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jueves, 19 de abril de 2018

BICICLETA : MUJERES .- NATIONAL GEOGRAPHIC .- La bicicleta y la emancipación de las mujeres.........Feminismo, el camino hacia el 8 de marzo..

Hola amigos: A VUELO DE UN QUIND EL BLOG., la Revista National Geographic, nos entrega un reportaje de la batalla del uso de la bicicleta por parte de las mujeres, que duró mucho tiempo como una batalla por la igualdad de género, una entusiasta mujer llamada Amelia Bloomer quien inventó los pantalones, que fue rechazado su invento por que se creía aquel tiempo que la mujer, que  usaba un pantalón llamaba la atención de los hombres; hubo una lucha sin cuartel.
Justamente fue el uso de  la bicicleta, que se inició la emancipación de la mujer, que en principio solo la usaban las aristócratas y gente pudiente, por el alto costo;  pero poco a poco se abarató y las mujeres la usaban con más frecuencia y ya no eran extraño verlas en bicicletas.
National Geographic; dice "Ejemplos como la vuelta al mundo en bicicleta de Annie Londonderry en 1895 cautivaron la imaginación de muchos y demostraron que las mujeres eran capaces de las mismas hazañas que los hombres. Mientras, la publicidad presentó el ciclismo como una actividad respetable. Ahora los médicos recomendaban montar en bicicleta, y los periodistas veían en la ciclista a la "nueva mujer". El género femenino conquistaba un nuevo terreno que antes le había estado vedado..."
También; recordamos los antecedentes para lograr que la mujer sea reconocida, establecido su día el 08 de marzo, recordando la tragedia de la muerte de 146 trabajadoras mujeres y hombres, de los cuales fueron 123 mujeres y 23 hombres, y  71 mujeres quedaron heridas en el incendio de la Fábrica Textil  Triangle Shirtwaist de New York el 25 de marzo del 1911.

http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/bicicleta-y-emancipacion-mujeres_12597
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/feminismo-camino-hacia-8-marzo-dia-mujer_12468

A finales del siglo XIX, las mujeres se convirtieron en las usuarias más entusiastas de las nuevas bicicletas con pedales
La osadía de ponerse pantalones
A mediados del siglo XIX, Amelia Bloomer inventó unos pantalones anchos de inspiración turca que eran prácticamente una falda dividida en dos. Estos bloomers fueron recibidos con el más absoluto rechazo. Algunas mujeres ciclistas (como la de la foto junto a estas líneas) decidieron vestir estos pantalones para poder pedalear cómodamente, pero las críticas, e incluso las agresiones físicas, impidieron que el invento prosperara. Sólo algunas valientes insistieron en seguir llevando bloomers para montar en bicicleta: la mayoría continuaron haciéndolo con vestidos o escondiendo los pantalones bajo la falda, para recogérsela sólo a salvo de miradas indiscretas.
Foto: Bridgeman / Aci
Anuncio de un fabricante de bicicletas belga
El camino de la bicicleta había sido largo. Los primeros modelos, desde 1817, consistían en una mera barra que unía dos ruedas. Alrededor de 1870 se le añadieron pedales, lo que aparte de permitir avanzar montado también aumentaba las posibilidades de salir indemne de la aventura. 
Foto: Akg / álbum

Ciclistas en un parque de París, el bosque de Bolonia. Óleo por Jean Béraud. 1899.
Poco a poco, la imagen de la mujer en bicicleta fue dejando de ser extraña. Cada vez más baratas, las bicicletas se popularizaron. Surgieron multitud de clubes femeninos que ofrecían la oportunidad de viajar en compañía y evitar así el acoso callejero.
Foto: Akg / álbum
Ainhoa Campos Posada
19 de abril de 2018

