Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., con tristeza escribimos este artículo por la desaparición y tal vez extinción del Árbol de la Quina, siendo el símbolo del Reino Vegetal del Escudo Nacional del Perú; cosas contradictorias que suceden en nuestro Perú, nosotros los mismos peruanos; con la deforestación inmisericorde, somos los causantes de la probable extinción del árbol también conocido como "cascarilla", que se extraía la quinina remedio contra el paludismo o malaria.
La Agencia de noticias: BBC Mundo Noticias, ha publicado un informe donde nos alarma al confirmar que la Quina está en franca desaparición, hay organismos del fomento e investigación agropecuaria como el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), que parece que no tiene ningún plan de reforestación de este noble árbol........
http://www.bbc.com/mundo/noticias-40744976
https://es.wikipedia.org/wiki/Cinchona_officinalis
http://www.asociacioncasadeperu.com/2010/08/para-salvar-al-arbol-de-la-quina-la.html
Escudo Nacional del Perú, en el que está el Árbol de la Quina, como símbolo del reino natural vegetal o la flora nacional. Wikipedia.
Árbol de la Quina es promocionada por sus propiedades para combatir la malaria
Viernes, 24 Abril 2015 - 5:03pm
Mañana 25 de abril se realizarán charlas informativas a través de los diversos medios de comunicación a fin de promover la importancia del árbol de La Quina.
Con el objetivo de sensibilizar a la población respecto al peligro que representa la Malaria, el Gobierno Regional Cajamarca, a través de la Gerencia de Recursos Naturales y Gestión del Medioambiente – RENAMA, desarrolla importantes charlas orientadas a prevenir esta temible enfermedad. Esta campaña de sensibilización se realiza en coordinación con la Municipalidad Provincial de Cajamarca, Municipalidad de Distrital de Baños del Inca y la Universidad Nacional de Cajamarca.
Como se sabe, la malaria es una enfermedad mundial que se trasmite por un parásito, generalmente, por la picadura de mosquitos infectados del género Anópheles. Además, el Día Mundial del Paludismo se conmemora cada 25 de abril y se instituyó a instancias de los Estados Miembros de la OMS durante la Asamblea Mundial de la Salud de 2007.
“La única medicina para tratar la Malaria o Paludismo, es la quinina, medicamento que se extrae del árbol de la Quina, una planta oriunda de suelos cajamarquinos y que actualmente está en peligro de extinción”, sostuvo Andrés Ramírez Graciano, de la Subgerencia de Recursos Naturales y Áreas Naturales Protegidas del Gobierno Regional de Cajamarca.
En tal razón y con motivo de recordar cada 25 de abril el Día Mundial de la Malaria, se han programado realizar charlas informativas en diversos medios de comunicación radial y televisiva de la ciudad de Cajamarca a fin de promover la importancia y beneficios medicinales de esta especie.
Según el funcionario, entre los planes de la Gerencia de Recursos Naturales y Gestión del Medioambiente, está incluir en la forestación y reforestación árboles de quina, esto debido a que esta especie contribuye a mantener las recargas hídricas en zonas alto andinas y por sus propiedades curativas para combatir la malaria.
DATO: Información del Gobierno Regional de Cajamarca
Lambayeque, 22 de marzo de 2015.- Con motivo de la celebración del Día Internacional de los Boques (21 de marzo), el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), a través de la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre (ATFFS) Lambayeque, participó en plantaciones demostrativas del árbol de la quina (Cinchona officinalis), en el distrito de Kañaris, provincia de Ferreñafe, región Lambayeque.
La plantación se dio luego de que, en ceremonia pública, el alcalde distrital de Kañaris, José Gaspar Lucero, promulgara la Ordenanza Municipal N° 003 – 2016, en la que se declara de interés público la conservación, protección, reforestación y restauración forestal de los bosques montanos de la jurisdicción que albergan, entre otros, al árbol de la quina o cascarilla.
Participaron de dicha ceremonia niños, jóvenes, pobladores y autoridades locales, quienes hicieron un alto a sus actividades cotidianas para, a través de las plantaciones de árbol de la quina en el parque principal de su distrito, mostrar su voluntad e interés por conservar sus bosques, en especial el árbol de la quina.
