Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., las antiguas culturas pre incaicas como la Cultura Mochica y Moche, que se desarrollaron en el valle de Chicama, nos sorprendieron que en aquellos tiempos; si había la igualdad de género, por que justamente, gracias a los auspicios de la Fundación Wiese se descubrió un fardo funerario completo, el 15 de mayo del 2006, la sorpresa fue total para los arqueólogos, quienes estaban acostumbrados en descubrir grandes señores hombres(género masculino) que tuvieron el mando en el antiguo Perú.
El mundo de la ciencia y con la intervención de la revista National Geographic, se difundió la noticia sobre el hallazgo del fardo funerario de la momia de una Dama, que se llamó : "La Señora de Cao" o también "Dama de Cao",(género femenino), en honor a la Huaca Cao Viejo y ubicación geográfica del distrito de Magdalena de Cao; según las investigaciones, a cargo de Régulo Franco con el apoyo del millonario Guillermo Wiese: ella murió muy joven, probablemente a los 25 años de edad, de un parto con complicaciones que le ocasión su muerte.
Para la presentación de esta información; hemos recurrido a National Geographic, que nos ha facilitado el despliegue de fotografías, que posibilitan en forma didáctica, seguir todas la secuencias referentes al descubrimiento de la Señora de Cao.
El 04 de julio del 2017; se informa el "verdadero rostro" de la Dama de Cao, que gobernó el valle de Chicama hace 1,700 años. La reconstrucción del rostro y momia estuvo a cargo de la Fundación Wiese y el Complejo Arqueológico El Brujo, en alianza con Faro Technologies, 3D Systems, Grupo Abstract y ARQ 3D.
https://www.elbrujo.pe/http://peru.com/actualidad/mi-ciudad/senora-cao-rostro-poderosa-gobernante-cultura-moche-noticia-521761-1662651
http://www.andina.com.pe/agencia/noticia-senora-cao-conoce-documental-elaboro-nat-geo-sobre-gobernante-673626.aspx
En 2005, arqueólogos peruanos encontraron en el norte de Perú el sepulcro intacto de una gobernante mochica que vivió en el siglo V d.C.
Huaca Cao Viejo
Un arqueólogo restaura un mural en el patio ceremonial de la huaca Cao Viejo donde se localizó la tumba intacta de la Señora de Cao.
IRA BLOCK / NGS
El guardián de la tumba
Estatuilla de madera con un mazo de guerra, enterrada tal vez como un simbólico guardián cerca de la tumba de la señora de cao.
IRA BLOCK / NGS
Reina y sacerdotisa
Bajo las telas que cubrían el cuerpo de la Señora de Cao apareció una armadura de 1.100 piezas de cobre dorado de 200 kilos, dos bastones ceremoniales y armas. Todo ello, emblemas de poder sólo encontrados antes en tumbas de personajes masculinos de alto rango como el Señor de Sipán. Pero, además, los tatuajes de arañas y serpientes que adornan el cuerpo de la Señora indicarían, según Régulo Franco, que se le atribuían poderes sobrenaturales, ya que estos animales son símbolos de la fertilidad de la tierra.
IRA BLOCK / NGS
Mapa de localización.
En 2005, arqueólogos peruanos encontraron en el norte de Perú el sepulcro intacto de una gobernante mochica que vivió en el siglo V d.C.
Los arqueólogos concentraron sus esfuerzos en este sepulcro, que tenía una estructura compleja. Cuando lo abrieron, el 15 de mayo de 2006, encima de todo apareció una gran vasija en forma de búho enterrada hasta el cuello. A continuación se encontraba una cubierta de caña sustentada por un relleno de adobe y tierra. Debajo, unas maderas de algarrobo desbastadas, a modo de vigas, servían para proteger el entierro. Alrededor de éste se habían dispuesto diversas vasijas. Finalmente, el 15 de mayo de 2006, ante la emoción de Régulo Franco y su equipo, se extrajo un fardo funerario intacto, que pesaba unos cien kilos y tenía una longitud de 1,80 metros. El fardo había sido colocado con la cabeza mirando hacia el sur, algo habitual en los enterramientos mochica. A la derecha del fardo descansaba el cuerpo de una joven de unos 15 años.
La primera sorpresa
Durante seis meses, el equipo científico dirigido por Régulo Franco, la especialista textil Arabel Fernández y John Verano, experto en bioantropología, se dedicó a desvendar cuidadosamente el fardo funerario. Éste estaba formado por 26 capas de tela, entre las cuales se hallaron mantos cubiertos con láminas de cobre dorado y restos de algodón. Cuando los arqueólogos lograron retirar las últimas capas encontraron collares, diademas, coronas y 44 narigueras de oro y plata, algunas de ellas guardadas en estuches de tela.
Junto al cuerpo había también dos cetros o bastones ceremoniales de madera forrados de cobre dorado, de 1,75 m de alto. Dentro del fardo se habían dispuesto también 23 estólicas o propulsores para lanzar dardos. Cuando los investigadores llegaron a las últimas capas de tela que cubrían el cuerpo se encontraron con la mayor sorpresa de todas: el cuerpo, que medía 1,45 metros, estaba perfectamente conservado… y era una mujer.
Los mochicas no momificaban a sus muertos, pero en este caso el cuerpo fue untado con cinabrio, un mineral rojo que ayudó a su desecación y permitió que se conservara perfectamente. La piel de los antebrazos, los tobillos y los dedos estaba cubierta de tatuajes en forma de arañas y serpientes.