La bicicleta y la emancipación de las mujeres
"Antes pensaba que lo peor que podía hacer una mujer era fumar, pero he cambiado de idea. Lo peor que he visto en mi vida es una mujer montando en bicicleta". Así se manifestaba el 25 de julio de 1891 la corresponsal del Chicago Tribune en una pequeña columna en la que afirmaba que podría hacerle la vida imposible a su futura nuera si ésta demostraba la más mínima inclinación por el ciclismo; las pioneras de la bicicleta estaban empezando a causar una impresión abrumadora.
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El camino de la bicicleta había sido largo. Los primeros modelos, desde 1817, consistían en una mera barra que unía dos ruedas. Alrededor de 1870 se le añadieron pedales, lo que aparte de permitir avanzar montado también aumentaba las posibilidades de salir indemne de la aventura. Estos "velocípedos", con la rueda delantera más grande que la trasera, fueron sustituidos por bicicletas con ruedas de igual tamaño y cadenas que transmitían la energía del pedal a la rueda trasera. Mucho más seguras, las bicicletas de principios de la Belle Époque empezaron a venderse a precios exorbitantes a aquellos que podían permitírselo.
Los manuales de comportamiento de la época dejaban muy claro que lo último que debía hacer una dama en la calle era llamar la atención
Las mujeres de clase alta fueron atreviéndose a montar en este nuevo invento, que ponía a su alcance la posibilidad de desplazarse con libertad y rapidez en un mundo que las condenaba al enclaustramiento en la vivienda familiar. Estas pioneras atraían todas las miradas, lo que ya de por sí era malo. Los manuales de comportamiento de la época dejaban muy claro que lo último que debía hacer una dama en la calle era llamar la atención de los viandantes. Andar deprisa era un signo de mala educación, lo mismo que hablar alto o mover los brazos lejos del cuerpo.

Rompiendo esquemas

La mujer que montaba en bicicleta rompía las reglas establecidas sobre el comportamiento femenino y se convertía en una persona de dudosa moral. Un gran escándalo acompañó a las primeras ciclistas. A la londinense Emma Eades la recibían a pedradas; a otras muchas las insultaban y agredían. Por si fuera poco, los médicos de la época opinaban que el ciclismo era una actividad perjudicial para el organismo femenino, considerado más débil que el masculino. Montar en bicicleta, creían, podía causar esterilidad y trastornos nerviosos.
Pero estas pioneras no sólo se enfrentaron a los cimentados prejuicios de la época. Tuvieron delante un obstáculo aún mayor: la vestimenta femenina, compuesta por pesados vestidos (la ropa interior pesaba unos seis kilos) y apretados corsés con los que hacer el más mínimo ejercicio sin desmayarse era un prodigio.
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Fotografías
Al rescate de las ciclistas vinieron los bloomers, unos pantalones muy anchos. Pero cuando algunas mujeres se atrevieron a vestirlos, el escándalo fue mayúsculo. Los sacerdotes dedicaron sermones a resaltar lo pecaminoso del asunto; a las profesoras francesas se les prohibió acudir con ellos a la escuela y a la aristócrata Lady Haberton se le impidió entrar, por llevar bloomers, en una cafetería donde pretendía beber algo antes de montar de nuevo en su bicicleta. La batalla por los pantalones estaba perdida, pero mientras tanto se había avanzado un largo trecho en la emancipación femenina.

La popularización de la bicicleta

Poco a poco, la imagen de la mujer en bicicleta fue dejando de ser extraña. Cada vez más baratas, las bicicletas se popularizaron. Surgieron multitud de clubes femeninos que ofrecían la oportunidad de viajar en compañía y evitar así el acoso callejero. Ejemplos como la vuelta al mundo en bicicleta de Annie Londonderry en 1895 cautivaron la imaginación de muchos y demostraron que las mujeres eran capaces de las mismas hazañas que los hombres. Mientras, la publicidad presentó el ciclismo como una actividad respetable. Ahora los médicos recomendaban montar en bicicleta, y los periodistas veían en la ciclista a la "nueva mujer". El género femenino conquistaba un nuevo terreno que antes le había estado vedado.
De hecho, el fenómeno se había vuelto tan popular que, a finales de la Belle Époque, una mujer soltera se quejaba de que ya no se podía ligar sin montar en bicicleta. Por mucho que ensanchara los horizontes de su género, a ella le molestaban sobremanera las incomodidades de este deporte. Nunca ha llovido a gusto de todos.