Jessica Oliden García, Administradora de la ATFFS – Lambayeque, saludó la preocupación e iniciativa que tiene la comunidad para conservar sus bosques y manifestó que desde el SERFOR se brindará asistencia técnica para que, en un trabajo conjunto con el Estado, la comunidad conserve y aproveche de manera sostenible sus bosques, pues la quina o cascarilla es una especie emblemática de nuestros país.
La funcionaria indicó además que ya se viene trabajando con el Gobierno Regional de Lambayeque la propuesta para reconocer de manera oficial el Bosque de Upaypitg del distrito de Kañaris como ecosistema frágil. Dicho espacio natural debe ser conservado por su importancia biológica y por ser un espacio que brinda beneficios a las poblaciones locales. Además, es vulnerable a las actividades humanas que se desarrollan en su entorno.
Kañaris es uno de los distritos de habla quechua de la región Lambayeque y reúne a dos comunidades campesinas: San Juan de Kañaris y Túpac Amaru II. Sus pobladores son poseedores de bosques montanos que albergan una gran diversidad biológica en la costa norte de nuestro país. Una de las especies emblemáticas es el árbol de la quina.
DATO : SERVICIO NACIONAL FORESTAL Y DE FAUNA SILVESTRE (SERFOR)
Ordenanza Municipal N° 003-2016-MDC/A .- Declaran de interés público la conservación, protección, reforestación y restauración forestal del ecosistema del hábitad del Árbol de Quina en la jurisdicción del distrito de Cañaris
Como se sabe, la malaria es una enfermedad mundial que se trasmite por un parásito, generalmente, por la picadura de mosquitos infectados del género Anópheles. Además, el Día Mundial del Paludismo se conmemora cada 25 de abril y se instituyó a instancias de los Estados Miembros de la OMS durante la Asamblea Mundial de la Salud de 2007.
“La única medicina para tratar la Malaria o Paludismo, es la quinina, medicamento que se extrae del árbol de la Quina, una planta oriunda de suelos cajamarquinos y que actualmente está en peligro de extinción”, sostuvo Andrés Ramírez Graciano, de la Subgerencia de Recursos Naturales y Áreas Naturales Protegidas del Gobierno Regional de Cajamarca.
En tal razón y con motivo de recordar cada 25 de abril el Día Mundial de la Malaria, se han programado realizar charlas informativas en diversos medios de comunicación radial y televisiva de la ciudad de Cajamarca a fin de promover la importancia y beneficios medicinales de esta especie.
Según el funcionario, entre los planes de la Gerencia de Recursos Naturales y Gestión del Medioambiente, está incluir en la forestación y reforestación árboles de quina, esto debido a que esta especie contribuye a mantener las recargas hídricas en zonas alto andinas y por sus propiedades curativas para combatir la malaria.
DATO: Información del Gobierno Regional de Cajamarca
Población de Kañaris en Lambayeque busca conservar sus bosques
Lambayeque, 22 de marzo de 2015.- Con motivo de la celebración del Día Internacional de los Boques (21 de marzo), el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), a través de la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre (ATFFS) Lambayeque, participó en plantaciones demostrativas del árbol de la quina (Cinchona officinalis), en el distrito de Kañaris, provincia de Ferreñafe, región Lambayeque.
La plantación se dio luego de que, en ceremonia pública, el alcalde distrital de Kañaris, José Gaspar Lucero, promulgara la Ordenanza Municipal N° 003 – 2016, en la que se declara de interés público la conservación, protección, reforestación y restauración forestal de los bosques montanos de la jurisdicción que albergan, entre otros, al árbol de la quina o cascarilla.
Participaron de dicha ceremonia niños, jóvenes, pobladores y autoridades locales, quienes hicieron un alto a sus actividades cotidianas para, a través de las plantaciones de árbol de la quina en el parque principal de su distrito, mostrar su voluntad e interés por conservar sus bosques, en especial el árbol de la quina.
