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lunes, 26 de febrero de 2018

ARABIA SAUDITA : ARMAS NUCLEARES.- ENERGÍA NUCLEAR .- RUSIA.- CHINA.- EE.UU. .- IRÁN.- Los 2 reactores nucleares en Arabia Saudita cuya construcción enfrenta a EE.UU., China y Rusia (y cómo podrían contribuir a la inestabilidad en Medio Oriente)

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la agencia de noticias BBC Mundo Noticias, ha elaborado un amplio informe sobre la construcción de dos reactores nucleares, que tiene planeado construir Arabia Saudita, quien es un gigante en la producción de petróleo, alguien se preguntará: ¿Para construcción reactores nucleares?, si Arabia Saudita tiene tanto petróleo, pero hay otros planes, por que Arabia Saudita, se niega aceptar la restricción básica de  realizar el enriquecimiento del uranio, que es esencial para la producción de bombas nucleares. Lo cierto que hay un pugna entre Los Estados Unidos de América,  Rusia y China, para lograr que una de sus empresas sea elegida en la construcción de los reactores.

http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-41524481
https://es.wikipedia.org/wiki/Salm%C3%A1n_bin_Abdulaziz
http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43149490
Mohammed bin SalmanDerechos de autor de la imagenREUTERS
Image captionPara el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, la construcción de este gran proyecto nuclear dotará al país de prestigio internacional.
Los planes de Arabia Saudita de construir dos grandes reactores de energía nuclear en una zona desértica de su territorio hizo que grandes potencias internacionales compitan para que una de sus empresas sea la adjudicataria de este multimillonario contrato.
Estados Unidos es uno de los países que aspiran a convertirse en el principal aliado de las ambiciones nucleares de Arabia Saudita a más corto plazo.
Sin embargo, tiene ante sí un importante obstáculo: la reiterada negativa de Arabia Saudita a aceptar las restricciones más estrictas contra la proliferación de armas nucleares.
Planta nuclear de Barakah, en Emiratos Árabes Unidos.
Image captionEstados Unidos será uno de los países que contribuya con combustible nuclear a los reactores de Barakah, la primera central nuclear de Emiratos Árabes Unidos. (Foto: Corporación de Energía Nuclear de EAU)
Y esto coloca a la administración de Donald Trump, conocida por su férrea postura frente a la actividad nuclear de otras potencias como Irán, en una incómoda situación.
Se espera que Riad anuncie en las próximas semanas los candidatos finales a realizar los trabajos, entre los que también se encuentran aliados de EE.UU. como Corea del Sur o Francia.
Sin embargo, entre aquellas con más posibilidades hay también compañías de China y Rusia, considerados por Washington como algunas de sus principales amenazas.
Putin frente a una central nucelar.Derechos de autor de la imagenAFP
Image captionRusia es uno de los países que compite por conseguir el contrato de construcción de los grandes reactores nucleares sauditas.

¿Contrato millonario o seguridad?

