Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; el bandolero Rodrigo López Huamán, como caporal de los terrenos de la viuda Edilsa Flores Morocho, él estaba haciendo un trabajo excelente, ya logró combatir a los cuatreros, que tanto daño económico le ocasionaban a la ganadería, y como caso curioso la dueña nunca se había enterado; ya estamos próximos a los rodeos y por primera vez la dueña conocerá las existencias reales de su ganadería; en la mañana descansaba Rodrigo después de desayunar en la playa y salió a observar los terrenos y avistó en la loma del enfrente que venían un grupo de jinetes desconocidos... ...sigamos la historia......
Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria.
Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.
Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.
Rodrigo López Huamán; tenía éxito en combatir y matar a los cuatreros, por que él siendo un bandolero pensaba exactamente como ellos, y gracias a esas anticipaciones, él ya logró matar a cuatro cuatreros, más los tres trabajadores cómplices de ellos, ya sumaban 7 muertos en los terrenos que nunca hubo antes derramamiento de sangre; por que la dueña, jamás supo que su numerosa ganadería estaba siendo diezmada por cuatreros con ayuda de los propios pastores.
Rodrigo López Huamán, oteó desde la playa a un grupo de jinetes que apuraban a sus caballos en dirección donde él estaba, le causó alarma, por que los desconocidos trotaban aceleradamente.
Entonces, Rodrigo llamó a su ayudante el "vigilante" y le dijo:
--- Hombre, acabo de observar en la loma de enfrente a un grupo de jinetes que bajaban a la hoyada.
El "vigilante" por instinto y supervivencia puso la mano en la vaina de su machete, que llevaba fajado a la cintura y le contestó:
--- Señor caporal, esos jinetes pueden ser cuatreros y vienen por nosotros; ya que los vio, nos prepararemos para recibirlos, felizmente los pastores no han salido al campo, pero si me parece algo raro que vengan en día claro, ya que nunca los mañosos (cuatreros) atacan de día, ellos buscan el amparo de la noche
En esos momentos, Rodrigo lamentaba haber dejado escapar a un cuatrero en las alturas de la loma; quien seguramente avisó a los demás, pero tal vez cometieron otro grave error en atacar en día claro, por que ya fueron vistos, con esos pensamientos en la cabeza del caporal, se preparaba para hacerles frente; pero, algo le decía a su experiencia que tal vez no eran cuatreros, sino otra gente.
Efectivamente, los desconocidos que bajaban a la hoyada eran 8 jinetes; pero, ellos no eran cuatreros, sino comerciantes, que si recibían las reses robadas de los cuatreros, que si estaban necesitados de ganado vacuno para hacer entregas urgentes; ya que los cuatreros no cumplieron con las entregas; por lo que ellos pretendían comprar directamente a los dueños, dejando de lado el negocio ilícito; por esa razón ellos se movilizaban de día claro, sin intenciones de atacar a nadie, sino comprar como unos buenos perneadores.
Estos supuestos compradores, como precaución para no ser asaltados portaban armas de fuego, que eran unas carabinas cargadas con trozos de plomo trabajados como balas, con un disparo de una sola vez, aún así llevaban ventaja a los macheteros.
Los desconocidos jinetes, atravesaron la hoyada y salieron por el camino que conducía a la playa, donde los estaban esperando Rodrigo y los pastores; ellos llegaron sin levantar sus carabinas, ni siquiera las habían tomado, las traían como cargas en la silla con el cañón al suelo, quienes al llegar se adelantó uno de ellos y saludó así:
--- Buenos días señores, venimos en son de paz, somos comerciantes de ganado vacuno y quisiéramos comprar un lote de reses de estos potreros que son de buena calidad.
Entonces, Rodrigo con el machete desenvainado, sabiendo que no haría mucho, si el jinete montado agarraba su carabina y podría dispararle, le contestó:
--- Señores, nosotros no los conocemos a ustedes, tampoco estamos vendiendo reses, no sé quien les dio la información errada, seguramente son las haciendas que están en saca, pues se equivocaron de camino.
Pero, el comerciante, si sabía que desde estos terrenos los cuatreros arreaban el ganado para ellos y se arriesgó a informar, y le contestó:
--- Tengo unos amigos que arreaban reses de estos terrenos, ellos hablaban de un tal Griseldo, no sé, si está presente por que no lo conocemos, para comprar directamente con él.