Jessica Oliden García, Administradora de la ATFFS – Lambayeque, saludó la preocupación e iniciativa que tiene la comunidad para conservar sus bosques y manifestó que desde el SERFOR se brindará asistencia técnica para que, en un trabajo conjunto con el Estado, la comunidad conserve y aproveche de manera sostenible sus bosques, pues la quina o cascarilla es una especie emblemática de nuestros país.
La funcionaria indicó además que ya se viene trabajando con el Gobierno Regional de Lambayeque la propuesta para reconocer de manera oficial el Bosque de Upaypitg del distrito de Kañaris como ecosistema frágil. Dicho espacio natural debe ser conservado por su importancia biológica y por ser un espacio que brinda beneficios a las poblaciones locales. Además, es vulnerable a las actividades humanas que se desarrollan en su entorno.
Kañaris es uno de los distritos de habla quechua de la región Lambayeque y reúne a dos comunidades campesinas: San Juan de Kañaris y Túpac Amaru II. Sus pobladores son poseedores de bosques montanos que albergan una gran diversidad biológica en la costa norte de nuestro país. Una de las especies emblemáticas es el árbol de la quina.
DATO : SERVICIO NACIONAL FORESTAL Y DE FAUNA SILVESTRE (SERFOR)
Ordenanza Municipal N° 003-2016-MDC/A .- Declaran de interés público la conservación, protección, reforestación y restauración forestal del ecosistema del hábitad del Árbol de Quina en la jurisdicción del distrito de Cañaris
Mediante la presente Ordenanza se declara de interés público la conservación, protección, reforestación y restauración forestal del ecosistema de montaña donde está el hábitat del "Árbol de la Quina", en la jurisdicción del distrito de Cañaris, que corresponde al género Cinchona officinalis, conocido como "Cascarilla" a nivel local (vernacular), por considerarse parte del símbolo emblemático del Perú y del patrimonio natural, así como estar en peligro de extinción.
Tipo de Norma:
Número de la norma:
003-2016-MDC/A
Fecha de aprobación de la norma:
Sábado, 13 Agosto, 2016
Elaborado por:
Ámbito de aplicación:
Representación Territorial:
Descriptores temáticos:
DATO: Sistema Nacional de Información Ambiental - SINIA
El indio Pedro de Leyva avanzó a tropezones y cayó moribundo sobre la orilla de un estanque en medio de los andes peruanos.
La leyenda dice que lo devoraba la malaria.
Empapado en sudor, se acercó al agua, apartó las hojas y ramas que habían caído en el remanso y tomó algunos sorbos amargos.
Y entonces, la fiebre cedió.
Al enfermo lo había salvado la mezcla milagrosa de agua con las cortezas de aquel árbol insólito que crecía rodeando el estanque.
Esta historia del siglo XVII, recopilada por el tradicionalista peruano Ricardo Palma, intenta explicar las propiedades antipalúdicas del árbol de la quina, acaso uno de los descubrimientos médicos más importantes de la historia.
Y también uno de los más ignorados.
Hoy, el compuesto activo que se extrae de la planta, llamado quinina, es más fácil de encontrar en un bar que en una farmacia.
¿Cómo pasó este árbol de salvar millones de vidas a ser un ingrediente de coctelería?
Milagrosa y olvidada
La quina es originaria de los países andinos desde Venezuela a Bolivia, pero casi ha desaparecido de la región.
Pocos la han visto en estado natural y aunque figura en el escudo nacional de Perú, incluso a los más patriotas les costaría reconocerla.
“El árbol del escudo ni siquiera está bien dibujado”, advierte el ingeniero forestal Alejandro Gómez a BBC Mundo.
En julio las calles peruanas se embanderan para celebrar la fiesta nacional y con ello se revela lo poco que se sabe del símbolo que representa la diversidad botánica del país.
“Hay quienes creen que es un manzano, un eucalipto o incluso un arbusto de coca”, dice Gómez, quien trabaja en el Instituto de Innovación Agraria de Perú (INIA) tratando de recuperar la quina.
El árbol oficial del país sufre de una popularidad ingrata y anónima.
