Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la rivalidad por el dominio de los mares entre el Imperio Británico y el Imperio Español, fue una constante para entablar batallas y combates en diferentes lugares, unas veces triunfaban los ingleses y otras los españoles.
Una de las derrotas mas humillantes que sufrió la armada inglesa, sucedió con el asedio a Cartagena de Indias, Colombia; el invasión estuvo a cargo del almirante Edward Vernon, formó una escuadra compuesta de "...de 200 navíos, 130 de ellos de transporte por
74 de guerra. Estos últimos portaban unos 2.000 cañones. A bordo iban
27.000 hombres: 16.000 marineros y artilleros y el resto tropas
destinadas a la invasión., y se formó lo que se denominó la "Armada Invencible Británica".
Era una fuerza desproporcionada contra la defensa de Cartagena de Indias de tan solo...."Cartagena disponía únicamente de seis navíos y de unos 3.000 hombres, incluidos 500 civiles y otros 500 indios chocoés. La
defensa estaba dirigida por el virrey, Sebastián de Eslava, y el
comandante Blas de Lezo; dos militares curtidos y eficientes......"
La invasión contra Cartagena de Indias, el 20 de abril de 1,741; fue un fracaso total, donde : El balance del ataque fue terrible para los británicos. Según el oficial Charles Knowles, «entre
la mañana del jueves y la noche del viernes [las fuerzas británicas]
habían menguado de 6.645 a 3.200, y 1.200 de aquellos americanos no
estaban aptos para el servicio». Los oficiales británicos pedían a Vernon que ordenara la retirada, pero éste se negaba. Finalmente, el almirante dio su brazo a torcer y el 8 de mayo los
navíos británicos empezaron a abandonar la bahía de Cartagena. Fue uno de los reveses más serios de la historia de la marina británica; los contemporáneos calcularon que hubo 10.000 bajas en el bando británico, por 600 entre los defensores...."
Edward Vernon | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
12 de noviembre de 1684 Westminster (Reino de Inglaterra) | |
Fallecimiento |
30 de octubre de 1757 (72 años) Nacton (Reino Unido) | |
Nacionalidad | Británica | |
Familia | ||
Padre | James Vernon | |
Educación | ||
Educado en | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Oficial y político | |
Cargos ocupados |
| |
Seudónimo | Old Grog | |
Rango |
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Conflictos | Guerra de Sucesión Española | |
Miembro de | ||
Edward Vernon
Sus primeras acciones de importancia acontecieron en el marco de la Guerra de Sucesión Española, donde participó en las batallas de Málaga (1704) y Barcelona (1705). En 1720 fue nombrado Comodoro de Port Royal (Jamaica).
En noviembre de 1739, al estallar la Guerra del Asiento contra España, Vernon fue nombrado comandante en jefe de todas las fuerzas navales británicas en las Indias Occidentales. Su primera acción en la guerra fue la captura de Portobelo durante una semana, un puerto panameño que formaba parte de la ruta que seguía la Flota de Indias.
El éxito fue enormemente celebrado por los británicos, que se
entregaron a todo tipo de celebraciones y realizaron numerosos homenajes
a Vernon, a quien convirtieron en un héroe nacional. El propio rey Jorge II de Gran Bretaña asistió a una cena celebrada en su honor en 1740.