La Señora de Cao, que fue el nombre que dio Régulo Franco a esta mujer, conservaba intacto su cabello, dividido en dos pesadas trenzas, y sobre su rostro se había colocado el cuenco de metal que contuvo el cinabrio con que se cubrió su cuerpo. La autopsia efectuada reveló que la Señora murió aproximadamente a los 25 años, al parecer debido a las complicaciones de un parto.
¿Quién fue la Señora de Cao?
Esta mujer, que vivió hacia el año 400 d.C., unos 150 años después que el Señor de Sipán, fue enterrada con diversos símbolos de poder, entre ellos una corona de oro decorada con una cara salvaje sobrenatural y dos grandes mazas o bastones ceremoniales, así como varias armas. Además, algunos de los individuos enterrados junto a ella, como la joven que se encontraba a su lado, fueron sacrificados para acompañar a su señora al más allá.
Todo esto hace del descubrimiento de la Señora de Cao algo único en la arqueología peruana, ya que es la primera gobernante femenina de la que se tiene constancia. Su hallazgo echa por tierra muchas de las teorías que se habían formulado hasta entonces, según las cuales la mochica era una sociedad guerrera y teocrática, y gobernada por hombres. Walter Alva, el descubridor de Sipán, manifestó su sorpresa al ver que «muchos de los atuendos y símbolos de poder se encuentran en el ajuar de una mujer, ya que hemos considerado a los mochicas una sociedad patriarcal gobernada por varones». Según afirmó Régulo Franco, la Señora posiblemente «fue una mujer líder en su época» y desempeñó un papel político y religioso importante en su sociedad; entre otras cosas habría dirigido los sacrificios humanos que demandaban los rituales mochicas.
Escaneo de la momia
Los abalorios de la señora de Cao
La poderosa dama de la cultura moche lució collares, diademas, coronas y otros adornos, tanto de oro como de plata. Durante las distintas fases del proyecto han colaborado artistas plásticos, forenses, ingenieros y museólogos con el asesoramiento de un equipo de arqueólogos y antropólogos especializados.
Cuerpo momificado
El cuerpo momificado se ha conservado gracias a las condiciones áridas de la franja costera peruana del Pacífico. Su tumba se descubrió hace más de diez años en el en el complejo arqueológico El Brujo, en el norte de Perú.
Poder político y religioso
La Señora de Cao concentró el poder político y religioso en el valle de Chicama. Falleció alrededor del año 400 d.C.
Escaneo de la momia
Los investigadores han escaneado el cuerpo de la momia y también han realizado una réplica del mismo. El trabajo de investigación lo han realizado de manera conjuntaFARO Technologies, 3D Systems, Grupo Abstract, ARQ 3D y National Geographic.
Señora de Cao
Museo Cao
El Museo Cao, donde se exhibirá la reconstrucción facial a finales de agosto, está situado en el distrito de Magdalena de Cao. El objetivo de esta reproducción es promover las visitas al complejo arqueológico El Brujo, y así mejorar las condiciones de las comunidades que habitan alrededor.
Los arqueólogos del complejo arqueológico El Brujo, la Fundación Wiese y FARO Technologies han realizado la reconstrucción facial de esta importante mujer moche.-
La denominada Señora de Cao fue una joven aristócrata de la cultura moche que falleció alrededor del año 400 d.C. en el norte de Perú. Su tumba, descubierta hace más de diez años en el complejo arqueológico El Brujo, contenía un fardo funerario intacto que había preservado el cuerpo momificado de la poderosa dama junto con sus collares, diademas, coronas, narigueras y dos cetros. La Señora de Cao sin duda perteneció a la élite de la cultura moche o mochica, una sociedad muy jerarquizada que floreció mucho antes del Imperio incaico a lo largo de la árida franja costera peruana del Pacífico.
Unos 1.600 años después de su muerte, la Dama de Cao obviamente había perdido la belleza que seguramente acumuló en vida: el rostro ovalado, la mirada profunda y el cabello lacio y oscuro. El pasado 4 de julio, y tras diez meses de trabajo intenso y con la ayuda de la tecnología 3D más moderna, se presentó la reconstrucción facial de esta importante mujer moche, quien concentró el poder político y religioso en el valle de Chicama. La Fundación Wiese de Perú ha difundido al mundo el rostro de la Señora de Cao con la colaboración de National Geographic y tras un trabajo de investigación realizado conjuntamente con FARO Technologies, 3D Systems, Grupo Abstract y ARQ 3D.
A lo largo de las diferentes fases del proyecto han participado ingenieros y artistas forenses, además de artistas plásticos y museólogos, asesorados por un equipo de arqueólogos y antropólogos especializados. Durante la caracterización final del rostro se han utilizado como referencia un banco fotográfico de mujeres que hoy habitan en Magdalena de Cao, en la zona de influencia del complejo arqueológico El Brujo, y documentos de investigación etnográfica. La Fundación Wiese explica en un comunicado que el proyecto de investigación "supone un nuevo esfuerzo por preservar, documentar, investigar y difundir a nivel mundial el legado cultural de estas invalorables evidencias arqueológicas" y con ello espera "promover las visitas al complejo arqueológico El Brujo, donde se exhibirá la réplica, contribuyendo así al desarrollo y bienestar de las comunidades que habitan en su zona de influencia".
OTRAS INFORMACIONES :
El mundo conoce el rostro de la Señora de Cao .
Fundación Wiese : Ayer fue una fecha importante en la historia del Perú, uno de sus personajes más relevantes literalmente dio la cara. Después de un arduo trabajo en conjunto realizado por la Fundación Wiese con Faro Technologies, 3D Systems, Grupo Abstract y ARQ 3D; se develó el rostro de la Señora de Cao. Y así informaron los principales medios y diarios del mundo en sus versiones digitales.
Fundación Wiese
http://www.fundacionwiese.org/mundo-conoce-rostro-senora-de-cao/
Quién era la poderosa Dama de Cao, la mujer que gobernó en Perú hace 1.700 años y cuyo rostro acaban de reconstruir :
La tumba también contenía algunas armas, incluyendo dos enormes garrotes de guerra.
Hasta su descubrimiento, los expertos creían que solo los hombres habían disfrutado de posiciones de poder en la precolombina cultura Moche, a la que perteneció.
Pero la riqueza de su tumba sugiere que ella también pudo haber sido una sacerdotisa o incluso un gobernante.
Sus pies, sus piernas y su rostro estaban tatuados con símbolos mágicos de serpientes y arañas.
Ese rostro, a partir de ahora, podrá ser mejor apreciado gracias a una reconstrucción hecha utilizando la tecnología de impresión en 3D y que fue develada este martes.
Los científicos fueron capaces de reproducir su rostro, gracias al análisis de su estructura craneal y de sus restos.
El ministro de Cultura de Perú, Salvador del Solar, dijo que los expertos habían revelado un rostro ovalado con pómulos altos, rasgos que muchos ciudadanos en ese país reconocerían y comparten.
"Ahora tenemos el privilegio de anunciar esta extraña combinación entre el futuro y el pasado: la tecnología nos permite ver el rostro de una líder política, religiosa, cultural del pasado", dijo el funcionario.
Una autopsia moderna reveló que la Señora de Cao tenía entre 20 y 30 años de edad cuando falleció, probablemente durante un parto o por complicaciones de un embarazo.
Una situación en la que, lamentablemente, presente y pasado también parecen coincidir: según cifras del Ministerio de Salud de Perú cada día fallecen en ese país dos mujeres por problemas relacionados con el embarazo.
MAS INFORMACIÓN...............
El dramático final de la civilización mochica
Bellas piezas cerámicas
La tumba de un gran señor
Sacrificios a los dioses
Los mochicas habían convertido la desértica costa peruana del Pacífico en su hogar, pero las fluctuaciones climáticas arruinaron el delicado equilibrio ecológico que sustentaba su modo de vida
Al norte del Perú, donde las olas del Pacífico baten una árida región costera, floreció un pueblo tenaz y belicoso que entre los siglos I y VIII creó la primera organización política compleja de la zona andina. Eran los mochicas, grandes ingenieros que excavaron canales en medio del desierto para regar sus cultivos, y levantaron palacios, templos y enormes pirámides de adobe. Estas últimas construcciones, conocidas como huacas –palabra que en lengua quechua designa un lugar de culto–, fueron el centro religioso y político de cada comunidad.
Los mochicas también eran excelentes artesanos, y elaboraron una cerámica de extraordinaria belleza y perfección, así como delicados ornamentos de oro, plata y cobre para sus dirigentes. Establecieron, además, amplias y prósperas redes comerciales que se adentraban en los actuales territorios de Chile y Ecuador. Pero hacia finales del siglo VIII, esta sofisticada y rica cultura conoció un final repentino. Una serie de cataclismos naturales, provocados por un drástico cambio climático, afectaron a la zona costera donde la sociedad mochica se había desarrollado y contribuyeron a su desaparición.
Los mochicas sureños destacaron por su dominio de las técnicas de alfarería
En el sur, los mochicas ocuparon el valle del río Moche, donde se localizan la Huaca del Sol y la Huaca de la Luna, y el valle del río Chicama, donde se halla el complejo ceremonial de El Brujo. Los mochicas sureños destacaron por su dominio de las técnicas de alfarería, ya que mientras en el norte las formas cerámicas son más sencillas, en colores crema y rojo, en esta zona se han encontrado la mayoría de las cerámicas de formas animales elaboradas por este pueblo.
Tanto el sur como el norte son zonas de gran aridez, y los mochicas tuvieron que vencer al desierto mediante la irrigación artificial. Desviaron el agua de los ríos que bajan de los Andes y, con ladrillos de barro, crearon un extenso sistema de acueductos, muchos de los cuales siguen en uso. De esta forma desarrollaron una agricultura, con más de treinta variedades de cultivo, que les permitió contar con una amplia gama de excedentes agrícolas. También explotaron ampliamente los recursos marinos, de los que el océano Pacífico les proveía en abundancia, así como la caza.
Por debajo de los grandes señores se encontraban los sacerdotes, guardianes de los conocimientos astronómicos, arquitectónicos y metalúrgicos, y que también podían curar enfermedades. En un nivel más bajo se encontraban los artesanos, los mercaderes y el pueblo llano, compuesto por campesinos, pescadores y soldados. Los esclavos, normalmente prisioneros de guerra, formaban el peldaño inferior de la sociedad mochica.