El conocimiento técnico de EE.UU. lo convierte en un óptimo candidato para estas obras con las que Arabia Saudita asegura querer diversificar su dependencia energética del petróleo, del que es el mayor exportador del mundo.
Al mismo tiempo, los analistas coinciden al creer que la monarquía también pretende mostrar una especie de prestigio internacional con estos reactores mientras vigila de cerca el programa nuclear de Irán, uno de sus mayores enemigos en la zona.
Estados Unidos e Israel apoyan a Arabia Saudita en su conflicto con Irán.Derechos de autor de la imagenEPA
Image captionEstados Unidos e Israel apoyan a Arabia Saudita en su conflicto con Irán.
Pero al contrario que Washington, lo cierto es que Arabia Saudita guarda buenas relaciones comerciales con China y Rusia, quienes le ofrecen unas condiciones de cooperación nuclear menos estrictas que EE.UU. como principal baza para ganar este concurso.
Por eso, y para no quedar fuera de juego, Washington podría necesitar flexibilizar las normas de seguridad nuclear que exige en una de las regiones más inestables del mundo.
El trato supondría un buen empujón para resucitar la maltrecha industria nuclear estadounidense, especialmente después de que el año pasado la empresa de energía nuclear Westinghouse se declarara en quiebra.
Pero rebajar sus exigencias por conseguir el contrato podría poner en entredicho el compromiso del que presume la Casa Blanca en su lucha global contra la proliferación nuclear.
Rey Salman bin Abdulaziz de Arabia Saudita y el presidente ruso Vladimir Putin en Moscú.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl rey Salman bin Abdulaziz de Arabia Saudita se reunió el año pasado por primera vez con el presidente ruso, Vladimir Putin, cuya visita se consideró que podría redibujar el esquema de aliados en Medio Oriente.
Algunos expertos cuestionan la idoneidad de la incursión estadounidense en este proyecto, pero también creen que sería más seguro para sus intereses que si participara alguna potencia no aliada de Washington.
"Preferiría tener industria nuclear estadounidense en Arabia Saudita antes que la rusa o china", dijo al diario The Washington Post Robert Einhorn, exasesor del Departamento de Estado para la no proliferación y el control de armas, quien apuesta por una "flexibilidad" por parte del gobierno de Trump.

Acuerdo 123

"Arabia Saudita tendrá que aceptar las restricciones. De lo contrario, el Congreso bloqueará el trato",le dijo a BBC Mundo Simon Henderson, director del programa de política energética y del Golfo del Instituto Washington para Política de Oriente Próximo.
El experto hace referencia a que los legisladores estadounidenses deben aprobar cualquier acuerdo de cooperación nuclear que se establezca con otro país, y en el que se define qué tecnología puede venderse y qué se puede hacer con ella.
Hasta la fecha, Washington firmó más de una veintena de este tipo de pactos conocidos como Acuerdo 123, y que incluye restricciones de diferente nivel según el país del que se trata.
Planta de producción de petróleo de Shaybah en Arabia Saudita.Derechos de autor de la imagenAFP
Image captionArabia Saudita es el mayor exportador de petróleo del mundo gracias a grandes yacimientos como el de Shaybah.
Entre ellos destaca el acordado en 2009 con Emiratos Árabes Unidos (EAU), por el que se le prohíbe el enriquecimiento de uranio y el reprocesamiento del combustible utilizado para producir plutonio, pasos esenciales para crear armas nucleares.
Este pacto, conocido como "estándar dorado" por ser uno de los más estrictos firmados por EE.UU., hace que muchos lo consideren como un modelo a implementar en otros países de la región.
Arabia Saudita, sin embargo, se ha negado históricamente a aceptar estos requisitos.
Insiste en que el objetivo de su programa nuclear es pacífico, y defiende su derecho a enriquecer sus depósitos de uranio siempre y cuando no desvíe la tecnología nuclear para uso militar.

