Esta región de Oriente Medio, habitada desde la prehistoria, ha sufrido una larga serie de ocupaciones y conflictos que explican la situación actual del pueblo palestino.
Vista del casco antiguo de la Ciudad Vieja de Hebrón.
Varias personas tratan de reconocer a las personas que han fallecido durante los bombardeos al hospital de al-Ahli Arab, donde se calculan que han podido morir más de 500 personas.
Un joven palestino lleva en brazos a una niña herida en un bombardeo israelí contra el hospital árabe de Ahli para que la atiendan en el hospital de Al Shifa, en la ciudad de Gaza.
Cada 29 de noviembre desde 1977 se celebra el Día Internacional de la Solidaridad con el Pueblo Palestino, una fecha señalada con el objetivo principal de reivindicar que la cuestión palestina todavía no ha obtenido una resolución justa, especialmente desde la partición territorial impuesta por la misma Asamblea General de las Naciones Unidas en 1947.
Esta decisión supuso la expulsión de cientos de miles de palestinos de sus tierras durante el inicio de la guerra árabe-israelí de 1948, un terrible suceso conocido como la Nakba que sin duda contribuye a contextualizar la situación bélica actual del territorio.
Sin embargo, el asentamiento del pueblo palestino en esta convulsa región de Oriente Próximo precede por mucho a la creación del Estado de Israel, así como sus conflictos.
Su condición no permite catalogarlo del todo como un país o estado propio, aunque se le ha atribuido reconocimiento internacional. Para entender esta situación debemos retroceder en el tiempo, antes del conflicto palestino-israelí y de la administración británica de Palestina.
UN ORIGEN PREHISTÓRICO
El paso del ser humano por la zona de Palestina data de la época del paleolítico, cuando los primeros hombres de origen africano y asiático migraron por los territorios del actual Oriente Medio hace aproximadamente 44.000 años.
Se considera que esta tierra situada entre el río Jordán y el mar Mediterráneo fue una de las primeras áreas pobladas del mundo antiguo. Hacia finales de la Prehistoria, en la Edad del Bronce, aparecían comunidades agrícolas y las primeras ciudades importantes, como es el caso de Jericó, Gaza o Jerusalén.
Esta región conocida como la Palestina histórica es el origen del pueblo palestino, uno de los pueblos semitas del Levante mediterráneo que, según la Biblia, descendían del hijo mayor de Noé: Sem.
Pero desde entonces, el territorio ha cambiado de manos frecuentemente y también se ha visto influenciado por las civilizaciones adyacentes: el Antiguo Egipto, Mesopotamia o Siria, entre otras.
Fue ocupado en varias ocasiones por otros pueblos semitas como los hebreos, los fenicios o los cananeos. Más tarde, alrededor del año 1150 a.C. llegaron los filisteos, surgiendo entre ellos y los hebreos los primeros conflictos por el control del territorio y dando lugar a la formación del reino hebreo como respuesta a una posible invasión.
Aunque breve, este momento histórico originó los reinos de Israel y Judá, que fueron destruidos por el Imperio Asirio y el soberano Nabucodonosor II de Babilonia, de la cual el territorio de Palestina pasó a formar parte.
A este panorama le siguieron la invasión persa de Babilonia, y posteriormente la conquista de Alejandro Magno, dejando a Palestina en manos del Imperio Romano de Oriente hasta que en el año 636, con la expansión musulmana, los árabes ocuparon el territorio durante varios siglos.
Se trata de un importante punto de convergencia que alberga el origen de las tres religiones monoteístas del mundo: la cristiana, la judía y la musulmana.
UNA RELACIÓN BÍBLICA
Lejos de encontrar la paz, este territorio llamó la atención de las potencias cristianas occidentales, que iniciaron Las Cruzadas en el año 1095 con el objetivo de recuperar el espacio conocido como la Tierra Santa del control musulmán.
El origen territorial común en Jerusalén de las tres religiones convierte a Palestina en un foco importante, lleno de conflictos religiosos: para los cristianos es la cuna del cristianismo, para los musulmanes es el lugar donde Mahoma ascendió a los cielos, y para los judíos es la tierra prometida.
Durante aproximadamente 100 años el mundo cristianos y el islámico se disputaron el territorio palestino hasta que este terminó en manos del Imperio Otomano desde el siglo XVI hasta principios del XX, un periodo de relativa tranquilidad que terminó con el estallido de la Primera Guerra Mundial.
También durante este periodo, concretamente a finales del siglo XIX, se inicia en Palestina una oleada de inmigrantes judíos causada por la persecución que estos recibían en otras partes del mundo, por ejemplo en territorio ruso.
LA PALESTINA CONTEMPORÁNEA
Tras la victoria aliada en la Gran Guerra, Francia y Gran Bretaña buscaron el apoyo de los árabes para vencer al Imperio Otomano a través de promesas que no llegaron a cumplirse, pues estos dos países se habían repartido previamente los territorios otomanos de Oriente Medio en el Acuerdo Sykes-Picot. Así, Francia pasaría a dominar el Líbano y Siria, mientras que el Reino Unido tomaría la actual Jordania, Irak y Palestina.