En el siglo VI, esta sociedad íntimamente enraizada en su medio físico empezó a sentir los estragos de un fenómeno meteorológico conocido como El Niño: una corriente oceánica cálida impide el afloramiento de las aguas más frías de la corriente de Humboldt, lo que favorece la evaporación del agua marina, que luego cae en forma de precipitaciones torrenciales. El Niño afecta a esta zona con regularidad, pero por entonces fue inusualmente fuerte y prolongado: intensas e interminables lluvias asolaron la región durante treinta años
El devastador El Niño .-
Estas terribles inundaciones contaminaron los cursos de agua y los manantiales, y erosionaron miles de hectáreas de terreno cultivable. -
Los aguaceros destruyeron palacios y pirámides, edificados con barro y por ello muy vulnerables a la acción disolvente del agua. Los ríos se salieron de sus cauces y el lodo arrasó tanto grandes extensiones de tierra cultivable como pequeños poblados construidos con adobe y caña, ahogando a sus habitantes. Estas terribles inundaciones contaminaron los cursos de agua y los manantiales, y erosionaron miles de hectáreas de terreno cultivable. Las fiebres tifoideas y otras epidemias camparon a sus anchas, sembrando la muerte y la destrucción.
A tan intensas y devastadoras precipitaciones siguió un ciclo de sequía de tres décadas, que entre los años 563 y 594 redujo de manera drástica la cantidad de manantiales de montaña cuyas aguas llegaban hasta la costa. Ello resultó catastrófico para la agricultura, con la consiguiente hambruna, y provocó una creciente desertización que causó que las dunas de arena se tragasen numerosos asentamientos.
En el año 602 volvieron las lluvias torrenciales, y entre 636 y 645 la sequía asoló de nuevo con fuerza la región. Kilómetros de canales permanecieron secos y se llenaron de arena, las cosechas murieron y las reservas de alimentos se agotaron. El Niño también provocó un cambio en las corrientes marinas que redujo las capturas de peces, sobre todo de anchoas, que eran parte esencial de la dieta costera y un importante elemento de comercio. De este modo, a la quiebra de la agricultura siguió la ruina de la pesca, con lo que desapareció el último recurso alimenticio de los mochicas. A consecuencia de todo ello, miles de personas murieron de hambre.
También los señores de Cerro Blanco tuvieron que dejar el lugar para trasladarse al asentamiento de Galindo, situado en la estratégica garganta del río Moche. Desde Galindo, que se convirtió en el mayor centro de la zona, los caudillos mochicas podían controlar los sistemas de irrigación y el acceso a las fértiles tierras del valle del río Moche. El pueblo se instaló junto a sus señores para tener lo más cerca posible las fuentes de agua y evitar las dunas que amenazaban cultivos y poblados río abajo.
A finales del siglo VII, las lluvias provocadas por un Niño extremadamente intenso arrasaron muchos sistemas de regadío cercanos a Pampa Grande y Galindo .-
Esta catastrófica serie de factores climáticos debilitó gravemente las instituciones mochicas. La nobleza, alejada del día a día de sus súbditos, vivía ocupada en sus disputas dinásticas y ceremonias rituales. Pero el pueblo culpó a sus gobernantes de la caótica situación y de haber perdido el favor de los dioses. En consecuencia, los jerarcas incrementaron los sacrificios humanos para ganarse el favor divino, sin conseguirlo.
Con todo, el rico ajuar funerario hallado en la tumba de una sacerdotisa, en San José de Moro, datada hacia el año 720, muestra que la élite mochica se resistía a renunciar a sus privilegios ancestrales, aunque este tipo de enterramientos significase un enorme gasto para una sociedad castigada por el clima y debilitada por la escasez de alimentos y recursos. En la Huaca de la Luna, los arqueólogos desenterraron los restos de unos setenta varones que habían sido sacrificados y desmembrados en el transcurso de, por lo menos, cinco ceremonias rituales. Fueron víctimas de un rito destinado a aplacar a las poderosas fuerzas de la naturaleza.
Al haber perdido la autoridad y el control sobre su pueblo, los jefes mochicas se enfrentaron entre sí en una feroz lucha por el control de los escasos recursos que quedaban en la zona. Los últimos asentamientos mochicas, gobernados por una desgastada clase dirigente, no pudieron evitar caer en manos del emergente Estado huari (o wari), una arrolladora maquinaria militar que conquistó la mayoría de señoríos costeños y de la sierra de la zona central del Pacífico peruano. En los siguientes tres siglos, los huari concentraron un poder inmenso, construyeron enormes centros urbanos y edificaron un auténtico imperio, hecho sin precedentes hasta entonces en la historia de las culturas andinas.
Sipán, descubrimiento e investigación. Walter Alva. Edición del autor, Lambayeque, 2004.
Cultura mochica
OBRAS MAESTRAS DE LA CULTURA MOCHICA .-
CaixaForum Barcelona presenta una muestra sobre la extraordinaria cultura mochica, que reúne 200 piezas procedentes del Museo Larco de Lima (Perú) .-
En 1532, una expedición española capitaneada por Francisco Pizarro partió de Panamá con rumbo a Perú, donde fundó San Miguel de Tangarará, la actual Piura, la primera ciudad española que se erigió en Perú. Una gran parte del inmenso territorio de América del Sur que se encontraron los conquistadores estaba en poder de los incas. El colonialismo español difundió esta cultura precolombina de tal forma que fue la más recordada de este país hasta el siglo XX. Sin embargo, el Imperio incaico era una continuación de las numerosas culturas que ocuparon esta parte del continente americano durante miles de años. Entre ellas, la extraordinaria cultura moche o mochica, que se desarrolló entre el 200 y el 850 d.C. en los valles y desiertos de la costa norte de Perú. Esta cultura creó una de las primeras sociedades estatales del hemisferio sur, inventó una de las metalurgias y alfarerías más avanzadas del mundo y construyó enormes edificios de adobe para llevar a cabo sus prácticas religiosas.