Comparaciones con Irán

Y para defender su posición, Riad recurre al acuerdo firmado por EE.UU. en 2015 con uno de sus principales enemigos: Irán.
"Nuestro objetivo es tener los mismos derechos que otros países", dijo el ministro de Exteriores saudita, Adel al Jubeir, a la cadena estadounidense CNBC el pasado domingo.
Tras la entrada en vigor de dicho acuerdo, y a cambio del progresivo levantamiento de sanciones económicas, Teherán detuvo algunas de sus actividades en el sector nuclear.
Ministro de Exteriores saudita, Adel al JubeirDerechos de autor de la imagenAFP
Image captionEl ministro de Exteriores saudita, Adel al Jubeir, reclamó de Estados Unidos los mismos términos de cooperación nuclear que mantiene con otros países, en clara referencia al acuerdo de 2015 con Irán.
Sin embargo, pudo continuar el enriquecimiento de uranio en el marco de límites estrictos y exhaustivas revisiones de inspectores internacionales.
Este acuerdo nuclear alcanzado en la administración de Barack Obama es considerado por Donald Trump "el peor de la historia".
Según Henderson, "este es el problema de ese acuerdo. Legitimó el programa nuclear de Irán y alienta efectivamente a otros países a conseguir la paridad".
Esa insistencia saudita por mantener su capacidad de enriquecer uranio es señalado por algunos como un motivo de alerta.
"No se sabe si Arabia Saudita podría desarrollar armas nucleares. Incluso con la capacidad de enriquecimiento, no es fácil hacerlo", le dijo a BBC Mundo Karthika Sasikumar, profesora de ciencias políticas en la Universidad Estatal de San José, en EE.UU.
Sin embargo, aunque el país no llegara a fabricarlas, "la mera sospecha de que estaba planeando hacerlo podría desencadenar una carrera armamentista en la región", añadió.
Barack Obama y el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Nayef.Derechos de autor de la imagenAFP
Image captionBarack Obama recibió en 2015 al príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Nayef, y otros líderes del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo para abordar sus preocupaciones sobre la preparación del acuerdo nuclear con Irán.
Pero ¿cómo explicaría Donald Trump la cooperación nuclear con su aliado Arabia Saudita en la construcción de estos reactores a la vez que mantiene una oposición radical al programa iraní que Teherán siempre defendió como "pacífico"?
En opinión de Sasikumar, "el gobierno de EE.UU. trata a los países de manera diferente en función de una estrategia geopolítica más amplia. Está el caso de India, que tiene un Acuerdo 123 mucho menos severo".
"En mi opinión, EE.UU. ha concluido que el riesgo de que Arabia Saudita sea una amenaza para sus intereses es bajo, por lo que opta por seguir adelante y ayudar a las empresas estadounidenses a obtener el contrato", agregó.
Preguntado por las diferencias entre los programas de ambos países que el gobierno de EE.UU. podría argumentar para explicar su postura con los sauditas, el experto del Instituto Washington para Política de Oriente Próximo fue más tajante.
"¡No hay muchas (diferencias)! Algunos argumentarán que Irán es un mal actor, y que Arabia Saudita no lo es", afirmó Henderson.

"Carrera armamentística en la región"

Otro factor importante es la declaración incluida en el "estándar dorado" firmado con EAU, en el que se especifica que el país árabe podría reconsiderar su posición si EE.UU. vende tecnología nuclear a otros países de Medio Oriente bajo normas menos estrictas.
¡No hay muchas! Algunos argumentarán que Irán es un mal actor, y que Arabia Saudita no lo es".
Simon Henderson, del Instituto Washington para Política de Oriente Próximo, sobre las diferencias entre los programas nucleares iraní y saudita.
Foto: The Washington Institute
Por ello, los más críticos consideran que rebajar las exigencias en el trato entre estadounidenses y sauditas sentaría un peligroso precedente y rompería con la política nuclear de Washington de las últimas décadas.
Pero, sobre todo, podría animar a otros países en la región a adquirir tecnología nuclear y desembocar en una crisis.
Según Sasikumar, "los riesgos para la estabilidad regional y global son inmensos".
Algunos defienden que se podría llegar a un acuerdo que, sin el nivel de restricción del acuerdo firmado con EAU, garantizase la seguridad global.
"Deberíamos intentar obtener las mayores restricciones sobre el enriquecimiento y el reprocesamiento, incluida la prohibición durante un período de tiempo significativo, digamos 20 o 25 años", dijo Einhorn.
Sitio militar iraníDerechos de autor de la imagenPA
Image captionIrán accedió a detener algunas de sus actividades nucleares tras el acuerdo alcanzado con EE.UU. en 2015.
Para otros, en cambio, esto retrasaría el problema pero no lo solucionaría.
"Estaríamos diciendo 'más tarde' en lugar de decir 'no' a algo que no deberíamos permitir en absoluto", le dijo a BBC Mundo el director ejecutivo del Centro de Educación sobre Políticas de No Proliferación, Henry Sokolski.
Los dos reactores forman parte de un proyecto más complejo con el que Arabia Saudita pretende construir hasta 16 reactores en los próximos 20 o 25 años.
Su adjudicación final, que se espera ocurra antes de finales de año, dista mucho de ser una simple gran oportunidad comercial.
El desenlace reflejará en parte el estado de las relaciones y tensiones a nivel geopolítico entre las grandes potencias implicadas.
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Qué hay detrás del acercamiento entre Rusia y Arabia Saudita que incluye ventas millonarias de armamento ruso a Riad.