En Inglaterra se le dio el nombre de "Portobello Farm" a una granja que
en el siglo XIX daría nombre a "Portobello Road" al oeste de Londres.1
En 1741 comandó una gran flota formada por 195 naves y en torno a 30.000 hombres que tenía como objetivo tomar el puerto español de Cartagena de Indias, principal puerto del Virreinato de Nueva Granada, defendido por el almirante español Blas de Lezo. La flota británica sumaba dos mil cañones dispuestos en casi ciento ochenta barcos, entre navíos de tres puentes (ocho), navíos de línea (veintiocho), fragatas
(doce), bombardas (dos) y buques de transporte (ciento treinta), y en
torno a treinta mil combatientes entre marinos (quince mil), soldados
(nueve mil regulares y cuatro mil de las milicias estadounidenses) y esclavos negros macheteros de Jamaica (cuatro mil).2
Las defensas de Cartagena incluían tres mil hombres entre tropa regular
(unos mil setecientos ochenta), milicianos (quinientos), seiscientos
indios flecheros traídos del interior, más la cuantiosa marinería y
tropa de desembarco de los seis navíos de guerra de los que disponía la
ciudad (ciento cincuenta hombres): el Galicia, que era la nave capitana, el San Felipe, el San Carlos, el África, el Dragón y el Conquistador.3 Tras tomar algunas de las defensas de la ciudad, el asalto británico al castillo San Felipe de Barajas,
el último baluarte importante que la defendía, fracasó el 20 de abril;
con gran parte de la tropa enferma, grandes bajas sufridas en los
combates y la llegada de la época de lluvias, los británicos optaron por destruir las defensas a su alcance y abandonar el asedio.4
Las pérdidas británicas fueron muy graves: unos cuatro mil
quinientos muertos, seis barcos perdidos y entre diecisiete y veinte muy
dañados.5
Estas últimas obligaron al Gobierno británico a concentrar sus fuerzas
en las defensa de la metrópoli, el Atlántico septentrional y el
Mediterráneo, y a desechar nuevas campañas en las colonias españolas en
América.5
La derrota en Cartagena desbarató los planes británicos para la campaña
y permitió que continuase el dominio español en la región durante
varias décadas más.6
Los ingleses, que contaban con la seguridad de la victoria, se habían
precipitado al acuñar monedas y medallas para celebrarla.7
Dichas medallas decían en su anverso: «Los héroes británicos tomaron
Cartagena el 1 de abril de 1741» y «El orgullo español humillado por
Vernon».87
La flota de Vernon prosiguió sus operaciones en el Caribe medio más sin ningún éxito en el ataque fallido contra Santiago de Cuba, gracias al plan de defensa desplegado por el gobernador Francisco Cagigal y el ingeniero francés Francisco de Langle9. Vernon volvió a Inglaterra con el grueso de la flota en 1742.
Vernon culpó de la derrota en Cartagena de Indias al general
Thomas Wentworth, al mando de las tropas terrestres, lo que provocó un
agrio debate que persistió durante cierto tiempo. Fue ascendido en 1745 a
Almirante de la flota del Mar del Norte. Sin embargo, la publicación de
dos panfletos, en los que hacía públicas sus desavenencias con el
Almirantazgo, hizo que se le retirara del listado de almirantes en 1746. Después de su muerte, acaecida en 1757, su sobrino hizo instalar un monumento en su honor en la Abadía de Westminster,
en cuyo epitafio figura la frase "...y en Cartagena conquistó hasta
donde la fuerza naval pudo llevar la victoria", reflejo de sus
desavenencias con Wentworth.
Lawrence Washington, medio hermano del que sería primer presidente de Estados Unidos, George Washington, combatió en Cartagena de Indias junto a Vernon y por ello decidió llamar Mount Vernon a la plantación que tenía en Virginia. Otro hecho curioso es que el grog, bebida popular entre los marineros, también recibió su nombre como homenaje a Vernon, ya que fue él quien sugirió diluir el ron con agua y zumo de lima.
WIKIPEDIA.
Sebastián de Eslava y Lazaga | ||
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| ||
Capitán General | ||
Años de servicio | 1704 – 1759 | |
Lealtad | España | |
Mandos | Real Ejército | |
Conflictos | Guerra del Asiento | |
Información | ||
Nacimiento |
19 de enero de 1685 Enériz, Navarra | |
Fallecimiento |
21 de junio de 1759 Madrid, España | |
Sebastián de Eslava
Sebastián de Eslava y Lazaga (Enériz, Navarra, 19 de enero de 1685 – Madrid, 21 de junio de 1759) fue teniente general español, que ocupó el puesto de ministro de la Guerra en tiempos de Fernando VI. Señor de Eguillor (Navarra), caballero de la Orden de Santiago y comendador de la Orden de Calatrava y gentilhombre de Cámara de S.M., desde el 24 de abril de 1740 al 6 de noviembre de 1749 fue el virrey del restablecido Virreinato de Nueva Granada. Estaba gobernando en esta parte del Imperio al tiempo de la derrota británica del almirante Edward Vernon en Cartagena de Indias durante la Guerra del Asiento. Tras su muerte se le concedió el título de marqués de la Real Defensa.
Guerra del Asiento
Todas estas medidas fueron fundamentales ya que finalmente Inglaterra,
luchando por el control comercial en América, declaró la guerra a
España en 1739. Las defensas costeras se descubrieron esenciales. El 21 de noviembre de 1739 el almirante inglés Edward Vernon capturó Portobelo,4 en el lado Caribe del istmo de Panamá, el cual formaba parte el reinstalado virreinato de la Nueva Granada.
