Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; el bandolero Rogelio Campos, llegó a la casa de la "Viuda de los 12 apóstoles", tal como se le conocía a Elvira Yanayaco Morocho; él, ya hospedado y al salir al campo observó sobre el techo de la casa en la cumbrera 12 sombreros de hombre en hilachas; mientras en la cocina doña Emiliana, quien es hermana de Elvira, daba los últimos toques a su habilidad de cocinera sirviendo un suculento desayuno, consistente en tortillas de maíz y queso seco, y sentado sobre el poyo del corredor delantero esperaba Rogelio Campos...
Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.
Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.
Emiliana, sirvió el desayuno consistente en 02 mates llenos de tortillas de maíz y un trozo de queso seco; salió de la cocina y fue al corredor, allí encontró sentado a Rogelio Campos y le convidó así:
--- Bandolero de judas; he preparado desayuno, tostando tortillas de maíz aliñadas con zurrapa de manteca de chancho y queso seco, yo te acompañaré, sírvete...
La anfitriona entregó el mate a Rogelio y ella se quedó con el suyo, el invitado oliendo el delicioso aroma de las tortillas le contestó:
--- ¡¡¡ Caramba doña Emiliana !!! Usted es una excelente cocinera, estas tortillas están deliciosas, las comeré con el mayor gusto y aprecio, mi barriga se sentirá muy feliz, reponiéndole comida, que me venía reclamando con sonajas fuertes ... jajajajaja..
Ambos personajes comenzaron a comer, el bandolero Rogelio con la dentadura completa, trozaba las tortillas y mordía el queso seco (es muy duro); pero, doña Emiliana solo las remojaba con su saliva para ablandar las tortillas en pedazos muy pequeños y masticarlos tan solo con las encías.
El suculento desayuno, fue un banquete para Rogelio, quien no demoró mucho en dar fin al contenido del mate lleno, incluido el queso; en cambio doña Emiliana, aún iba por la segunda tortilla; que en aquel momento tuvo que abandonar su mate colocándolo sobre el poyo y regresó a la cocina a servir el café de olleta, llenó un jarro grande, que ya había sido endulzado con un cuarto de tablilla de dulce (chancaca) y sirvió otro jarro para ella, con ellos en la mano salió de la cocina en dirección al corredor.
Al llegar hasta su huésped, le dijo:
--- Rogelio, sírvete café, es bien aromático, corresponde a la cosecha de la huerta grande, que lo hizo Elvira.
El huésped con jarro en mano, soplando un poco porque estaba muy caliente, lo llevó a la boca y sorbió un poco y vaya que estaba bien cargado y muy exquisito.
Doña Emiliana, seguía desayunando lentamente, cada tortilla la trozada en pedazos muy pequeños para poder comer, a la pobre mujer no le quedaba ningún diente ni menos muelas.
Rogelio, se bebió todo el contenido del jarro de café, y quedó completamente satisfecho; mientras doña Emiliana seguía lentamente desayunando; él quería hacer algo y se dio cuenta que la caña madura estaba lista para el corte y le preguntó:
--- Doña Emiliana, queda por aquí cerca el trapiche de molienda de caña, porque la caña de la huerta está pasándose de madura.
Doña Emiliana, interrumpió de remojar los trocitos de las tortillas con sus encías y le contestó:
--- Si, pero está un poco lejos, Elvira lo levantó en el potrero grande, se mueve con yunta de bueyes a la mijarra es muy pesada, todo el equipo lo compró en el Ecuador; ahora está ocupado, lo tienen unos agricultores moliendo y sacando guarapo para su alambique y destilar cañazo; tal vez dentro de un mes, se molería un par de medias, para elaborar dulce (chancaca) y guardar para el próximo invierno.
Rogelio, continuaba muy inquieto y siguió preguntando y dijo:
--- Doña Emiliana, tengo entendido que doña Elvira, tuvo 12 hijos y todos hombres, por lo que veo que ninguno le gustó el campo.
Doña Emiliana, seguía ingiriendo trozos muy pequeños de tortillas y le contestó:
--- Si, tienes razón, ninguno de los muchachos se quedó, se fueron a diferentes lugares, algunos al Ecuador, otros a Piura; pues, ninguno viene a visitarnos, por lo que Elvira está pensando en casarse de nuevo, para entregar al marido los terrenos para que los cultive.
Rogelio Campos, se sonrió de buena gana y haciendo ironía de lo que dijo Emiliana, le contestó:
--- Seguro, que ella está buscando el número 13, pero es de mal agüero, por que puede ser ella quien no sobreviva.. jajajajajaja...
