El hallazgo de un conjunto de huellas fósiles en el lecho de un antiguo lago del Parque Nacional de White Sands, en Nuevo México, apunta a que la ocupación humana de América del Norte se produjo antes del Último Máximo Glacial.
Especies representadas en las huellas halladas del Parque Nacional White Sands
A pesar de casi un siglo de investigación y encendidos debates sobre las pruebas más tempranas del asentamiento humano en las Américas, los detalles sobre la migración de las primeras comunidades humanas al Nuevo Mundo y su impacto en el paisaje del Pleistoceno siguen siendo poco conocidos. Ahora, sin embargo, el hallazgo de un conjunto de 60 huellas humanas en el lecho de un antiguo lago ofrece una nueva evidencia científica sobre cuan temprano el hombre puso su pie por primera vez en América.
Hasta el momento, las estimaciones actuales situaban las pruebas más tempranas de la presencia del hombre sobre el continente americano en un periodo comprendido entre hace 13.000 y 20.000 años. Las improntas ahora encontradas en el hoy territorio del Parque Nacional de White Sands, en nuevo México, sitúa no obstante esta presencia entre hace 21.000 y 23.000 años. Esto muestra que los seres humanos ya se encontraban en el continente antes del Último Máximo Glacial, la época durante el último periodo glacial de nuestro planeta en que los hielos alcanzaron su máxima extensión impidiendo la migración humana desde el continente asiático.
Los seres humanos ya se encontraban en América antes del Último Máximo Glacial, entre hace 21.000 y 23.000 años
"Los arqueólogos e investigadores en campos afines han buscado durante mucho tiempo comprender la colonización humana de América del Norte. Cuándo, cómo y desde dónde migraron las personas, así como cuáles fueron las consecuencias de su llegada para la fauna y el paisaje local, son algunas preguntas recurrentes", explicaMatthew Bennett, profesor de ciencias ambientales y geográficas de la universidad de Bournemouth y autor principal del artículo que bajo el titulo Evidence of humans in North America during the Last Glacial Maximum se publica esta semana en la revista Science.
Rutas entre el hielo
Durante la extensión máxima de los glaciares de la última edad de hielo, entre hace unos 26.500 y 19.000 años, la tierra conectó Rusia y Alaska, lo que permitió a las personas asentarse en la región ahora mayormente sumergida que los arqueólogos conocen como Beringia. Sin embargo, durante todo este período de tiempo los glaciares cubrieron gran parte de Canadá, bloqueando el camino hacia el sur; lo que ahora es el territorio continental de Estados Unidos. Los arqueólogos alguna vez pensaron que las primeras personas llegaron a las Américas caminando por un corredor que se abrió entre los glaciares hace unos 13.500 años. En las últimas décadas, sin embargo, los datos de otros varios yacimientos han sugerido que el hombre ya había arribado al continente hace al menos 16.000 años, lo que ha llevado a muchos investigadores a sospechar que los primeros humanos en llegar bordearon el hielo al viajar por la costa del Pacífico en barco.
Extensión global del hielo durante el Último Máximo Glacial
"En la mayoría de los casos, el cronograma de la expansión humana en América del Norte está restringido por la viabilidad de las rutas migratorias actualmente reconocidas desde Asia: un corredor interior libre de hielo a través del oeste de Canadá y una ruta costera en el Pacífico", explica Bennet. "Lo más probable es que ambas se hubieran cerrado o hubieran sido extremadamente difíciles de atravesar durante el Último Máximo Glacial", añade. Pero según los autores, a diferencia de los artefactos culturales u otra evidencia de actividad humana, que pueden tener una procedencia incierta, las huellas halladas tienen un contexto claro. Fijas en la superficie impresa, representan un momento exacto en el tiempo.
Tras el rastro de los primeros pobladores
Para averiguar la edad de las huellas, los investigadores dataron por radiocarbono las semillas incrustadas en varias capas de tierra del lugar del hallazgo. La datación situó las semillas entre hace aproximadamente 23.000 y 21.000 años, durante el apogeo de la última glaciación. Si las huellas son tan antiguas, los seres humanos hubieron de alcanzar el continente antes de que las capas de hielo bloquearan el camino, lo que significa que un viaje temprano por tierra pudo haber sido posible.
Análisis posteriores de las huellas también sugieren que la mayoría fueron hechas por adolescentes y niños que tal vez iban a buscar agua o simplemente pasaban el tiempo. “La gente pasa mucho tiempo jugando ¿Y qué mejor lugar para jugar que la orilla de un lago? Estos hallazgos confirman la presencia de humanos en América del Norte durante el Último Máximo Glacial, lo que aporta nuevas pruebas sobre la antigüedad de la colonización humana del Nuevo Mundo y proporciona una extensión del rango temporal de hasta 3000 años para la coexistencia de los primeros habitantes y la megafauna del Pleistoceno", concluye Bennet.
Si las fechas son correctas, el descubrimiento indicaría la presencia del hombre en América a mediados de la última Edad de Hielo, miles de años antes de lo que pensaban muchos arqueólogos
No obstante, ante la magnitud del hallazgo, los científicos siguen tratando de refutar su nuevo descubrimiento, por ejemplo comprobando que la química del agua del antiguo lago no sesgara los datos obtenidos mediante la datación por radiocarbono Una posibilidad molesta es que las semillas sean más antiguas que las huellas, por lo que varios geólogos ajenos a la investigación sugieren someter a la mismas a datación por luminiscencia estimulada ópticamente en aras de afianzar aún más fechas ofrecidas por el equipo de Bennet.
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