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El lejano Oriente ya no queda tan lejos para muchos.
Y eso es gracias al actual presidente chino, Xi Jinping. Desde su llegada al poder, Xi emprendió una política más proactiva a nivel mundial al mismo tiempo que reforzaba su poder a nivel interno.
La revista The Economist lo ha llegado a considerar "el hombre más poderoso del mundo" y muchos ya lo sitúan a la par de históricos líderes como Mao Zedong.
Con la inauguración este miércoles del XIX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), Xi cierra la primera parte de su mandato y, antes de que comience la segunda, BBC Mundo hace un repaso a algunas de las políticas que han marcado sus primeros cinco años de presidencia.
1. Expansión china en América Latina
Ya en su etapa como vicepresidente de China, Xi comenzó a dar pasos para acercarse a Latinoamérica y, desde su llegada al poder a finales de 2012, la región pasó a un primer plano.
"Los cinco años de presidencia de Xi han transformado la relación de China con Latinoamérica. Desde su toma de posesión, Xi priorizó Latinoamérica como nunca antes se había hecho", destaca en declaraciones a BBC Mundo la directora del Programa sobre Latinoamérica y el Mundo del centro de estudios Diálogo Interamericano, Margaret Myers.
Poco después de iniciar su presidencia, Xi realizó una visita a la región, su segundo viaje al exterior y el inicio de una serie de numerosos viajes de líderes latinoamericanos a China.
Estos viajes han estrechado el contacto hasta un nivel nunca visto, situando a China como el primer o segundo mayor socio comercial de numerosos países de América Latina.
Las cifras hablan del florecimiento de las relaciones. Desde 2003 hasta 2016, las empresas chinas han entrado "rápido" en Latinoamérica, con inversiones de más de US$110.000 millones, la mayoría en los últimos cinco años (con un promedio anual de más de US$10.000 millones en cuatro de los últimos cinco), según un informe del Centro de Desarrollo de la OCDE y el Consejo Atlantic.
Y se espera que esa tendencia continúe.
El propio Xi desveló su objetivo en el discurso que ofreció ante los líderes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en 2015: llegar a los US$250.000 millones para el año 2025.
2. China como superpotencia global
La búsqueda de una mayor presencia en Latinoamérica responde a un objetivo mayor de la China de Xi: asentarse como potencia mundial.
"Xi ha sido más ambicioso que sus predecesores en relación a situar a China como líder en el plano global (...). Xi en sí mismo y China están jugando un rol mucho más importante en el mundo que en ningún otro momento en la historia de la República Popular China", analiza Elizabeth Economy, directora de estudios asiáticos en el centro estadounidense Consejo de Relaciones Internacionales.
Xi dio un paso al frente en asuntos como la lucha contra el cambio climático o la defensa de la globalización, que propició el boom económico chino frente a la retirada en estos asuntos del gobierno de Donald Trump.
Además, ha promovido la "reconfiguración del orden global de las relaciones internacionales", destaca Economy, haciendo referencia a algunas de las iniciativas bandera del mandato de Xi: la llamada Nueva Ruta de la Seda, un plan de inversiones en infraestructuras que propone a escala mundial, o el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB, por sus siglas en inglés), con el que algunos observadores creen que Pekín trata de cambiar el paisaje financiero internacional dominado por Washington.
No obstante, la política proactiva de Xi no llevará a que Pekín se sitúe como el líder mundial, según los analistas.
"Hay algunas cosas en las que China quiere ser visto como líder, pero no en todo", apunta Bonnie Glaser, consejera sénior para Asia y directora del Proyecto el Poder Chino del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, en sus siglas en inglés).
La falta de una mayor presencia de Pekín en la lucha contra el autodenominado Estado Islámico o la crisis de los refugiados son algunos de los ejemplos que ofrecen los observadores para respaldar que China está lejos de esa posición.
"El hecho de que Estados Unidos se esté retirando no significa que China automáticamente ocupe su lugar. Hay una tendencia a pensar eso, porque China es un país grande y Xi Jinping alza la voz, pero hay que fijarse en las acciones y no sólo en el discurso", considera Economy.
3. A la búsqueda de la estabilización de la economía
La andadura de Xi ha estado acompañada estos años de una desaceleración de la economía, la acuñada por el gobierno como "nueva normalidad", que ha dejado atrás los tiempos en los que China crecía a doble dígito.
Mantener la estabilidad ha sido el principal objetivo del ejecutivo en manos de Xi, si bien las reformas que su gobierno lleva años prometiendo en asuntos como la sobrecapacidad en algunos sectores económicos o la reforma de las empresas estatales no se llegan a materializar, lo que ha provocado fricciones con sus principales socios comerciales.