Arabia SauditaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEs la primera vez que el rey de Arabia Saudita visita a Rusia.
Fue una visita histórica y la reunión de los dos principales países exportadores de petróleo del mundo. Pero además los analistas creen que el encuentro entre el rey Salman bin Abdulaziz de Arabia Saudita y el presidente ruso Vladimir Putin en Moscú puede redibujar el esquema de aliados en Medio Oriente.
Por una parte, la dimensión de los acuerdos firmados muestra todo lo que estaba en juego: en cuestiones de energía y petróleo la cifra se acercó a los US$1.000 millones y aún está pendiente cerrar un trato de comercio de armas cercano a los US$3.000 millones.
Sin embargo, aunque comparten intereses en el tema energético, hay un asunto de política exterior en el que a Moscú a Riad los separa un abismo: Siria.
Mientras la presidencia de Vladimir Putin apoya al gobierno de Bashar al Asad, Arabia Saudita ha estado desde el principio en el bando contrario.
"Sin duda, el Kremlin quiere mostrar esta visita como el símbolo de su éxito en la intervención en Siria, en términos de revivir la influencia rusa en Medio Oriente", explica la corresponsal de la BBC en la capital rusa, Sarah Rainsford.
Sin embargo, para otros la visita no es otra cosa que la confirmación de la estrategia que viene desplegando Riad desde hace varios años y que consiste en diversificar sus alianzas económicas y militares.
PutinDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionPara algunos analistas, el objetivo de Moscú con la visita del monarca saudita es mostrar el éxito de la intervención rusa en Siria.
E incluso de cambio social. Hace poco el rey Salman abolió la prohibición de conducir que pesaba sobre las mujeres.
Y según los expertos, eso significa que si tales cambios profundos son posibles la monarquía saudita también podría cambiar la histórica relación con su principal aliado: Estados Unidos.
"Estos acuerdos le permiten a Arabia Saudita depender menos de Estados Unidos, especialmente después de que tras el gobierno de (el anterior presidente) Barack Obama esa influencia se haya reducido bastante en comparación con las seis décadas anteriores y no genere la misma confianza", le dice a BBC Mundo el analista Yuri Barmin, experto del Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia.

"Romper el hielo"

De acuerdo a la agencia estatal de noticias rusa RIA Novosti, Putin aseguró que la visita del rey Salman era un momento clave en la historia reciente del país, a lo que el monarca respondió con la misma efusividad.
"Nuestro ánimo es fortalecer las relaciones entre ambos países en los deseos comunes de paz y seguridad y en el desarrollo de la economía mundial", dijo el rey, de 81 años, quien viajó a Rusia con una comitiva de 1.000 personas.
En los papeles parecía una reunión más, incluso con las anécdotas propias de cualquier cumbre bilateral: el miércoles, cuando Salman bin Abdulaziz descendía del avión que lo traía de Riad hacia la pista del aeropuerto moscovita de Vnukovo, la escalera eléctrica dorada se averió y el monarca tuvo que bajar los escalones uno por uno.
Pero eso no le enfrió la mano para firmar los acuerdos.
Tal vez el más importante fue el sello bilateral a la creación de un fondo común de un millón de dólares para proyectos de energía.
"Tanto Rusia como Arabia Saudita, dos de las potencias en la producción de petróleo, han sufrido mucho con la baja del precio del barril. Y se necesitan mutuamente para estabilizar los precios", señaló Helima Croft, jefe de estrategia del Royal Bank de Canadá, a la cadena estadounidense NBC.
Yemen
Image captionArabia Saudita ha liderado una coalición internacional contra el actual gobierno de Yemen.
Además, la economía rusa ha sufrido bastante con las sanciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea tras la anexión de Crimea en 2014.
"Lo que es cierto es que hace menos de tres años era impensable que Rusia cooperara con la OPEC (la Organización de Países Exportadores de Petróleo) y ahora el país prácticamente copreside la organización", agrega.
Para algunos analistas la visita tiene más simbolismo que efectos concretos y ha servido para romper el hielo entre ambos países.
"Arabia Saudita no tuvo relaciones diplomáticas con Moscú sino hasta la caída de la Unión Soviética en 1991. Y desde entonces, influenciado por su cercanía con EE.UU., lo había mirado siempre con desconfianza", explicó Barmin.
Aunque eso ha cambiado con los años. Como señala el analista, ya en años anteriores se habían firmado acuerdos más grandes en términos comerciales y de alcance político.
"Pero ahora esta visita puede ser la forma en que ellos muestran que 'rompen el hielo' e inician una relación más clara y de más confianza", agregó.

