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domingo, 23 de octubre de 2022

ORÍGENES DEL SEÑOR DE SIPÁN: Capítulo CXXXI.- Siekik, después del conteo, él comprobó que murieron 16 guerreros defensores y hubo 30 heridos; los invasores murieron todos que sumó unos 300 cadáveres, al culminar el entierro y comer, Siekik fue a los terrenos de Zankoc..

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con el relato de los: Orígenes del Señor de Sipán; el joven líder Siekik, en compañía de su lugarteniente Chamokik y un contingente de unos 150 guerreros defensores, hicieron frente a una poderosa tribu invasora que venían desde el Sur; ellos pretendieron adueñarse por la fuerza de la producción agrícola muy próspera de los terrenos de Siekik...  ..sigamos el relato...  


Aquí en la imagen observamos una recreación de lo que fue:  El Señor Chonkik,  detrás de él, está su hijo Siekik, y al fondo su esposa Mokumac; y naturalmente  un perro sin pelo, que se convirtió en compañero de los antiguos habitantes de la costa norte; ellos son los personajes que darán el nacimiento al relato en ficción de la Historia: 
Orígenes del Señor de Sipán; que se sustenta con la presencia de Chonkik I.
Derechos de Autor : Resolución Nro. 1328- 2020/DDA-INDECOPI y del Certificado de Partida Registral N° 1134-2020/DDA- INDECOPI, de fecha 16 de diciembre de 2020
Imagen: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.

En los inicios de los primeros siglos de nuestra era, todo lo que ahora conocemos como los valles de Chancay, Motupe, Lambayeque, La Leche, Olmos y otros, recién estaban siendo poblados con pequeños asentamientos humanos, por tribus que luchaban contra los elementos de la naturaleza; ellos eran azotados por lluvias copiosas que inundaban todo lo que hoy conocemos como la Corriente del Niño, este fenómeno era como un cataclismo, por que las inundaciones destruían la incipiente infraestructura agrícola, arrasando con los cultivos; posteriormente  llegaba el periodo de una prolongada sequía de 5 a 7 años.
Los asentamientos humanos, no eran estables, se movían en distintas direcciones buscando comida; por lo que los terrenos cultivados  de Siekik, despertaba codicia a las tribus vecinas, que no tenían producción por que no sabían cultivar la tierra.
Siekik, construyó canales de irrigación que le permitía cultivar sus terrenos, aún en tiempos de sequía, algo que no hacían sus vecinos.
La furia de los elementos, era cruel, que muchos residentes en precarias condiciones de vida, quienes al perder todo, se convertían en tribus errantes, que merodeaban a las tribus que se volvían sedentarias como era el caso de Siekik, que prosperaba la  agricultura, todo se hizo con mucho esfuerzo, lucha permanente contra los elementos y las invasiones de las tribus errantes.