No había terminado de sonreír Rogelio y llegó Elvira a todo trote con los caballos levantando polvo de la tierra, con sus pisadas fuertes que siendo ella la jinete tenía ocupado a tres acémilas incluido el que lo montaba; rápidamente se apeó y fue a cada caballo le bajó la soga y amarró a los tres en una picota; el caballo de Rogelio dio un relincho en bajo tono de saludo a sus congéneres recién llegados.
Los comensales se pusieron de pie, para saludar a la recién llegada y fue ella quien dijo:
--- Ohh que gran noticia encontrar una visita deseada ¡¡¡ Qué milagros te trajeron por acá amigo Rogelio !!!
Rogelio Campos, que veía por primera vez en su vida a una mujer con pantalones (en aquellos tiempos ellas usaban polleras largas y sin nada más en el interior) y aún más ella llevaba polainas de montar, era algo similar como montaban las mujeres de hacienda o ricachonas y le contestó:
--- Doña Elvira, el sorprendido soy yo, ver a una dama muy elegante con ropa de montar, mostrando su belleza, solamente comparada con las flores del mejor jardín de la Tierra.
Rogelio, un clásico bandolero mujeriego y romántico, no le faltaba verbo salamero y enamorador, que siempre lograba impactar en las mujeres y ella fue una más; quien le contestó:
--- ¡¡¡ Caramba !!! Haberlo sabido yo, que me encontré en mi propia casa con el lisonjero que conmueve hasta lo profundo del corazón, pero a ¿cuántas mujeres les has dicho lo mismo?.
Rogelio, estaba fascinado observando el cuerpo algo espigado cubierto de abultados senos que sobresalían por la blusa que llevaba puesta la dama (en aquellos tiempos en los campos las mujeres no usaban sostén), ella tenía una cintura estrecha a pesar de haber tenido 12 hijos y anatómicos glúteos expuestos por la estrechez y ceñido del pantalón que terminaba a la altura de las rodillas, cuyas mangas eran atrapadas por las polainas; era un cuerpo provocativo y con una edad de por lo menos unos 30 años menor en comparación con la anciana hermana Emiliana, quien intervino, así:
--- Buenos días hermanita Elvira, sabía que llegabas ya te preparé el desayuno, nosotros recién terminamos, te ayudaré a descargar.
Pero, había un hombre y ese fue Rogelio, quien añadió:
--- Déjenme a mi, que yo descargaré a las bestias y las desensillo e iré al huerto a cortar caña.
A lo que intervino Elvira, quien dijo:
--- Siempre fuiste un caballero Rogelio, se le agradece, no tienes que cortar caña, yo misma las llevaré a las bestias al potrero grande, que está un poco lejos, pero estamos por la mañana, prácticamente iniciando el día.
Ya, Rogelio no esperó escuchar la respuesta de Elvira y estaba en plena descarga de las alforjas que eran grandes y pesadas, por las cosas que había comprado Elvira, ella misma abrió la puerta de la sala de par en par y Rogelio entró con la primera alforja y la colocó sobre una larga tarima y de paso dio una ojeada a ese interior que le produjo escalofríos al observar una vara colgada lateral sostenida por sogas desde el techo y allí estaban colgados 12 ponchos de hombre y al final a lado izquierdo había un espacio justo para uno más.
Rogelio, algo perturbado, salió hasta los caballos y siguió descargando alforja por alforja que eran en número de 05 y terminado el descargue, él desensilló a los caballos, que al sacar el último suadero habían llagas sobre los lomos, seguramente debido al largo camino y cargados y sin descanso eso desuella la carne sobándose con los suaderos que sostienen la silla (lomillo) y la pesada carga.
Los agradecidos animales, solo movían la cola sacudiéndose del semejante peso que se les quitó de encima; pero, había que curarlos y en los campos siempre hay algo práctico tal como era la ceniza caliente, por lo que Rogelio dijo:
--- Los caballos tienen mata (herida) sobre los lomos, quisiera un poco de ceniza para evitar las queresas de las moscas.
Sin embargo, doña Elvira tenía un cicatrizante más efectivo que era el polvo de hoja seca de matico, justo lo había guardado en una talega que estaba colgada en la sala, ella sacó el remedio casero y se lo entregó a Rogelio, quien desató la talega y aplicó el polvo a las heridas de los caballos, pero ella no perdía tiempo le miraba de pies a cabeza a Rogelio y ella pensó así: "Este hombre es el ansiado número 13 que estoy buscando..."
Continuaremos............
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui