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viernes, 27 de diciembre de 2024

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Capítulo DCCLV.- Erasmo Huamán e Irenio Campos, arrearon el ganado a los carrales, donde los perneadores lo observaron, hicieron una primera propuesta que no hubo acuerdo, se hizo la segunda oferta se pusieron de acuerdo en pagar 265 reales de plata por cada vaca, el hacendado aceptó se conteo el dinero y se hizo un brindis por el feliz negocio...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la Historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; el caporal Erasmo Huamán, quien superando su propia experiencia y asumiendo todos los riesgos, aceptó llevar a los hasta ahora supuestos perneadores (comerciantes de ganado) a la casa hacienda, para que hagan su propuesta de compra al hacendado Luciano Castillo, quien autorizará el negocio de las 170 reses, que corresponden a la saca proyectada; los perneadores fueron aceptados como huéspedes, incluso el hacendado, lo primero que hizo fue informar los precios de sus reses y les daba la oportunidad de escoger la modalidad: seleccionado a los grandes toros con un precio elevado y los más pequeños con una rebaja de hasta el 50% menos, o tal vez un precio promedio por todo el lote del ganado.... ..sigamos la historia..............


Aquí en la imagen observamos una casa típica de la  Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú;  Es una construcción de adobe con un techo de tejas rojas y agua, en el techo distinguimos un fantasma que viene a ser " El Rey de las Tinieblas": Satán, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para entender la narrativa de la obra literaria:  "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA ", esta imagen será nuestro símbolo y logotipo de identificación en la creación, impresión y distribución literaria. 
Con reconocimiento de derechos de autor, con Registro Partida Nº 00393-2010, Asiento 01, de fecha 27 de marzo de 2010 por el INDECOPI.


Este es el símbolo de  la Marca Perú, que distingue todos los productos elaborados por peruanos.

