Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., el Cambio Climático, es una amenaza para nuestro querida el planeta La Tierra, cada día hay lluvias inclementes con desastres como inundaciones con muertos y heridos; asimismo sequías prolongadas originando hambrunas y muerte de la fauna y la flora; el deshielo de los polos con la pérdida del hielo que ocasiona la inundación de ciudades del litoral costero, y la pérdida del agua dulce; la desaparición completa de glaciares con destrucción del medio ambiente; la desforestación que ocasiona la desertificación y desaparición de campos de cultivo; la contaminación de la atmósfera con gases de efecto invernadero; según la información de los organismos regentes, en el planeta Tierra ya son 6,000 millones de hectáreas convertidas en desiertos y se pierde un aproximado de 22 millones de hectáreas al año como desiertos.
La Revista National Geographic, nos alcanza una amplia información con la ayuda de 160 imágenes que muestra con detalles los efectos del cambio climático en diferentes lugares de La Tierra.
http://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/grandes-reportajes/el-cambio-climatico-es-una-realidad-2_9756/1
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/cambio-climático
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/cambio-climatico/fotos
Se estima que 2015 será el año más cálido desde que existen registros térmicos. El cambio climático es una realidad. ¿Conseguiremos paliarlo a tiempo?
El cambio climático
El agua de fusión cae a raudales del casquete de hielo de la isla Nordaustlandet, en el archipiélago noruego de Svalbard. El Ártico es la zona de la Tierra que se calienta con mayor rapidez. Al ritmo actual, advierten los científicos, el hielo marino estival podría desaparecer de la región este mismo siglo.
Foto: Paul Nicklen
El cambio climático
Desde unos 2.300 metros de altura, Nueva York de noche recuerda más a un circuito electrónico que a una ciudad. El resplandor de las lámparas led –que aquí vemos iluminando Times Square y otras zonas del centro de Manhattan– explica los tonos violáceos.
Foto: Vincent Laforet
El cambio climático
Bajo el sol matutino, el humo de los árboles incendiados vela la selva amazónica del Mato Grosso brasileño. En las últimas décadas se ha arrasado casi una cuarta parte de su masa forestal para dar paso al cultivo, lanzando a la atmósfera millones de toneladas de carbono almacenado.
Foto: George Steinmetz
27 de noviembre de 2015
Laurence Tubiana así lo cree. Esta mujer menuda y elegante de 63 años, «embajadora climática» de Francia, es la responsable del mayor proyecto de coordinación de esfuerzos de la historia. Lleva año y medio recorriendo el mundo, entrevistándose con negociadores de 195 países y haciendo lo posible para que la cumbre del clima que se celebrará en diciembre en París sea un éxito, un hito en la lucha contra el cambio climático. «Este año podría ser decisivo, un punto de inflexión», asegura.
Hay al menos 20 motivos para temer que fracase. Desde 1992, cuando los países del mundo acordaron en Río de Janeiro evitar la «peligrosa interferencia antropogénica en el sistema climático», se han reunido en 20 ocasiones sin que el contador de las emisiones de carbono se haya movido un ápice. En estos 23 años hemos emitido a la atmósfera casi tanto carbono como en todo el siglo pasado. El último decenio, y en concreto el año pasado, han sido los más cálidos desde que hay registros de la temperatura. Las olas de calor son cinco veces más frecuentes que antes. Un informe del año pasado advertía que gran parte del manto de hielo de la Antártida Occidental está condenada a fundirse, lo que significa que en los próximos siglos el nivel del mar se elevará 1,20 metros, probablemente mucho más. Ya hemos empezado a redibujar el mapa del planeta, en especial el de las zonas donde la fauna, la flora y la humanidad pueden vivir.
