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domingo, 11 de agosto de 2019

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DXVII.- Azael y sus compinches tomaron descanso en un pequeño bosque, pero vienen desde Las Pircas al mismo lugar un grupo de cuatro bandoleros.....

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma y como informamos en el capítulo anterior; el bandolero Azael y sus compinches, regresaban a casa, después de su fracasado viaje que ellos iniciaron hacia Socchabamba con la intención de asaltar  a la adinerada familia Sánchez Calderón y Mulatillo; ellos derrotados regresaban sin las acémilas;  con hambre y sed, pero al amanecer del día siguiente encontraron en el camino; una casa donde habían pelado(matado) un chancho, los dueños ya habían frito las lonjas de la grasa(manteca) y se convirtió en un perol lleno de chicharrones y siendo aproximadamente las 05:00 horas de la madrugada los seis viajeros se disponen a comer esa deliciosa comida sin que nadie lo invite; el hambre los obligaba a robar chicharrones, los dueños(de los chicharrones) aún duermen los últimos minutos de la madrugada.

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.

Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Azael, y los cinco bandoleros, después de ponerse de acuerdo en comer chicharrones de chancho con mote pelado cocinado, sin que nadie los invite; avanzaron contando los pasos y llegaron al corredor donde estaba el perol y estando allí cada uno cogió con una mano lo que más pudo de chicharrones que aún estaban tibios y con la otra mano cogieron el mote de la otra olla y empezó la comilona, lo hacían despacio, aún con el feroz hambre que padecían, por su amplia experiencia para evitar atragantarse y estar tosiendo que los delataría ante los dueños.
Después de unos treinta minutos y con la barriga totalmente llena y comieron con gula; abandonaron el corredor conforme llegaron, retrocediendo, muchos pasos atrás y estando afuera reiniciaron la caminata hacia Matalacas; justo en esos momentos ya estando a salvo, ellos escucharon que alguien de la casa abría la puerta y salió corriendo, seguro tenía urgencia de hacer sus necesidades fisiológicas, y los bandoleros temiendo haber sido descubiertos no tuvieron tiempo de huir, se tumbaron al suelo, quedando tumbados boca abajo.
Y como aún el día no había llegado, el dueño de cada comenzó a defecar justo junto a ellos y no los vio y esos excrementos cayeron sobre el pie izquierdo de Azael, quien sintiéndose afectado, quiso reaccionar, pero no podía hacerlo por que se delataba y perjudicaba a sus compañeros, allí quedó tumbado soportando el pié húmedo con excrementos; el evacuador agarró un manojo de hojas verdes y se limpió el trasero y lo arrojó a un costado y cayó sobre la cabeza de Azael, era la humillación más grande de toda su vida y ahora estaba oliendo  los residuos de excrementos que apestaban con aroma insoportable.
El defecador y dueño de casa, muy feliz de dejar el estómago vacío muy satisfecho y sin darse cuenta que a su costado del "inodoro casero" habían seis temibles bandoleros tumbado sobre el suelo, que tumbados soportaban la hediondez de los excrementos.
Después del aseo el dueño de casa regresó al corredor, y se paró junto al perol para mordisquear un chicharrón y rápidamente se dio cuenta que algo no estaba bien,entonces encendió un mechón y al alumbrar al perol, solo quedaba un poco menos de la mitad y comentó así mismo: 
"Ya no se puede confiar, seguro que vinieron los zorros y se han comido los chicharrones.."
Y fue hasta la olla del mote cocinado y tampoco había comida había desaparecido y volvió a comentar así:
"Creí que eran los zorros, pero ha sido gente la que se tragó los chicharrones, pero: ¿Quién fue?".
El malhumorado dueño de casa, entró al interior a informar a la familia la misteriosa desaparición de los chicharrones; lapso que aprovecharon los bandoleros para huir, casi corriendo, ahora tenían mucha energía, pero la sed les secaba la garganta por  la sal ingerida de los chicharrones.
El problema aparte de Azael, con pie lleno de excrementos, tuvo que asearse con tierra en polvo y aún así seguía impregnado el aroma de los excrementos, maldecía su mala suerte, que fue : "cagado"(orinado) que era lo último que podía soportar, los demás compañeros contenían la risa observando las penurias de su alicaído jefe.