La acción más importante del virrey, junto al marino Blas de Lezo, al coronel Carlos Desnaux, el Alférez de navío Manuel Briceño, de la goleta Galicia
(años después en 1762 aparece como Capitán de Navío y comandante del
Fuerte de la Punta, en Cuba), y a los cartageneros, fue la defensa de la
ciudad de Cartagena de Indias, sitiada y asediada por los ingleses
entre el 13 de marzo y el 20 de mayo de 1741, con una desproporción
abismal de barcos y hombres: veintitrés mil atacantes ingleses frente a
unos tres mil defensores españoles (186 barcos frente a seis).5
Para ello, Eslava estableció un plan de defensa consistente en
asegurar los aprovisionamientos de la ciudad preparándola para soportar
un largo asedio; así como basarse en la movilidad de sus escasas
fuerzas, que fue utilizando conforme las circunstancias de la batalla lo
requerían, además de su mejor conocimiento del terreno y la adaptación
al medio. Sabía que si se alargaba la oposición, la insalubridad
ambiental causaría estragos en las tropas británicas, como así fue. Para
ello, tuvo especial importancia la resistencia, prolongada todo lo
posible, en el Castillo de San Luis de Bocachica, para retrasar la
entrada de los atacantes en la bahía exterior de la plaza.
El 20 de abril fue el día clave en la batalla.6
A los ingleses, acuciados ya por las enfermedades y la falta de
alimentación —debida a la estrategia de acoso del virrey para impedirles
recolectar víveres y agua y a la táctica de resistir lo más posible
para que pasase el tiempo—, les urgía conquistar el Castillo de San Felipe de Barajas,
lugar de especial importancia estratégica, y desde el que bombardear la
ciudad en orden a preparar el asalto final. De madrugada, en torno a
cuatro mil atacantes ingleses se lanzan a por la plaza, defendida por
unos quinientos hombres. Fue un desastre para los ingleses, que fueron
rechazados por los defensores.6 El enfrentamiento en el Castillo de San Felipe decidió el desenlace de la batalla de Cartagena de Indias6
y aunque los ingleses prosiguieron durante un mes los bombardeos y
escarceos contra posiciones españolas —como el Fuerte de Manzanillo,
donde también fueron rechazados—, se trataba del orgullo y
empecinamiento de Vernon. A mediados de mayo, los ingleses completaron
su retirada.7
La victoria de la batalla de Cartagena de Indias fue considerada en su época en España como una réplica a la derrota de siglos atrás de la Gran Armada de Felipe II. El historiador inglés Arnold Toynbee
pronunció esta frase durante una visita a Cartagena de Indias: “Si
Vernon hubiese tomado Cartagena, hoy aquí se hablaría inglés”.
Tras la batalla de Cartagena de Indias de 1741, el rey de España
Felipe V premió a Sebastián de Eslava con su ascenso a capitán general
de los Reales Ejércitos por real cédula en octubre del mismo año 1741.
WIKIPEDIA.
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/blas-de-lezo-el-fallido-asedio-britanico-a-cartagena-de-indias_10241
En 1741, una imponente armada británica se lanzó a la conquista de una de las principales plazas del Imperio español en América, pero la empresa terminó en una humillante retirada.
Bahía de Cartagena de Indias
Bahía de Cartagena de Indias en un
mapa que muestra las operaciones navales que tuvieron lugar durante el
sitio británico de 1741.
La "guerra del Asiento"
La guerra de la oreja de Jenkins,
como la llaman los historiadores británicos, es también conocida como
guerra del Asiento. El asiento era un contrato por el que la monarquía
española autorizaba a la Compañía del Mar del Sur británica a trasladar a
América casi 5.000 esclavos cada año, junto con mercancías
supuestamente necesarias para mantenerlos. El contrato caducaba en 1744 y
el rey de España había declarado que no lo renovaría, lo que suponía un
grave perjuicio para los comerciantes británicos.
Bridgeman
Medalla conmemorativa de la supuesta victoria británica en Cartagena de Indias
Fuerte de San Felipe en Cartagena de Indias, donde Blas de Lezo y sus hombres resistieron el asalto británico en el año 1741.
María Claudia Anjel / Age fotostock
El héroe de Cartagena
Blas de Lezo era un veterano marino
originario de Pasajes, en Guipúzcoa. Tuerto, cojo y manco, a causa de
diferentes heridas de guerra, acumulaba una larga experiencia en la
armada española antes de ser destinado en 1739 a Cartagena de
Indias, donde rechazó los dos ataques del almirante Vernon que
precedieron a la ofensiva de 1741.
gtres / oleo anónimo. Museo Naval, Madrid.