Rodrigo, al escuchar al comerciante, que era parte de los cuatreros, con firmeza le respondió:
--- Señor, el individuo Griseldo murió al ser descubierto como un mañoso(ladrón de reses), que entregaba el ganado a los cuatreros, ya no existen esos ladrones, y anoche murieron cuatro cuatreros en las alturas que intentaba arrear reses por su cuenta, así que ustedes que eran los compradores de ganado robado no son amigos y les ruego que salgan de nuestros terrenos, por que correrán las misma suerte, ya hay 20 hombres que los están rodeando; ustedes tendrán armas de fuego pero son de una sola bala.
Los otros jinetes, tratando de huir, cogieron las riendas de sus caballos, pero se dieron cuenta que no podían correr, por que estaban en un cañón; por lo que el que fungía de jefe tratando de serenar a Rodrigo le contestó:
--- Señor, no se quien es usted, pero nosotros no somos cuatreros, ni intentamos atacar, somos comerciantes de la provincia de Cariamanga, Ecuador, le juro que no sabíamos que las reses eran robadas..............
Rodrigo, le interrumpió, con una carcajada, así:
--- Jajajajajajajaja....amigo, tiene la cara dura de hablar mentiras, al decirnos que sus arreadores no eran cuatreros; entonces, como me preguntó por el pastor Griseldo, si él era el contacto de los cuatreros; usted mismo está envolviéndose en sus mentiras, por lo que les ruego que regresen por el camino que llegaron, por que si no lo hacen mis hombres actuarán; yo soy su caporal.
El comerciante, nunca estuvo en estos terrenos, desconocía el número de trabajadores y tratando de calmar, le respondió:
--- Señor caporal, ya llegamos y no queremos regresar con las manos vacías, voy apearme y le entrego el bolsico que está lleno de billetes para que usted ponga el precio de un lote de 50 reses, nosotros podemos esperar el rodeo del ganado.
Rodrigo, sabía que no se podía tratar con comerciantes de ganado robado, por que eran tan peligrosos como los mismos cuatreros, y tenía que presionar para que se vayan, él garraspó su garganta y con voz fuerte, gritando dijo:
--- ¡¡¡¡ Muchachos no ataquen a los señores, por que ya se van !!!!
Y volviendo al comerciante le dijo:
--- Señor, usted y sus compañeros no serán atacados, por lo que pueden irse, nunca haremos negocios con mercaderes que compran ganado robado, por favor váyanse y no colmen mi paciencia.
El comerciante volteó la cabeza y miró a los 7 restantes que estaban atrás, dándoles a entender que tenían que regresar, como efectivamente lo hicieron, ellos voltearon sus caballos y emprendieron la bajada a la hoyada.
Los cinco pastores no salían de su asombro, de como el caporal resolvía sus asuntos en momentos apremiantes y se preguntaron: "¿Dónde están los 20 hombres...?"
Pero, Rodrigo era rápido de la mente y ordenó a los cinco pastores ir a los costados de la playa para aparentar que había gente alrededor de la playa, cuando suban los comerciantes y los observen desde el enfrente.
Pero, los comerciantes no aparecieron en la loma de enfrente, ellos se habían quedado en la hoyada, seguramente para descansar e ingerir alimentos y beber agua fresca; era un hilo de corriente que discurría en época de verano; se había construido un estanque que almacenaba el agua para que beban las vacas y para uso de consumo humano.
Los comerciantes decepcionados de su intento de comprar a los dueños, ellos se apearon en la hoyada, para dar de beber a sus caballos y ellos bajaron los bolsicos y sacaron el fiambre para comer y el que hacía de jefe, les dijo:
--- Creo que no acertamos en nuestro intento, parece que el que respondió es el jefe dijo ser caporal, por que daba las órdenes, y efectivamente nuestras carabinas nos sirven para una sola vez, el hombre conocía lo que hablaba, vamos a la hacienda que está en la ruta y hablamos con los dueños, por que aquí ya no hay negocio.
Los otros compañeros que se habían asustado de ser atacados por macheteros, que eran el doble en números de ellos, uno le contestó:
--- Hombre, te faltó cerebro, ese hombre pudo matarnos y no lo hizo, nos dio la opción de salir y hagámoslo rápido por que no quiero ser carne para los gallinazos.......
Continuaremos..................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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