El señorío en nacimiento del Señor de Sipán, tal como lo conocemos ahora; nació gracias a la visión de una familia, cuya cabeza era el señor Chonkik, su esposa Mokumac y su hijo Siekik, a ellos se unió la familia de Renkik, luego fueron sometidos los Monkik, siguieron los Zankoc, continuaron con los Chamasachok; con todos ellos se convirtieron en los primeros habitantes organizados; nuestro relato aún está en los inicios, todo estaba construyéndose, gracias a la capacidad luchadora del joven Siekik, que con visión hacia el futuro y se ha rodeado de ayudantes leales, con quienes está luchando para formar el Señorío, que desde el principio no era una tarea fácil.
Siekik, todo lo está construyendo desde los cimientos; la lucha emprendedora no es solamente contra los elementos de la naturaleza, sin contra la codicia de las tribus vecinas que quieren apropiarse del progreso de los terrenos que él controlaba y cultivaba.
Volviendo al relato, Siekik y Chamokik, ellos se tomaron un descanso después de vencer a la tribu invasora del Sur, se inició un diálogo entre ellos, fue Chamokik, quien le dijo:
--- Oh Gran Líder, hubo un momento en plena pelea, que el jefe de los invasores, nos pidió una tregua, reconociendo su derrota, yo si le avisé a usted y como no me contestó, seguimos en la lucha, que esta vez fue cruenta, ellos (invasores) mostraron que eran grandes guerreros, pero nosotros adivinamos su ataque, que ya lo estábamos esperando, que tuvimos que hacer mucha pelea para vencerlos.
Siekik, escuchó tantos gritos de los invasores, que no logró distinguir ese llamado del jefe invasor, que sin proponérselo él, peleó con un combatiente que opuso valiente defensa y lucharon por un tiempo de igual a igual; era una lucha encarnizada cuerpo a cuerpo, con alguien totalmente diferente en ataque y defensa; que Siekik, tuvo que aplicar toda su experiencia para vencerlo y le contestó:
--- Chamokik, no te escuché por que estaba en plena pelea, que nada detenía el ataque; pero, si noté, que me tocó pelear contra el jefe por su valiente defensa, lo vencí gracias a la larga experiencia, por que terminé totalmente agotado, era una pelea que uno de los dos debía ganar, no había otra opción y yo tuve la suerte de triunfar.
Chamokik, estaba preocupado por los defensores y le dijo:
--- Oh Gran Líder, esperamos que el dios de los rayos dorados (El Sol) salga, para enterrar a los muertos; ahora nuestros guerreros defensores, están completamente agotados y aún no sabemos cuantos de ellos murieron en la pelea, si todos demostraron valentía y se enfrentaron con coraje y decisión ante unos combatientes, fornidos y combativos.
Siekik, al escuchar muertos, era lo que no gustaba oír, él sufría cuando sus guerreros morían en combate, pero así eran los efectos de la guerra: morir o vivir en el campo de la batalla.
Entonces, repentinamente apareció la diosa de los rayos de plata (La Luna), su iluminación era menguante, por lo débil que alumbraba; aún así si era una ayuda para aclarar un poco la oscura noche.
Ya todos los guerreros sobrevivientes se repusieron del cansancio, por lo que Siekik, ordenó chequear a los guerreros vivos y los que murieron en combate; los curanderos seguían atendiendo a los heridos, y lo que nadie quería observar, era contar a los que murieron, eran los momentos más dramáticos y dolorosos.


