El escritor irlandés está considerado por muchos uno de los grandes maestros de la prosa en inglés. Misántropo e irónico, su obra principal, "Los viajes de Gulliver", constituye una amarga crítica contra la sociedad de su tiempo y los defectos de la condición humana.
Josep Gavaldà
·La vida y la obra de Jonathan Swift, fallecido en Dublín, Irlanda, el 19 de octubre de 1745, fue una constante lucha contra la estupidez humana en todas sus facetas: políticas, religiosas y morales. El genial escritor irlandés emprendió una furiosa cruzada contra la irracionalidad y las limitaciones de la libertad, empleando para ello grandes dosis de espíritu satírico y de escepticismo, aspectos que salpicaron su visión de la vida y, en consecuencia, sus escritos: "Cuando en el mundo aparece un verdadero genio se le puede identificar por este signo: todos los necios se conjuran contra él", declararía.
Un viaje cargado de simbolismo
"Crecí hastiado del contacto con el mar, con intenciones de quedarme en casa con mi mujer y familia. Me mudé a Wapping esperando hacer algún negocio con los marinos, pero con poco éxito. Después de tres años de infructuosa espera, acepté una ventajosa oferta como cirujano a bordo del Antelope a cargo del capitán William Prichard, quien viajaría a los Mares del Sur. Partimos desde Bristol el 4 de mayo de 1699, y nuestro viaje en un principio fue bastante próspero". Este es el primer párrafo de la obra más conocida de Jonathan Swift, Los viajes de Gulliver. Swift la publicó bajo el pseudónimo de Lemeul Gulliver, y su titulo original fue Viajes hechos por varias remotas naciones del Mundo. De inmediato se convirtió en un éxito de ventas. El libro está cargado de simbolismo y plagado de comentarios satíricos, en lo que constituye una auténtica declaración contra la corrupción política, los vicios y los defectos del ser humano. Su obra también es una crítica a la guerra y a los oscuros motivos que la impulsan. Ha sido adaptada al teatro y al cine, traducida a decenas de idiomas y, sin lugar a dudas, forma parte del patrimonio cultural de la humanidad.
La obra, que Swift publicó bajo el pseudónimo de Lemeul Gulliver, y cuyo titulo original fue Viajes hechos por varias remotas naciones del Mundo, fue un éxito de ventas inmediato.
Los escritos de Swift son fruto de su tiempo. Eso no quiere decir que sus obras sólo tengan sentido en su época: sus críticas e ironías pueden extrapolarse a cualquier período, ya que, según el autor, las muestras de estupidez, con sus diferentes máscaras, son atemporales. Ejemplos de la furia y la misantropía que le caracterizaron son estas palabras: "de año en año, e incluso de mes en mes, me siento impulsado cada vez más al odio y a la venganza; y mi inteligencia es tan intensa que me obliga a desenmascarar la locura y la cobardía de este pueblo esclavo en cuyo seno vivo". Lo que está claro es que el escritor no dejó indiferente a nadie: su sarcasmo enfurecía a unos y a otros. A ello se deben añadir los bandazos ideológicos del propio autor, que tanto se posicionaba políticamente del lado de los liberales como de los conservadores.
Un best seller cargado de ironía
Los Viajes de Gulliver fue un éxito desde su publicación: se convirtió en un auténtico best seller. Lo leían desde gobernantes hasta niños. A pesar de la amargura y la dureza de algunas de sus páginas, los pequeños disfrutaban imaginando un mundo fantástico en el que aparecían unos seres diminutos y otros gigantes, una isla voladora o un lugar donde los caballos hablaban.
A pesar de la amargura y de la dureza de algunas de sus páginas, los niños disfrutaban imaginando un viaje en el que aparecían unos seres diminutos y otros gigantes, una isla voladora o un lugar donde los caballos hablaban.