Continuando con la historia, los hasta ahora supuestos perneadores, lentamente se iban ganando la confianza, ya fueron aceptados como huéspedes y se inició un fluido diálogo; ya habían transcurrido un poco más de las 20:00 horas de la noche, mientras se esperaba la preparación de la cena, el hacendado Luciano Castillo, conversaba en forma cordial con los jinetes comerciantes, poco a poco apareció la amistad, eran las precauciones mutuas entre personas desconocidas.
En esos instantes, salió una de las cocineras, dirigiéndose a la señora Catalina, le anunció que la comida estaba lista para servir; pero, fue el hacendado Luciano Castillo, quien le ordenó que sirva en la mesa de la familia y será para los cinco visitantes, los dos caporales y la familia de la hacienda; a los dos peones se les servirá aparte y cenarán sobre el poyo del corredor.
Como suele ser, la cena sirvió para afianzar la confianza mutua, incluso se asentó con una botella de licor macerado que se sirvió en copitas, que justo alcanzó para 8 unidades que correspondía a todos los hombres, que lo bebieron con satisfacción.
Al día siguiente, Erasmo Huamán junto a su amigo Irenio Campos, se levantaron muy temprano y alistaron las sogas y betas para ir al campo de la Otra Banda, donde estaban la mayoría de las vacas para la saca, conversaron entre ellos, sobre el ganado, que se habían encariñado con unos toros que eran muy grandes y que ellos habían pensado sean los reproductores, ya que eran de raza fina para cruzarlos con las vacas criollas, era toda una ganadería muy selecta que por decisión del hacendado se vendería.
En la casa hacienda, ya todos levantados, se asearon y se les sirvió desayuno, en la mesa de la familia, tal como en la noche, donde todos compartieron, iniciándose un dialogo de como se pernearán las vacas y se acordó que se hará un rodeo en la Otra Banda y que estará lista al medio día; pues, no era tan fácil arrear y reunir a tantas reses que pacían desperdigadas en diferentes campos.
El plan era reunir al ganado en los grandes corrales, para permitir que asistan los comerciantes y observen el ganado y puedan hacer sus propuestas de compra.
Este trabajo, lo hizo Irenio Campos con la ayuda de 15 peones, quienes eran expertos arreadores, era una tarea muy minuciosa, ya que existían vacas retrecheras que se empalaban y no avanzaban; parecía, que los animales presentían que se iban de sus campos y se negaban abandonar sus lugares de pastoreo.
Gracias a la experiencia de Irenio Campos y sus peones, ya reunieron en los corrales a 155 reses, quienes avisaron al caporal Erasmo Huamán, el mismo que invitó a los comerciantes y al hacendado Luciano castillo, el resto eran 15 toros maduros (viejos) que estaban en otro corral un poco distante.
Los perneadores observaron el ganado, era una excelente ganadería, con lomos parejos, símbolo del buen cuidado; que los comerciantes tenían que concentrarse y hacer sus cálculos; algunos de los jinetes comerciantes tocaron las pantorrillas de las reses, se inició un diálogo entre ellos  y se pusieron de acuerdo para hacer su oferta.
El jinete, que hizo de contacto y que representaba al grupo, dirigiéndose al hacendado, le dijo:
--- Señor Castillo, estamos impresionados por la calidad del ganado y le ofrecemos al barrer 250 reales de plata por cada vaca, ya hemos traído todo el dinero que lo tenemos en nuestras alforjas.
Don Luciano castillo, quien hizo cálculos mentales, que en el pueblo en ocasiones anteriores, nunca logró un precio similar, a lo mucho logró hasta 200 reales de plata por toros muy grandes y pesados, quien haciendo de ser un buen vendedor, les contestó:
--- Amigos, me alegro que reconozcan la calidad de nuestro ganado; sin embargo, anoche ya les anuncié que el precio es de 280 reales de plata por cada res; por que este ganado se venderá a un mejor precio en la próxima feria patronal.
El vocero de los comerciantes, retrocedió y inició un nuevo diálogo con sus compañeros, hubo una pequeña discusión entre ellos, que finalizó con sonrisas, con otro acuerdo y de nuevo el vocero se dirigió al hacendado y le dijo:
--- Señor Castillo, he acordado con mis socios, que le ofreceremos lo último que podemos pagar y que es 265 reales de plata por cada vaca; sino lo acepta, lo lamentaremos no poder hacer el negocio, por que también nosotros tenemos que ofrecer el ganado a comerciantes ecuatorianos y sólo ganamos pequeñas cantidades por res, se vende el lote y pasa de una mano a otra, así es nuestro trabajo; así que piénselo muy bien, ya que con nuestra presencia está logrando el mejor precio por su ganado, y sobre todo le estamos ahorrando mucho trabajo y su valioso tiempo y el dinero se queda en su casa, sin ningún peligro de ser asaltado en los caminos.
Don Luciano Castillo, haciendo una pose de consulta, se separó del grupo y fue hasta donde estaba su esposa Catalina, su hija Irma y el caporal Florián, al llegar, les dijo:
--- Acabo de escuchar una enorme oferta por cada res, nos ofrecen 265 reales de plata, me hice el fuerte para consultar con ustedes, por lo tanto lo aceptaré; pero, como ustedes que son parte de la familia, digan si están de acuerdo.
Intervino su hija Irma, quien ya se perfilaba como la seguidora de su padre en carácter y decisiones, le contestó:
--- Padre mío, si tu crees que nos están pagando el mejor precio, estoy de acuerdo y acéptalo, por que ahora recuerdo que el pueblo no pagan tanto y te regatean hasta el final.
Doña Catalina, que se encariñaba con las vacas, que algunas ella las ordeñó, siempre sufría cuando las vendían y muy sentimental, dijo:
--- Otra vez se van mis mejores vacas, que tanto las quiero, que pena que ya no las veré más.
Por último intervino Florián, quien además de caporal era familiar y dijo:
--- Luciano, tu tienes la palabra como el hacendado, si lo que te ofrecen estos señores es lo mejor, acepta y establece las condiciones, para que las retiren y serán ellos que las sacarán, no permitiremos que otros perneadores ingresen a la hacienda, es muy peligroso, por que pueden ser amigos de bandoleros y nos puedan estar entregando a un asalto; recuerdo que con Juan, se estableció que jamás se hagan ventas en la misma hacienda y siempre se trasladó el ganado al pueblo, estos señores son desconocidos y no sabemos quienes son y de donde son...
La advertencia de Florián, era muy válida, por que todas las haciendas estaban expuestas a los asaltos y con todas esas opiniones, el hacendado regresó al grupo de perneadores y les dijo:
--- Señores, he conversado con mi familia y ellos están de acuerdo, a lo que les pedí originalmente; pero, haremos una excepción y por decisión mía, acepto el precio de 265 reales de plata por cada vaca, con una sola condición, sólo ustedes retirarán el ganado dentro de los 8 días que propusieron y los arrearán lejos de la hacienda, ya no quiero ver a otros comerciantes pululando o merodeando en mi finca.
El vocero de los comerciantes, completamente feliz que se iba hacer negocio, le dijo:
--- Señor Castillo, estoy totalmente de acuerdo con usted, el ganado será retirado por nuestros peones que son gente de confianza y será trasladado a la raya (frontera con Ecuador); nosotros después de pagar nos retiraremos  y todo seguirá normal, como para desviar la atención de asaltantes y bandoleros, somos muy cuidadosos en nuestros negocios y nunca vamos a cantinas a beber sin control; así que regresemos a la casa hacienda para contar el dinero.
Todos regresaron a la casa, menos Erasmo Huamán e Irenio Campos, quienes junto con los peones devolverán el ganado a sus campos de pastoreo.
En la casa hacienda, los comerciantes y don Luciano Castillo, se sentaron sobre el poyo, que siempre tenía tendida una jerga, tejida a telar de cintura en colores y allí pusieron las alforjas y sacaron las talegas colmadas de billetes, que sumaban una suma cuantiosa de 45,050 reales de plata, que al ser contados, fueron recogidos por Irma, embolsándolos en sus propias talegas y se retiró al interior de la casa.
Don Luciano Castillo, como un buen anfitrión y comerciante, sacó un par de botellas de licor macerado y esta vez, lo sirvió en jarros y levantando el suyo, que lo mismo hicieron los perneadores, brindó:
--- ¡¡¡ Amigos, hemos hecho un negocio fructífero para ambas partes, brindemos por nuestra prosperidad y amistad por siempre.. !!!
Continuaremos..................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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