La Unión Europea y Estados Unidos siguen reivindicando una mayor apertura a la inversión y al comercio, y se quejan de que sus empresas no reciben el mismo trato en territorio chino comparado con el que ellas proporcionan a las empresas chinas que invierten u operan en sus países.
Esto sucede mientras Xi se sitúa como el adalid de la globalización en la escena internacional.
En el discurso que ofreció este miércoles el presidente para inaugurar el congreso del Partido Comunista, el líder chino volvió a prometer apertura.
"La apertura trae progreso para nosotros mismos, el aislamiento deja a alguien detrás. China no cerrará sus puertas al mundo, será cada vez más abierta", aseguró Xi ante miles de delegados comunistas provenientes de todas partes del país, que en unos días se espera que aprueben la renovación de la cúpula de la formación, y por ende, del gobierno.
4. Xi Jinping como líder central
El mandato de Xi también ha estado marcado por una concentración de poderes en su propia persona y un culto a la personalidad que le ha llevado a ser comparado con históricos líderes del país como el Gran Timonel, Mao Zedong.
El presidente empezó su andadura ya desde una posición fuerte: como secretario general del gobernante PCCh y también presidente de la Comisión Militar Central, un cargo que su predecesor, Hu Jintao, no ocupó de inmediato y desde entonces ha acumulado hasta 12 títulos. Uno de los últimos: "núcleo" del partido.
"Xi ha restablecido y reforzado la base leninista -y maoísta- del partido. Las iniciativas reformistas incorporadas por el gran reformista Deng Xiaoping -como el liderazgo colectivo, el fin del culto a la personalidad, el fin de las campañas ideológicas, la separación entre el partido y el gobierno- han sido desechadas", explica a BBC Mundo Willy Lam, analista político y docente en la Universidad China de Hong Kong,
El presidente hizo de la lucha contra la arraigada corrupción una de sus políticas bandera y, a pesar de que esta campaña puso bajo investigación a miles de miembros del partido, para algunos analistas como Lam se trata de otra "potente herramienta" para acabar con las facciones contrarias a la suya y acumular poder.
Lo cierto es que la llamada batalla contra la corrupción "contra tigres y moscas" -es decir, a todos los niveles- le ha granjeado un gran apoyo popular a Xi Jinping, y se espera que continúe por ese camino.
5. Recortes de libertades
La sociedad civil en la China de Xi ha perdido libertades, según grupos en defensa de los derechos humanos.
La represión llegó a sus peores niveles desde finales de los años 80, en opinión de los activistas, y hay cada vez más grupos amenazados: desde feministas hasta religiosos o abogados.
Desde que estrenó la presidencia, Xi puso en marcha nuevas estrategias para controlar el discurso de los ciudadanos y especialmente internet, donde antes había cierta apertura, destaca en declaraciones a BBC Mundo Sarah Cook, investigadora sobre Asia Oriental de Freedom House.
En la era Xi, ya no sólo se censuran los comentarios en la red, sino también se producen detenciones por esas publicaciones, destaca.
Xi ha conseguido "un éxito en cuanto al control de la información que sus antecesores nunca fueron capaces de conseguir".
En estos cinco años, el presidente aprobó diferentes normas muy criticadas a nivel internacional, como la ley de Ciberseguridad o las normas para regular ONG extranjeras, en aras de "garantizar la seguridad nacional". También ha advertido contra la infiltración de "ideas occidentales".
Esta semana, un día antes de que empezara el importante congreso del Partido Comunista de China donde Xi inaugurará la segunda parte de su mandato, Pekín volvió a incidir en que la democracia occidental no es para ellos.
"Crisis y caos": las duras críticas de China a las "decadentes" democracias occidentales en vísperas del congreso de su Partido Comunista
El adjetivo "democrático" no es necesariamente el primero que viene a la mente a la hora de describir al sistema político chino, donde las tareas de gobierno están exclusivamente reservadas para el Partido Comunista.
Pero en vísperas de la celebración del 19 congreso del partido de gobierno, los medios estatales del gigante asiático han estado destacando las lecciones que la "democracia ilustrada" de China le puede enseñar a las "decadentes" democracias occidentales.
El término fue reivindicado por la agencia Xinhua en un artículo sobre las diferencias entre la "democracia china" de "la crisis y el caos que empantanan a las democracias liberales occidentales".
Y es un ejemplo de la razón que tenía George Orwell cuando sostenía que "los defensores de todo tipo de régimen aseguran que el suyo es una democracia".
"Cooperación multipartidaria"
La Constitución china reserva para el Partido Comunista el derecho de liderar al gobierno y, en la práctica, todas las otras fuerzas políticas del país le están supeditadas.
Pero, según Xinhua, el "sistema de cooperación y consulta multipartidaria" que resulta de ese arreglo constituye un "sistema político completamente nuevo… muy diferente del sistema bipartidista de los países occidentales o los sistemas de partido único practicados en otros".