National Geographic
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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Como en el caso del Señor de Sipán, la revista National Geographic también se hizo eco del descubrimiento y en julio de 2006 publicó un artículo titulado «El misterio de la momia tatuada». Y en 2009 se inauguró el moderno Museo de Cao, junto a la huaca Cao Viejo, que entre otros hallazgos realizados en el yacimiento alberga el ajuar funerario y los restos de la Señora de Cao. En el museo se ha dispuesto una sala especial para que los visitantes puedan maravillarse con la visita a la Señora y su rico ajuar, magníficos testimonios de la cultura mochica, una de las más complejas y sofisticadas de América.
Reconstruyen el rostro de la Señora de Cao, una aristócrata de la cultura mochica .-
Los arqueólogos del complejo arqueológico El Brujo, la Fundación Wiese y FARO Technologies han realizado la reconstrucción facial de esta importante mujer moche.
Reconstrucción facial de la señora de Cao
Reconstruyen el rostro de la Señora de Cao, una aristócrata de la cultura mochica .-
Los arqueólogos del complejo arqueológico El Brujo, la Fundación Wiese y FARO Technologies han realizado la reconstrucción facial de esta importante mujer moche.
Reconstrucción facial de la señora de Cao
Los investigadores han conseguido reconstruir a la Señora de Cao y conocer mejor cómo era esta joven aristócrata de la cultura moche.
Foto: Fundación Wiese
Escaneo de la momia
Los investigadores escanean sesudamente la momia de la Dama de Cao, de más de 1.600 años de antigüedad, para conocer más a fondo quién era y cómo vivía.
Foto: Fundación Wiese
Los abalorios de la señora de Cao
La poderosa dama de la cultura moche lució collares, diademas, coronas y otros adornos, tanto de oro como de plata. Durante las distintas fases del proyecto han colaborado artistas plásticos, forenses, ingenieros y museólogos con el asesoramiento de un equipo de arqueólogos y antropólogos especializados.
Foto: Fundación Wiese
Cuerpo momificado
El cuerpo momificado se ha conservado gracias a las condiciones áridas de la franja costera peruana del Pacífico. Su tumba se descubrió hace más de diez años en el en el complejo arqueológico El Brujo, en el norte de Perú.
Foto: Fundación Wiese
Poder político y religioso
La Señora de Cao concentró el poder político y religioso en el valle de Chicama. Falleció alrededor del año 400 d.C.
Foto: Fundación Wiese
Escaneo de la momia
Los investigadores han escaneado el cuerpo de la momia y también han realizado una réplica del mismo. El trabajo de investigación lo han realizado de manera conjuntaFARO Technologies, 3D Systems, Grupo Abstract, ARQ 3D y National Geographic.
Foto: Fundación Wiese
Señora de Cao
La Dama de Cao lució bellas narigueras, grandes ornamentos colocados en el tabique separador de las fosas nasales, como esta de la image.
Foto: Fundación Wiese
Museo Cao
El Museo Cao, donde se exhibirá la reconstrucción facial a finales de agosto, está situado en el distrito de Magdalena de Cao. El objetivo de esta reproducción es promover las visitas al complejo arqueológico El Brujo, y así mejorar las condiciones de las comunidades que habitan alrededor.
Foto: Fundación Wiese
Los arqueólogos del complejo arqueológico El Brujo, la Fundación Wiese y FARO Technologies han realizado la reconstrucción facial de esta importante mujer moche.-
La denominada Señora de Cao fue una joven aristócrata de la cultura moche que falleció alrededor del año 400 d.C. en el norte de Perú. Su tumba, descubierta hace más de diez años en el complejo arqueológico El Brujo, contenía un fardo funerario intacto que había preservado el cuerpo momificado de la poderosa dama junto con sus collares, diademas, coronas, narigueras y dos cetros. La Señora de Cao sin duda perteneció a la élite de la cultura moche o mochica, una sociedad muy jerarquizada que floreció mucho antes del Imperio incaico a lo largo de la árida franja costera peruana del Pacífico.
Unos 1.600 años después de su muerte, la Dama de Cao obviamente había perdido la belleza que seguramente acumuló en vida: el rostro ovalado, la mirada profunda y el cabello lacio y oscuro. El pasado 4 de julio, y tras diez meses de trabajo intenso y con la ayuda de la tecnología 3D más moderna, se presentó la reconstrucción facial de esta importante mujer moche, quien concentró el poder político y religioso en el valle de Chicama. La Fundación Wiese de Perú ha difundido al mundo el rostro de la Señora de Cao con la colaboración de National Geographic y tras un trabajo de investigación realizado conjuntamente con FARO Technologies, 3D Systems, Grupo Abstract y ARQ 3D.
A lo largo de las diferentes fases del proyecto han participado ingenieros y artistas forenses, además de artistas plásticos y museólogos, asesorados por un equipo de arqueólogos y antropólogos especializados. Durante la caracterización final del rostro se han utilizado como referencia un banco fotográfico de mujeres que hoy habitan en Magdalena de Cao, en la zona de influencia del complejo arqueológico El Brujo, y documentos de investigación etnográfica. La Fundación Wiese explica en un comunicado que el proyecto de investigación "supone un nuevo esfuerzo por preservar, documentar, investigar y difundir a nivel mundial el legado cultural de estas invalorables evidencias arqueológicas" y con ello espera "promover las visitas al complejo arqueológico El Brujo, donde se exhibirá la réplica, contribuyendo así al desarrollo y bienestar de las comunidades que habitan en su zona de influencia".