Aquí en la imagen observamos una recreación de lo que fue el joven Siekik, hijo único del líder Chonkik I., se aprecia claramente que el joven tenía el porte, la talla y la pasta para ser el sucesor de lo que estaba construyendo su padre: El Nacimiento de un gran señorío. 
Imagen: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.

Por lo que aprovechando la escasa luz lunar, se hizo el conteo y se comprobó que muchos defensores fueron heridos y según los curanderos no eran graves; pero, si se comentaba con profundo dolor que murieron 16 defensores y los heridos fueron 30 hombres, por lo que ellos fueron evacuados a la loma, que era un lugar limpio y seco, para aplicarles el tratamiento de las hierbas que eran unos ungüentos de hojas molidas como pomadas y cremas.
En el trajín desaparecieron los frágiles rayos de la diosa (La Luna) y llegó el amanecer, y recién se hizo el conteo en el bando enemigo, los muertos sureños sumaban algo más de 300, fue una masacre, por que estaban amontonados; por lo que era mucho trabajo, enterrar a tanto intruso.
Siekik, comenzó a mover a los muertos, para identificar al que probablemente fue el jefe, si lo encontró que su cuerpo había sido cubierto con cuerpos de sus combatientes encima; lo distinguió por que cuando lucharon llevaba una muñequera que brillaba aún en la noche oscura cuando peleaba como un haz de luz; él fue un hombre fornido y con mucha cicatrices en los brazos, en pecho y las piernas, eran las muestras de las heridas por sus constantes luchas que protagonizó.
En seguida, Siekik ordenó cargar a los defensores muertos para enterrarlos en los terrenos de Tankik, y contra toda costumbre abandonó a los cadáveres de los invasores, que no serán enterrados, ya los animales depredadores y los carroñeros se encargarán de ellos.
Las primeras horas de la mañana avanzaban, ellos decidieron regresar con el ánimo victorioso, rápidamente llegaron a los terrenos de Tankik, ya encontraron que las mujeres preparaban la comida, se dispuso que sea para todos los guerreros que llegaron junto con Siekik.
Después de la comida, Siekik ordenó que sean sepultados en el panteón los guerreros que murieron en la lucha contra la tribu invasora sureña; si hubo una novedad, los cadáveres fueron envueltos en mantas y con su arma que pelearon, la porra.
Siekik, trató de ocultar su rostro muy compungido, que le brotaron unas lágrimas, algo inaudito, por que él tenía un carácter muy fuerte y no se inmutaba ante sentimientos de dolor; parece que tuvo fuertes emociones, por la pena que le afligía la muerte de sus guerreros que a muchos de ellos los conocía y tenía razón con  esos sentimientos encontrados.
Siekik, le costó muy esfuerzo rodearse de guerreros defensores, dada la dispersión de muchas tribus con dialectos diferentes, y admiraba el trabajo de Renkik que desplegaba en su entrenamiento; perder un sólo guerrero guerrero era doloroso como si fuese parte de la familia.
Era, él, el que más sufría por la muerte de sus guerreros en combate; después de las dolorosas ceremonias para el entierro de los guerreros; el líder ordenó a Chamokik, que los guerreros que no fueron heridos carguen productos comestibles para llevarlos al dominio de la vivienda y él eligió a 50 guerreros y con ellos decidió ir a los terrenos de Zankoc.
Siendo, aproximadamente las 17:00 horas del día; Siekik y sus guerreros llegaron a los terrenos que fueron de Zankoc, ellos estaban por la entrada del bosque, allí encontraron a un grupo de vigilantes, algunos de ellos ya los conocía y les preguntó por novedades, ellos le informaron que hubo un intento de invasión por el Este, que era la frontera con el Cruce de los Caminos, muy frecuentado por tribus invasoras, que ya conocía Siekik, incluso peleó en ese sector.
Siekik y sus guerreros cruzaron los terrenos, que los apreciaba muy bien cultivados, ya salían a sus casas los agricultores, coincidiendo con la hora de la última comida.
Ellos avanzaron y se mezclaron con los agricultores, al llegar al patio del Asentamiento, se encontró con Kamokac, quien era el responsable del Asentamiento, fue un encuentro cordial de intercambio de sonrisas, quien le dio la bienvenida y se expresó:
--- Oh Gran Líder, ha llegado usted a la hora de la comida, ordenaré a las cocineras agregar y preparar más para todos los guerreros que lo han acompañado.
En aquellos tiempos, no se usaba el abrazos como símbolo de recibimiento al alguien importante que llegaba y al mismo tiempo cuando se le despedía; sólo había la venía de sumisión y una sonrisa, los guerreros recién llegados, eran hombres entrenados para el trabajo, quienes se acomidieron a cargar los quipes que los agricultores llevaban a los almacenes.
Entonces, Siekik, preguntó a Kamokac, sobre Nachamok y su hijo, quien ya tenía una edad de 5 años y meses más; el responsable le dijo:
--- Nachamok, trabaja en la cocina y su hijo juega en el templo, allí lo cuida una mujer, quien además hace la limpieza; ella fue escogida por la instructora, estamos en tiempos de cosechas, los almacenes están llenos de productos, y estamos preparando quipes para cargar y llegar a los dominios de la vivienda y como usted llegó, tengo productos para cargar a todos los guerreros que lo acompañan.
Siekik, quería ver a su hijo y le contestó:
--- Kamokac, acompáñame al templo, quiero ver a mi hijo.
Ellos llegaron al templo y allí encontraron al niño jugando con su cuidadora, si hubo un encuentro de padre e hijo, quien le puso las manos sobre los hombros.......................
Continuaremos...........................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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