Aunque, a la hora de las comparaciones, la agencia se centra sobre todo en destacar los problemas del modelo occidental fundamentado en el pluralismo político y el sufragio universal y directo.
"A diferencia de la política competitiva y confrontacional de Occidente, el CPC y los partido no comunistas cooperan entre sí, trabajando juntos para el avance del socialismo y para mejorarlas condiciones de vida de la gente", se lee en el artículo.
"Esta relación mantiene la estabilidad política y armonía social y garantiza la formulación e implementación eficiente de las políticas públicas", agrega.
Occidente, decadente
En el artículo abundan las críticas implícitas a un modelo occidental que "después de varios cientos de años, empieza a mostrar su edad".
Pero el artículo tampoco duda en formularlas con todas sus letras: "El sistema chino conduce a la unidad social en lugar de a las divisiones que son la inevitable consecuencia de la naturaleza antagonista de la democracia Occidental actual", se lee ahí.
Xinhua también denuncia que las eternas críticas, disputas y cambios de políticas -que, según la agencia, son la principal característica de la democracia liberal- han retrasado el progreso social y económico y terminado por ignorar los interese de la mayoría de los ciudadanos.
E incluso la celebración de elecciones periódicas es vista como un problema.
"Tanto en la política parlamentaria como presidencial los partidos obtienen su legitimidad por turnos a través de las urnas, causando frecuentes cambios de régimen y a menudo cambios completos en materia de políticas".
El resultado, al menos desde la óptica china, es que "cualquier progreso logrado a menudo se pierde y reina la ineficiencia".
Y Xinhua también hace notar que "en la medida en que los partidos en occidente cada ve representan más a grupos de interés y estratos sociales, la democracia capitalista se vuelve cada vez más oligárquica en su naturaleza".
"Las grietas se están haciendo notar, como prueban los resultados inesperados o excéntricos de varios plebiscitos recientes", advierte la agencia.
No se menciona nombres, pero en ocasiones anteriores los medios estatales chinos han mencionado la elección de Donald Trump y la decisión británica de abandonar la Unión Europea como ejemplos de los problemas de la democracia occidental, recuerda la agencia Reuters.
"Por un buen rato"
Por lo demás, el evidente objetivo del escrito es la defensa del sistema político chino tanto de las críticas internas como externas.
Como también recuerda Reuters, los activistas chinos que demandan pluralismo político son arrestados regularmente y las críticas al sistema silenciadas rápidamente.
Mientas que las esperanzas de reforma en su momento alentadas por la elección de Xi Jinping poco a poco se han ido diluyendo, pues el mandatario ha presidido una verdadera ofensiva contra la sociedad civil marcada por el arresto de numerosos activistas de derechos humanos y mayor censura de internet.
En contrapartida, el crecimiento económico del gigante asiático, y especialmente sus logros en reducción de pobreza, son a menudo presentados como ejemplo de las bondades de este modelo.
Y aunque no hay una correlación obligatoria el artículo de Xinhua no es la excepción, pues además de celebrar "los logros" del PC tajantemente afirma que "la democracia estilo chino nunca ha estado más saludable y China en lo absoluto necesita importar el fallido sistema de política partidaria de otros países".
Una conclusión que en cierta forma explica por qué nadie espere mayores sorpresas en el congreso, en el que Xi seguramente confirmará su poder y al final del cual, en palabras de Xinhua, el PC continuará llevado al país "por la vía correcta y por mucho tiempo más".
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Fuerzas armadas de "clase mundial" y China en el centro del mundo: 5 claves del discurso de Xi Jinping en la inauguración del congreso del Partido Comunista
Para Xi Jinping, una "nueva era" ha llegado para China y el mundo.
Así lo manifestó el presidente chino en el discurso de inauguración del congreso del Partido Comunista de ese país este miércoles.
"Esta es una nueva coyuntura histórica en el desarrollo de China", afirmó el mandatario en la primera jornada del decisivo cónclave en el que se vaticina que Xi será ratificado en su cargo hasta 2022.
La cumbre, además, revelará a los nuevos integrantes del Comité Permanente del Politburó del partido (la élite política del país) y discutirá sobre qué dirección tomará la potencia asiática en los próximos años.
Más de 2.000 delegados participan de este trascendental congreso que se realiza cada cinco años y concluirá el martes.
Durante su intervención, Xi Jinping no solo se refirió a la actualidad de su país, también habló sobre la trascendencia económica y política que China busca tener en el mundo y cómo espera consolidar su poderío en las siguientes décadas.
Según diferentes analistas, Xi incluso llegó a lanzar un guiño a Trump en su discurso que duró más de tres horas.
Acá están algunas de las claves de la intervención del mandatario chino.