La confusión más común es llamarla “quinua”, y suponer que se trata de ese nutritivo seudocereal que en los últimos años multiplicó su fama (y su precio).
Pero mientras la quinua es una hierba, la quina es un árbol andino de hojas anchas que puede superar los quince metros de altura y está emparentada con el café.
Lo que la hace valiosa es su corteza, rica en quinina.
Este alcaloide es el que le dio fama al árbol, y también su condena.
El árbol de la vida
Según la leyenda, cuando el indio Pedro de Leyva se recuperó, juntó agua y raíces de quina en un cántaro y lo llevó a su pueblo.
La popularidad del brebaje milagroso se extendió rápidamente.
“La quinina corta el ciclo de vida del parásito de la malaria y le impide infectar otros glóbulos rojos, que es donde se alimenta y reproduce”, explica a BBC Mundo, Dionicia Gamboa, PhD en enfermedades tropicales de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
Desde su descubrimiento y durante tres siglos, el alcaloide fue el medicamento más efectivo para combatir la enfermedad.
Y no hablamos de cualquier pandemia.
Investigaciones publicadas en las revistas Nature y National Geographic sostienen que la malaria o paludismo pudo haber matado a más de la mitad de todos los seres humanos que han existido.
De acuerdo con la tradición, fueron los jesuitas quienes difundieron el uso de la quinina luego de curar a Doña Francisca Henríquez, condesa de Chinchón y esposa del virrey de Perú.
Los ecos de esta historia inspiraron el nombre científico que el árbol lleva hasta hoy: Cinchona Officinalis.
A lo largo de los siguientes siglos casi no hubo equipaje de explorador, conquistador o soldado que no llevara quinina.
Hasta que llegó la Segunda Guerra Mundial.
Muerta de pie
Durante generaciones, hordas de comerciantes recorrieron los bosques andinos en busca de quina.
La mayoría fueron taladas y a otras les arrancaron la corteza de pie, como despellejadas en vida, para venderlas en Europa.
Según las anotaciones del naturalista alemán Alexander Von Humboldt en 1805 se cortaron 25.000 árboles sólo en la provincia ecuatoriana de Loja.
La quina curó una fiebre y provocó otra que resultó mortal para ella.
“Es un árbol en extinción y ni siquiera existe un inventario de los que quedan”, advierte el ingeniero del INIA Alejandro Gómez, quien coordina el proyecto de reforestación en uno de los últimos reductos de la especie en Perú.
De las más de 20 variedades de quina que existía en el país, sólo se tiene certeza de que quedan ejemplares de unas cuatro.
“La gran amenaza para su ecosistema sigue siendo la tala ilegal y la quema de bosques para expandir la frontera agrícola”, señala a BBC Mundo Verónica Galmez, especialista en bosques andinos de la organización suiza Helvetas.
En la actualidad, las grandes plantaciones de quina no están en América Latina sino en Asia.
Durante el siglo XIX, para salvar sus colonias que hervían de malaria, los ingleses introdujeron el árbol en la India y los holandeses en Indonesia.
El nuevo comercio floreció hasta la ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, cuando cortaron el suministro de quinina a las tropas aliadas expuestas al paludismo en el Pacífico.
La emergencia obligó a desarrollar medicamentos artificiales alternativos.
Actualmente, los tratamientos contra la enfermedad en Perú, el país que tiene a la quina en la bandera, usan quinina asiática o compuestos hechos en un laboratorio.
A tu salud
Hielo, una parte de gin, dos partes de agua tónica y una lámina de piel de limón, es la receta clásica de un gin tonic, aunque en los bares de Londres discutirán eternamente la fórmula perfecta.
El coctel, sin embargo, no nació sobre una pulida barra de madera sino durante las campañas de conquista inglesas en medio de las ciénagas de la India.
Para ocultar el amargor de la quinina los soldados la mezclaron con agua de soda, lo que da como resultado el agua tónica.
Echarle gin era un siguiente paso lógico. Este destilado formaba parte de sus raciones.
Por aquellos años, otra enfermedad, esta vez una epidemia de cólera, brotó en la zona de Angostura, en Venezuela.