OTRAS INFORMACIONES :
El mundo conoce el rostro de la Señora de Cao .
Fundación Wiese : Ayer fue una fecha importante en la historia del Perú, uno de sus personajes más relevantes literalmente dio la cara. Después de un arduo trabajo en conjunto realizado por la Fundación Wiese con Faro Technologies, 3D Systems, Grupo Abstract y ARQ 3D; se develó el rostro de la Señora de Cao. Y así informaron los principales medios y diarios del mundo en sus versiones digitales.
Fundación Wiese
http://www.fundacionwiese.org/mundo-conoce-rostro-senora-de-cao/
Quién era la poderosa Dama de Cao, la mujer que gobernó en Perú hace 1.700 años y cuyo rostro acaban de reconstruir :
Sus restos fueron hallados en una arruinada pirámide de ladrillos de barro, pero se sabe que fue una mujer muy poderosa que vivió en el norte de Perú hace unos 1.700 años.
Se le conoce como la Señora de Cao y estaba enterrada con una corona y rodeada de objetos de oro y cobre en la pirámide de Huaca Cao Viejo, cerca de la ciudad de Trujillo.La tumba también contenía algunas armas, incluyendo dos enormes garrotes de guerra.
Hasta su descubrimiento, los expertos creían que solo los hombres habían disfrutado de posiciones de poder en la precolombina cultura Moche, a la que perteneció.
Pero la riqueza de su tumba sugiere que ella también pudo haber sido una sacerdotisa o incluso un gobernante.
Sus pies, sus piernas y su rostro estaban tatuados con símbolos mágicos de serpientes y arañas.
Ese rostro, a partir de ahora, podrá ser mejor apreciado gracias a una reconstrucción hecha utilizando la tecnología de impresión en 3D y que fue develada este martes.
Los científicos fueron capaces de reproducir su rostro, gracias al análisis de su estructura craneal y de sus restos.
El ministro de Cultura de Perú, Salvador del Solar, dijo que los expertos habían revelado un rostro ovalado con pómulos altos, rasgos que muchos ciudadanos en ese país reconocerían y comparten.
"Ahora tenemos el privilegio de anunciar esta extraña combinación entre el futuro y el pasado: la tecnología nos permite ver el rostro de una líder política, religiosa, cultural del pasado", dijo el funcionario.
Una autopsia moderna reveló que la Señora de Cao tenía entre 20 y 30 años de edad cuando falleció, probablemente durante un parto o por complicaciones de un embarazo.
Una situación en la que, lamentablemente, presente y pasado también parecen coincidir: según cifras del Ministerio de Salud de Perú cada día fallecen en ese país dos mujeres por problemas relacionados con el embarazo.
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El dramático final de la civilización mochica
Los mochicas habían convertido la desértica costa peruana del Pacífico en su hogar, pero las fluctuaciones climáticas arruinaron el delicado equilibrio ecológico que sustentaba su modo de vida.
La sangre de las víctimas
Sacerdotes mochicas portan copas con la sangre de los prisioneros sacrificados. Fresco. Museo Nacional de Arqueología e Historia del Perú, Lima.
SCALA
Bellas piezas cerámicas
Cereámica mochica que representa a un sacerdote mochica realizando una libación. Museo Británico, Londres.
GTRES
La tumba de un gran señor
El arqueólogo Walter Alva excava en 1987 el sepulcro intacto del Señor de Sipán, jerarca mochica de la región de Lambayeque.
Bill Ballenger / NGS
Sacrificios a los dioses
El sacrificio ritual mochica de prisioneros aparece representado en infinidad de cerámicas y relieves pintados en las huacas. En la escena que aquí se reproduce, cuatro personajes de elevada posición social presiden la ceremonia. Debajo, guerreros de alto rango sacrifican a quienes han perdido el combate ritual.
Ilustración: Santi Pérez
Los mochicas habían convertido la desértica costa peruana del Pacífico en su hogar, pero las fluctuaciones climáticas arruinaron el delicado equilibrio ecológico que sustentaba su modo de vida
Al norte del Perú, donde las olas del Pacífico baten una árida región costera, floreció un pueblo tenaz y belicoso que entre los siglos I y VIII creó la primera organización política compleja de la zona andina. Eran los mochicas, grandes ingenieros que excavaron canales en medio del desierto para regar sus cultivos, y levantaron palacios, templos y enormes pirámides de adobe. Estas últimas construcciones, conocidas como huacas –palabra que en lengua quechua designa un lugar de culto–, fueron el centro religioso y político de cada comunidad.
Los mochicas también eran excelentes artesanos, y elaboraron una cerámica de extraordinaria belleza y perfección, así como delicados ornamentos de oro, plata y cobre para sus dirigentes. Establecieron, además, amplias y prósperas redes comerciales que se adentraban en los actuales territorios de Chile y Ecuador. Pero hacia finales del siglo VIII, esta sofisticada y rica cultura conoció un final repentino. Una serie de cataclismos naturales, provocados por un drástico cambio climático, afectaron a la zona costera donde la sociedad mochica se había desarrollado y contribuyeron a su desaparición.
