Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., como un admirador del antiguo Egipto, me llamó poderosamente la atención el descubrimiento del sarcófago completo del Faraón Tutankamón, por el egiptólogo y arqueólogo Howard Carter (1874 - 1939), en unión a Lord Carnarvon, después de muchos esfuerzos en noviembre del 1922, descubre en el Valle de los Reyes; la tumba intacta del Faraón Tutankhamon; el 16 de febrero de 1923, Carter abrió la cámara funeraria, siendo el primero en observar el sarcófago del faraón Tutankamón; sobre la muerte de este flemático británico se tejió una supuesta "Maldición de los faraones", tal vez no fue así por que él, murió a los 64 años de edad, que en aquellos tiempos era una edad muy avanzada.
Lo maravilloso de este descubrimiento, fue encontrar toda una infinidad de cosas que posibilitarían vivir bien al faraón en el "Más Allá", ya que los egipcios daban el poder de semidioses a los faraones, y por lo tanto tenían vida infinita.
Gracias a la información proporcionada por la Revista National Geographic, se ha preparado este post del tesoro del gran faraón Tutankamón, que invicto a leer, que será una delicia a quien le gusta leer, por que tendrá el apoyo de más 60 imágenes y se ha documentado con las respectivas páginas Web, para la ampliación de informaciones.
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/el-tesoro-de-tutankhamon_7627
http://www.nationalgeographic.com.es/personajes/tutankamon/fotos
https://es.wikipedia.org/wiki/Howard_Carter
El ajuar funerario que Howard Carter halló en 1922 en la famosa tumba del Valle de los Reyes contenía todo lo necesario para garantizar al faraón una vida apacible y segura en el Más Allá
El guardián de Tutankamón
Esta estatua con el tocado khat, y otra igual con el pañuelo nemes, a tamaño natural, guardaban la entrada a la cámara funeraria del rey. Museo Egipcio, El Cairo.
S. VANNINI / CORBIS / CORDON PRESS
El Valle de los Reyes
En este lugar construyeron sus tumbas los faraones del Imperio Nuevo. En el centro de la imagen, entrada de la tumba de Tutankhamón.
PHILIP PLISSON
Tutankamón niño
Figurilla de oro hallada en la cámara del tesoro. Museo Egipcio, El Cairo.
CORBIS / CORDON PRESS
Los reyes en privado
En una esquina de la Antecámara, Howard Carter encontró un relicario de madera revestido con pan de oro decorado con relieves. Las escenas muestran el profundo amor que se profesaban Tutankhamón y su esposa Ankhesenamón. Representaciones de la pareja real, con distintos atavíos y poses, cubren las paredes del relicario, manifestando la importancia que su relación tenía para el adecuado equilibrio del cosmos.
CORBIS / CORDON PRESS
Abanico de oro
La escena muestra al rey en su carro cazando avestruces. Su perro, de raza saluki (una especie de lebrel) corre junto al carro. Tras él, una cruz ankh, símbolo de la vida eterna, sujeta un abanico.
CORBIS / CORDON PRESS
Ushebti con corona azul
El general Nakhtmin, hijo de Ay (visir y sucesor de Tutankhamón), dedicó este ushebti al rey. Mide 48 cm y se ha realizado con madera estucada y pintada. Porta una corona azul jepresh, hecha de ébano.
CORBIS / CORDON PRESS Egipto
24 de septiembre de 2013
Nunca hubiéramos soñado algo así: una habitación –parecía un museo– repleta de objetos, algunos de ellos familiares, pero otros como jamás habíamos visto, amontonados unos sobre otros en una profusión aparentemente interminable». El egiptólogo británico Howard Carter resumía de este modo la impresión que tuvo al pasear la mirada por primera vez por las atestadas cámaras de la tumba del faraón Tutankamón, en noviembre de 1922. Era la primera vez que alguien contemplaba un ajuar funerario completo del Egipto faraónico que no había sido víctima de los saqueadores y ladrones de la Antigüedad. Por ello, el hallazgo no sólo ponía al descubierto un «tesoro» artístico único, sino que también constituía una oportunidad incomparable de estudiar y comprender el significado que el enterramiento y la vida en el Más Allá tenían para los antiguos egipcios.