Para combatirla se popularizó una pócima que combinaba una decena de plantas locales, entre ellas un extracto de quina.
Esta medicina fue bautizada como Amargo de Angostura y hace muchos años dejó las recetas médicas para formar parte de las gastronómicas: Hoy corona los piscos sours en las barras de Chile y Perú.
Son las empresas indonesias que siembran quina las que actualmente abastecen por igual a la industria farmacéutica como a la de bebidas.
Si la leyenda fuera cierta, los peruanos que levanten un pisco sour para celebrar esta semana su día nacional, podrán sentir en el sabor el lejano vestigio de la medicina que salvó a Pedro de Leyva hace cuatrocientos años.
Es también el sabor de una pérdida.
Aunque el coctel sea dulce, será un trago amargo.
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BBC Mundo Noticias
Asociación Casa de Perú en las Pitiusas :
Para salvar al árbol de la quina: la especie vegetal patria en peligro de extinción
El árbol que integra nuestro escudo nacional podría desaparecer pronto, pero un grupo de soñadores ha empezado un ambicioso proyecto de reforestación en un bosque perdido de Cajamarca
Por Sergio Llerena.
Desde hace años, todos los domingos en la mañana, de manera puntual y ceremoniosa, la bandera peruana se levanta blanquirroja contra el cielo azul de Cascarilla. El escudo en el centro se deja ver a ratos entre los pliegues que forma el viento recio de este pueblo cajamarquino ubicado a 2.700 metros de altura: la cornucopia rebosante, la vicuña y ese árbol que la gran mayoría de peruanos solo hemos visto en figuritas, como a los hermanos Ayar o el flotante Naylamp. Por mucho tiempo ese mismo árbol pudo ser cualquiera de los muchos que crecen en el Bosque de Huamantanga, vecino de Cascarilla. Sin embargo, hace cinco años al escudo se le mira de una manera distinta en este pequeño pueblo a una hora de Jaén: ya se sabe que el árbol de la bandera es el mismo que ha venido creciendo en las áreas de cultivo circundantes, el mismo que por generaciones ha procurado cura efectiva contra la fiebre, los resfríos y los males reumáticos. Y también que se llama quina o cascarilla, igualito al pueblo. Dos nombres distintos para un solo orgullo.
Viaje a la semilla
Al árbol de la quina nadie lo había identificado como tal en este pueblo hasta que, algo azarosamente, un grupo de entusiastas trujillanos se propuso preservar esta especie esquiva en los lugares donde aun se le pudiera encontrar. El tecnólogo médico Roque Rodríguez es el presidente lo que se denomina el Instituto Nacional de Investigación de la Expedición Científica: “Por la Ruta del Árbol de la Quina”, y hoy por hoy es casi un paisano más, un trujillano convertido en cascarillano por vocación. Roque Rodríguez alguna vez trabajó en el Servicio de Laboratorio del Hospital General de Jaén, ahí se encontraría por primera vez con el árbol que marcaría lo que ha asumido casi como una misión: “En el hospital, los pacientes con malaria –o paludismo– decían que se trataban con una planta amarga y que ellos preferían tomar eso en vez de las cápsulas que les recetaban, tan grandes que parecían hechas para pavos”, cuenta entre risas.
Por curiosidad de científico, Rodríguez fue en busca del mentado árbol. Era el año 2005 y cuando estaba rumbo a San Ignacio, en la frontera con Ecuador, donde esperaba encontrar algún rastro de él, un curandero le comentó de la existencia de un pueblo donde le vendían una corteza amarga. Rodríguez enrumbó sus pasos y se encontró con el pueblo de Cascarilla, sin saber todavía que era uno de los pocos lugares en el Perú donde la escasa quina todavía se podía encontrar en su estado natural.