El control del territorio
En el norte, los mochicas se habían extendido por el valle del río Jetepeque, cuyos asentamientos principales fueron San José de Moro y la Huaca Dos Cabezas, y por el valle del río Lambayeque, donde se encuentran Sipán y Pampa Grande. Esta cultura norteña destacó en el desarrollo de la metalurgia del cobre, de la que se han encontrado magníficos ejemplos en algunas tumbas de gobernantes, como la famosa sepultura del Señor de Sipán, descubierta en 1987 por el arqueólogo peruano Walter Alva, y que proporcionó un espectacular tesoro de piezas de orfebrería de gran belleza. Los mochicas conocieron las técnicas del laminado, dorado, repujado y vaciado, y dominaron la aleación de metales. Usaron oro, plata, cobre, plomo, estaño e incluso mercurio.Los mochicas sureños destacaron por su dominio de las técnicas de alfarería
En el sur, los mochicas ocuparon el valle del río Moche, donde se localizan la Huaca del Sol y la Huaca de la Luna, y el valle del río Chicama, donde se halla el complejo ceremonial de El Brujo. Los mochicas sureños destacaron por su dominio de las técnicas de alfarería, ya que mientras en el norte las formas cerámicas son más sencillas, en colores crema y rojo, en esta zona se han encontrado la mayoría de las cerámicas de formas animales elaboradas por este pueblo.
Tanto el sur como el norte son zonas de gran aridez, y los mochicas tuvieron que vencer al desierto mediante la irrigación artificial. Desviaron el agua de los ríos que bajan de los Andes y, con ladrillos de barro, crearon un extenso sistema de acueductos, muchos de los cuales siguen en uso. De esta forma desarrollaron una agricultura, con más de treinta variedades de cultivo, que les permitió contar con una amplia gama de excedentes agrícolas. También explotaron ampliamente los recursos marinos, de los que el océano Pacífico les proveía en abundancia, así como la caza.
Una sociedad muy jerarquizada
Los mochicas se establecieron en núcleos urbanos que constituían el centro de pequeños Estados con una estructura social muy jerarquizada. El núcleo principal de estos Estados eran las huacas. El soberano, que recibía el título de cie-quich, pertenecía a la nobleza militar y desempeñaba un importante papel en los rituales que tenían lugar en las huacas. Su vida estaba dedicada por completo a la guerra, a los ritos religiosos en honor a la principal divinidad mochica, Ai Apaec, y a engrandecer su prestigio frente a los líderes rivales.Por debajo de los grandes señores se encontraban los sacerdotes, guardianes de los conocimientos astronómicos, arquitectónicos y metalúrgicos, y que también podían curar enfermedades. En un nivel más bajo se encontraban los artesanos, los mercaderes y el pueblo llano, compuesto por campesinos, pescadores y soldados. Los esclavos, normalmente prisioneros de guerra, formaban el peldaño inferior de la sociedad mochica.
En el siglo VI, esta sociedad íntimamente enraizada en su medio físico empezó a sentir los estragos de un fenómeno meteorológico conocido como El Niño: una corriente oceánica cálida impide el afloramiento de las aguas más frías de la corriente de Humboldt, lo que favorece la evaporación del agua marina, que luego cae en forma de precipitaciones torrenciales. El Niño afecta a esta zona con regularidad, pero por entonces fue inusualmente fuerte y prolongado: intensas e interminables lluvias asolaron la región durante treinta años
El devastador El Niño .-
Estas terribles inundaciones contaminaron los cursos de agua y los manantiales, y erosionaron miles de hectáreas de terreno cultivable. -
Los aguaceros destruyeron palacios y pirámides, edificados con barro y por ello muy vulnerables a la acción disolvente del agua. Los ríos se salieron de sus cauces y el lodo arrasó tanto grandes extensiones de tierra cultivable como pequeños poblados construidos con adobe y caña, ahogando a sus habitantes. Estas terribles inundaciones contaminaron los cursos de agua y los manantiales, y erosionaron miles de hectáreas de terreno cultivable. Las fiebres tifoideas y otras epidemias camparon a sus anchas, sembrando la muerte y la destrucción.
A tan intensas y devastadoras precipitaciones siguió un ciclo de sequía de tres décadas, que entre los años 563 y 594 redujo de manera drástica la cantidad de manantiales de montaña cuyas aguas llegaban hasta la costa. Ello resultó catastrófico para la agricultura, con la consiguiente hambruna, y provocó una creciente desertización que causó que las dunas de arena se tragasen numerosos asentamientos.
En el año 602 volvieron las lluvias torrenciales, y entre 636 y 645 la sequía asoló de nuevo con fuerza la región. Kilómetros de canales permanecieron secos y se llenaron de arena, las cosechas murieron y las reservas de alimentos se agotaron. El Niño también provocó un cambio en las corrientes marinas que redujo las capturas de peces, sobre todo de anchoas, que eran parte esencial de la dieta costera y un importante elemento de comercio. De este modo, a la quiebra de la agricultura siguió la ruina de la pesca, con lo que desapareció el último recurso alimenticio de los mochicas. A consecuencia de todo ello, miles de personas murieron de hambre.
El derrumbe de la sociedad
Esta situación causó un trastorno considerable en la vida económica y social mochica, hasta el punto de que en muchas ocasiones sus líderes tuvieron que abandonar sus centros políticos, religiosos y administrativos a causa de la destrucción que comportaron estos drásticos cambios climáticos. Los arqueólogos, por ejemplo, han descubierto que las precipitaciones que cayeron en la zona de Sipán obligaron a sus jerarcas a trasladarse al vecino asentamiento de Pampa Grande para seguir controlando desde allí el valle de Lambayeque.También los señores de Cerro Blanco tuvieron que dejar el lugar para trasladarse al asentamiento de Galindo, situado en la estratégica garganta del río Moche. Desde Galindo, que se convirtió en el mayor centro de la zona, los caudillos mochicas podían controlar los sistemas de irrigación y el acceso a las fértiles tierras del valle del río Moche. El pueblo se instaló junto a sus señores para tener lo más cerca posible las fuentes de agua y evitar las dunas que amenazaban cultivos y poblados río abajo.