Era la primera vez que alguien contemplaba un ajuar funerario completo del Egipto faraónico que no había sido víctima de saqueadores y ladrones
Ya desde la Prehistoria, los egipcios enterraban el cuerpo del difunto junto a objetos que se consideraban necesarios para la supervivencia en la otra vida: cuencos de cerámica (probablemente con restos de comida), algún elemento ornamental y utensilios como cuchillos o paletas. Pronto las tumbas de personajes de alto rango se distinguieron por la calidad de sus ajuares y por poseer una estructura más compleja. Al mismo tiempo, a medida que se desarrollaba el pensamiento religioso, empezaron a aparecer objetos relacionados con las divinidades y con la protección en la otra vida, como amuletos y estatuillas de dioses. Su finalidad era proteger al difunto de los peligros a los que debía enfrentarse en el Más Allá y permitir, así, que pudiera sobrevivir eternamente. «Que viva tu ka, y puedas pasar millones de años, tú, amante de Tebas, sentado con la cara mirando al viento del Norte y con los ojos mirando la felicidad», se lee en la inscripción de una copa de alabastro hallada en la tumba de Tutankamón.
Para los antiguos egipcios el cuerpo se componía de diversos elementos, entre ellos el ka, una suerte de doble del difunto que le acompañaba en la vida terrena y que debía ser alimentado en la otra vida. Su desaparición provocaría la aniquilación del difunto, por lo que las ofrendas alimentarias y parte del ajuar funerario estaban destinados a la conservación del ka. Todo ello se reflejaba fielmente en la tumba de Tutankamón. Así, al entrar en la Antecámara Carter halló dos estatuas que le llamaron desde el primer momento la atención: «Dos figuras negras de tamaño natural de un rey, una frente a la otra como centinelas, con faldellín y sandalias de oro, armados con un mazo y un báculo y llevando sobre la frente la cobra sagrada como protección». Una de estas estatuas representaba, precisamente, el ka de Tutankamón.
El rey, entre los dioses
Otras piezas, por su parte, evocaban la condición divina del faraón. Considerado en vida como la encarnación del dios Horus, a su muerte se convertía en Osiris, el dios del mundo de los muertos, un tema que aparece evocado en las pinturas murales de la tumba de Tutankamón. También se localizaron numerosas representaciones de divinidades en forma de estatuas y como complementos decorativos en algunos muebles, como las camas destinadas a la regeneración de la momia del faraón. Otras piezas del ajuar, particularmente abundantes, consistían en amuletos que el faraón lucía como joyas. Su función consistía en proteger al rey de los peligros que lo acechaban durante el viaje nocturno que realizaba cada noche en la barca de Re, el dios del sol, del que el faraón se consideraba hijo.
Otro elemento que no podía faltar en el ajuar funerario eran los ushebtis, figurillas que representaban a los criados mágicos que seguían sirviendo al faraón tras su fallecimiento para hacer sus tareas cotidianas. Cumplían la misma función que otros utensilios que los faraones consideraban necesarios para poder vivir de manera relajada en los Campos de Iaru, el paraíso para los egipcios, pues, según su concepciones religiosas, el faraón, tras su muerte, debía seguir atendiendo a sus necesidades básicas.
Vestidos, comida y bebida
Una necesidad importante era la del vestido; de ahí la presencia en la tumba de Tutankamón de numerosas prendas de lino, como túnicas, camisas, faldas, taparrabos o guantes. «En algunos casos –escribió Carter– la ropa es tan fuerte que parece recién salida del telar; en otros, la humedad la ha reducido a la consistencia del hollín». Para beber, el faraón disponía de ánforas de vino, cada una con la etiqueta que indicaba la cosecha, la clase, el viñedo e incluso el nombre del cosechero. En cuanto a la comida, Tutankamón disponía de alimentos básicos –pan, ajos, cebollas y legumbres–, e incluso platos preparados y guardados en recipientes que contenían patos o carnes.
Había otro grupo de piezas del ajuar funerario de Tutankamón que lo relacionaban con su condición de faraón. Precisamente, el hecho de que su tumba fuera, en tiempos de Carter, la única sepultura real que se había hallado intacta permitió a los arqueólogos localizar algunos ejemplos de insignias reales que hasta ese momento sólo se conocían por representaciones escultóricas o pictóricas.