Para este último territorio la situación se agravó no solo por el inicio de la colonización inglesa, sino también por el apoyo que estos dieron al movimiento sionista que ya había empezado unas décadas atrás. A través de la Declaración Balfour de 1917, los británicos se comprometieron a construir "un hogar nacional judío en Palestina".
A este hecho histórico le suceden años de conflictos trascendentales, entre los cuales destacan el levantamiento de al-Buraq en 1929, los disturbios de 1933 o la gran revuelta árabe de 1936-39. Finalmente, los británicos ceden el control del conflicto a las Naciones Unidas entre 1946 y 1947, quienes deciden imponer la partición territorial de Palestina entre el estado judío y el árabe.
Ninguno de los bandos quedó satisfecho con la decisión, lo cual provocó la formación de grupos paramilitares de defensa por el lado de Palestina, y el inicio de la expropiación territorial por parte de Israel.
Estos lograron conquistar más territorios de los asignados por la ONU y crearon de forma unilateral el Estado de Israel, causando en el proceso la destrucción de la mayor parte de la Palestina histórica en 1948. En consecuencia, el pueblo palestino fue expulsado a otros países árabes, permanecieron en territorios del recién creado Estado de Israel o se desplazaron hacia lo que quedaba de la Palestina histórica (Cisjordania, Gaza y Jerusalén) sin la posibilidad de regresar a su hogar.
Fuerzas egipcias cruzando el Canal de Suez durante la guerra del Yom Kipur.
A esta situación le suceden una serie de conflictos bélicos entre los cuales se incluye la llamada Guerra de los seis días, la Guerra del Yom Kipur o la Intifada Palestina.
¿CUÁL ES EL ESTADO ACTUAL DE PALESTINA?
Con todo esto, el pueblo palestino nunca llegó a construir un Estado legítimo en Palestina aunque siempre ha habitado en el territorio o parte de él, independientemente de quién lo haya ocupado.
En 1964 se creó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), un organismo que, liderada por Yasser Arafat, aspira a la abolición del Estado de Israel y la creación de un Estado laico que englobe a árabes y judíos de territorios palestinos.
La OLP fue partícipe de los Acuerdos de Oslo, un intento por alcanzar la paz que abría la posibilidad de la creación de un Estado Palestino. Se estableció entonces el Gobierno Autónomo Palestino (GAP), una entidad gubernamental limitada que administraría los territorios de Gaza y la Ribera Occidental.
Sin embargo, este gobierno seguía bajo el control israelí y los Acuerdos de Oslo no cumplieron sus objetivos, desencadenando nuevos episodios de violencia en el territorio palestino.
El reconocimiento internacional es un aspecto clave para que un Estado pueda serlo legalmente. El caso de Palestina es que solamente algunos de los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas reconocen su existencia como tal.
Actualmente la ONU considera a Palestina una entidad no estatal con calidad de observador, porque a pesar de que tiene instituciones estatales estas se encuentran en situación de ocupación y no tienen control absoluto del territorio: su derecho a la autodeterminación se ve truncado por la falta de soberanía en zonas como Gaza y Cisjordania.
Una familia palestina escapa de su pueblo en Galilea huyendo del ejército israelí.
Esta división entre judíos y musulmanes provocó un conflicto entre ambos, que estalló un día después de la resolución con el asesinato de cinco israelíes que viajaban en un autobús. Era evidente que al margen de las decisiones políticas ninguno de los bandos estaba dispuesto a compartir el territorio.
LA GUERRA ÁRABE-ISRAELÍ
El atentado del 30 de noviembre fue el disparo de inicio de un cruento conflicto que para los palestinos supondría la expulsión de 700.000 personas y la destrucción de entre 400 y 600 poblaciones. Para ellos sería la Nakba, la catástrofe.
Milicianos israelíes armados con equipo británico durante la primera guerra árabe-israelí.
Voluntarios palestinos posando en uno de sus camiones. La ayuda extranjera fue insuficiente para derrotar a los israelíes, que declararon la independencia en 1948.
Así, pese al apoyo de países de la Liga Árabe como Egipto, Líbano y Jordania, Palestina terminó por perder la contienda, conquistando los israelíes más territorio que el asignado por la ONU y confinando a sus vecinos a la franja de Gaza y Cisjordania.
LAS LLAVES DEL RECUERDO
Tras la victoria, Israel emprendió un programa de transformación del territorio en el que cientos de poblaciones palestinas fueron derribadas, para construir sobre ellas modernas colonias agrícolas (kibutz) y ciudades reservadas a los israelíes.
Población árabe dañada por el bombardeo en 1948.
Un palestino en el campo de refugiados de Jaramana (Siria).
Una mujer palestina de 102 años fotografiada en Hebrón (Cisjordania) con la llave de su antigua casa, 2013.
La Nakba creó una ingente masa de refugiados que hoy asciende a los 5.9 millones de personas, repartidos por todo Oriente Próximo. Pese a ello, en su éxodo, los palestinos se llevaron con ellos las llaves de sus casas, las cuales han ido pasando de generación en generación con la esperanza de poder algún día expulsar a los israelíes y regresar al hogar, lo que las ha convertido en un símbolo de resistencia para activistas de todo tipo.
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