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domingo, 8 de agosto de 2021

ORÍGENES DEL SEÑOR DE SIPÁN : Capítulo XC .- Siekik, quien junto a los otros líderes no sabían si eran comerciantes o guerreros quienes venían desde el Sur; además, sabiendo que los ataques nunca se hacían de día claro, sino en la noche para sorprender al enemigo.....

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con el relato de los : Orígenes del Señor de Sipán; Siekik, quien estuvo visitando los terrenos de los cultivos, por allí se encontró con los padres de la joven hermosa con quien había dormido y la hizo su concubina; si le llamó la atención que ellos eran ancianos y que no deberían hacer esas actividades, sino algo menos pesado y le preguntó a la mujer si sabía tejer, le contestó que si, y que la instructora la envió al campo, era preocupante esa decisión.  ..... sigamos el relato.................

Aquí en la imagen observamos una recreación de lo que fue:  El Señor Chonkik, detrás de él, está su hijo Siekik, y al fondo su esposa Mokumac; y naturalmente  un perro sin pelo, que se convirtió en compañero de los antiguos habitantes de la costa norte; ellos son los personajes que darán el nacimiento al relato en ficción de la Historia: 
Orígenes del Señor de Sipán; que se sustenta con la presencia de Chonkik I.
Derechos de Autor : Resolución Nro. 1328- 2020/DDA-INDECOPI y del Certificado de Partida Registral N° 1134-2020/DDA- INDECOPI, de fecha 16 de diciembre de 2020
Imagen: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.

Siekik, quien ya sentía algo más por la joven hermosa, tal vez no entendía que estaba enamorado, ya que aquellos tiempos los seres humanos actuaban por instinto en sus relaciones sexuales; quien al dormir con aquella joven hermosa y virgen, si le afectó cuando ella lloraba haber perdido su virginidad y no haber sentido nada, que felizmente todo cambió su segunda vez, que ella aún sintiendo el dolor, tuvo una reacción de su cuerpo favorable a esa relación y se levantó dichosa y feliz.
Siekik, tremendamente preocupado, que la anciana participaba en una tarea muy pesada para su edad, él no entendía la razón que tuvo la instructora al haberla enviado al campo, le preguntó:
--- Mujer, dime ¿Por qué la instructora te envió al campo?
La anciana, le respondió:
--- Oh Gran Líder, ella me encargó producir tejidos para elaborar mantas, pero la lana de las llamas no estaba escarmentada, tuve el trabajo de deshilachar, luego hilar para llevar al telar y me demoró mucho tiempo, aún así logré entregar el pedido, pero con unos días de retraso, ella se enojó y me castigó enviándome al campo.
Para el joven Siekik, estaba por encima de sus obligaciones meterse en decisiones menudas, que la consideraba equivocada, pero tampoco podía contradecir las órdenes de la instructora, quien le entregó a la joven hermosa, pero le parecía injusta la orden para ese trabajo tan duro para la anciana y optó por ayudarla y le dijo:
--- Mujer, puedes trabajar en la limpieza del templo, ese será tu trabajo para siempre.
En esos momento llegó Kamokac, quien si conocía a los padres de la joven hermosa y fue Siekik, quien le dijo:
--- Kamokac, esta anciana trabajará en la limpieza del templo tanto interno como externo y su pareja el anciano se encargará de preparar los altares de los dioses.
Kamokac, pensó para si mismo: "El líder, quiere trabajo suave para los padres de la joven hermosa..", pensándolo con inteligencia, le respondió:
--- Oh Gran Líder, sus órdenes se cumplirán.
Fue el mismo Kamokac, quien pidió las palanas a los ancianos y a ellos los envió al templo a cumplir sus nuevas obligaciones que eran completamente suaves para su edad, y por cierto aquellos aposentos necesitaban una limpieza urgente.
Pero, Siekik aún no había terminado en dar instrucciones a los ancianos y dirigiéndose a la madre, le dijo:
--- Mujer, su hija continuará en los telares y allí estará siempre.
Después los líderes continuaron caminando por los terrenos de los cultivos, era interesante observar el cuidado de los agricultores, cultivando las plantas aporcándolas con tierra que al recibir el riego del agua se desarrollaba mejor y produciendo mejores mazorcas.
Kamokac, con las dos palanas al hombro, siguió con Siekik caminando, se apreciaba a los agricultores felices, se notaban los cambios que se introdujo, obviamente mejoró la producción; llegó la hora de la primera comida, los líderes asistían a comer no con privilegios, sino que eran los últimos, después que los vasallos hayan comido, se unió Chamokik y los tres se acercaron a las cocinas.
Allí había mucho trabajo, las cocineras que estaban preñadas eran ayudadas por las mujeres tejedoras; allí Siekik observó a la instructora sin el manto que la cubría en los telares, vaya que le impresionó era una mujer muy bien formada, con caderas anchas, piernas llenas y pantorrillas formadas y robustas y pasó por su mente este pensamiento: "Esta mujer es hermosa y tiene cuerpo para parir un gran hijo.."
Pero, fue interrumpido en sus pensamientos, por que llegó la joven hermosa acompañada de su amiga, ambas traían mates de comida para ellos y fue la joven hermosa quien se acercó a Siekik y le dijo:
--- Oh Gran Líder, le he traído su comida, hoy la preparé yo, ojalá sea de su agrado.
Ella habló en su dialecto, que aún no lo entendía Siekik, quien miró a los líderes y fue Kamokac, quien le tradujo:
--- Oh Gran Líder, la joven hermosa dice, que ella le preparó los alimentos y que espera que a usted le guste.