Coronas, tronos y espadas
En la tumba de Tutankamón se hallaron varios cetros heka (cayado) y nejej (flagelo), símbolos de la autoridad real y asociados al dios Osiris. En la momia del faraón se recuperó una diadema de oro y restos de «un tejido parecido a la batista», que podría ser un vestigio del khat, tocado de la realeza que recoge el cabello como si fuera una bolsa de tela, y que llevaba cosidos un ureo (cobra) y un buitre.
Un objeto importante que señalaba la función como soberano de Tutankamón era el trono. Carter lo consideraba «otro de los grandes tesoros artísticos de la tumba, tal vez el mayor que hemos sacado hasta ahora: un trono recubierto de oro de arriba abajo y ricamente adornado con vidrio, fayenza y piedras incrustadas». En el Antiguo Egipto, las sillas eran un símbolo de autoridad y prestigio, y el trono era un ejemplo. Realizado en madera con un revestimiento de oro, el respaldo presentaba una escena íntima, en la que aparecía Tutankamón sentado en un trono con su mujer, Ankhesenamón, ante él. La escena estaba presidida por el disco solar, el dios Atón, que con sus rayos otorgaba la vida a la familia real. Ankhesenamón aparece aplicando perfumes al cuerpo del faraón, en una escena íntima y cotidiana.
Como una de las obligaciones del faraón era la defensa del país, es normal que entre los objetos de su tumba se encuentre un gran número de armas, tanto defensivas (como escudos o corazas) como ofensivas. «Se veía que habían sido colocadas en la tumba con Tutankamón para asistir a Su Majestad en el combate con los enemigos que intenten retrasar su avance desde este mundo hasta el venidero», observó el Daily Telegraph. Cabe destacar las espadas de bronce curvadas o jepesh, así como los puñales. Uno de ellos constituye una rareza, dado que la hoja estaba realizada con hierro, mineral poco conocido en Egipto. En toda la tumba había gran profusión de arcos, tanto simples como compuestos; las medidas nos indican que algunos de ellos fueron usados por el faraón cuando era aún un niño.
El lado humano del rey
Un hecho que sorprendió a los arqueólogos fue que algunos de los objetos descubiertos no pertenecieron originariamente a Tutankamón. De hecho, la mayor parte de las joyas halladas en la tumba se habían fabricado en época de sus padres e incluso de sus abuelos, y Tutankamón se había limitado a cambiar las inscripciones que indicaban el propietario. Por ejemplo, un pectoral guardado en un caja lleva un cartucho demasiado largo para el nombre de Tutankamón, por lo que se deduce que el nombre que llevaba inscrito en un primer momento era el de Akhenatón, su padre. También había objetos de otros miembros de la familia de Tutankamón que éste reutilizó. Howard Carter los denominó «reliquias»: «Entre los objetos puramente rituales pertenecientes al enterramiento hallamos reliquias familiares simples que deben evocar recuerdos muy humanos». Dentro de esta categoría se inscriben, por ejemplo, los brazaletes de fayenza localizados en el anexo, que llevaban los nombres de Akenatón y Nefertiti. También se encontraron unas paletas de marfil con el nombre de sus hermanastras, Meketatón y Meritatón. Pero quizás el más sorprendente, por su sencillez y probablemente por el cariño con el que lo guardó el propio faraón, apareció en el interior de un pequeño ataúd encerrado dentro de otros tres ataúdes: un mechón de cabello de la reina Tiy, abuela de Tutankamón.
Para saber más
El descubrimiento de la tumba de Tutankhamón. Howard Carter. José de Olañeta, Palma de Mallorca, 2007.
Tutankhamón. Los tesoros de la tumba. Zahi Hawass. Akal, Madrid, 2008.
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Cama funeraria de Tutankamón
La cama funeraria, hecha de madera y recubierta de oro, está decorada con cabezas de Sejmet, la diosa con cabeza de leona.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Proceso de embalaje
El proceso de embalaje, desarrollado en colaboración con un equipo científico japonés, se ha prolongado durante unas ocho horas.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Transporte seguro
Los científicos han utilizado un material de embalaje libre de acidez y que contrarresta las vibraciones del transporte.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Antes del traslado
La pieza antes de ser trasladada al Gran Museo Egipcio, que está actualmente en construcción y cuya inauguración está prevista para mediados de 2018.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Muro norte
En el muro o pared norte (B) de la cámara funeraria de Tutankamón aparecen siete figuras, en tres escenas separadas. De derecha a izquierda: ceremonia de apertura de la boca practicada a la momia de Tutankamón por el faraón Ay, su sucesor, que sostiene un instrumento especial y está vestido como un sacerdote; Nut, la diosa del firmamento, le da una pacífica bienvenida a Tutankamón; y, por último, Osiris abraza a Tutankamón, que aparece seguido por su ka o fuerza vital.
