sábado, 9 de agosto de 2025

Burros: Un animal indispensable para los antiguos egipcios.

 Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la Revista National Geographic, nos entrega un reportaje de la existencia de los asnos o burros en la Civilización Egipcia, que según los estudios científicos fueron los primeros en domesticar al buro, que se convirtió en un aminal muy versátil, y con paso del tiempo y a lo largo de toda la historia del país de los faraones, el burro se convirtió en uso indispensable para el desarrollo de las fértiles tierras del Valle del Nilo y surgió una buena relación a lo largo de los 5,000 años........  ...siga leyendo................

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/burro-animal-que-fue-domesticado-hace-5000-anos-se-convirtio-indispensable-para-egipcios_24303 

Egipto, fue uno de los primeros lugares donde se domesticó el burro, un animal muy versátil que, con el paso del tiempo y a lo largo de toda la historia del país de los faraones, se convirtió en indispensable para el desarrollo de las fértiles tierras del Valle del Nilo. 

Pintura funeraria del Primer Periodo Intermedio (2160-2055 a.C.) descubierta en el yacimiento de Naga el-Gherira, donde se ve un burro llevando una carga. Museo Egipcio, Turín.

Prof. Mortel (CC BY 2 0)


Hace unas cuantas semanas nos sorprendía un singular descubrimiento en un yacimiento de la Edad del Bronce en Israel, concretamente en Tell es-Saf, un antiguo asentamiento cananeo. Se trata del hallazgo de cuatro esqueletos completos de burras jóvenes que fueron enterradas bajo los cimientos de viviendas datadas entre los años 2900 y 2550 a.C.

En estos enterramientos, la disposición de los animales hacía sospechar que estos fueron enterrados con propósitos rituales. Pero lo más curioso de todo es que estas burras no eran nativas del lugar, sino que venían de muy lejos, de tierras egipcias.




No sabemos porqué los habitantes de esta población cananea sacrificaron a burras procedentes de Egipto ni tampoco podemos saber exactamente con qué finalidad lo hicieron. Lo que sí está claro es que desde luego en Egipto el burro fue un animal muy importante, además de un activo imprescindible en la economía del país. Pero ¿qué sabemos en realidad sobre el papel que jugó el asno en el antiguo Egipto? 

La importancia del burro 

De hecho, la arqueología y las numerosas representaciones de estos animales en tumbas egipcias son un buen testimonio de su importancia. Y es que, al parecer, el burro y el ser humano empezaron su larga y fructífera relación hace más de cinco mil años, cuando este animal fue domesticado por pastores africanos.


Seguro que valoraron su gran resistencia, ya que puede transportar cargas muy pesadas, y su capacidad para caminar durante horas por terrenos complicados. Además, contrariamente a lo que se cree, su carácter es dócil y cuenta con otra ventaja adicional: puede pasar mucho tiempo sin beber agua, como el camello.


Relieve procedente de la tumba de Seshemnefer IV en la necrópolis de Giza, en el que puede verse a un grupo de burros. 

Carlos Teixidor Cárdenas (CC BY-SA 4.0

Así, todo parece indicar que Egipto fue uno de los primeros lugares del mundo donde el burro fue domesticado. De la antigüedad de su presencia en el país del Nilo es un buen ejemplo el hallazgo de diez esqueletos de asnos enterrados en tres tumbas en Abydos, en el Alto Egipto, que datan de los inicios del Estado faraónico.

Podemos preguntarnos qué hacían allí, tan cerca de la tumba de un rey, concretamente del rey Aha, segundo gobernante de la dinastía I (3000-2890 a.C.). Posiblemente esto sea ya una excelente prueba de su importancia desde muy antiguo, y el hecho de que, en este caso, los burros se hubiesen inhumado junto a una tumba real podría significar que fueron considerados lo suficientemente dignos de acompañar a un soberano egipcio en su viaje al inframundo


Fresco de la tumba del sacerdote Panehsy que muestra a un burro bien cargado con gavillas de trigo

PD

Pero volviendo a su capacidad de realizar largas y agotadoras caminatas, tampoco es de extrañar que uno delos primeros usos del burro fuese para transportar mercancías desde el delta del Nilo, en el norte de Egipto, hasta el Próximo Oriente, y viceversa, formando larguísimas caravanas. 

