Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la Revista National Geographic, nos alcanza un interesante reportaje, sobre un nuevo estudio que ha encontrado en la zona denominada Mare Frigoris, situada en el polo norte de nuestro
satélite, una serie de grietas de recientemente formación, lo que invita
a pensar a los investigadores dos cosas: por un lado que nuestro
satélite natural está menguando como si de una pasa se tratara; por
otro, que este encogimiento produce terremotos en su interior.
National Geographic .- narra : " El estudio estima que algunas de las crestas surgieron en los últimos
mil millones de años, mientras que otras quizá no tengan ni 40 millones
de años, lo que supone un fenómeno relativamente reciente hablando en términos geológicos. Estudios anteriores habían estimado que todas estas cuencas dejaron de contraerse hace unos 1.200 millones de años.
Tanto la Tierra como su Luna experimentan lo que se conoce como tectónica,
es decir, una serie de procesos responsables del empuje de las
montañas, la destrucción de grandes masas de tierra y la formación de
terremotos. En la Tierra, estos procesos ocurren constantemente a medida
que el manto del planeta hace que los pedazos de corteza, llamados
placas, se desplacen entre sí, subduciendo y emergiendo del interior del
manto. La luna, al contrario, no tiene placas tectónicas pero
en cambio, su acción tectónica se produce a través de la pérdida
paulatina de calor desde que se formara hace casi 4.500 millones de
años. Esta pérdida de calor hace que su interior se contraiga,
arrugando la superficie y creando características distintivas como las
identificadas en el estudio..."
https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/luna-esta-encogiendose-y-temblando_14248
Un nuevo estudio ha encontrado en la zona denominada como Mare Frigoris, situada en el polo norte de nuestro satélite, una serie de grietas de recientemente formación, lo que invita a pensar a los investigadores dos cosas: por un lado que nuestro satélite natural está menguando como si de una pasa se tratara; por otro, que este encogimiento produce terremotos en su interior.
Mare Frigoris
Se han descubierto nuevas
características superficiales de la Luna en una región llamada Mare
Frigoris, resaltado aquí en verde azulado.
Foto: NASA
Crestas arrugadas en la Luna
Los científicos han descubierto estas
arrugas en una región de la Luna llamada Mare Frigoris. Estas crestas
se suman a la evidencia de que la Luna tiene una superficie que cambia
activamente.
Foto: NASA
Escarpes lobulados lunares
Imagen de los escarpes lobulados, una
especie de colina curva, tomada cerca de una región de la Luna llamada
Mare Frigoris por la Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO).
Foto: NASA
Graben lunar
Imagen de un graben, una especie de
fosa que se forma a medida que se expande la superficie, tomada en Mare
Frigoris por la Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO)
Foto: NASA
Héctor Rodríguez
La Luna está encogiéndose y temblando
Hace miles de millones de años, en nuestra Luna se formaron
vastas cuencas que se llamaron mares, fueron así denominadas por los
primeros astrónomos al confundir estas con nuestros océanos aquí en la
Tierra. Los científicos han asumido durante mucho tiempo que estas cuencas estaban muertas,
estimando que la última actividad geológica en ellas registrada debió
ocurrir mucho antes de que los dinosaurios vagaran por la Tierra.
Sin embargo, ahora un estudio basado en más de 12.000 imágenes ha revelado que al menos una de estas cuencas lunares ha estado agrietándose y cambiando de forma desde no hace tanto tiempo, y afirma, que incluso puede estar cambiando hoy en día. La presente investigación publicada en la revista Icarus con el titulo Evidence for recent and ancient faulting at Mare Frigoris and implications for lunar tectonic evolution aporta nuevos datos para entender como la Luna es un mundo que cambia constantemente.
De este modo, las imágenes tomadas por la Cámara en Órbita de Reconocimiento Lunar -LROC por sus siglas en inglés- de la NASA,
han revelado las que parecen ser unas series de colinas curvas y
grietas poco profundas formadas en una superficie lunar que se contrae a
medida que el satélite pierde calor, como si de una especie de usa se
tratara.
Investigaciones anteriores ya habían encontrado características
superficiales similares en las tierras altas de la Luna, pero nunca
hasta la publicación del presente estudio se habían reconocido este tipo
de grietas en las cuencas lunares. Para llevarlo a cabo Nathan Williams
y sus colegas del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA se centraron en el estudio de una región cercana al polo norte de la Luna, el Mare Frigoris, o el Mar Frío.