Aquí en la imagen observamos una recreación de lo que fue el joven Siekik, hijo único del líder Chonkik I., se aprecia claramente que el joven tenía el porte, la talla y la pasta para ser el sucesor de lo que estaba construyendo su padre: El Nacimiento de un gran señorío. 
Imagen: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.

Siekik, sintió un remezón en todo su cuerpo y un pequeño dolor en su corazón, ese sentimiento que él se negaba a identificarlo que era "Amor", por que él seguía pensando en su adorada Nassanchak, quien pronto le dará un hijo y con disimulo para no ofender, le contestó:
--- Kamokac, dile que todo lo que ella haga, será apreciado por mi persona y que comeré muy alegre la comida que ella preparó.
Parece que las amigas, todo lo hacían en dupla, por que la joven que acompañó a Chamokik, ella habló similar a lo expresado cuando le entregó el mate de la comida a su acompañante nocturno.
Allí llegó la instructora, quien traía el mate de comida para Kamokac que le enviaba su pareja desde la cocina.
Nuevamente, Siekik, sin dirigirle la palabra, observó con mucha atención el cuerpo de la instructora y ella de reojo también lo observó cuando comía junto a Chamokik; el joven líder disimuló aparentando no haber visto nada.
Una vez más, fue Kamokac, que seguía todos los detalles de las acciones del joven líder, quien si observó esas miradas de ambos personajes y él se dijo así mismo: "El líder, parece que no se contentó con la joven hermosa, ahora quiere a la instructora...", pero no lo comentó en voz alta, siguió comiendo.
Cuando ya habían terminado de ingerir los alimentos, llegó muy apresurado un centinela de la entrada del bosque del Sur, quien al encontrar a los tres líderes, les dijo:
--- Oh Grandes Líderes, los centinelas que vigilan la parte alta del Sur, han detectado movimiento de gente que vienen, como están muy lejos, no se sabe si son comerciantes o guerreros invasores.
Siekik, reaccionó de inmediato, recordando que la tribu del Sur, a quienes enfrentó, pero lograron huir con el grueso de sus guerreros; eran malas noticias, por que no era la ruta de los comerciantes y mirando a Chamokik y Kamokac, les dijo:
--- Líderes, tenemos que afrontar a los invasores, no los esperaremos, seremos nosotros los que los enfrentaremos, vamos por nuestros guerreros para armarlos, ya todos comieron y todos están listos para pelear.
Siekik, dirigiéndose a Chamokik, agregó:
--- Chamokik, selecciona a la mayor cantidad de guerreros y con ellos iremos al frente y que nos uniremos a los guerreros que vigilan la entrada.
Siekik, dirigiéndose al centinela que informó, le dijo:
--- Vasallo, regresa al lugar y dígale al líder de mando, que todos nosotros los apoyaremos. mientras tanto, que sigan vigilando el horizonte.
El centinela, regresó al lugar de vigilancia, mientras los líderes deliberaban sobre el raro movimientos de aquellos desconocidos, por que no era usual que se ataque de día claro, no era lógico para los invasores, que podrían ser exterminados; algo había en ese movimientos de los hombres desconocidos y fue Siekik, quien les dijo:
--- Líderes, no llego a entender que tribus invasoras, se atrevan atacarnos con la iluminación del dios de los rayos dorados (El Sol); tal vez sean comerciantes que se han unido en varios grupos y que nos traen muchos productos.
Para Chamokik, le deducción del líder, la parecía lógica, por que los ataques nunca se han de día y le respondió:
--- Oh Gran Líder, pienso igual que usted, pero no podemos confiarnos, iremos acompañados de los guerreros, antes enviaremos exploradores quienes puedan detectar quienes son ellos.
Efectivamente, el movimiento de gentes detectado por los centinelas eran comerciantes, quienes conociendo de la abundancia de productos que salían de las fértiles tierras, se unieron varios grupos, quienes traían productos que se necesitaban en el valle y cambiaron de ruta, en su recorrido y no fueron por el sendero de los comerciantes, sino por la ruta militar que era más directa, aún que muy pesada, por el escaso mantenimiento de los caminos.
Entonces, Kamokac, sabiendo que sus almacenes estaban repletos de productos, anticipando la llegada de los mercaderes o tal vez no, ellos aún no sabían quienes eran esos hombres, les dijo:
--- Líderes, nosotros necesitamos renovar nuestros silos, hay productos por ahora, pero tendremos un largo periodo de sembradíos que no habrá nada de cosechas, por lo que si esas gentes son comerciantes, vamos a ser duros en el trueque que no les quedará ninguna opción que ceder a nuestra oferta.
Los líderes, se pusieron de acuerdo y Siekik, recordó, que él también necesitaba llevar una gran cantidad de productos a la vivienda del señor Chonkik y tal vez era la oportunidad de aprovechar la fuerza de la carga de los comerciantes, para que ellos mismos los transporten, ahorrando el trabajo a sus guerreros.................... 
Continuaremos.......................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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