1. Una nueva era
Enumerando los logros recientes de su país, Xi elogió y reivindicó lo que llama "el socialismo con características chinas para una nueva era".
Para el mandatario, el sistema político y económico impulsado desde Pekín propiciaron que el país se convierta en "una gran potencia en el mundo" y con un "papel importante en la historia de humanidad".
Xi hizo énfasis en que el modelo vigente en su país es "floreciente" y que da una "nueva opción" para los países en desarrollo.
Desde que el actual presidente chino llegó al poder, en 2012, China vive un acelerado proceso de modernización y reformas económicas.
Sin embargo, según denuncias de disidentes y defensores de derechos humanos, el país tiene un gobierno más autoritario y controlador, con creciente censura y detenciones de abogados y activistas.
2. Centro del mundo y el guiño a Trump
"Es hora de que tomemos el centro del escenario mundial y hagamos una mayor contribución a la humanidad", manifestó Xi en su discurso.
El mandatario se animó a vaticinar que su país va camino a consolidarse como una "potencia mundial líder" en lo político, económico y militar.
En este último aspecto, Xi indicó que China se apresta a formar unas fuerzas armadas de "clase mundial" que puedan combatir y ganar guerras.
En lo económico señaló que que su país "no cerrará sus puertas al mundo" y prometió reducir las barreras para los inversionistas extranjeros.
En un gesto que es considerado por analistas como un guiño a su homólogo estadounidense, Donald Trump, el líder chino afirmó que "ningún país puede replegarse como si fuera una isla, vivimos en un mundo compartido y enfrentamos un destino compartido".
Las palabras de Xi fueron consideradas una alusión a la retirada de EE.UU. del acuerdo climático de París y su política exterior denominada America First (Estados Unidos primero).
3. Gran país socialista y moderno
El presidente chino reveló un plan de dos etapas para la "modernización socialista" de China hasta mediados de siglo.
Xi afirmó que el objetivo es construir un país "próspero y bello" a través de reformas ambientales y económicas.
En su discurso, el presidente afirmó que en la primera etapa China emprenderá la modernización socialista entre 2020 y 2035.
Xi manifestó que hasta 2050 China se habrá convertido en un gran país "socialista, moderno, próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado, armonioso y hermoso".
Análisis
Carrie Gracie, editor de BBC en China
Xi Jinping es un líder mucho más asertivo que sus predecesores. En un largo y confiado discurso, miró hacia atrás en sus primeros cinco años en el cargo, diciendo que el partido había logrado milagros y que la posición internacional de China había crecido.
Pero lo más sorprendente en su intervención fue la confianza ideológica.
Recientemente, los medios del partido hablaron de crisis y caos en las democracias occidentales en comparación con la fuerza y la unidad en China.
Xi Jinping dijo que no copiaría los sistemas políticos extranjeros y que el Partido Comunista debe oponerse a cualquier cosa que socave su liderazgo de China.
4. Mayor felicidad y bienestar
Respecto a la política interna, Xi describió varios planes para mejorar la calidad de vida de los habitantes de su país.
Indicó que uno de los objetivos será reducir la brecha de ingresos y acceso a servicios entre los pobladores de áreas urbanas y rurales.
"Los chinos vamos a disfrutar de mayor felicidad y bienestar", señaló Xi Jinping.
El mandatario afirmó que la felicidad no puede entenderse sólo como la posesión de bienes materiales y que su gobierno trabajará para mejorar la calidad de vida de las personas en ámbitos como la democracia, el estado de derecho, la justicia, la seguridad y el medio ambiente.
"Debemos considerar como nuestro objetivo a la aspiración de las personas por vivir una vida mejor", afirmó.
Xi hizo énfasis en varias oportunidades que los futuros planes de China harán énfasis en la problemática ambiental y el cambio climático.
5. Corrupción
Entre las próximas medidas a implementarse en China, Xi anunció sus propuestas para aumentar la disciplina en el Partido Comunista.
También destacó las acciones que tomó su gobierno contra la corrupción pública por las que se ha sancionado a más de un millón de funcionarios chinos durante su mandato.
"Estamos decididos a asegurar una victoria arrolladora sobre la mayor amenaza para el partido", dijo Xi en referencia a las irregularidades detectadas entre los militantes de su partido.
Por ello prometió nuevas leyes para combatir ese problema.
A pesar de los múltiples casos de corrupción detectados, Xi aseguró que ello no orillará a su país a "copiar" a los sistemas políticos de occidente.
Anteriormente, el mandatario chino llegó a decir que el partido debe penetrar todos los aspectos de la vida de los chinos.
Este miércoles, ante las más de 2.000 personas que durante estos días decidirán el futuro de la superpotencia asiática, Xi Jinping afianzó la fama de hombre fuerte que forjó en sus primeros cinco años al frente de China.
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Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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