Un estudio realizado por investigadores del Instituto Max Planck ha podido obtener datos detallados sobre la salud gastrointestinal de las sociedades preindustriales. El método: analizando el ADN encontrado en letrinas de la Edad Media.
Abel de Medici
24 de octubre de 2020Quienes hayan visto Jurassic Park seguro que recuerdan la escena en que la doctora Ellie Sattler examina una montaña de excrementos de Triceratops para descubrir qué planta ha intoxicado al pobre animal. Ahora, siguiendo el mismo principio pero de forma más meticulosa, un grupo de científicos del Instituto Max Planck de Ciencia de la Historia Humana (MPI-SHH) ha obtenido información detallada sobre el microbioma intestinal de las sociedades preindustriales. La investigación se ha llevado a cabo tomando muestras en lo que habían sido lavabos públicos en Jerusalén y en Riga (Letonia) durante los siglos XIV y XV, y analizando el ADN microbiano hallado.
La flora intestinal de las personas que vivieron a finales de la Edad Media era mucho más rica que en la actualidad, lo que implica una menor incidencia de ciertas enfermedades relacionadas con la alimentación.
Los científicos han constatado que la flora intestinal de las personas que vivieron a finales de la Edad Media era mucho más rica que en la actualidad, lo que implica una menor incidencia de ciertas enfermedades relacionadas con la alimentación. Piers Mitchell, uno de los investigadores, explica que “si queremos determinar qué constituye un microbioma saludable para la gente actual, deberíamos empezar por examinar el de nuestros antecesores que vivieron antes de los antibióticos, la comida rápida y otras tretas de la industrialización.”
Sin embargo, también se ha visto que por aquel entonces los intestinos estaban plagados de parásitos, cuyo ADN se ha encontrado en las muestras extraídas de las letrinas medievales. La falta de una higiene de manos adecuada no era el único motivo: el agua a menudo no era potable, incluyendo aquella que se utilizaba para lavar los alimentos.
El estudio señala que “hay evidencias crecientes que conectan los cambios en nuestro microbioma a muchas de las enfermedades del mundo moderno industrializado, como las inflamaciones intestinales, las alergias y la obesidad”. Asimismo, al compararlas con muestras actuales, han visto que “aquellos que viven en sociedades industriales tienen un microbioma notablemente distinto del de las comunidades de cazadores-recolectores” y, por lo tanto, de las sociedades preindustriales.
Según la doctora Kirsten Bos, una de las investigadoras, se ha dado “un paso decisivo” para demostrar que este es un método que funciona, y que resulta una apuesta innovadora y más exacta que los usados hasta ahora, consistentes en buscar trazas de ADN microbiano en restos humanos como huesos y dentaduras.
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