A finales del siglo VII, las lluvias provocadas por un Niño extremadamente intenso arrasaron muchos sistemas de regadío cercanos a Pampa Grande y Galindo .-
Esta catastrófica serie de factores climáticos debilitó gravemente las instituciones mochicas. La nobleza, alejada del día a día de sus súbditos, vivía ocupada en sus disputas dinásticas y ceremonias rituales. Pero el pueblo culpó a sus gobernantes de la caótica situación y de haber perdido el favor de los dioses. En consecuencia, los jerarcas incrementaron los sacrificios humanos para ganarse el favor divino, sin conseguirlo.
Con todo, el rico ajuar funerario hallado en la tumba de una sacerdotisa, en San José de Moro, datada hacia el año 720, muestra que la élite mochica se resistía a renunciar a sus privilegios ancestrales, aunque este tipo de enterramientos significase un enorme gasto para una sociedad castigada por el clima y debilitada por la escasez de alimentos y recursos. En la Huaca de la Luna, los arqueólogos desenterraron los restos de unos setenta varones que habían sido sacrificados y desmembrados en el transcurso de, por lo menos, cinco ceremonias rituales. Fueron víctimas de un rito destinado a aplacar a las poderosas fuerzas de la naturaleza.
Colapso final
A finales del siglo VII, las lluvias provocadas por un Niño extremadamente intenso arrasaron muchos sistemas de regadío cercanos a Pampa Grande y Galindo. En consecuencia, ambos centros fueron abandonados hacia el año 750 y la población se agrupó de forma independiente, lo que supuso el derrumbamiento del sistema político mochica. Puede que incluso estallara una guerra civil: la arqueología demuestra que los mochicas, tras abandonar sus antiguos asentamientos, crearon otros nuevos, donde las enormes huacas de antaño fueron reemplazadas por fortalezas.Al haber perdido la autoridad y el control sobre su pueblo, los jefes mochicas se enfrentaron entre sí en una feroz lucha por el control de los escasos recursos que quedaban en la zona. Los últimos asentamientos mochicas, gobernados por una desgastada clase dirigente, no pudieron evitar caer en manos del emergente Estado huari (o wari), una arrolladora maquinaria militar que conquistó la mayoría de señoríos costeños y de la sierra de la zona central del Pacífico peruano. En los siguientes tres siglos, los huari concentraron un poder inmenso, construyeron enormes centros urbanos y edificaron un auténtico imperio, hecho sin precedentes hasta entonces en la historia de las culturas andinas.
Para saber más
La corriente de El Niño y el destino de las civilizaciones. Brian Fagan. Gedisa, Barcelona, 2010.Sipán, descubrimiento e investigación. Walter Alva. Edición del autor, Lambayeque, 2004.
Cultura mochica
OBRAS MAESTRAS DE LA CULTURA MOCHICA .-
Cultura mochica
© ARCHIVO MUSEO LARCO / OBRA SOCIAL "LA CAIXA"
CaixaForum Barcelona presenta una muestra sobre la extraordinaria cultura mochica, que reúne 200 piezas procedentes del Museo Larco de Lima (Perú) .-
En 1532, una expedición española capitaneada por Francisco Pizarro partió de Panamá con rumbo a Perú, donde fundó San Miguel de Tangarará, la actual Piura, la primera ciudad española que se erigió en Perú. Una gran parte del inmenso territorio de América del Sur que se encontraron los conquistadores estaba en poder de los incas. El colonialismo español difundió esta cultura precolombina de tal forma que fue la más recordada de este país hasta el siglo XX. Sin embargo, el Imperio incaico era una continuación de las numerosas culturas que ocuparon esta parte del continente americano durante miles de años. Entre ellas, la extraordinaria cultura moche o mochica, que se desarrolló entre el 200 y el 850 d.C. en los valles y desiertos de la costa norte de Perú. Esta cultura creó una de las primeras sociedades estatales del hemisferio sur, inventó una de las metalurgias y alfarerías más avanzadas del mundo y construyó enormes edificios de adobe para llevar a cabo sus prácticas religiosas.
Ai Apaec, «el dios creador»
La Obra Social "la Caixa" presenta la exposición El arte mochica del antiguo Perú. Oro, mitos y rituales, que se puede visitar en CaixaForum Barcelona del 5 de marzo al 7 de junio de 2015. La muestra reúne 200 piezas del arte mochica, procedentes del Museo Larco de Lima, que profundizan en la forma de entender y organizar el mundo por parte de las sociedades que surgieron en Perú antes de la dominación inca. Se exhiben finas vasijas de cerámica, joyas y objetos ceremoniales de metales preciosos, delicados textiles y objetos con plumas, además de varios objetos de uso ritual de madera, piedra, concha y hueso. El recorrido expositivo finaliza con un ámbito dedicado a la principal deidad de la cultura mochica, un personaje conocido como Ai Apaec,el dios creador, representado habitualmente con colmillos de felino. Por otro lado, los martes por la tarde, del 21 de abril al 26 de mayo, se ofrecerán diferentes actividades relacionadas con la cultura mochica: cuatro conferencias, la proyección del documental El Señor de Sipán y un show cooking con comida peruana.
National Geographic
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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