Geología lunar
El estudio estima que algunas de las crestas surgieron en los últimos
mil millones de años, mientras que otras quizá no tengan ni 40 millones
de años, lo que supone un fenómeno relativamente reciente hablando en términos geológicos. Estudios anteriores habían estimado que todas estas cuencas dejaron de contraerse hace unos 1.200 millones de años.
Tanto la Tierra como su Luna experimentan lo que se conoce como tectónica,
es decir, una serie de procesos responsables del empuje de las
montañas, la destrucción de grandes masas de tierra y la formación de
terremotos. En la Tierra, estos procesos ocurren constantemente a medida
que el manto del planeta hace que los pedazos de corteza, llamados
placas, se desplacen entre sí, subduciendo y emergiendo del interior del
manto. La luna, al contrario, no tiene placas tectónicas pero
en cambio, su acción tectónica se produce a través de la pérdida
paulatina de calor desde que se formara hace casi 4.500 millones de
años. Esta pérdida de calor hace que su interior se contraiga,
arrugando la superficie y creando características distintivas como las
identificadas en el estudio.
"La Luna todavía está temblando y vibrando debido a sus propios procesos internos"
"La Luna todavía está temblando y vibrando debido a sus propios
procesos internos", declara Williams. "Ha estado perdiendo calor durante
miles de millones de años, encogiéndose y haciéndose más densa". El
efecto es similar al de un neumático de automóvil en invierno que a
medida que la temperatura desciende, el aire dentro de los neumáticos se
contrae y crea una superficie más blanda.
Evidencias de una luna menguante
A medida que el suelo bajo Mare Frigoris se desplaza, propicia
la formación de esta serie de arrugas, que por lo general serpentean a
lo largo del suelo lunar a lo largo de varios kilómetros. Las más largas se extienden alrededor de unos 400 kilómetros -la distancia que separa Madrid y Córdoba- y se elevan hasta unos 333 metros.
Por otro lado, el empuje y la tracción tectónica de la corteza lunar
también esculpe unas colinas curvas que reciben el nombre de escarpes lobulados y unas fosas poco profundas conocidas como graben.
Los geólogos han podido fechar estas formaciones estudiando otra
característica lunar común: los cráteres de impacto. Cuanto mayor es la
superficie golpeada por un meteoro, más escombros salen despedidos a
causa del impacto y mayor es la alteración del paisaje por la vuelta de
los mismos a la superficie en un proceso denominado "jardinería de
impacto".
Los cráteres creados por el impacto de estos meteoritos recogen más
sedimentos en tanto antes se hayan formado. Cuanto más pequeños son,
menos tiempo tardan en llenarse: los cráteres más pequeños que el tamaño
de un campo de fútbol típicamente se llenan hasta el borde en menos de
mil millones de años. Y de este modo, las imágenes ofrecidas por LROC
revelaron como las arrugas estudiadas se formaron después del llenado de
los cráteres, lo que permitió a Williams y su equipo deducir que las
crestas surgieron en los últimos mil millones de años.
De lunamotos a martemotos
En cuanto a la actividad sísmica de nuestro satélite, cabe decir que no es algo nuevo. Ya los astronautas de las misiones Apolo
instalaron varios sismómetros en la superficie lunar que registraron
miles de terremotos entre 1969 y 1977. La gran mayoría fueron terremotos
que ocurrieron en el interior de la Luna, determinándose que un número
menor se produjeron poca profundidad, teniendo lugar en la corteza
lunar.
Ya se sabía de la existencia de sismos en la Luna: los astronautas de las misiones Apolo instalaron varios sismómetros en la superficie que registraron miles de terremotos entre 1969 y 1977
Ahora también, un nuevo artículo publicado en Nature Geoscience y titulado Shallow seismic activity and young thrust faults on the Moon analiza
estos sismos lunares poco profundos y establece conexiones con algunas
características geológicas, lo que abre la puerta para buscar conexiones
con las crestas y arrugas jóvenes descritas en el estudio publicado en
Ícaro.
Los científicos, incluido Williams, ahora esperan obtener una resultados similares en Marte, donde la misión InSight de la NASA
detectó hace muy poco el que probablemente fue su primer martemoto,
junto con otras señales sísmicas.Y es que la forma en que las ondas
sísmicas de un terremoto viajan dentro de un planeta puede decirle a los
geólogos de que están formadas y como están dispuestas las capas los
distintos cuerpos rocosos, lo que a su vez, puede disparar nuestra
comprensión de cómo se formó la Tierra, la Luna y por primera vez,
Marte.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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