Cascarilla es el nombre con el cual los españoles bautizaron a esta planta medicinal –en quechua se le conoce como ccarachucchu–, que fue un milagro del Nuevo Mundo. De hecho, su nombre científico de cinchona se debe a la historia que cuenta que, en el siglo XVII, la esposa del virrey Luis Jerónimo de Cabrera y Bobadilla, Conde de la Chinchona, fue salvada del paludismo gracias a la ingestión de un macerado de esta planta. Este mismo brebaje, obtenido de la maceración de la corteza del árbol en aguardiente, es el que se sigue tomando en Cascarilla hasta el día de hoy. De hecho, por el nombre mismo del pueblo, Cascarilla –pueblo cafetalero con calles alfombradas de granos pelados que se secan al sol– tiene ganado el privilegio de ser una suerte de capital peruana de un árbol que alguna vez significó la esperanza mundial frente al otrora letal paludismo, y que se ganó su prestigio de símbolo patrio por ese mismo motivo, aun cuando ahora se encuentre casi en peligro de extinción y se le haya refundido en el olvido malamente.
Sueños febriles
La vida de los cascarillanos ha cambiado desde la llegada de la expedición científica de Trujillo. Con el descubrimiento de la presencia de la quina en lo que ellos denominan su Santuario –un bosque pequeño y tupido a dos horas a pie del pueblo–, muchos proyectos se han animado y algunos pocos logros se han alcanzado. Todo esto forma parte de un esfuerzo conjunto entre la expedición trujillana y los pobladores, mezcla de sueño y realidad. Roque Rodríguez se explaya en los pormenores de un futuro ideal: “En el Santuario de Cascarilla podemos encontrar hasta siete especies de cinchona, la mayor variedad que se puede hallar en el Perú en un solo lugar. Las hojas de la cinchona las queremos secar y pulverizar para hacer un mate filtrante de poderes antifebriles, también queremos elaborar amargo de angostura con la quina y llamarlo el Amargo del Inca para ponerlo en nuestro pisco sour, y queremos aprovechar los pequeños troncos de quina –que son tallos huecos– para elaborar quenas y antaras”.
Todos estos proyectos alucinantes pasan por la implementación de una planta de procesamiento en el mismo poblado de Cascarilla donde se pueda producir quinina, el alcaloide usado en la industria farmacéutica para elaborar medicamentos contra el paludismo, por ejemplo, o en la elaboración de agua tónica y demás bebidas amargas similares. Según cálculos de la propia expedición científica, en el Perú se gastan cerca de 118 millones de soles anuales en el tratamiento de la malaria y, específicamente en medicamentos, cerca de 80 millones. La inversión en una planta de procesamiento para la cascarilla tendría un monto mucho menor y crearía una fuente de ingresos invaluable para la comunidad, además de significar un ahorro considerable para la economía del país. Todos estos sueños son los que alimentan los esfuerzos de un grupo de científicos y entusiastas que no reciben apoyo oficial, unos soñadores solitarios.
Qué verde era mi bosque
Sin embargo, a pesar de la importante presencia de quina en las tierras de Cascarilla, la cantidad de árboles encontrados sigue siendo insuficiente. A decir de Joaquina Albán, bióloga del Museo de Historia Natural de Lima e investigadora del árbol de la quina, “aun no se puede decir que la quina esté en peligro de extinción, pues no se han realizado los estudios de campo necesarios sobre la cinchona. Pero sí creo que debería ponérsele en un estatus de mayor vigilancia para evitar la disminución de las poblaciones que ahora podemos encontrar”.
Esa escasez, producto de la depredación y falta de conciencia, es la misma que lamentan los pobladores de Cascarilla, que han resuelto revertir tal situación con un incipiente programa de reforestación. Neptalí Fernández es cascarillano, tiene 36 años y con su machete va abriéndose paso entre la espesura del Santuario de Cascarilla. Allí, en un descanso bajo la sombra de un árbol de quina de 30 metros, dice: “Ahora gracias al colegio del pueblo algunos saben de la quina, pero la mayor parte de los pobladores no la conocíamos. Sabíamos que su madera era buena porque nuestros padres y abuelos la usaban para hacer sus casas, pero no que era una planta tan valiosa. Imagine cómo nos sentimos de haber tenido bosques que ahora están depredados por gente que venía de la ciudad a depredar, y ahora tenemos que reforestar”. De hecho, la reforestación de quina en las tierras de Cascarilla ya empezó y se espera que no cese hasta alcanzar los 100 mil ejemplares, una meta que solo se podrá alcanzar con constancia y mucha paciencia. Igual, al Santuario de Cascarilla ya algunas empresas turísticas de Jaén lo están proponiendo como destino para ver en vivo nuestro símbolo patrio, además de avistar al gallito de las rocas y chapotear en sus arroyos con el fondo de la Catarata de la Momia, de más de 30 metros de altura.
