Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., existe cierta controversia, en saber quien fue el primero en descubrir Machu Picchu, mundialmente se le atribuye al norteamericano Hiram Bingham, sin embargo existen pruebas documentadas por el mismo norteamericano que fue un peruano llamado Agustín Lizárraga, quien visitó Machu Picchu en 1902.
Lo cierto, que nadie habla de Lizárraga, y todos le atribuyen al norteamericano Hiram Bingham, documentar el descubrimiento de Machu Picchu, el 24 de julio de 1911.
National Geographic.- narra : "....Creyendo hallarse a las puertas de Vilcabamba, el lunes 24 de julio, que amaneció nublado y con una ligera llovizna, Bingham entró en el recinto y se dio cuenta del sensacional descubrimiento que acababa de hacer. Una ciudad con una arquitectura y una ingeniería espectaculares y totalmente desconocida hasta entonces por el mundo.
En su libro escribió: "De repente me encontré parado frente a las
paredes de una ruina y casas construidas con la mejor calidad del arte
inca. Las paredes fueron difíciles de ver ya que los árboles y el musgo
habían cubierto las piedras por siglos. Pero en la sombra del bambú y
trepando los arbustos estaban las paredes visibles hechas de bloques de
granito blanco cortados con la más alta precisión. Encontré brillantes templos, casas reales, una gran plaza y miles de casas. Parecía estar en un sueño".
También documentó cada una de las fotos que iba tomando con su Kodak
A3, y durante el recorrido por el yacimiento Bingham pudo leer en una de
las paredes del Templo de las tres ventanas una inscripción hecha en carbón vegetal en la que decía "Lizárraga” y un año: 1902. Era la prueba de que mucho antes que él otras personas ya habían visitado el emplazamiento....."
El 6 de junio de 1956 moría en Washington el famoso arqueólogo Hiram Bingham, que pasó a la historia como el descubridor de Machu Picchu. Aunque no todos creen que fuese el primero en llegar a la legendaria ciudadela inca, pues el agricultor peruano Agustín Lizárraga ya dejó constancia de su existencia algunos años antes.
Una juventud prometedora
Nacido en Honolulú (Hawáii) el 19 de
noviembre de 1875, Hiram Bingham fue hijo y nieto de los primeros
misioneros protestantes que llegaron al archipiélago volcánico de
Pacífico. A pesar de muchas dificultades, Bingham consiguió graduarse en
Yale, y más tarde doctorarse en Harvard, donde ejerció como profesor de
historia.
Foto: CC
Bingham y Tiffany & Co
En 1898 cuando su vida cambió
completamente al conocer a Alfreda Mitchell, hija de Alfred Mitchell y
Annie Olivia Tiffany, hija y heredera de Charles Tiffany, fundador de la
famosa joyería Tiffany & Company de Nueva York. El matrimonio con
la joven heredera permitió a Bingham entrar a formar parte de la clase
pudiente norteamericana, además de financiar alguna de sus
expediciones.
Foto: Cordon Press
Primeras experiencias
Entre noviembre de 1906 y mayo de
1907, Bingham partió en su primera expedición. La idea de Bingham, que
para entonces ya había publicado algunos artículos académicos, era
escribir una biografía de Simón Bolívar y seguir la ruta que el
libertador llevó a cabo entre Caracas y Bogotá, pero jamás llegó a
hacerlo.
Foto: Cordon Press
En busca de Vilcabamba
El punto de inflexión en las
exploraciones de Hiram Bingham se produjo en 1910, cuando un amigo suyo,
Edward S. Harkness, leyó el borrador del libro de su último viaje.
Quedó tan impresionado que le sugirió realizar una nueva expedición para
encontrar el último refugio de los Incas, la mítica Vilcabamba.
Foto: CC
El Machu Picchu desde la cámara de Bingham
En su libro escribió: "De repente me
encontré parado frente a las paredes de una ruina y casas construidas
con la mejor calidad del arte inca. Las paredes fueron difíciles de ver
ya que los árboles y el musgo habían cubierto las piedras por siglos."
Foto: Cordon Press
Un descubrimiento sin igual
Creyendo hallarse a las puertas de
Vilcabamba, el lunes 24 de julio, que amaneció nublado y con una ligera
llovizna, Bingham entró en el recinto y se dio cuenta del sensacional
descubrimiento que acababa de hacer.