Aunque para comprender la importancia del burro en el antiguo Egipto debemos tener en cuenta que la base de la economía egipcia era la agricultura, y, por supuesto, también aquí este animal tuvo un papel destacado. Los campesinos egipcios lo usaron para arar sus tierras y también para portar las pesadas gavillas de cereales durante la temporada de cosecha (además, el burro salía más barato que el buey por su fácil mantenimiento).

Dado su gran valor, los grandes terratenientes acaparaban cantidades ingentes de burros en sus fincas, y en sus tumbas hacían ostentación de ello como sinónimo de riqueza. Asimismo, gracias a su más que probada capacidad tractora, el asno también se convirtió en un excelente instrumento para arrastrar carros a partir del Reino Nuevo (1550-1069 a.C.).



Relieve de la tumba del visir Mehu en Saqqara en el que se muestra una escena en la que dos hombres cargan a un burro mientras otro lo sujeta.

iStock

Precisamente por ser tan valioso, el burro era un botín de guerra muy apreciado para los faraones. Por ejemplo, en el templo funerario de Sahure, soberano de la dinastía V (2487-2475 a.C.), se nos informa de que este monarca se trajo de sus campañas en tierras libias nada menos que ¡233.400 burros!

Pero normalmente los pequeños propietarios tenían uno o dos burros, no miles, evidentemente. Y quien no los tenía, también podía alquilarlos. Gracias a algunos documentos descubiertos en Deir el-Medina, el poblado de los constructores de las tumbas del Valle de los Reyes, hemos podido conocer algunas condiciones del alquiler, que tampoco resultaba barato. 

Para hacer esta transacción se firmaba un contrato que permanecía en manos del propietario del burro. El documento contemplaba que el arrendatario debía hacerse cargo de los cuidados del animal, por lo que si le pasaba algo, el dueño podía reclamar daños y perjuicios, algo que podía salir realmente muy caro. En cuanto a la compra, muchas veces se hacía a través de intermediarios, personas presuntamente entendidas a las que se encargaba buscar un animal adecuado. Aunque a veces podía haber fraudes, claro. 


Detalle de un relieve que muestra a un asno que se niega a avanzar. Mastaba de Ti en Saqqara (Egipto).

Hispalois (CC BY-SA 3.0)

Otro aspecto curioso del uso de los burros en el antiguo Egipto es el hecho de que algunas partes de su cuerpo podían ser empleadas en medicina para elaborar ciertos remedios, algunos de lo más singular. Por ejemplo, el Papiro médico Ebers proporciona una fórmula para mantener alejado del cuerpo humano a un peligroso demonio: "Otro remedio: testículos de un asno recién nacido. Esto se molerá finamente, se meterá en vino y será bebido por el hombre. Entonces el demonio nesyt tendrá que huir inmediatamente". Hay que tener en cuenta que en el antiguo Egipto medicina y magia iban siempre de la mano.
    • Otra curiosidad respecto a estos animales es que, al parecer, como pasaba con las mascotas en el antiguo Egipto (aunque los burros desde luego no eran considerados animales de compañía), los pollinos recibían un nombre por parte de sus propietarios. Por ejemplo, un óstraco de Deir el-Medina proporciona una serie de nombres de varios burros. ¡E incluso los de sus progenitores! 

      Pero a pesar de su eficaz colaboración y de la innegable utilidad que estos resistentes animales tuvieron para los egipcios, no deja de resultar desconcertante que en la mayoría de escenas de las tumbas se representa a los asnos recibiendo golpes para que cumplan con las órdenes recibidas, como si se tratase de un método habitual para vencer la terquedad que tradicionalmente se ha atribuido a este animal. Está claro que, como en toda relación, la que mantuvieron humanos y burros en el antiguo Egipto tuvo sus luces y sus sombras…

      Fuentes: para escribir este artículo hemos consultado el capítulo dedicado al burro en el antiguo Egipto publicado en el libro Historias de la Historia del antiguo Egipto, escrito por el egiptólogo José Miguel Parra, colaborador habitual de la revista Historia National Geographic

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      NATIONAL GEOGRAPHIC 
      Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
      ayabaca@gmail.com










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