Asalto al gran baluarte del Imperio español
Vista de Cartagena y su sistema
defensivo durante el sitio de 1741. Grabado inglés del siglo XVIII.
Museo Nacional del Ejército, Londres.
En su ataque a Cartagena la flota del almirante Vernon debió franquear varias barreras: dos fuerte en Bocachica, otros dos castillos en la entrada de la bahía interior de Cartagena y, por último, el castillo de San Felipe, que daba abrigo a la ciudad amurallada. Contra este último se estrellaron las tropas británicas.
Bridgeman
03 de febrero de 2018, 15:12En su ataque a Cartagena la flota del almirante Vernon debió franquear varias barreras: dos fuerte en Bocachica, otros dos castillos en la entrada de la bahía interior de Cartagena y, por último, el castillo de San Felipe, que daba abrigo a la ciudad amurallada. Contra este último se estrellaron las tropas británicas.
Bridgeman
El fallido asedio británico a Cartagena de Indias
En 1738, compareció en el Parlamento británico un capitán de navío llamado Robert Jenkins para relatar algo que le había ocurrido siete años antes, en 1731. Mientras navegaba por el Caribe, su barco fue abordado por un guardacostas español, quien al comprobar que su carga era mayor que la declarada le requisó las mercancías acusándolo de contrabando. No sólo eso; además el capitán del guardacostas le cortó una oreja como escarmiento, al tiempo que le decía: «Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve». Jenkins enseñó incluso la oreja cortada en un tarro de cristal. Entre la opinión pública británica hubo un estallido de indignación, hasta el punto de que unos meses después, el 23 de octubre de 1739, el rey Jorge II declaró la guerra a la monarquía hispana, regida entonces por Felipe V.
Antes incluso de la declaración de hostilidades había partido de Londres una flota de guerra, al mando del almirante Edward Vernon. En Jamaica
recibió refuerzos de las colonias británicas en Norteamérica, con lo
que se formó una fuerza imponente de 27 navíos de línea, además de
fragatas, cañoneras, bombardas y transportes. «Nunca un contingente
estuvo más completamente equipado, y nunca tuvo la nación más razón para
la esperanza en un éxito extraordinario», recordaba el escritor Tobias Smollett, que participó como cirujano en la expedición.
El objetivo de Vernon era conquistar las principales plazas españolas en Cuba, Panamá y la actual Colombia. «Si Portobelo y Cartagena son tomadas –aseguraba el almirante–, los españoles lo habrán perdido todo». Portobelo cayó casi sin presentar resistencia, tras apenas dos horas de bombardeo, lo que le valió a Vernon una recepción triunfal en Londres.
Convertido en el hombre del momento, Vernon convenció a las autoridades de lanzar un gran ataque contra Cartagena de Indias.
El plan consistía en tomar Cartagena en una operación relámpago, antes
de que llegara la estación de las lluvias, y marchar luego hacia Perú.
Con ello, el rey británico, Jorge II, podría exigir la paz a Felipe V.
De vuelta a Jamaica,
Vernon se puso al frente de una escuadra de impresionantes dimensiones.
En total contaba con más de 200 navíos, 130 de ellos de transporte por
74 de guerra. Estos últimos portaban unos 2.000 cañones. A bordo iban
27.000 hombres: 16.000 marineros y artilleros y el resto tropas
destinadas a la invasión.
Vernon disponía de una flota de más de 200 navíos frente a los seis de Cartagena de Indias
La desproporción de fuerzas era flagrante: Cartagena disponía únicamente de seis navíos y de unos 3.000 hombres, incluidos 500 civiles y otros 500 indios chocoés. La
defensa estaba dirigida por el virrey, Sebastián de Eslava, y el
comandante Blas de Lezo; dos militares curtidos y eficientes, pero de personalidades opuestas y que desde el primer momento se enemistaron y pugnaron por el mando. El 13 de marzo de 1741
aparecieron en el horizonte los primeros barcos británicos. El objetivo
de Edward Vernon era penetrar en la bahía de Cartagena y poner sitio a
la ciudad hasta conquistarla.
Los británicos sitian la ciudad
La bahía de Cartagena de Indias tenía dos accesos: el de Bocagrande,
cerrado con cadenas por los españoles, y el de Bocachica, guardado por
dos poderosos fuertes, los de San José y San Luis. La armada de Vernon
se dirigió a este segundo paso, pero el buque que iba en cabeza, el Shrewsbury , fue cañoneado desde los fuertes y desde cuatro navíos españoles y quedó inmovilizado, bloqueando el acceso al resto de naves. Tras remolcarlo, los británicos desembarcaron en el islote de Tierra Bamba, donde masacraron a los defensores de las baterías.
