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jueves, 12 de julio de 2018

GRECIA ANTIGUA : MEDICINA .- GRECIA .- NATIONAL GEOGRAPHIC.- La medicina en la Grecia antigua: el nacimiento de una ciencia....... Descubierta una receta médica de Hipócrates en un antiguo monasterio del Sinaí

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., ,recuerdo mucho cuando tenía clases de Anatomía cuando aún estudiaba secundaria en Ayabaca, en los 1965s, nuestro profesor nos dijo: "Nunca olviden el Juramento Hipocrático", y nunca más repitió esa frase, después de muchos años, supe que se refería al juramento que hacen los médicos al momento de graduarse, en respetar básicamente la ética en el tratamiento de sus pacientes.
Pero, el origen de ese juramento lo tuvo Grecia, con el llamado:  Padre de la Medicina.-  Hipócrates de Cos, que por cierto estableció  la Escuela Hipocrática de Medicina entre los 440 y 360 a.C.
National Gegoraphic.- dice: "Hipócrates, que vivió más o menos entre 440 y 360 a.C. En su isla natal de Cos fundó la escuela profesional que llevaría su nombre y donde compuso los primeros «tratados hipocráticos», que son el origen del Corpus hipocrático, una variada colección de casi sesenta textos médicos que formaron una biblioteca pionera especializada en la teoría y la práctica de la curación..."
National Geographic .- agrega : "El Corpus recoge y examina, con una perspectiva metódica y racional, numerosos datos sobre enfermedades y aspectos varios del arte médico: anatomía, fisiología, ginecología, patología, epidemiología y cirugía. En ellos se pone énfasis en la observación minuciosa de los enfermos y sus dolencias, y se atiende mucho a la dieta y el régimen, lo que no es sorprendente en una ciencia en la que la farmacología es muy elemental y la cirugía interna desempeña un papel muy limitado. Es importante la atención a lo que llamaríamos medicina preventiva y, sobre todo, a la evolución del proceso enfermizo, a los síntomas que permitan conocer sus crisis, dar un pronóstico y orientar la mejoría..."

http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/la-medicina-en-la-grecia-antigua_7023
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/descubierta-una-receta-medica-hipocrates-antiguo-monasterio-del-sinai_11727

Fue en Grecia donde, a partir de la actividad de Hipócrates, la medicina comenzó la búsqueda de una explicación racional de las enfermedades, atendiendo a sus síntomas para formular un diagnóstico y ofrecer el tratamiento más adecuado

Secuelas del combate
La curación de las heridas de guerra impulsó el desarrollo de la medicina. En la imagen, Aquiles vendando las heridas de Patroclo durante la guerra de Troya. Copa de Sosias. Siglo V a.C.
Foto: Bpk / Scala

Las serpientes de Asclepio
Higiea, sentada junto a su padre Asclepio, da de comer a una serpiente. Este animal, emblema del dios, era empleado en los rituales curativos de sus santuarios.
Foto: Erich Lessing / Album

Curación por el sueño
En la cabecera del lecho de una mujer enferma aparecen Asclepio, que le impone sus manos, y su hija Higiea. La escena corresponde a un relieve votivo procedente del santuario de este dios en El Pireo, fechado hacia 400 a.C.
Foto: Bridgeman

Teatro de Epidauro
Este magnífico teatro, del siglo iv a.c. acogía los certámenes en honor del dios de la medicina Asclepio.
Foto: Soumillard / Gtres

En la ciudad de los médicos
La ciudad de Pérgamo, de la que aquí vemos las ruinas del templo de Trajano, albergaba un famoso santuario de Asclepio, donde Galeno comenzó sus estudios de medicina.
Foto: Funkystock / Age Fotostock

Cura para la columna
Cura de una luxación de la columna vertebral. Peri Arthron. Biblioteca Medicea Laurenciana, Florencia.
Foto: Bridgeman
18 de junio de 2017