Foto: Robert Jensen / The Getty Conservation Institute
Muro oeste
Las escenas del muro o pared oeste (A) están relacionadas con el Libro del Amduat, que describe el viaje de doce horas nocturnas que realiza Ra, el dios del sol, en su barca solar por el Más Allá. En el registro superior aparecen la barca solar con el escarabajo Jepri, que representa al dios solar, y cinco deidades a continuación. En los registros restantes aparecen doce babuinos en cuclillas, que le dan la bienvenida al faraón y que representan las doce horas nocturnas que deberá pasar Tutankamón en su tránsito al Más Allá.
Foto: Robert Jensen / The Getty Conservation Institute
Cámara funeraria de Tutankamón
Interior de la cámara funeraria de Tutankamón, con las paredes oeste (A) a la izquierda y norte (B) en el centro. Los investigadores son Eric Berkenpas y Alan Turchik.
Foto: Kenneth Garrett, National Geographic
Tumba de Tutankamón
Ilustración que representa el interior de la tumba de Tutankamón (KV62), con el muro norte (B) y el muro oeste (A).
Ilustración: David Martínez; fuente: Theban Mapping Project; National Geographic
Museo Egipcio de Barcelona
Con más de 1.000 piezas del arte y arqueología egipcia, fue el primer museo en España con temática faraónica. Pertenece a la Fundación Arqueológica Clos, quienes han conseguido varios premios y reconocimientos nacionales e internacionales por su labor. En él, además de diferentes exposiciones temporales sobre Tutankamon y Osiris, se halla una gran colección de antiguos objetos de la cultura egipcia como joyería, cerámica, motivos decorativos y restos arquitectónicos. A través de sus talleres, conferencias y diferentes actos relacionados el visitante podrá conocer a fondo la cultura y tradiciones del Antiguo Egipto.
La máscara de Tutankamón
El ajuar funerario que Howard Carter halló en 1922 en la famosa tumba del Valle de los Reyes contenía todo lo necesario para garantizar al faraón una vida apacible y segura en el Más Allá.
Cámara funeraria de Tutankamón
Los técnicos Eric Berkenpas y Alan Turchik en el interior de la cámara funeraria de Tutankamón.
Foto: Kenneth Garrett, National Geographic
Cámara del tesoro
La cámara del tesoro ¡sorprendentemente vacía!, sin el oro que deslumbró a Howard Carter.
Foto: Kenneth Garrett, National Geographic
Cámara funeraria de Tutankamón
El egiptólogo inglés Nicholas Reeves detectó rastros de puertas en los muros norte y oeste y especuló con que podrían conducir a dos cámaras ocultas. Los datos obtenidos con innovadoras tecnologías también parecen indicar la presencia de dinteles sobre los vanos de las supuestas puertas.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Cámaras vacías tras los muros
Plano de la cámara funeraria de Tutankamón. Las áreas 1 y 2 podrían alojar cámaras secretas según las últimas investigaciones reveladas recientemente.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Cavidades encontradas recientemente
En la imagen podemos apreciar la entrada a las cavidades marcadas con las flechas rojas.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Ondas electromagnéticas
Información obtenida con el georradar en los muros sur, oeste y norte de la cámara funeraria y en el muro oeste de la cámara del tesoro.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Muro oeste
Información de georradar del muro oeste de la cámara funeraria utilizada por los arqueólogos en el estudio de la cámara funeraria.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Máscara funeraria de Tutankamón
La máscara funeraria de Tutankamón en el Museo Egipcio de El Cairo, en una imagen del 16 de diciembre de 2015.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
"El descubrimiento del Rey Tut"