Foto: Gonzalo Azumendi
Josep Gavaldà
La historia de Hiram Bingham, el descubridor de Machu Picchu
La curiosa historia de Hiram Bingham está llena de incógnitas y contradicciones. Algunos creen que fue el modelo en que se inspiraría el personaje del famoso arqueólogo de ficción Indiana Jones –aunque otros piensan que fue el arqueólogo Sylvanus Morley–, y para otros, simplemente fue un explorador fascinado por la cultura sudamericana
que se llevó el mérito del descubrimiento de Machu Picchu cuando, en
realidad llegó al yacimiento nueve años después que su auténtico
descubridor, el agricultor peruano Agustín Lizárraga.
Nacido en Honolulú (Hawáii) el 19 de noviembre de 1875, Hiram Bingham fue hijo y nieto de los primeros misioneros protestantes que llegaron al archipiélago volcánico de Pacífico.
Una férrea disciplina y una educación encaminada a una vida como
misionero hicieron de la infancia de Bingham una de las épocas más
tristes de su vida; incluso llegó a robar 250 dólares de la cuenta
familiar para poder huir con un amigo. En 1892 sus padres lo
llevaron a la Phillips Academy en Andover, Massachussets, y
posteriormente ingresó en la Universidad de Yale. Los ahorros
familiares sólo le alcanzaron al joven para mantenerse durante un año y
se vio obligado a realizar multitud de trabajos, desde ayudante de
cocina a vendedor de caramelos y libros a domicilio, pasando por maestro
particular de los compañeros de clase más ricos. A pesar de todas la dificultades, finalmente, Bingham logró graduarse en Yale en 1898.
La infancia de Bingham fue tan dura que llegó a sustraer 250 dólares de la cuenta familiar para poder huir con un amigo
De regreso a casa de sus padres, Bingham desempeñó varios oficios, pero nunca logró sentirse realizado. Fue en 1898 cuando su vida cambió completamente al conocer a Alfreda Mitchell, hija de Alfred Mitchell y Annie Olivia Tiffany, hija y heredera de Charles Tiffany, fundador de la famosa joyería Tiffany & Company de Nueva York, de
la cual se enamoró perdidamente. En agosto de 1899 se matriculó en la
Universidad de California en Berkeley y se doctoró en Harvard en 1905
donde trabajó como profesor de Historia.
Una boda de postín
En 1900, Bingham se casó con Alfreda, con la que tuvo siete hijos y de la que acabaría divorciándose en 1937.
Esta unión permitió a Bingham entrar a formar parte de la clase
pudiente norteamericana y permitirse lujos de los que hasta entonces
nunca había podido disfrutar. Por fin, entre noviembre de 1906 y mayo de 1907, Bingham partió en su primera expedición acompañado de Hamilton Rice,
un joven doctor que había ganado cierta fama como explorador por su
viaje desde Guayaquil hasta el Río Napo, en Ecuador. La idea de Bingham,
que para entonces ya había publicado algunos artículos académicos, era
escribir una biografía de Simón Bolívar y seguir la ruta que el libertador llevó a cabo entre Caracas y Bogotá, pero jamás llegó a hacerlo.
Su matrimonio con Alfreda Mitchell en 1900 introdujo a Bingham en la poderosa clase alta estadounidense
En diciembre de 1908, Bingham participó en el Primer Congreso Científico Panamericano celebrado en Santiago de Chile,
y durante el proceso de coordinación de la delegación norteamericana
conoció al presidente Theodore Roosevelt con el que mantendría una gran
amistad hasta su muerte. Al finalizar el congreso, Bingham se trasladó a Lima y desde allí a Cuzco, donde fue recibido con todos los honores por las autoridades peruanas encantadas de que un delegado norteamericano asistente al congreso científico tuviese intención de explorar el país.
Bingham visitó Cuzco y sus alrededores durante un tiempo y partió en 1909 para seguir con su exploración, que
le llevó hasta Abancay, donde reconoció el sitio de Choquequirao por
expreso deseo del prefecto de la región Juan José Nuñez.
En busca de Vilcabamba
Bingham había intentado convencer a las autoridades peruanas de que
él ni era científico ni un experto en cultura incaica, pero de nada le
valieron sus explicaciones y se vio obligado a partir, formando parte de
una gran caravana, hacía las ruinas de Choquequirao. En realidad, Bingham
no era arqueólogo y en los días que pasó en el sitio tomó muchas
fotografías, midió cuidadosamente los monumentos y describió el medio
ambiente del modo más preciso que pudo.