La medicina en la Grecia antigua: el nacimiento de una ciencia
Macaón y Podalirio, que atienden a los heridos griegos en la guerra de Troya, son los dos primeros médicos griegos cuyo nombre conocemos. La Ilíada los recuerda como «dos buenos médicos» en el ejército del rey Agamenón. Son hijos del famoso Asclepio (en latín Esculapio), más tarde venerado como dios de la medicina, y héroes muy apreciados tanto por su valor guerrero como por su servicial saber quirúrgico. El médico, llamado iatrós en griego, es, en efecto, según Homero, «un hombre que vale por muchos» (Ilíada, XI, 514), y está calificado socialmente como demioergós, «servidor público», al igual que el adivino, el maestro carpintero o el recitador de poemas. Se trata de un oficio acreditado y sabemos que médicos itinerantes circulaban por la Grecia arcaica. Ya en pleno siglo VI a.C. conocemos el nombre de un famoso médico viajero, Demócedes de Crotona, que, según cuenta Heródoto, acabó sus días en la corte del rey persa Darío I. Pero la figura que marca con su magisterio y sus escritos la etapa que llamamos «técnica» o «científica» de la medicina griega es la de Hipócrates, que vivió más o menos entre 440 y 360 a.C. En su isla natal de Cos fundó la escuela profesional que llevaría su nombre y donde compuso los primeros «tratados hipocráticos», que son el origen del Corpus hipocrático, una variada colección de casi sesenta textos médicos que formaron una biblioteca pionera especializada en la teoría y la práctica de la curación.

Medicina racional y milagrosa

El Corpus recoge y examina, con una perspectiva metódica y racional, numerosos datos sobre enfermedades y aspectos varios del arte médico: anatomía, fisiología, ginecología, patología, epidemiología y cirugía. En ellos se pone énfasis en la observación minuciosa de los enfermos y sus dolencias, y se atiende mucho a la dieta y el régimen, lo que no es sorprendente en una ciencia en la que la farmacología es muy elemental y la cirugía interna desempeña un papel muy limitado. Es importante la atención a lo que llamaríamos medicina preventiva y, sobre todo, a la evolución del proceso enfermizo, a los síntomas que permitan conocer sus crisis, dar un pronóstico y orientar la mejoría.
Aquí surge una medicina empírica y racional, sin ningún elemento mágico ni lastre religioso
Esa concepción de la physis o naturaleza como un conjunto de fenómenos que el estudio debe explicar mediante razones y experimentos es común a los primeros filósofos, los sofistas y los discípulos de Hipócrates. Por ello escriben esos textos en prosa clara y sencilla, contando sus experiencias e interpretando los hechos según una teoría crítica que los abarca y explica, sujeta a discusión científica. El médico intenta curar tomando conciencia de las causas de la enfermedad y expone el método efectivo para enfrentarse a ella. Aquí surge una medicina empírica y racional, sin ningún elemento mágico ni lastre religioso, en claro contraste con tradiciones médicas mucho más antiguas, como la china o la egipcia. Si es muy difícil valorar con criterio actual el nivel científico de esta medicina –que ignora los microbios, la circulación de la sangre o la química moderna–, no deja de ser ejemplar la orientación metódica y objetiva que caracteriza a esta téchne iatriké, el oficio de la curación.
Frente a esta terapéutica metódica y racional (la de escuelas médicas como la de la isla de Cos; la de la costa de Cnido, en Asia Menor, o la de Crotona, en la península Itálica) aparecen en Grecia otros lugares donde se practica una medicina religiosa en torno a los santuarios del divinizado Asclepio. Allí se promete a los enfermos un tipo distinto de curación, que actúa milagrosamente por la intervención del dios sanador. Impulsados por su fe, los enfermos acudían a los santuarios y se sometían a ciertos cuidados y ritos purificatorios, que solían incluir baños y rezos, y especialmente la incubatio, es decir, el dormir de noche sobre el suelo del recinto sagrado, donde les llegaba, en sueños, la voz divina que los aconsejaba o sanaba.
Es asombrosa la fama del culto de Asclepio y de sus santuarios –en Cos, Epidauro, Atenas y otras ciudades– desarrollada a partir del siglo V a.C. y aumentada en época helenística. Asclepio, hijo de Apolo, era un dios benévolo y de aire compasivo. Las ruinas de algunos santuarios atestiguan su prestigio y su riqueza, como sucede con el de Epidauro, con su magnífico teatro. Por otra parte, las inscripciones conservadas en forma de breves exvotos de los enfermos agradecidos, como los llamados iámata de Epidauro, testimonian múltiples y pintorescas «curaciones» milagrosas del dios.
Médicos del Islam
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Parece que los sacerdotes de esos templos de Asclepio se llevaban muy bien con los médicos hipocráticos, y puede que algunos les enviaran a pacientes que creían incurables. En cambio, algunos hipocráticos –como el autor de La enfermedad sagrada, sobre la epilepsia– rechazan rotundamente por charlatanes e impostores a curanderos, magos y brujos que se ofrecían como portadores de remedios mágicos. Origen de la Medicina