Howard Carter y Arthur Callender durante la primera visión del sarcófago de Tutankhamón. Fotografía tomada por Harry Burton en enero de 1924.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Máscara funeraria de Tutankamón. Fotografía tomada por Harry Burton en noviembre de 1925.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Objetos de la antecámara. Las estatuas centinelas flanquean el acceso a la cámara funeraria. Fotografía tomada por Harry Burton en diciembre de 1922.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Objetos de la antecámara, entre ellos la silla de ébano y marfil utilizada por el faraón niño. Fotografía tomada por Harry Burton en diciembre de 1922.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Objetos de la antecámara. Fotografía tomada por Harry Burton en diciembre de 1922.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Vasos de alabastro para ungüentos. Fotografía tomada por Harry Burton en diciembre de 1922.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Howard Carter, Arthur Callender y un ayudante egipcio. Fotografía tomada por Harry Burton en noviembre de 1923.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Tesoros de la tumba, entre ellos modelos de barcos. Fotografía tomada por Harry Burton alrededor de 1923.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Tesoros de la tumba. Fotografía tomada por Harry Burton alrededor de 1923.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Tesoros de la tumba. Fotografía tomada por Harry Burton alrededor de 1923.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Estatua de Anubis. Fotografía tomada por Harry Burton alrededor de 1923.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Los conservadores Arthur Mace y Alfred Lucas limpian una de las estatuas-centinelas. Fotografía tomada por Harry Burton en enero de 1924.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Cámara funeraria de Tutankhamón. Fotografía tomada por Harry Burton en diciembre de 1923.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Célebre fotografía que muestra a Howard Carter con un ayudante egipcio durante la inspección del sarcófago de Tutankamón. Fotografía tomada por Harry Burton en octubre de 1925.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
"El descubrimiento del Rey Tut"
Lord Carnarvon en la casa de Howard Carter. Fotografía tomada por Harry Burton alrededor de 1923.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
Entrada a la cámara de Tutankamón
El 4 de noviembre de 1922, la tumba de Tutankamón fue descubierta cerca de la ciudad de Luxor. El lugar fue considerado un de los poco lugares que había permanecido prácticamente intacto ante la actividad de los ladrones de tumba.
Foto: AP / DADP
Lúxor, Egipto
Fotografía no fechada en la que aparece del arqueólogo y egiptólogo inglés Howard Carter, de pie con las manos detrás de su espalda izquierda, observando como es levantada la cubierta de la entrada a la tumba de Tutankamón, en Luxor, Egipto.
Foto: AP
Desenterarando a un faraón
Fotografía del momento en que fue reabierta la cámara de Tutankamón, en Luxor, Egipto
Foto: AP
La marcha fúnebre
El ataúd de oro y la máscara dorada de Tutankamón llegaron a El Cairo, Egipto, tras haber sido encontrados en la tumba de Seti II y transportados al Museo Egipcio de Antigüedades de El Cairo en la década de 1920. La procesión fue escoltada por siete guardias armados, Howard Carter y el señor Lucas lo acompañaron. El valor intrínseco del oro del ataúd, de la tapa y de la máscara fue estimado por Carter en 40.000 libras. El tesoro ha permaneció inalterado por más de 35.000 años en la tumba del faraón más famoso de la historia.
Foto: AP
Apertura de la tumba
Fotografía del momento en que Howard Carter abrió la capilla funeraria donde se encontraba la momia de Tutankhamón
Foto: The New York Times
Los primeros secretos
Howard Carter examinando la tumba de Tutankamón. Fotografía tomada por Harry Burton, 1924.
"El descubrimiento del Rey Tut"
Fotografía coloreada tomada por Harry Burton en noviembre de 1923 en la aparece Howard Carter, Arthur Callender y uno de sus ayudantes egipcios.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
Tutankhamón. Máscara funeraria
La máscara funeraria de Tutankamón en el momento de su descubrimiento.
© GRIFFITH INSTITUTE / UNIVERSITY OF OXFORD / MUSEU EGIPCI DE BARCELONA
«Tutankamón. Historia de un descubrimiento»
Fotografía de Harry Burton en la que Howard Carter inspecciona el sarcófago de Tutankhamón.
© GRIFFITH INSTITUTE / UNIVERSITY OF OXFORD / MUSEU EGIPCI DE BARCELONA
La entrada a la tumba
Entrada excavada en la pared del Anexo.
© JOAN-CARLES ALAY
«Descubriendo a Tutankamón»
El sarcófago de Tutankamón fotografiado por Harry Burton en 1922.
