En 2014 se descubrió una lujosa casa romana cerca de la ciudad francesa de Arlés, decorada con hermosas pinturas murales, una de las cuales representa a una mujer tañendo una especie de arpa. Ahora, los investigadores han iniciado la restauración y reconstrucción de los fragmentos pintados de los muros de esta casa, como si de un puzle gigante se tratara.
Panorámica de las excavaciones en La casa de la arpista en 2017.
UNA CASA SUNTUOSAMENTE DECORADA
Esta residencia recibe su nombre por una de las figuras que aparecen representadas en sus muros: una mujer tocando un instrumento parecido a un arpa. Con una superficie excavada de 105 metros cuadrados, la domus se distingue por su temprana datación, su carácter lujoso y el excepcional estado de conservación de sus paredes. Fue construida entre los años 70-50 a.C., antes de que la colonia romana de Arlés adquiriese la importancia que tendría posteriormente debido sobre todo a su situación estratégica, situada sobre el río Ródano. Fue levantada por artesanos procedentes de Italia que construyeron la casa utilizando técnicas típicamente romanas, como muros de mampostería, tejados sobre los techos y pavimentos de ladrillos pequeños colocados en forma de espiga (opus spicatum).
Pintura de la arpista que da nombre a la casa.
La domus fue levantada por artesanos procedentes de Italia que construyeron la casa utilizando técnicas de construcción típicamente romanas, como muros de mampostería, tejados sobre los techos y pavimentos de ladrillos pequeños colocados en forma de espiga.
Con una planta tradicional de finales de la República romana, el atrio de La casa de la arpista incluye una galería que rodea un gran patio, con un impluvium (una especie de estanque para captar el agua de lluvia), al que se abren una serie de estancias, dos de las cuales han sido totalmente excavadas. La decoración de una de las habitaciones sugiere que fue un comedor (triclinio) o un dormitorio (cubículo). La segunda sala, en gran parte abierta al atrio y con suntuosas decoraciones pintadas, solo pudo haber sido una sala de recepción. La casa fue destruida entre los años 50 y 40 a.C., unos veinte años después de su construcción, aunque se conservaron los muros con frescos. Al parecer, el edificio fue reconstruido en tres ocasiones y sus propios escombros se utilizaron como material de relleno.
MONTAR UN PUZLE
Las pinturas, en un notable estado de conservación, aparecieron tanto en su lugar en las paredes como en miles de fragmentos entre los materiales de relleno. En total, los arqueólogos han llenado 800 cajas de fragmentos pintados. En el marco de una colaboración establecida en 2014 con el INRAP, el estudio de este material arqueológico se encomendó a Julien Boislève, toicografólogo (especialista en murales y estucos), en colaboración con arqueólogos y restauradores del museo, dirigidos por Marie-Pierre Rothé.
Desde abril de 2021, la reconstrucción de las decoraciones pictóricas de La casa de la arpista, que ocuparon una superficie de unos 220 metros cuadrados, se lleva a cabo en el corazón del museo, en la sala de exposiciones temporales, donde los fragmentos de frescos (algunos realmente minúsculos) se distribuyen en hileras de mesas. Sentados ante ellas, los arqueólogos intentan, pedacito a pedacito, dar forma a este intrincado puzle. Al mismo tiempo, el taller de conservación y restauración del museo efectúa un tratamiento preliminar a las paredes pintadas extraídas del yacimiento; también se están realizando investigaciones sobre el color rojo bermellón para evitar su ennegrecimiento.
Mesas sobre las que se disponen los fragmentos de muros pintados. En primer plano, Marie-Pierre Rothé y Julien Boislève.
La reconstrucción de las pinturas de La casa de la arpista, que ocuparon una superficie de unos 220 metros cuadrados, se lleva a cabo en el corazón del museo, en la sala de exposiciones temporales donde los fragmentos de frescos se distribuyen en hileras de mesas.
En esta fase del estudio, los expertos han reconocido al menos seis decoraciones diferentes, aunque todas ellas son testigos del lujo y la ostentación de que hizo gala el propietario de esta casa. Las pinturas se relacionan con el segundo estilo pompeyano, que se caracteriza sobre todo por sus arquitecturas pintadas. Solo los personajes más ricos del lugar, totalmente imbuidos de cultura romana, tenían los medios económicos necesarios para poder traer desde Italia a la Galia talleres de prestigio. Las decoraciones del segundo estilo son muy raras en Francia, y en ningún otro yacimiento del país se había localizado hasta ahora un conjunto tan grande, diverso y de tan alta calidad como el encontrado en La Verrerie. En unos quince yacimientos en todo el país, como en Saint-Rémy-de-Provence, Nimes o Narbona, se han hallado asimismo ejemplos del segundo estilo, aunque mucho menos completos.
Decoración de la antesala.
Decoraciones murales en la alcoba.
ARQUITECTURAS PINTADAS Y UNA MEGALOGRAFÍA
Una de las estancias de la casa, estudiada este año, presenta una decoración de inspiración arquitectónica que la divide en dos espacios distintos (antesala y alcoba). La ornamentación de los muros imita una gran arquitectura pintada. En las pinturas de la antesala predominan los tonos amarillentos y la alcoba presenta una decoración más elaborada y con colores mucho más brillantes. En la antesala, la parte inferior del muro imita un podio de mármol gris que soporta unas pesadas columnas amarillas, mientras que hileras de bloques de colores ocupan la parte superior. Por su parte, en la alcoba la decoración es muy similar, pero desarrollada con una policromía más lujosa. La parte inferior de las paredes recrea un podio de colores brillantes realzado con rosetas trazadas en rojo burdeos. Unos ricos paneles que imitan el mármol ocupan el área central, coronados por filas de bloques igualmente relucientes y en los que se inserta un delicado friso de amorcillos cazadores.
Capitel corintio. Detalle decorativo de la antesala.
Friso de amorcillos cazadores.
La sala de recepción se decora con una galería de grandes figuras (entre las que se incluye la arpista) colocadas sobre pedestales y emergiendo sobre un fondo rojo bermellón. La música va acompañada de otros personajes que sin duda forman parte de una procesión báquica.
Las pinturas de la sala de recepción, donde apareció el fresco de la arpista, se estudiarán en 2022. Esta espléndida estancia incluye otro tipo de decoración que hasta la fecha era desconocida en la Galia: una galería de grandes figuras (entre las que se incluye la arpista) colocadas sobre pedestales y que emergen sobre un fondo rojo bermellón. La tañedora de arpa va acompañada de otros personajes que sin duda forman parte de una procesión báquica. Este tipo de decoración compuesta por grandes figuras se conoce como "megalografía". En Italia se conocen algunos ejemplos (si bien son raros) de figuras de este tipo sobre un fondo rojo bermellón, como en el caso de la Villa de los Misterios de Pompeya. En cambio en Francia esta clase de decoraciones (y además en tan buen estado de conservación) representa una auténtica novedad. "Es exactamente como un rompecabezas… salvo, claro, que no tenemos el modelo original del cual partir, ni todas las piezas, lo que significa que es un trabajo muy paciente. Es un gran esfuerzo, pero tenemos la suerte de contar con gran cantidad de piezas de la decoración de buena calidad, lo cual es inusitado", concluye un entusiasmado Boislève.
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