Según revela un artículo publicado en Nature, la historia de nuestra especie está unida a la del clima global, el cual ha influenciado en la distribución y especiación en la Tierra de hasta 5 especies de Homo durante los últimos 2 millones de años
Hábitats calculados para 3 especies humanas
Durante los últimos 5 millones de años la Tierra ha sufrido diferentes y abruptos cambios climáticos. Por ejemplo, del clima cálido y húmedo experimentado durante Plioceno, entre hace 5,3 y 2,6 millones de años, pasó al clima más frío y seco del Pleistoceno, entre hace 2,6 y 0,01 millones de años. Durante este tiempo, las sabanas tropicales y los pastizales abiertos se expandieron en el centro y este de África, lo que, según la hipótesis de la sabana y sus variantes, contribuyó a la evolución temprana de nuestros ancestros humanos.
Y es que dentro de este amplio marco de tiempo, los llamados ciclos de Milankovitch, es decir, los periódicos cambios que experimenta la órbita de la Tierra alrededor del Sol, han condicionado el clima de nuestro planeta en gran medida, algo que ha llevado a los científicos a establecer una relación entre estas variaciones climáticas a nivel planetario y las migraciones humanas durante miles de años.
La hipótesis de la sabana sostiene que la aparición de pastizales y sabanas en la Tierra condicionó el bipedismo, el empleo de las manos para manejar herramientas y el desarrollo de la inteligencia humana
En este sentido, durante mucho tiempo se ha creído que los cambios climáticos acaecidos durante los últimos 2 millones de años han jugado un papel fundamental en la evolución de nuestro género, los Homo. Sin embargo, dado el número limitado de conjuntos de datos paleoclimáticos representativos de regiones de interés antropológico, cuantificar este vínculo entre el clima y los patrones de dispersión de nuestros ancestros siempre había resultado un gran reto.
Ahora, no obstante, un equipo multidisciplinar compuesto por paleontólogos y climatólogos dirigidos por el físico y oceanógrafo de la Universidad surcoreana de Busán, Axel Timmermann, acaba de combinar los datos tanto de los últimos modelos climáticos como de los últimos análisis fósiles y arqueológicos para estudiar los movimientos de cinco especies de homínidos durante los últimos dos millones de años. Los resultados de la investigación se recogen esta semana en la revista Nature, en un artículo titulado Climate effects on archaic human habitats and species successions.
En su trabajo Timmerman y su equipo muestran que los cambios forzados astronómicamente en la temperatura, las precipitaciones y la producción primaria neta terrestre, una medida de la cantidad neta de carbono capturada por las plantas cada año, tuvieron un gran impacto en la distribución, la dispersión y la potencial, diversificación de los homínidos.
Hábitats de las 5 especies distintas de homínidos estudiadas
Entre sus conclusiones, los autores destacan que durante el Pleistoceno temprano los homínidos se asentaron principalmente en entornos con una débil variabilidad climática a escala orbital. Este comportamiento cambió sustancialmente después de la transición del Pleistoceno medio, cuando los homos más primitivos se convirtieron en nómadas globales que se adaptaron a una amplia gama de gradientes climáticos.
El análisis de la superposición del hábitat de los homínidos simulados entre hace aproximadamente 300.000 y 400.000 años sugiere además que fueron estas transiciones climáticas en el sur de África y Eurasia, las que contribuyeron a evolución de las poblaciones de Homo heidelbergensis hacia el Homo sapiens y los Neandertales, respectivamente.
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