Feminismo, el camino hacia el 8 de marzo

El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, pero ¿por qué se escogió justamente esta fecha?


Cartel para la obra de teatro "La nueva mujer", de Sidney Grundy

A finales del siglo XIX, los actos que llevaban a cabo las sufragistas –cada vez más numerosos– estaban a punto de empezar a cosechar éxitos. Este cartel refleja el creciente acceso a la información que estaban experimentando las mujeres. 
Foto: Bridgeman / Aci
Guiomar Huguet
8 de marzo de 2018

Desde hace más de 100 años, el 8 de marzo es un día que celebra los derechos conquistados por las mujeres en todos los ámbitos y conmemora la larga historia de luchas y sacrificios para conseguirlos. En la actualidad, durante esta jornada, se organizan marchas y manifestaciones en todo el mundo para denunciar que todavía queda mucho camino por recorrer hasta alcanzar esta deseada igualdad real entre hombres y mujeres. Pues muchos datos confirman precisamente esto, que en muchos países nacer mujer es un lastre social.
Algunas de las proclamas que más se escuchan durante la jornada de protesta son la reclamación de la equiparación laboral y salarial, una presencia igualitaria en puestos políticos y empresariales relevantes, el rechazo a la violencia de género, así como la exigencia de más políticas para detenerla: en definitiva, un empoderamiento completo de las mujeres en el marco de la sociedad actual.

Los motivos por los que se estableció un día para reivindicar el lugar de la mujer en la sociedad parece que están claros. Sin embargo, ¿por qué hacerlo precisamente un 8 de marzo? Si echamos la vista atrás, encontramos más de un antecedente histórico, y no está claro cuál fue el más determinante.

Fechas clave de la lucha feminista

En marzo 1857, en el marco de la Revolución industrial, las trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York salieron a la calle a protestar en masa por las duras condiciones de trabajo. Si bien es cierto que en ese momento las condiciones laborales de todos los trabajadores eran durísimas, la precariedad se cebaba especialmente con la parte femenina del sector, cuyos salarios podían llegar a ser menos de la mitad que los de los hombres solo por el hecho de ser mujeres. Las protestas terminaron con la intervención violenta de la policía contra las manifestantes, pero aquella manifestación sentó un primer precedente gracias a su gran repercusión.

En 1907 tuvo lugar la primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Stuttgart, Alemania, liderada por Clara Zetkin, donde se fundó la Internacional Socialista de Mujeres. Uno de los primeros objetivos que perseguían era el sufragio femenino.
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Para mostrar apoyo a la huelga que las trabajadoras textiles llevaron a cabo en Nueva York en 1908 –una huelga que, junto con la de 1857, pasaría a la historia–, en 1909 una organización de Mujeres Socialistas celebró en EE.UU el primer Día Internacional de la Mujer. Aunque solo tuvo seguimiento en Nueva York y Chicago, se calcula que unas 15.000 mujeres participaron en una marcha que recorrió la ciudad de Nueva York.

En 1910, tuvo lugar el segundo encuentro Internacional Socialista de Mujeres, en Copenhague, Dinamarca. En esta ocasión, se propuso fijar un día simbólico –entorno al 8 de marzo– que sirviera para reivindicar los derechos de todas las mujeres, principalmente el derecho al voto. El siguiente año, se celebró por primera vez el Día Internacional de la Mujer el 19 de marzo en algunos países europeos como Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza.

Los grandes conflictos de una centena de años tan convulsa como el siglo XX ayudaron a afianzar el papel de la mujer, y a lo largo de las siguientes décadas muchas organizaciones de mujeres de otros países se fueron uniendo a las reivindicaciones que se llevaban a cabo durante el mes de marzo. Hasta que en 1975 la ONU reconoció el día de manera oficial.
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Es cierto que no resulta sencillo fijar un solo acontecimiento como el motivo por el que se escogió el 8 de marzo, por ello se ha de entender como una lucha en conjunto, un esfuerzo prolongado en el tiempo. Así, se entiende como cada generación ha ido heredando el deber de luchar por sus derechos y por los de las generaciones venideras.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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