La ética profesional

El aprendizaje de la técnica médica estaba ligado a un estrecho vínculo personal entre discípulos y maestros, tanto en las escuelas como en la vida profesional. De ahí el interés histórico de un documento como el denominado «juramento hipocrático», que precisa los deberes del médico para con su maestro y su familia, y, por otro lado, los del médico con los enfermos. El futuro médico jura solemnemente –por Asclepio y sus hijas Higiea y Panacea– «respetar a su maestro como a su padre, compartir con él sus bienes, atender a su familia y enseñar a sus hijos la medicina, si quieren aprenderla, así como a otros discípulos, y a nadie más». Por otro lado, se compromete a ejercer el oficio guardando las normas: no dar veneno ni remedios abortivos –ni aunque lo soliciten los pacientes–, no revelar secretos de los enfermos, abstenerse de relaciones sexuales en las casas que se visiten, no hacer operaciones quirúrgicas si no son especialistas...
Los hipocráticos cuidan mucho la relación de los médicos con los enfermos; consideran que la buena disposición anímica del paciente ayuda a su pronta curación. Les importa mucho el prestigio propio, esa buena fama que el juramento menciona como premio de los cumplidores, frente al castigo de infamia de los otros. Recordemos que quienes practicaban la medicina no tenían un título oficial, sino que debían ganarse la estima de sus clientes –los médicos son los únicos extraños que penetran en los hogares ajenos–, y la confianza era fundamental a la hora de fijar sus honorarios. Algún texto aconseja no comprometerse tratando a enfermos desahuciados, de muerte segura. El médico trata a personas libres y a los esclavos por igual. Sólo en un pasaje Platón advierte que el médico debe explicar bien las causas de sus males a los libres, lo que no es preciso con los esclavos: a éstos basta darles las órdenes y las medicinas, sin explicación.
El arte de la medicina en la Antigua Roma
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Hipócrates no dejó su firma en ninguna de las obras del Corpus, aunque muchas llevan el sello de la escuela de Cos. El único texto del que conocemos a su autor es el titulado Sobre la naturaleza del hombre, que escribió Pólibo, yerno de Hipócrates. Este tratado es famoso por una teoría que se suele atribuir a toda la escuela hipocrática: la de los cuatro humores. Se trata de cuatro líquidos presentes en el cuerpo: sangre, bilis, bilis negra y flema, cuyo exceso o falta determina la salud. Unos pocos textos del Corpus se escribieron en la isla vecina de Cnido, donde existió una escuela médica rival. Acaso, como es frecuente en escuelas científicas, se trabajaba en equipo y los asociados no se preocupaban por dejar su firma en los respectivos textos.

De Alejandría a Roma

Algo después, la tradición médica cobró una nueva perspectiva en Alejandría. Allí, en el Museo, destacaron Herófilo de Calcedonia y Erasístrato de Ceos, que progresaron en los conocimientos de la anatomía y el sistema nervioso, influidos por estudios del filósofo Aristóteles (inventor de la anatomía comparada) y por sus propios análisis, ya que en Alejandría se practicaron disecciones de cuerpos humanos. En Grecia no se hacían, por respeto a prejuicios religiosos. Los griegos diseccionaban sólo animales, especialmente cerdos y monos, pero allí diseccionaron cuerpos vivos de condenados a muerte, para observar mejor el funcionamiento de la sangre y los órganos internos.
La Biblioteca de Alejandría, la destrucción del gran centro del saber de la Antigüedad
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En Alejandría y en Roma hubo diversas corrientes médicas, con distintas bases filosóficas: metódicos, empíricos, neumáticos, eclécticos. Pero todas quedaron superadas por la amplia obra y fama de Galeno de Pérgamo, que vivió en el siglo II d.C. Galeno escribió muchísimos libros, tuvo una carrera de inmenso éxito y fue médico de varios emperadores romanos, de Marco Aurelio a Septimio Severo. Sus obras fueron copiadas y comentadas durante siglos por griegos, romanos, árabes y cristianos, y el nombre de Galeno ha quedado como sinónimo del médico por antonomasia.
Los grandes avances de la ciencia médica a partir del siglo XVI, especialmente en los dos últimos siglos, merced al desarrollo de la química y de la farmacia, hacen que la antigua medicina helénica nos parezca muy alejada de la actual. Y, sin embargo, esa concepción racional de la medicina representa una hazaña de indudable valor en la historia de las ciencias, y en el tratamiento y cuidado del ser humano.
Para saber más
Tratados hipocráticos I. Introducción de Carlos García Gual. Gredos, 2008.
Therapeia. La medicina popular en el mundo clásico. Luis Gil Fernández. Triacastela, 2006.
La medicina hipocrática. Pedro Laín Entralgo. Alianza, 1982.
Crónica de la medicina. Heinz Schott (dir.). Plaza & Janés, 1995.
NATIONAL GEOGRAPHIC