Y, sin embargo, también flota en el aire un hálito de esperanza. Aunque esa esperanza se reduce en buena parte a palabras. China y Estados Unidos han anunciado un acuerdo para reducir las emisiones de carbono. Seis petroleras europeas aseguran que aplaudirían un impuesto sobre el carbono. El Fondo de Pensiones de Noruega se ha comprometido a no invertir más en carbón. Y el papa ha hecho valer su autoridad espiritual para manifestarse sobre el asunto. Pero hay motivos de esperanza más allá de las promesas y los anuncios. En 2014 las emisiones mundiales de carbono generadas por la quema de combustibles fósiles no aumentaron, aunque la economía planetaria seguía creciendo. Harán falta años para saber si se trata de una tendencia, pero fue la primera vez que ocurría algo semejante. Uno de los factores que explican la estabilización de las emisiones es que China, por primera vez en este siglo, quemó menos carbón que el año anterior. Y una de las razones de ello es que la producción de energías renovables
–eólica, solar e hidráulica– vive un auge en ese país (como en tantos otros), porque los costes se han desplomado. Hasta Arabia Saudí se ha subido al tren de la energía solar. «El mundo está en un momento de cambio», afirma Hans-Josef Fell, coautor de una ley que puso en marcha el boom alemán de las renovables. Es el tipo de punto de inflexión que aplaudimos.
No es el primero que vemos. En los últimos 50 años hemos creado un mundo en el que la gente vive 20 años más que antes, en el que cruzamos los océanos en una jornada, en el que nos comunicamos instantáneamente con el planeta entero prácticamente gratis y llevamos bibliotecas completas en la palma de la mano. Los combustibles fósiles lo hicieron posible, pero en la segunda mitad del siglo XXI tendremos que seguir adelante sin ellos si queremos evitar un desastre climático. Si alguien cree que no somos capaces de completar esa revolución, es porque no comprende hasta qué punto hemos cambiado ya el mundo. Si alguien cree que no optaremos por completar esa revolución… bueno, quizá tenga razón. Vivimos una aventura sin precedentes cuyo resultado es una incógnita y en la que nos lo jugamos todo. Hemos vivido otras transformaciones globales, pero por primera vez estamos intentando manejar el timón de una de ellas, intentando procurar un futuro más esperanzador para el planeta entero.
El desaparecido novelista E. L. Doctorow describió su proceso de escritura en estos términos: «Es como conducir de noche: no ves más allá de lo que alumbran los faros, pero puedes llegar a tu destino». Solucionar el cambio climático exigirá una capacidad de improvisación semejante. No tenemos que ver ante nosotros todo el camino que conduce al final feliz, pero sí debemos estar convencidos de que podemos alcanzar nuestro destino. Eso es lo que los negociadores tratarán de lograr en París. Ya no redactarán un tratado que obligue a todos los países del mundo a respetar una cuota de reducción de emisiones, sino que ahora buscarán el modo de «enviar al sector industrial una señal inequívoca», explica Tubiana, de «crear la profecía autocumplida de que la economía de bajas emisiones ya es una realidad». Cuando desde nuestro futuro más cálido echemos la vista atrás hasta 2015, sabremos si fue entonces cuando la profecía empezó a hacerse realidad.
Hay al menos 20 motivos para temer que fracase. Desde 1992, cuando los países del mundo acordaron en Río de Janeiro evitar la «peligrosa interferencia antropogénica en el sistema climático», se han reunido en 20 ocasiones sin que el contador de las emisiones de carbono se haya movido un ápice. En estos 23 años hemos emitido a la atmósfera casi tanto carbono como en todo el siglo pasado. El último decenio, y en concreto el año pasado, han sido los más cálidos desde que hay registros de la temperatura. Las olas de calor son cinco veces más frecuentes que antes. Un informe del año pasado advertía que gran parte del manto de hielo de la Antártida Occidental está condenada a fundirse, lo que significa que en los próximos siglos el nivel del mar se elevará 1,20 metros, probablemente mucho más. Ya hemos empezado a redibujar el mapa del planeta, en especial el de las zonas donde la fauna, la flora y la humanidad pueden vivir.