En los muros de Choquequirao pudo leer los nombres y las fechas de
los primeros exploradores que llegaron al lugar escritos con carbón
vegetal. Entre ellos, Bingham anotó cuidadosamente los de Eugene de
Sartiges acompañado de los peruanos José María Tejada y Marcelino León
en 1834; José Benigno Samanez, Juan Rivas Plata y Mariano Cisneros en
1861... El último grupo era el de Bingham, compuesto por el mismo
prefecto Núñez y por el teniente Cáceres. Finalizada la
expedición, Bingham quedó muy decepcionado al no encontrar ningún tesoro
y volvió a Lima desde donde regresó a los Estados Unidos.
El punto de inflexión en las exploraciones de Hiram Bingham se produjo en 1910,
cuando un amigo suyo, Edward S. Harkness, leyó el borrador del libro de
su último viaje. Quedó tan impresionado que le sugirió realizar una nueva expedición para encontrar el último refugio de los Incas, la mítica Vilcabamba. El principal escollo fue la financiación la cual, tras cerrársele muchas puertas, acabaron pagando su esposa Alfreda, National Geographic Society, la Universidad de Yale y la Sociedad Nacional Geográfica de Estados Unidos.
Tras prácticamente un año de preparativos, la expedición partió hacía Cuzco en 1911. Bingham se dedicó a recopilar información acerca de la última capital de los Incas, y
durante una noche de bebida, en la que el subprefecto de Cuzco bebió
más de la cuenta, éste pronunció una palabra clave para el
descubrimiento que el explorador estaba a punto de realizar: "Huayna
Pichu", el nombre de la montaña a cuyos pies se extienden las ruinas de Machu Picchu, el lugar donde Bingham creía que se encontraba Vilcabamba.
El 19 de julio de 1911, la expedición partió hacia el valle del Urubamba y el 23 de julio acamparon en Mandorpampa,
una gran planicie cercana al yacimiento, que Bingham conocía tras haber
oído hablar de ella al rector de la Universidad San Antonio Abad de
Cuzco, Albert A. Giesecke.
En 1911, Bingham partió hacia Cuzco con la intención de organizar una expedición en busca de las ruinas de la mítica Vilcabamba
Bingham entra en Machu Picchu
Creyendo hallarse a las puertas de Vilcabamba, el lunes 24 de julio, que amaneció nublado y con una ligera llovizna, Bingham entró en el recinto y se dio cuenta del sensacional descubrimiento que acababa de hacer. Una ciudad con una arquitectura y una ingeniería espectaculares y totalmente desconocida hasta entonces por el mundo.
En su libro escribió: "De repente me encontré parado frente a las
paredes de una ruina y casas construidas con la mejor calidad del arte
inca. Las paredes fueron difíciles de ver ya que los árboles y el musgo
habían cubierto las piedras por siglos. Pero en la sombra del bambú y
trepando los arbustos estaban las paredes visibles hechas de bloques de
granito blanco cortados con la más alta precisión. Encontré brillantes templos, casas reales, una gran plaza y miles de casas. Parecía estar en un sueño".
También documentó cada una de las fotos que iba tomando con su Kodak
A3, y durante el recorrido por el yacimiento Bingham pudo leer en una de
las paredes del Templo de las tres ventanas una inscripción hecha en carbón vegetal en la que decía "Lizárraga” y un año: 1902. Era la prueba de que mucho antes que él otras personas ya habían visitado el emplazamiento.
En Machu Picchu, Bingham descubrió una inscripción con un nombre, Lizárraga, y una fecha, 1902
Aparte de la controversia generada por el descubrimiento, Bingham
también recibió críticas por sustraer de manera ilegal 46.332 piezas
arqueológicas que fueron llevadas a la Universidad de Yale. Tan sólo 300
fueron devueltas; el resto permanece en grandes museos europeos como el Museo Británico, el Museo del Louvre o en colecciones particulares.
Tras fracasar en su carrera política y divorciado dos veces, Hiram
Bingham, quien en su juventud fue un hombre alto y apuesto, audaz y con
una personalidad seductora, moría el 6 de junio de 1956 a los 81 años. Su cuerpo descansa en el Cementerio Nacional de Alington (Virginia) donde fue enterrado con todos los honores.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
2 comentarios:
Paisaje imponente--majestuoso....cada vez q veo esas ruinas; imagino q soy clari-audiente.
Para poder escuchar a sus habitantes ancestrales...q sucedia como vivian y q poderes para-normales poseian...tu q estas cerca...algo habras de saber....
Impresionante nuestro Machu Picchu... Yo tuve la oportunidad de conocer la hace muchos años atrás... Fue en el viaje de promoción cuando termine la secundaria fue espectacular conocerla todas las escenas que viví esos días quedaron impresas en mi alma... Por eso siempre digo un día volveré porque deseo estar ahí en esa hermosa y maravillosa tierra de nuestros antepasados hermanos los incas.
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