Los viajeros caminaron por espacio de unos 50 minutos y ya amaneció y eran lugares algo conocidos por ellos; pero aún estaban muy lejos de Matalacas, fue en ese momento que Azael recordó un arroyo que nacía desde la misma loma y tenía como característica una gran planta o árbol de higuerón y reuniendo a sus compinches, les dijo:
--- Muchachos tomaremos agua en el arroyo de la Loma Seca(así se llamaba aquel lugar), allí hay una planta inmensa de higuerón ayuden a mirar...
No había terminado de hablar, y Marcelo mirando cuesta abajo, alcanzó a ver la planta de higuerón y dijo:
--- Jefe Azael, mire hacia abajo y siga la mirada hacia la ladera del frente y casi perdiéndose por la cuchilla de ese cerro, se observa una planta de higuerón.
Todos observaron hacia el lugar que lo había descubierto Marcelo, y efectivamente allí estaba el árbol del higuerón, pero había que caminar duro y por espacio de unos 50 minutos o tal vez una hora completa.
Entonces, Azael que ya había recobrado el liderazgo del grupo, les dijo:
--- Muchachos caminaremos lento pero seguro, no tenemos por que correr, como lo hemos hecho otras veces, estamos con el estómago lleno de chancho, cuidado que nos puede patear(en Socchabamba, suele decirse que patea el chancho, cuando se produce una indigestión por el exceso de comida).
Luego de caminar casi una hora, los bandoleros llegaron al arroyo, que ciertamente era un afloramiento desde el corazón de la misma loma; era un líquido dulce y a la vez helado por salir de las entrañas del cerro, a la salida había una pequeña laguna, a la que Azael se arrodilló y tendió el cuerpo sobre el suelo húmedo, quedando tumbado acercó la cabeza al arroyo y  bebió tanta agua hasta saciar su sed, lo mismo hicieron el resto de bandoleros.
Como el lugar era estrecho y de bajada, y la sombra del higuerón no se podía aprovechar; en seguida emprendieron la caminata hacia otro lugar con sombra para descansar y tal vez dormir un poco; por que el día no les era favorable, ya que serían detectados por otros caminantes y  verlos derrotados, era para ellos la peor humillación como bandoleros; con suerte para ellos, que al voltear a la loma siguiente y caminando a nivel de la hoyada seca, y cuesta arriba llegaron a un pequeño bosque, que se había formado debido a años copiosos(abundancia de lluvias) y nacieron grandes árboles resistentes a la sequía y prosperaban sin lluvia por tener raíces muy profundas que se abastecían de la humedad del terreno con agua en el subsuelo...
Los bandoleros, buscaron un lugar y lo encontraron debajo de un frondoso árbol de faique con ramas anchas que ofrecía sombra a su alrededor; era el lugar ideal para el descanso, limpiaron el suelo y se tumbaron de costado, rápidamente conciliaron el sueño, además tenían el estómago lleno en plena digestión.
Sin embargo, nada estaba dicho para estos frustrados bandoleros, por que desde Las Pircas Grandes y en sentido contrario a ellos, venían un grupo de cuatro jinetes, quienes justamente seguían la misma ruta que la habían caminado Azael y sus hombres días atrás; ellos siendo bandoleros no se conocían entre si, estos nuevos jinetes estaban avanzando en dirección a Cuchayo, allí tenían amigos, con quienes iban a planear asaltos en haciendas ecuatorianas y la ruta era por Espíndola.
Estos hombres habían tomado el lecho de la hoyada estaban de bajada hasta más abajo empalmar con el camino real que los llevaría en un día y medio llegar a su destino.
Pero, quien lo iba a creer, se encontrarían con seis bandoleros fallidos, humillados  y derrotados durmiendo a la intemperie por los azares del destino y ellos también divisaron el pequeño bosque que lo necesitaban para un descanso...
Por lo que Gresmildo, quien era el jefe del grupo, le dijo a Fermín quien era su compañero de confianza:
--- Fermín estamos en la Hoyada Seca y es muy estrecha es peligroso, quédate un poco atrás, yo tomaré la ruta para llegar a ese bosque, haz pareja con Baldomero, y Gastulo se quede más atrás para cubrir cualquier ataque de algún forastero que podría estar siguiendo nuestros pasos..
Fermín con las ordenes recibidas dio vuelta a su caballo y esperó a los demás................
Continuaremos......................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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