Sea como pinte el futuro, en esta conexión Trujillo-Cascarilla, el Instituto Nacional de Investigación de la Expedición Científica “Por la Ruta del Árbol de la Quina”, un conjunto multidisciplinario de 25 profesionales, se la está jugando por rescatar esta especie. Ya lograron la germinación de su semilla in vitro gracias al ingeniero Carlos Rodríguez, de la Universidad Nacional de Trujillo, y el ingeniero Fredy Leyton ha elaborado el primer champú de quina. También se han hecho plantaciones simbólicas en Trujillo y el Santuario Histórico de Machu Picchu, todo con la plata del propio bolsillo y sin pedir nada a cambio: “A Cascarilla vinimos por una planta de quina y eso es lo único que nos hemos llevado, todo lo que venga será para la gente de Cascarilla”, concluye Roque Rodríguez sujetando un frágil brote de nuestro árbol entre sus broncas manos.
Árbol caído
“El negocio que se nos fue de las manos”
En la actualidad, la producción de quinina se realiza por método sintético, lo que ha mermado considerablemente el comercio de corteza de quina natural. El de esta especie es uno de los ejemplos más tristemente célebres de apropiación de un recurso autóctono por manos extranjeras. Se sabe que en 1865, el comerciante inglés radicado en Perú, Charles Ledger, vendió siete kilogramos de semillas de cinchona –cuyo tamaño es diminuto– a industriales holandeses que las plantaron en la isla de Java, actual Indonesia, con lo que la producción se hizo intensiva por esa zona, además de otros países africanos como el Congo y Ruanda, cuyas plantaciones se estima que abastecen un 80% del consumo mundial de quina actual.
Explotación autorizada
El marco legal aplicable al árbol de la quina
Según la Dirección de Forestal de Gestión y Fauna Silvestre del Ministerio de Agricultura, en el Perú no se registra en la actualidad comercio formal de corteza de quina, ni para consumo interno, ni para exportación. Sin embargo, según sostiene el biólogo Guillermo Ramos, miembro de dicha unidad, la explotación sí puede darse aunque bajo un control estricto. En el año 2006, el Decreto Supremo 043 2006 AG, levantó la veda que se impuso sobre la cinchona a través de una resolución ministerial de fines de los años setenta. Lo que se le exige a los agricultores según esta ley de Categorización de Especies Amenazadas, es que la explotación se haga en un área autorizada donde se cuente con un plan de manejo forestal, el mismo que garantice la explotación sostenible del recurso. Este plan debe hacerse con la asesoría de un ingeniero forestal autorizado por la Dirección. La corteza de quina, para ser aprovechada, requiere que el tronco sea cortado a cuatro metros del suelo. Solo así se podrá asegurar su rebrote efectivo. Cascarilla
ayabaca@hotmail.com
ayabaca@yahoo.com
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1 comentario:
Bonito artículo que permite reconocer las bbondades del Árbol de la Quina que representa la riqueza vegetal del Perú y que se hallaba al borde de la extinción, pero pronto lo devolveremos a todas las regiones del Perú. Quisiera que corrijan un grave error respecto a la imagen inicial donde muestran la foto de un árbol que no es la Quina sino que es un FICUS, que no pertenece a las Quinaceas ni tampoco a las Rubiaceas que pertenece la Quina y ha permitido estafar a miles de turistas nacionales y extranjeros con esta planta que ubicada en TINCO-CARHUAS, ANCASH. Atentamente Lic. Roque Raúl Rodríguez Baratitos, presidente de la Expedición Cientifica: "Por la ruta del árbol de la Quina"..
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