El libro se compone de cuatro partes que corresponden a cuatro viajes distintos: el viaje a Lilliput y Blefuscu; el viaje a Brobdingnag; el viaje a Laputa, Balnibarbi, Luggnagg, Glubbdubdrib y Japón, y finalmente el viaje al país de los Houyhnhnms. Cada uno de ellos muestra algunos aspectos de los vicios y defectos humanos. Los liliputienses son malvados, ignorantes y crueles, están gobernados por un rey y una corte de incapaces y vanidosos, y se pasan el tiempo metidos en guerras. Los gigantes de Brobdingnag son amistosos y prácticos, pero carecen de inteligencia. Laputa está llena de filósofos y científicos dedicados a cuestiones vanas, encerrados en un mundo donde la sabiduría se da la mano con la pedantería, la estupidez y la banalidad. En la isla de Glubbdubdrib, Gulliver encuentra a una comunidad de magos que puede convocar a los espíritus de los muertos, lo que le permite conversar con Alejandro Magno, Julio César, Aristóteles... Los Houyhnhnms son caballos inteligentes que usan a una raza degradada de hombres, los Yahoos, como animales de monta. A través de los ojos de estos equinos, Swift describe a los seres humanos como depravados, avariciosos e ignorantes. De hecho, Swift escribió su libro con el propósito de "arreglar el mundo", e intentó hacer evidentes las consecuencias de no usar la razón y dejarse llevar por los más bajos instintos.
"Los viajes de Gulliver". Ilustración del siglo XIX que muestra a Gulliver conversando con el rey de Brobdingnag. Cordon Press.Loco y aislado
Los críticos literarios están divididos a la hora de considerar los viajes de Gulliver como una novela de ciencia ficción. Para algunos, la intencionalidad de la obra es meramente satírica o moral, no utópica. Jonathan Swift ataca con humor corrosivo la naturaleza humana, los relatos de viajes tan populares en la época y a la propia ciencia. Los Viajes de Gulliver es también un buen ejemplo de lo que se ha dado en llamar "novela planetaria", un estilo literario muy cultivado en el siglo XVIII, a menudo escrita en tono burlesco e irónico. Según el crítico y teórico literario Edward W. Said, "la obra de Swift es un perdurable milagro de cuantos comentarios puede encajar la obra de un autor, y aun así continuar siendo problemática". Por su parte el escritor italiano Giovanni Papini elogió así al escritor irlandés: "Jonathan Swift es, en compañía de Shakespeare, de Carlyle y de un cuarto a escoger, es el escritor más fuerte que se le ha concedido a Inglaterra". Finalmente, el crítico literario estadounidense Harold Bloom sentenció: "El corazón de su genio es la ironía, con la cual se dice una cosa cuando se quiere decir otra. Swift nos perturba porque su ironía parece no tener límites […]. En Swift la ironía anda suelta y alcanza una turbulencia desbocada".
"Los viajes de Gulliver". Ilustración del siglo XIX que muestra a Gulliver observando la isla voladora de Laputa. Cordon Press.
"Los Viajes de Gulliver" es también un buen ejemplo de lo que se ha dado en llamar "novela planetaria", muy cultivada en el siglo XVIII y a menudo escrita en tono burlesco e irónico.
En enero de 1728 murió Esther "Stella" Johnson, gran amiga (y posiblemente algo más) de Jonathan Swift, de la que se desconoce si llegó a casarse con él. Swift, profundamente afectado y desmotivado por la pérdida, se aisló para siempre. Sus últimos cuatro años de vida los pasó envuelto en la melancolía y evidenciando una progresiva merma en la memoria y en el habla. Según un familiar: "Algunas veces no pronuncia ni una sílaba, o sólo palabras incoherentes, está como en un estado de completa insensibilidad, duerme mucho y cuesta hacerlo caminar en su habitación". Cinco meses antes de redactar su testamento, una corte juzgó a Swift incapaz de valerse por sí mismo, y varios escritores como Walter Scott y Samuel Johnson dieron a entender que había enloquecido y que sufría grandes y graves ataques de ira. El 19 de octubre de 1745, Jonathan Swift murió legando la mayor parte de su fortuna a los pobres y estableciendo que se construyera un sanatorio mental. Swift está enterrado en Dublín, en la catedral de San Patricio, cerca de Stella, y bajo un epitafio que él mismo escribió en latín: "Aquí se halla el cuerpo de Jonathan Swift, d[octor en] s[agrada] T[eología] y deán de esta catedral, donde la indignación feroz ya no puede lacerar el corazón. Sigue tu camino, viajero, e imita, si puedes, a este vigoroso campeón de la libertad."
Esther Johnson, más conocida como Stella, la gran amiga de Jonathan Swift. Retrato anónimo. Cordon Press
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