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domingo, 6 de diciembre de 2020

La Historia del Amor Cruel : Capítulo CDLXXVII.- Zoraida Fuentes Plata; después de la cena que le ofreció al joven Olzagon y cuando lo despedía, sufrió un desmayo y perdió el conocimiento sobre los hombros del joven...........

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Amor Cruel, entre Iarma y Olzagon y como informamos en el capítulo anterior; la empresaria Zoraida Fuentes Plata, invitó a su casa de descanso a cenar al joven Olzagon; allí ella fue la cocinera y preparó pastas a la italiana, después de cenar ellos se bebieron 03 botellas de vino borgoña; ella intentó revivir el apasionado romance que disfrutó con el joven Olzagon, salpicado con una emergencia que ella sufrió y tuvo asistencia médica en el hospital; pero, Olzagon le recordó que ellos habían hecho un compromiso de no continuar por no ser ético, él le dio la alternativa que ella podría mantener un romance con Moisés Brenzitti, ella puso en claro, que nunca lo olvidará por que le despertó la pasión y comprobó que ella era ardiente; al final ellos quedaron como buenos amigos.......

Aquí en la imagen observamos una típica representación de la terrible situación que muchos hogares atraviesan en el transcurso de existencia por que siempre hay la existencia de un tercer elemento (amante tanto para él como para ella) que como una tentación tenebrosa carcomen las consistencias del matrimonio, y más si los esposos viven solamente la apariencia y no la triste realidad de que no son felices. Fuente: Archivos del blog. Obra Literaria reconocida con Derechos de Autor, según Partida Registral No. 00855-2012, Asiento: 01; con fecha: 10 de Agosto de 2012, por : INDECOPI.



Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Después de disfrutar la cena, donde Zoraida Fuentes Plata fue la cocinera y asentar con 03 botellas de vino borgoña, y luego de un amplio diálogo que en adelante solo serán buenos amigos; el joven Olzagon, abrazó cariñosamente a Zoraida y se despidió para ir a descansar a su hotel, ella se ofreció acompañarlo hasta el mismo alojamiento, de lo que el joven Olzagon rehusó en vista de los anteriores antecedentes y lamentables por cierto.
De todas maneras, ella correspondió al efusivo abrazo del joven Olzagon y lo acompañó hasta la puerta de la salida, pero salieron al corredor y cuando se estaban dando el último abrazo, Zoraida repentinamente se desmayó, perdiendo el conocimiento y descansó sobre el cuerpo de Olzagon, quien asustado le preguntó:
--- Zoraida: ¿Qué te sucedió?
Pero, ella no respondía, el joven haciendo un esfuerzo sobre humano retrocedió casi halando el cuerpo vahído de Zoraida, logró entrar a la sala y en peso la llevó hasta un mueble sofá, la acostó boca arriba, le desabotonó la blusa, tocó los senos que estaban que ardían como brasas, él ligeramente volteó el cuerpo y le retiró los broches del sostén, lo aflojó dejando en libertad los senos, igualmente bajó hasta la cintura y le desabotonó la falda, ella seguía desvanecida e inconsciente, y no había nadie más que pueda ayudarlos; por lo que el joven Olzagon, recordó que el Dr. Sócrates Espinosa le dio su tarjeta.
Olzagon, buscó un teléfono en la sala y lo ubicó a un costado sobre una mesita de centro, desde allí llamó pero nadie le contestaba, él insistió por varias veces, hasta que tuvo respuesta y el fue mismo doctor quien preguntó:
--- ¿Quién llama estoy en mi descanso?
El joven Olzagon se alegró por la respuesta, y le contestó:
--- Disculpe doctor que le llame a estas horas, pero no tengo a quien más hacerlo, resulta que la señorita Zoraida se ha desvanecido, y tal vez por efectos de los tragos, hemos bebido 03 botellas de vino, que lo hicimos después de la cena.
El doctor se imaginó una indigestión, pero sin consecuencias, que solamente aflojando la vestimenta, descanse en completa holgura y le contestó:
--- Que, gusto escucharte de nuevo Olzagon; así que la mujer que tienes a tu cargo se enfermó, no te preocupes es solo una leve indigestión por cansancio y alimentada por el licor; tan solo desvístela de su ropa ajustada y vístela con una bata y que descanse de costado, nunca la boca arriba por que va a vomitar y tendrás que ser el enfermero de guardia sentado sobre una silla al costado de la alcoba.
Olzagon, muy aliviado por la respuesta del doctor Sócrates, le contestó:
--- Gracias Doctor, por el diagnóstico telefónico, ya le aflojé su ropa, como no hay nadie más, haré el trabajo de desvestirla, ella es muy grande y pesa demasiado; a propósito se durmió profundamente, no si escucha los ronquidos son tremendamente fuertes y suda en extremo, las gotas le caen por las mejillas....
El doctor Espinosa, sonriendo le interrumpió, así:
--- ¡¡¡ Bravo Olzagon !!! Te estás desperdiciando como un excelente enfermero, no te preocupes, el cuerpo por si solo reacciona y la señorita está en proceso de desintoxicación  alcohólica; todo cuerpo entra en un proceso de descanso y ella vivirá por muchos años, no es necesario ningún medicamento, si llega a despertarse, aunque lo dudo; le das un vaso de agua para que hidrate el organismo, te aseguro que seguirá roncando hasta el amanecer y alguien tendrá que castigar el cuerpo sin dormir acompañándola como guardián.(ese era Olzagon)...
Olzagon, muy tranquilo con las indicaciones del doctor y sus palabras con indirectas irónicas, que tenía que soportar, le contestó:
--- Muchas gracias doctor Espinosa, ya me convertí en el enfermero de cabecera de la señorita Zoraida.
El doctor con el auricular en el otro extremo y muy sonriente, le dijo:
--- Olzagon, celebro tu sentido de precaución al llamarme, fue una decisión atinada, ya que sin tu apoyo Zoraida pudo haber tenido un golpe cerebral  al caer al piso y hasta lesiones en todo el organismo, si ella hubiese estado completamente sola, así que, jovencito le deseo buenas noches y cuide con esmero a su dulce paciente.
Olzagon, muy aliviado con las últimas recomendaciones del doctor Espinosa, fue hasta el dormitorio de Zoraida para buscar la bata, como él ya conocía, llegó y abrió la cómoda pero no encontró nada, fue a un gigantesco ropero, lo abrió y estaba lleno de ropa y buscó un vestido de una sala pieza y largo y si lo encontró y estaba abierto, lo haló y regresó a la sala, encontró que su "paciente" se había acomodado de costado en posición fetal y efectivamente había vomitado gran cantidad de contenido del estómago que apestaba con un olor insoportable, el olor mal oliente bañaba la sala, con un aroma nada apetecible..
El joven Olzagon, hizo de : Tripas corazón... y con una toalla que también había traído, le limpió el rostro y recogió los restos vomitados y comenzó a observar otro sillón sofá para trasladar el cuerpo aún desvanecido de Zoraida.
A mitad de la sala había un juego de muebles acolchados tipo sofá, hasta allí había un largo trecho, para no herniarse, cogió un trapo de tela largo como un cinturón y se lo fajó a la cintura, lo ajustó y se acercó al cuerpo de Zoraida y la levantó tomándola desde la espalda y las piernas, ella pesaba mucho, logró levantarla en el aire y casi arrastrándole los pies la llevó hasta los muebles.
Al llegar allí tendió el desmayado cuerpo, lo desnudó, solamente le dejó la trusa que cubría sus genitales, en seguida la vistió con la bata lo hizo brazo por brazo, aún con todos esos movimientos ella nunca se despertó.
Olzagon, por el tremendo esfuerzo, había sudado a chorros, su cuerpo estaba humedecido por su propio sudor, la camisa a la altura de las axilas estaba mojada, con ese agotamiento logró colocarle la bata o vestido largo, le estiró las piernas y con la ayuda de almohadones le puso el cuerpo de costado, si bien no quedó en posición fetal, pero, no se podrá voltear boca arriba por que los almohadones que le cubrían la espalda se lo impedirían...
Olzagon, verificó la hora en su reloj de pulsera, eran exactamente las 01:25 a.m. del nuevo día; su "paciente" seguía roncando; el "enfermero" comprobó que era un plácido sueño, por que al pasarle la mano por la frente ya no sudaba ni estaba con calentura, fue hasta los senos que estaban libres y aireados, era la consecuencia de los cuidados que estaba dando resultados favorables.
El "enfermero" comenzó a languidecer por el cansancio y sueño, se sentó frente a ella; puso de espaldar un almohadón que le posibilitaban descansar, él no debería dormir; él actuaba como un familiar de custodia, al menos esa era la norma del acompañante.
Pero, el poderoso "Señor Don Sueño", siempre hace romper compromisos, por que cuando Olzagon puso la cabeza junto al almohadón se durmió y comenzó a roncar igual que su "paciente".
Seguramente pasaron 04 horas, por que repentinamente se despertó Zoraida, siendo las 05:35 horas de la madrugada, ya llegaba el nuevo día y al no saber donde se encontraba se puso de pie y recién se dio cuenta que estaba en su sala y como estaba oscuro, ella escuchó los ronquidos de alguien (Olzagon) a su costado y exclamó:
--- Olzagon ¿Qué me pasó?
El joven fue despertado bruscamente, que solo atinó a responder así:
--- Oh Dios mío ¿Qué tiene usted para mi?
Una aparente incongruencia, pero rápidamente reaccionó y se despertó del todo, se puso de pie y le respondió
--- Zoraida, tal vez no lo recuerdes, tuviste un desmayo a la media noche, fue afuera sobre el corredor, era cuando nos despedíamos para ir al hotel, haciendo esfuerzos ingresamos de nuevo, tuvo que arrastrar tu cuerpo sobre mis hombros, te acosté y llamé al médico y me respondió que era una indigestión con agotamiento y tendrías que vomitar y todo eso sucedió, me ordenó desvestirte y que uses bata, en tu dormitorio no encontré ninguna bata y te vestí con ese vestido que luces, descansaste hasta que me quedé dormido; pues, no sirvo para actuar como guardián de pacientes.
Zoraida, muy conmovida por la ayuda invalorable de Olzagon, que tuvo todo el trabajo de cuidarla, cambiarle de ropa; que tal vez ni los parientes más cercanos son tan bondadosos como lo hizo él; ella comenzó a sollozar que no pudo controlar sus emociones, se acercó a él, lo abrazó y puso su cabeza sobre el hombro del joven; los sollozos se intensificaron ya eran lágrimas a raudales, que ella desfogaba al haber guardado sentimientos, que afloraban, cuando alguien tan generoso brinda esa intimidad de apoyo sin ningún compromiso, tal como lo hizo Olzagon.
Zoraida, tan agradecida, se dijo así misma: "Tengo que premiarlo y romperé el compromiso".
Ella limpiándose las lágrimas, le dijo:
--- Olzagon, estoy enamorada, te amo, eres mi consuelo.............
Continuaremos.......................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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