Un estudio sobre algunos de los restos humanos localizados en la Sima de los Huesos, en Atapuerca, firmado entre otros por el prestigioso paleontólogo Juan Luis Arsuaga, sugiere que estos homínidos podían haber hibernado para soportar los rigores del invierno del mismo modo en que lo hacen actualmente numerosas especies de mamíferos en todo el planeta.
Osos, murciélagos, erizos europeos... Existen en nuestro planeta numerosas especies de mamíferos que hibernan. Pero ¿pudo el ser humano haberlo hecho también en algún momento del pasado? Pues según algunos expertos, parece que sí. La evidencia que muestran los huesos localizados en Atapuerca, en la sierra de la Demanda (Burgos), uno de los yacimientos fósiles más importantes del mundo, sugiere que los homínidos que nos precedieron pudieron haberse enfrentado al frío extremo hace cientos de miles de años "durmiendo" durante los desapacibles inviernos. Y ¿cómo se ha llegado a tan sorprendente conclusión? Al parecer, según los autores de un interesante estudio que se ha publicado en la revista L'Anthropologie, el paleontólogo Juan-Luis Arsuaga, que dirigió el equipo que excavó por primera vez en Atapuerca, y Antonis Bartsiokas, de la Universidad Demócrito de Tracia, en Grecia, las lesiones y otros signos de daño físico en los huesos fosilizados de los primeros humanos descubiertos en el yacimiento burgalés son los mismos que presentan los huesos de los animales que hibernan. Esto podría sugerir que nuestros predecesores se enfrentaron a los duros inviernos ralentizando su metabolismo y durmiendo durante meses.
LOS HUESOS DE LA SIMA HABLAN
Estas conclusiones se basan en el estudio de los restos humanos hallados en la Sima de los Huesos de Atapuerca, un lugar donde durante las últimas tres décadas se han descubierto, en el fondo de un vertiginoso pozo de más de 15 metros de profundidad, los restos fosilizados de varias docenas de humanos pertenecientes a la especie Homo heilderbergensis. La cueva fue usada como una fosa común hace más de 400.000 años, y los paleontólogos han encontrado allí miles de dientes y fragmentos de hueso que al parecer fueron arrojados deliberadamente.
Un grupo de paleontólogos y estudiantes excava en la Sima de los Huesos, en Atapuerca.
Cráneo de Homo heidelbergensis descubierto en la Sima de los Huesos, en el yacimiento de Atapuerca.
La Sima de los Huesos es uno de los tesoros paleontológicos más importantes del planeta y ha proporcionado información vital sobre la evolución humana en Europa. Pero ahora los autores de este estudio han dado una vuelta de tuerca inesperada a esta fascinante historia. Arsuaga y Bartsiokas postulan que las variaciones óseas estacionales de los fósiles encontrados en la Sima sugieren que estos primeros humanos se encontraron "en estados metabólicos que les ayudaron a sobrevivir durante largos períodos de tiempo en condiciones gélidas con suministros limitados de alimentos y suficientes reservas de grasa corporal". En otras palabras: hibernaron. Y este hecho quedó registrado como interrupciones en el desarrollo óseo.
Los autores postulan que las variaciones óseas estacionales de los fósiles encontrados sugieren que los primeros humanos se encontraron en estados metabólicos que les ayudaron a sobrevivir durante largos períodos gélidos.
Arsuaga y Bartsiokas admiten que esta idea "puede sonar a ciencia ficción", pero señalan que muchos mamíferos, incluidos algunos primates como los gálagos y los lémures, lo hacen. "Esto sugiere que la base genética y la fisiología de tal hipometabolismo podrían conservarse en muchas especies de mamíferos, incluidos los humanos", según ellos. De hecho, el patrón de lesiones que se encuentra en los huesos humanos estudiados de la Sima (raquitismo renal, hiperparatiroidismo secundario y osteofistrofia renal asociada con la enfermedad renal crónica, trastorno mineral y óseo) es consistente con las lesiones que presentan los huesos de mamíferos que hibernan, incluidos los osos de las cavernas. "Una estrategia de hibernación hubiera sido la única solución para que sobrevivieran al tener que pasar meses en una cueva debido a las gélidas condiciones atmosféricas en el exterior", afirman los autores.
PROS Y CONTRAS
Otro hecho que destacan Arsuaga y Bartsiokas es que en el interior de la Sima de los Huesos también se localizaron los restos de un oso de las cavernas en estado de hibernación (Ursus deningeri), lo que hace aún más plausible la hipótesis de que los humanos de Atapuerca hicieron lo mismo "para sobrevivir a las gélidas condiciones y la escasez de alimentos, del mismo modo que estos animales". Los autores examinan asimismo varios argumentos que podrían estar en contra de su teoría. Por ejemplo, los modernos pueblos inuit y sami, aunque viven en condiciones igualmente duras y frías, no hibernan. Entonces ¿por qué los homínidos de la Sima de los Huesos sí deberían haberlo hecho? Según ellos, la respuesta está en el pescado graso y la grasa de reno que consumen a través de la caza y la pesca estos pueblos del Ártico, que les proporciona un alimento lo suficientemente energético para pasar el invierno, con lo que evitarían la necesidad de hibernar. Por el contrario, hace medio millón de años la sierra de la Demanda no habría proporcionado suficiente comida a los homínidos que allí habitaban. "La aridificación de Iberia entonces no podría haber proporcionado suficiente alimento rico en grasas para los pobladores de Atapuerca durante el duro invierno, lo que los hizo recurrir a la hibernación en cuevas", concluyen los autores.
Panorámica de la sierra de la Demanda, en Burgos, en las cercanías de Atapuerca.
En el interior de la Sima de los Huesos también se localizaron los restos de un oso de las cavernas en hibernación, lo que hace que sea aún más plausible su teoría.
Pero no todos los científicos comparten, de momento, estas conclusiones. Según el antropólogo forense Patrick Randolph-Quinney, de la Universidad de Northumbria en Newcastle, este "es un argumento muy interesante y ciertamente estimulará el debate científico. Sin embargo, existen otras explicaciones para las variaciones observadas en los huesos que se encuentran en la Sima de los Huesos y deben abordarse por completo antes de que podamos llegar a conclusiones realistas. Eso no se ha hecho todavía, creo". P
or su parte, Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres, ha señalado que los grandes mamíferos, como los osos, en realidad no hibernan, porque sus grandes cuerpos no pueden bajar la temperatura central lo suficiente como para poder hacerlo. En cambio, entran en un sueño menos profundo conocido como letargo o torpor. En tal condición, las demandas de energía de los cerebros de tamaño humano de los Homo heidelbergensishallados en la Sima de los Huesos habrían creado, por su tamaño, un problema de supervivencia adicional para ellos durante el letargo. Pero Stringer no cierra la puerta a este planteamiento: "La idea es fascinante y podría probarse examinando los genomas de los homínidos hallados en la Sima, así como restos de neandertales y denisovanos en busca de signos de cambios genéticos relacionados con la fisiología del letargo".
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