La resistencia española se concentró en el fuerte de San Luis, adonde se trasladaron el virrey Eslava y Blas de Lezo. Durante
la refriega, de los trece navíos británicos que entraron por Bocachica
once fueron destruidos por los cañones de San Luis. Tras fieros combates, Eslava, Lezo y los soldados supervivientes escaparon de noche a Cartagena, a bordo de unas lanchas.
De este modo, tres semanas después de su llegada a Cartagena, Vernon
logró su objetivo de entrar en la bahía e iniciar el asedio de la
ciudad. Lezo hizo hundir los navíos de su flota para cegar la entrada a Cartagena,
aunque uno de ellos, el Galicia, fue capturado. Los británicos tomaron
el castillo de Santa Cruz, y desde allí empezaron a disparar contra la
ciudad al tiempo que desembarcaban 9.000 atacantes.
En pocos días, las defensas exteriores hispanas quedaron destruidas.
Tan segura le parecía la victoria a Vernon que envió una misiva a Jorge
II en la que afirmaba que para cuando recibiera la carta ya habría
tomado la plaza, lo que desató el delirio en Londres. Pero los
españoles conservaban todavía el castillo de San Felipe, la principal
fortaleza de Cartagena, y estaban dispuestos a resistir hasta el final.
La lucha por Cartagena
Vernon ordenó cercar San Felipe y en la madrugada del 20 de abril lanzó el asalto general.
En la oscuridad, tres columnas, de 1.200 hombres cada una, marcharon
contra el castillo. Unos supuestos desertores españoles les habían
confiado el mal estado de la fortaleza y el desánimo que reinaba entre
los defensores. «No hay ni la mitad de dificultad, como os parece –les dijeron–, como para que de 600 hombres, 400 no sean equipados con armas de fuego». Siguiendo el consejo, los
británicos marcharon al castillo con sólo un fusil por cada cinco
hombres y sin explosivos, creyendo que la conquista del fuerte sería
tarea fácil. Pero habían caído en una trampa.
Unos supuestos desertores españoles confiaron el mal estado de la fortaleza y el desánimo que reinaba entre los defensores
Las escalas de los soldados resultaron demasiado cortas, a causa del
foso que los españoles habían excavado frente a las murallas, y al
acercarse a ellas las columnas se vieron sorprendidas por el fuego del
castillo. Viendo el caos, el brigadier Thomas Wentworth, segundo en el mando, envió
otras dos columnas, pero en su camino de subida se toparon con sus
compatriotas que huían colina abajo, perseguidos por la guarnición de la
fortaleza.
El balance del ataque fue terrible para los británicos. Según el oficial Charles Knowles, «entre
la mañana del jueves y la noche del viernes [las fuerzas británicas]
habían menguado de 6.645 a 3.200, y 1.200 de aquellos americanos no
estaban aptos para el servicio». Los oficiales británicos pedían a Vernon que ordenara la retirada, pero éste se negaba.
Había prometido una victoria a Jorge II y no quería volver con las
manos vacías. Sin embargo, el descontento se adueñaba de las tropas
británicas, diezmadas por la fiebre amarilla y el vómito negro de la
estación de las lluvias, y los desertores se multiplicaban.
Una retirada humillante
La vista del campo de batalla desde los navíos era desoladora, como recogió Smollett: «[Las
tropas] contemplaron los cuerpos desnudos de sus compañeros soldados y
camaradas flotando arriba y abajo en el puerto, proveyendo de presas a
los carroñeros cuervos y tiburones, que los hacían pedazos sin
interrupción, y contribuían con su hedor a la mortalidad que prevalecía». Cuando Vernon ordenó un nuevo ataque estalló un motín que se saldó con cincuenta fusilamientos.
Finalmente, el almirante dio su brazo a torcer y el 8 de mayo los
navíos británicos empezaron a abandonar la bahía de Cartagena. Fue uno de los reveses más serios de la historia de la marina británica; los contemporáneos calcularon que hubo 10.000 bajas en el bando británico, por 600 entre los defensores.
Uno de los españoles que cayó fue Lezo; murió cuatro meses después de liberada Cartagena, a causa de una infección.
Eslava volvió a España ocho años después. En cuanto a Vernon, pese a su
larga hoja de servicios en la marina, la polémica por el fracaso de
aquella «armada invencible» británica en Cartagena lo
acompañaría hasta que, en 1745, viéndose postergado por el gobierno,
dimitió de su cargo en la administración naval.
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Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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