© GRIFFITH INSTITUTE, UNIVERSITY OF OXFORD / ASHMOLEAN
Howard Carter
El egiptólogo Howard Carter (1874-1939) en una fotografía tomada en noviembre de 1934 en El Cairo.
© AP PHOTO / GTRES
Tutankhamón
La momia de Tutankhamón en una imagen del año 2007.
FOTO: BEN CURTIS / AP PHOTO / GTRES
El guardián de Tutankamón
Esta estatua con el tocado khat, y otra igual con el pañuelo nemes, a tamaño natural, guardaban la entrada a la cámara funeraria del rey. Museo Egipcio, El Cairo.
S. VANNINI / CORBIS / CORDON PRESS
La cámara funeraria del rey
Cámara funeraria de la tumba de Tutankhamón, en el Valle de los Reyes. La suya es la única momia real que descansa en esta necrópolis.
AKG / ALBUM
«Tutankamón. Historia de un descubrimiento»
Entre 1922 y 1929, el fotógrafo Harry Burton documentó meticulosamente el descubrimiento de la tumba de Tutankamón.
© GRIFFITH INSTITUTE / UNIVERSITY OF OXFORD / MUSEU EGIPCI DE BARCELONA
Tutankhamón
Recreación del interior de la tumba de Tutankhamón.
HERITAGE / GTRES
Tutankhamón
Entrada a la tumba de Tutankhamón, en el Valle de los Reyes.
AP / GTRES
Tutankhamón
Momia de Tutankhamón, en el Museo Egipcio de El Cairo.
AP / GTRES
Tutankhamón
Sarcófago de Tutankhamón.
HERITAGE / GTRES
Howard Carter, los orígenes de un arqueólogo
El arqueólogo y egiptólogo más célebre de todos los tiempos nació en Londres, se crió en un pueblo al este de Inglaterra y a los 17 años de edad fue enviado a Egipto
Howard Carter
El egiptólogo Howard Carter (1874-1939) en una fotografía tomada en noviembre de 1934 en El Cairo.
© AP PHOTO / GTRES
Howard Carter, los orígenes de un arqueólogo
Howard Carter, el arqueólogo más famoso de la historia, nació el 9 de mayo de 1874 en Rich Terrace 10, en una de las diez casas edificadas en 1833 en una zona denominada hoy Richmond Mansions, en Old Brompton Road, en el barrio de Kensington, en Londres. Su padre, Samuel John Carter, fue un reputado artista especializado en la representación de animales, y su madre, Martha Joyce Sands, fue la hija de un constructor de Swaffham.
Howard Carter creció en esta apacible localidad situada al este de Inglaterra, de donde sus padres eran oriundos.
Swaffham y sus alrededores, sus asociaciones familiares y su arte se convirtieron en influencias poderosas en el desarrollo del joven que partió a Egipto a finales de su adolescencia y que finalmente realizó el descubrimiento arqueológico más espectacular de los tiempos modernos, relata el egiptólogo T.G.H. James en una biografía sobre Howard Carter. Nada más y nada menos que la tumba de Tutankamón, todo un hito en la historia de la egiptología.
Diestro dibujante
Howard Carter fue el menor de una familia de once hermanos y hermanas. Durante su adolescencia se interesó por el Antiguo Egipto y destacó por su destreza en el dibujo, pero no parecía dispuesto a seguir la carrera de su padre.
Para ganarme la vida comencé a pintar, con acuarelas y tizas de colores, loros domésticos, gatos y perros falderos mordedores y malolientes. Siempre fui un gran amante de los pájaros y los animales -de hecho me crié con ellos-, pero odiaba ese tipo de perros falderos, cuenta el propio Howard Carter en uno de sus diarios.
En 1891, con tan solo 17 años, fue enviado a Egipto por parte de la Egypt Exploration Fund con el propósito de copiar los jeroglíficos y las decoraciones de un grupo de tumbas del Imperio Medio en el sitio arqueológico de Beni Hasan. Carter aprendió gradualmente la profesión de arqueólogo y vivió su apogeo en 1922 con el descubrimiento de la tumba de Tutankamón.
Valle de los Reyes
Localización del Valle de los Reyes en Egipto, donde se encuentra la tumba de Tutankamón.
Foto: 2016 Data SIO, NOAA, U.S. Navy, GEBCO, Landsaat / Google, Mapa GISrael, ORION-ME
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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