Asclepio y su símbolo serpentario.
En la mitología griega, Asclepio o Asclepios (en griego Ἀσκληπιός), Esculapio para los romanos, fue el dios de la medicina y la curación, venerado en Grecia en varios santuarios. El más importante era el de Epidauro en el Peloponeso donde se desarrolló una verdadera escuela de medicina. Se dice que la familia de Hipócrates descendía de este dios. Sus atributos se representan con serpientes enrolladas en un bastón, piñas, coronas de laurel, una cabra o un perro. El más común es el de la serpiente, animal que, según los antiguos, vivía tanto sobre la tierra como en su interior. Asclepio tenía el don de la curación y conocía muy bien la vegetación y en particular las plantas medicinales. Según nota de Bernard Simonay en su novela "El Templo de Horus", este dios surge como recuerdo y veneración al sabio egipcio Imhotep, que vivió 2.000 años antes.[1]
Su padre era Apolo y su madre Corónide o, en otras versiones, Arsínoe. Desde que era un niño fue educado por el centauro Quirón, quien le enseñó todo lo referente a las artes curativas, especialmente lo relativo a plantas medicinales.
Asclepio alcanzó tal habilidad que podía devolver la vida a los muertos. Zeus, temeroso de que el más allá quedase despoblado, lo mató con un rayo. Asclepio fue llevado a los cielos, convertido en deidad.
Los miembros de la familia de Asclepio también ejercían funciones médicas, así, su mujer, Epíone, calmaba el dolor, su hija Higea era el símbolo de la prevención, su hija Panacea era el símbolo del tratamiento, su hijo Telesforo era el símbolo de la convalecencia y sus hijos Macaón y Podalirio eran dioses protectores de los cirujanos y los médicos.
https://es.wikipedia.org/wiki/Asclepio
WIKIPEDIA.

Hipócrates de Cos —en griego: Ἱπποκράτης— (Cos, c. 460 a. C.-Tesalia c. 370 a. C.) fue un médico de la Antigua Grecia que ejerció durante el llamado siglo de Pericles. Está clasificado como una de las figuras más destacadas de la historia de la medicina, y muchos autores se refieren a él como el «padre de la medicina»,[1][2][3]​ en reconocimiento a sus importantes y duraderas contribuciones a esta ciencia como fundador de la escuela que lleva su nombre. Esta escuela intelectual revolucionó la medicina de su época, estableciéndola como una disciplina separada de otros campos con los cuales se la había asociado tradicionalmente (principalmente la teúrgia y la filosofía) y convirtiendo el ejercicio de la misma en una auténtica profesión.[4][5]
Sin embargo, suelen entremezclarse los descubrimientos médicos de los escritores del Corpus hippocraticum, los practicantes de la medicina hipocrática y las acciones del mismo Hipócrates, por lo que se sabe muy poco sobre lo que el propio Hipócrates pensó, escribió e hizo realmente. A pesar de esta indefinición, Hipócrates es presentado a menudo como paradigma del médico antiguo. En concreto, se le atribuye un gran progreso en el estudio sistemático de la medicina clínica, reuniendo el conocimiento médico de escuelas anteriores y prescribiendo prácticas médicas de gran importancia histórica, como el juramento hipocrático y otras obras.[4][6]
No hay que confundirlo con Hipócrates de Quíos, matemático griego del siglo V a. C.,[7]​ que nació en la isla de Quíos, no muy lejos de la de Cos, cuyo hito más importante fue la cuadratura de la lúnula.[8]
https://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3crates
WIKIPEDIA.

Juramento Hipocrático
Manuscrito bizantino del siglo XI en el que está escrito el Juramento hipocrático en forma de cruz. Biblioteca Vaticana.
El juramento hipocrático es un juramento público que pueden hacer las personas que se gradúan en la carrera universitaria de Medicina. Tiene un contenido de carácter ético, que orienta al médico en la práctica de su oficio. En su forma original regulaba las obligaciones hacia el maestro y su familia, hacia los discípulos, hacia los colegas y hacia los pacientes. A partir del siglo XIX empezó a ser frecuente, sin ser nunca universal, la realización de un juramento basado en algún texto modernizado inspirado por el antiguo, distinto según la escala de valores específica de cada tiempo y lugar.
https://es.wikipedia.org/wiki/Juramento_hipocr%C3%A1tico
WIKIPEDIA.

