncipe Rurik.
No hay duda de que en un país con tal alcance geográfico como lo es Rusia, el origen de la cultura nacional seguirá siendo objeto de debate.
Pero al menos en Novgorod las personas saben de su historia e identidad.
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Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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