Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., hace un tiempo atrás hubo una noticia alarmante de que el uso excesivo de celulares y por la posición del cuerpo produce el nacimiento de una protuberancia en la parte de atrás del cráneo, algo como un cuerno.
Sin embargo, un estudio reciente vincula la posible
relación entre los malos hábitos posturales como consecuencia del uso
prolongado de móviles y tabletas con la aparición de protuberancias en
el cráneo. Sin embargo, no se trata de un cambio evolutivo de la especie
humana.
National Geographic .- narra : "......... En este caso, debido a su magnitud, los autores del
estudio la han llamado "protuberancia externa alargada", (EEOP por sus
siglas en inglés). Puesto que el número de casos era significativamente
superior al encontrado en otros estudios similares, los científicos
llegaron a la conclusión de que esta anomalía responde generalmente a
pacientes con problemas de postura, y teniendo en cuenta que esta
anomalía aparecía sobre todo en población de entre 18 y 30 años de edad,
encontraron un factor que podría agravarlo: la posturas forzadas debido
al uso de tablets y smartphones, un fenómeno relativamente
reciente (de unos 10 años aproximadamente) asociado con problemas como
desórdenes musculoesqueléticos que pueden desarrollar problemas de
cuello, hombros, además de daños cervicales....."
https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/no-crece-ningun-cuerno-cabeza-por-mirar-telefono-movil_14455
Un estudio reciente vincula la posible relación entre los malos hábitos posturales como consecuencia del uso prolongado de móviles y tabletas con la aparición de protuberancias en el cráneo. Sin embargo, no se trata de un cambio evolutivo de la especie humana.
Protuberancia
En esta radiografía de un hombre de 28 años de
edad puede apreciarse la protuberancia, situada en la parte posterior
del cráneo (flecha amarilla).
Foto: Shahar and Sayers/Scientific Reports
Sergi Alcalde
"Te va a salir un cuerno en la cabeza por mirar el teléfono móvil". Este
alarmista titular ha aparecido en diversos medios de comunicación
causando una alarma generalizada. ¿Qué tiene de verdad? En realidad el
estudio al que hacen referencia estas noticias, fue publicado
recientemente en la revista Journal of Anatomy
y analizaba las radiografías de 218 pacientes de entre 18 y 30 años. En
él se descubrió la elevada presencia (hasta en un 41% de los casos) de
una especie de cuerno en la parte anterior del cráneo denominada inion, o
“protuberancia occipital externa” (EOP por sus siglas en inglés).
En este caso, debido a su magnitud, los autores del
estudio la han llamado "protuberancia externa alargada", (EEOP por sus
siglas en inglés). Puesto que el número de casos era significativamente
superior al encontrado en otros estudios similares, los científicos
llegaron a la conclusión de que esta anomalía responde generalmente a
pacientes con problemas de postura, y teniendo en cuenta que esta
anomalía aparecía sobre todo en población de entre 18 y 30 años de edad,
encontraron un factor que podría agravarlo: la posturas forzadas debido
al uso de tablets y smartphones, un fenómeno relativamente
reciente (de unos 10 años aproximadamente) asociado con problemas como
desórdenes musculoesqueléticos que pueden desarrollar problemas de
cuello, hombros, además de daños cervicales.
Entonces, ¿sale un cuerno de tanto mirar el móvil?
O dicho de manera más técnica, ¿significa que existe una relación
causa-efecto entre el uso de móviles y el crecimiento de esas
protuberancias? "No. Actualmente no disponemos de datos que permitan
realizar esa afirmación con rotundidad", nos explica vía mail Mark Sayers,
experto en biomecánica y deporte en la Universidad Sunshine Coast de
Queensland, y coautor del estudio. Según él mismo, esta afirmación que
ha aparecido últimamente en los medios a raíz de su trabajo, responde a
una "mala interpretación de la investigación sobre el que ha realizado
una corrección". El otro coautor de la investigación, David Shahar, se
muestra más contundente si cabe: "En ningún momento hemos
estudiado el uso de los teléfonos móviles -asegura-. Únicamente hemos
resaltado la sorprendente prevalencia y la magnitud de estas
protuberancias entre la población joven. Todo lo demás es especulación".