Armas y futuro

Pero uno de los interrogantes que abre la situación es cómo queda EE.UU., quien tiene en Arabia Saudita a su principal aliado en Medio Oriente -situación que se fortaleció de nuevo con la llegada de Donald Trump-, en el nuevo panorama.
Salman.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionCuando Salman bin Abdulaziz descendía del avión que lo traía de Riad hacia la pista del aeropuerto moscovita de Vnukovo, la escalera eléctrica dorada se averió y el monarca tuvo que bajar los escalones uno por uno.
"Lo que debe quedar claro es que este movimiento es parte de la estrategia de cambio de Arabia Saudita, de diversificar su financiamiento y sus alianzas alrededor del mundo", escribió Jane Kinninmontla experta en temas de Medio Oriente y norte de África del think tank británico Chatham House, en un documento que hizo llegar a BBC Mundo.
Y esa ampliación del catálogo le permite además negociar en otros términos. "Eso incluye encontrar socios como Rusia, que evitan hacer preguntas sobre temas incómodos como los derechos humanos dentro del país", agregó la especialista.
"Pero en ningún momento eso significa que va a cambiar de bando. Significa que va a cooperar con Rusia en temas de energía y tal vez en algunos acuerdos de venta de armas. Puede ser que el mensaje conjunto que quieren enviar a EE.UU. es que ellos no son el único actor en la región".
Y es el tema de las armas donde más se han levantado suspicacias. En esta visita no se confirmó la firma de ningún documento final, pero si varios preacuerdos que suman unos US$3.000 millones.
Que incluyen la construcción de una fábrica de producción Kalashnikov en Arabia Saudita y la venta de baterías antimisiles S-400.
Y la preocupación radica en que Rusia esté armando aún más a Arabia Saudita, que lidera el asedio a Yemen desde hace dos años y que ha dejado a 12.000 civiles muertos y millones de desplazados.
Exportador.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionArabia Saudita es el principal país exportador de petróleo del mundo.
"Primero ninguno de esos acuerdos se concretó y son más bien algo así como preacuerdos que deberán ser refirmados en otras reuniones", explicó el experto ruso.
"Pero no es un tema que desde mi punto de vista preocupe. Tal vez el principal objetivo de Arabia Saudita es conocer la tecnología que usan los rusos para armar a los sirios, que finalmente son apoyados por Irán, su principal enemigo", agregó.
Sin embargo, en el principal tema que los separa, la cruenta guerra en Siria, ni Moscú ni Riad dieron pistas sobre lo conversado.
"Lo que me parece es que Arabia Saudita espera que el apoyo ruso a Al Asad obligue a que el gobernante sirio no dependa exclusivamente de Irán, que es su archienemigo. Pero lo que sí queda claro es que los sauditas no van a cambiar la forma de pensar de los rusos frente a esto", concluyó Kinninmont.


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Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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