El primer inventario de lagos subglaciales del planeta proporciona a investigadores de todo el mundo una imagen de su ubicación y de cómo se están viendo afectados por un clima cada vez más cálido.
Dos glaciares convergen al noreste de la isla de Baffin
Los lagos subglaciales se forman debajo de las capas de hielo de los casquetes polares o de regiones de valles glaciares. Estos pueden desempeñar un papel fundamental en la velocidad a la que el hielo fluye hacia los océanos. Pero además, cuando se forman en regiones montañosas, en caso de drenarse y causar inundaciones y deslizamientos de tierra pueden representar un riesgo importante para las poblaciones que se encuentran aguas abajo.
Los científicos siempre han supuesto la existencia de cientos, incluso miles de estos lagos subglaciales en todo el mundo. Sin embargo, no ha sido hasta ahora que un equipo internacional de investigadores ha publicado el primer inventario de este tipo de lagos dando a conocer algunos detalles sobre el tamaño, estabilidad y características principales de hasta 800 de ellos ubicados en la Antártida, Groenlandia e Islandia, así como en regiones de valles glaciares como los Alpes. Sus resultados se recogen en la revista Nature Reviews Earth & Environment, en un articulo que titulado Subglacial lakes and their changing role in a warming climate detalla los entornos en que se encuentran, su dinámica y comportamiento, así como su influencia en el área local.
Vida bajo el hielo
Si bien el 80% de los lagos hallados son estables, es decir, no cuentan con un flujo de entrada y salida de agua equilibrado o constante, los investigadores se sorprendieron encontrar que el 20% de estos lagos se encuentran activos. Esto significa que existe la posibilidad de que puedan drenarse repentina y catastróficamente, lo cual representa un potencial peligro para las poblaciones humanas y las infraestructuras río abajo. En este sentido, la buena noticia es que la mayoría de los lagos inventariados se encuentran en la Antártida, sin embargo los científicos ya apuntan a que los futuros estudios a este respecto deberían centrarse en los glaciares de valle o de otras zonas como Groenlandia y los casquetes polares, más vulnerables al cambio climático, para tratar de comprender mejor como se produce el almacenamiento y drenaje de agua en estas zonas.
"El 80% de los lagos subglaciales son estables, sin embargo los lagos restantes están activos y muestran uno de cinco patrones distintos de actividad"
La doctora Kate Winter, profesora principal del departamento de Geografía y Ciencias Ambientales de la Universidad de Northumbria y coautora del estudio, declara que "los lagos subglaciales son fascinantes. Pueden formarse a causa del agua de deshielo que fluye desde la superficie del glaciar hacia su base depositándose en áreas huecas o cavidades, pero también debido a la energía geotérmica de la tierra, que calienta el hielo desde la base del glaciar provocando que se derrita".
Esquema del lago subglacial Ellsworth en la Antártida
“Estos lagos están protegidos por una gruesa capa de hielo que los aísla del aire frío evitando que se vuelvan a congelar", continúa. "Pueden existir durante millones de años y albergar formas de vida únicas; pero también pueden llenarse o vaciarse de manera súbita, en escalas de tiempo de apenas una hora", añade.
Sin embargo Winter también informa de algunos de los riesgos implicados en el proceso: “estos lagos pueden lubricar la base del glaciar o la capa de hielo y hacer que el hielo fluya más rápido, lo que en última instancia contribuye al aumento global del nivel del mar. Además, en regiones pobladas como los Alpes, la liberación repentina de agua un lago subglacial puede causar daños catastróficos. Por todo ello, es muy importante estudiar dónde se encuentran estos los lagos subglaciales, cómo se forman, cuánta agua contienen, qué tan estables o activos pueden ser y cómo pueden cambiar con el tiempo".
De los 773 lagos catalogados en el inventario, 59 se han identificado recientemente en la Antártida. Muchos de estos lagos, algunos de los cuales miden hasta 10 kilómetros de largo y se hallan a 3.000 metros bajo el hielo, fueron descubiertos por la estudiante de doctorado de la Universidad de Northumbria, Becky Sanderson a través de varios conjuntos de datos obtenidos mediante radar de penetración en hielo (IPR), una herramienta empleada para mapear el interior de las capas de hielo y nieve.
"Gracias a innovaciones como el sondeo ultrasónico, la tecnología de radar de barrido, la altimetría satelital o los modelos de superficie digitales con marca temporal de alta resolución ha sido posible en las últimas 5 décadas confirmar la existencia generalizada de lagos subglaciales en todo el mundo", explica el doctor Stephen Livingstone, del departamento de Geografía de la Universidad de Sheffield y autor principal del estudio. “De aquí en adelante, nuestro inventario permitirá a los investigadores evaluar los entornos de lagos subglaciales y su dinámica en diferentes regiones. Algo que toma especial relevancia a medida que el hielo sobre los lagos subglaciales responde al cambio climático, ya que lagos que alguna vez fueron estables pueden volverse inestables y viceversa", continúa. “Ahora comprendemos mucho mejor cuántos lagos son estables en este momento y podemos monitorear cómo cambian con el tiempo. Cambios que no solo son importantes para el flujo de agua y hielo, sino también para las formas de vida que existen en estos lagos, algunas aún desconocidas”, sentencia.
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