No. Actualmente no existen datos que permitan decir con rotundidad que existe una relación causa-efecto entre mirar el móvil y que te aparezca un cuerno en la cabeza, explican los investigadores
"Lo sorprendente del estudio es que ha detectado que el alargamiento
se produce generalmente entre población joven, cuando se pensaba que era
algo que presentaba solo, o en su mayoría la gente mayor ", afirma Patricia Tezanos, investigadora predoctoral del Instituto Cajal de Neurociencia,
quien explica que el uso de móviles se plantea como una posible
explicación, pues "obligan al cuerpo a agachar la cabeza, cargando la
musculatura del cuello y la espalda superior", pero que aclara que la
investigación no ha completado la hipótesis con ningún estudio de
correlación.
Nos adaptamos, no evolucionamos
Por ello no hay nada por lo que alarmarse. No
estamos evolucionando. Solo adaptándonos. Para empezar, el estudio no
sostiene en ningún momento que estas protuberancias sean consecuencia
directa de la evolución ni que se den únicamente entre la gente más
joven. Los autores realizaron una segunda investigación, publicada en Nature,
en la que se analizaba una muestra de 1.200 personas de entre 18 y 86
años, llegando a la conclusión de que un 33% padecían de EEOP. En ella
sostienen que ‘con los cambios evolutivos, como la perfección del
bipedalismo, el equilibrio y la reducción de la necesidad de masticar
con fuerza, se ha ido reduciendo la tensión ejercida en el cráneo por
los tendones musculares y los ligamentos”, lo que ha provocado que los
homínidos más modernos tengan un ‘cráneo más blando’ que sus ancestros.
Los científicos sostienen, pues, que cuando sometemos a nuestro cráneo a
una tensión desmesurada, como la provocada por la repetición de una
postura inadecuada, este ‘reacciona’ creando, entre otras cosas, estas
protuberancias.
Nuestro cuerpo se adapta a los cambios físicos, en este caso como consecuencia de una mala postura, pero eso no significa evolución.
Esto es, nuestro cuerpo se adapta a los cambios físicos, en este caso como consecuencia de una mala postura, pero no se trata de evolución biológica,
un término que, según la RAE, sirve para designar un “proceso de
transformación de las especies a través de cambios producidos en
sucesivas generaciones”.
"No creo que haya que ser alarmistas", sostiene Tezanos, quien
compara esa adaptación con la experimentada en nuestras manos. "Tú le
miras las manos a nuestros abuelos y muy probablemente tengan las
huellas de haber trabajado toda su vida: callos, musculatura agrandada
debido al uso de herramientas... Algunas de ellas duelen y otras no, y
seguramente son manos muy distintas a la que nosotros tendremos de
mayores. Este alargamiento prematuro se puede entender como un 'callo'
de nuestra generación. No sé si nos hacer más propensos a tener
problemas en un futuro, pero no tiene por qué".
¿En qué consta esta protuberancia?
El inion es una especie de "cuerno" que aparece en la parte trasera
del cráneo. Un pico de unos milímetros de tamaño que no es peligroso
para la salud. A él están adheridos el ligamento nucal y el músculo
trapecio, que cuando se someten a una tensión continuada, como
consecuencia, por ejemplo, de una mala postura, acaban ejerciendo
presión sobre esta parte del cráneo, formando este tipo de
protuberancias. Su aparición no es precisamente nueva, pues ya habían
sido documentados en un estudio científico que analizaba los restos de
los habitantes de la antigua Anatolia.
Así pues, no te preocupes, no te saldrá un cuerno en la nuca ni
acabarás deforme. Eso sí, el estudio pone de manifiesto la importancia
de la salud postural, algo que vienen apuntando los médicos y
fisioterapeutas desde hace muchos años.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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