Magni Hippocratis medicorum omnium facile principis, opera omnia quae extant, 1657
Los Tratados hipocráticos (Corpus hippocraticum) son un conjunto de unos cincuenta escritos médicos que abarcan más de mil páginas y que se han atribuido clásicamente a Hipócrates, el padre de la medicina contemporánea. Están escritos en dialecto jónico, y su gran heterogeneidad de estilo y teorías médicas han llevado a pensar que se trata de una compilación perteneciente a la "escuela hipocrática", más que a un solo hombre. La mayor parte de estos escritos fueron redactados entre los siglos V y IV a. C.
Son una recopilación de los 70 escritos de Hipócrates realizada por sus discípulos. Actualmente se sabe muy poco de estos escritos, debido a que se perdieron en la historia y solo se sabe de su existencia gracias a Sorano de Éfeso.
https://es.wikipedia.org/wiki/Tratados_hipocr%C3%A1ticos
WIKIPEDIA.

DEMÓCEDES DE CROTONA.
Demócedes era un nativo griego de la ciudad de Crotona en Italia. Dejó su hogar y vivió un tiempo en la isla de Egina, donde se estableció una gran reputación como médico. Sus talentos le trajeron ofertas de trabajo de Atenas, y eventualmente de Samos, donde trabajó durante muchos años en la corte de Polícrates. Desafortunadamente, él acompañó a Polycrates en su misión a Oretes, y fue hecho prisionero cuando Policrates fue asesinado. Desde allí, eventualmente fue enviado a Susa. Sucedió que fue reconocido allí como un famoso médico, y llamó a reparar un tobillo roto de Darius. Su éxito le trajo grandes riquezas y privilegios, pero Darius aún no le permitiría regresar a Grecia. Él concibió un complot elaborado y, con la ayuda de Atossa, la esposa de Darius, se ofreció voluntario para ir a una misión de reconocimiento a Grecia para ayudar a sentar las bases de una invasión. Su único propósito al hacer esto fue regresar a Grecia. Por lo tanto, escapó de sus guardianes persas y fue tratado como un héroe en su ciudad natal de Crotona. Más tarde se casó con la hija del famoso luchador, Milos de Croton.
https://www.heritage-history.com/index.php?c=resources&s=char-dir&f=democedes
HERITAGE HISTORY

Descubierta una receta médica de Hipócrates en un antiguo monasterio del Sinaí

El Ministerio de Antigüedades de Egipto ha informado que se trata de un palimpsesto del siglo V o VI, escrito sobre cuero y que incluye partes de una receta médica de Hipócrates

Monasterio de Santa Catalina

Foto: F. Schneider / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
12 de julio de 2017
Monasterio de Santa Catalina
La medicina en la Grecia antigua: el nacimiento de una ciencia
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La medicina en la Grecia antigua: el nacimiento de una ciencia

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El Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí, situado en la península del Sinaí, en Egipto, fue construido a mediados del siglo VI, durante el reinado de Justiniano I, y es uno de los monasterios más antiguos del mundo, continuamente habitado por una comunidad cristiana. Su célebre biblioteca contiene miles de manuscritos y códices de los primeros siglos de la era cristiana, una cantidad sólo superada por la Biblioteca Apostólica Vaticana; hay manuscritos en griego, copto, armenio, hebreo, árabe, etíope y siríaco, entre otras lenguas.
La semana pasada, el Ministerio de Antigüedades de Egipto anunció el hallazgo de un manuscrito médico muy importante por parte de los monjes del monasterio y durante unos trabajos de restauración en la biblioteca del recinto religioso. Se trata de un palimpsesto (un manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior que fue borrada expresamente) del siglo V o VI, escrito sobre cuero y que incluye partes de una receta médica de Hipócrates, el médico ilustre de la Antigua Grecia, considerado el padre de la medicina.
El manuscrito también conserva otros tres textos médicos escritos por un escriba anónimo, uno de ellos con ilustraciones de hierbas medicinales de la Antigua Grecia, que fueron suprimidas antes del año 1200. En una segunda capa hay un texto de la Biblia conocido como el Palimpsesto Sinaítico, difundido durante la Edad Media, especialmente en el Monasterio de Santa Catalina. En términos generales, el palimpsesto es un manuscrito sobre cuero con dos capas de escritura: una original y una reescritura que sustituyó a la primera debido al alto coste del cuero.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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