Y, sin embargo, también flota en el aire un hálito de esperanza. Aunque esa esperanza se reduce en buena parte a palabras. China y Estados Unidos han anunciado un acuerdo para reducir las emisiones de carbono. Seis petroleras europeas aseguran que aplaudirían un impuesto sobre el carbono. El Fondo de Pensiones de Noruega se ha comprometido a no invertir más en carbón. Y el papa ha hecho valer su autoridad espiritual para manifestarse sobre el asunto. Pero hay motivos de esperanza más allá de las promesas y los anuncios. En 2014 las emisiones mundiales de carbono generadas por la quema de combustibles fósiles no aumentaron, aunque la economía planetaria seguía creciendo. Harán falta años para saber si se trata de una tendencia, pero fue la primera vez que ocurría algo semejante. Uno de los factores que explican la estabilización de las emisiones es que China, por primera vez en este siglo, quemó menos carbón que el año anterior. Y una de las razones de ello es que la producción de energías renovables
–eólica, solar e hidráulica– vive un auge en ese país (como en tantos otros), porque los costes se han desplomado. Hasta Arabia Saudí se ha subido al tren de la energía solar. «El mundo está en un momento de cambio», afirma Hans-Josef Fell, coautor de una ley que puso en marcha el boom alemán de las renovables. Es el tipo de punto de inflexión que aplaudimos.
No es el primero que vemos. En los últimos 50 años hemos creado un mundo en el que la gente vive 20 años más que antes, en el que cruzamos los océanos en una jornada, en el que nos comunicamos instantáneamente con el planeta entero prácticamente gratis y llevamos bibliotecas completas en la palma de la mano. Los combustibles fósiles lo hicieron posible, pero en la segunda mitad del siglo XXI tendremos que seguir adelante sin ellos si queremos evitar un desastre climático. Si alguien cree que no somos capaces de completar esa revolución, es porque no comprende hasta qué punto hemos cambiado ya el mundo. Si alguien cree que no optaremos por completar esa revolución… bueno, quizá tenga razón. Vivimos una aventura sin precedentes cuyo resultado es una incógnita y en la que nos lo jugamos todo. Hemos vivido otras transformaciones globales, pero por primera vez estamos intentando manejar el timón de una de ellas, intentando procurar un futuro más esperanzador para el planeta entero.
El desaparecido novelista E. L. Doctorow describió su proceso de escritura en estos términos: «Es como conducir de noche: no ves más allá de lo que alumbran los faros, pero puedes llegar a tu destino». Solucionar el cambio climático exigirá una capacidad de improvisación semejante. No tenemos que ver ante nosotros todo el camino que conduce al final feliz, pero sí debemos estar convencidos de que podemos alcanzar nuestro destino. Eso es lo que los negociadores tratarán de lograr en París. Ya no redactarán un tratado que obligue a todos los países del mundo a respetar una cuota de reducción de emisiones, sino que ahora buscarán el modo de «enviar al sector industrial una señal inequívoca», explica Tubiana, de «crear la profecía autocumplida de que la economía de bajas emisiones ya es una realidad». Cuando desde nuestro futuro más cálido echemos la vista atrás hasta 2015, sabremos si fue entonces cuando la profecía empezó a hacerse realidad.
Imágenes del Cambio Climático :
Una cicatriz en la Antártida
Vista aérea de la grieta en la plataforma Larsen C, en la península Antártica.
Foto: AP
Evolución de la grieta en Larsen C
Esta secuencia de imágenes tomada por el Satélite Copernicus Sentinel de la ESA muestra la evolución en el tiempo se la grieta que ha dado lugar al iceberg de más de 1 billón de toneladas y más de 5.800 kilómetros cuadrados de superficie que en la actualidad flota en las aguas de océano Antártico.
Foto: Copernicus Sentinel / ESA
El cierre de la fractura
La misión Sentinel-1 de la ESA ha sido testigo del desprendimiento del bloque de hielo que duplica el tamaño de Luxemburgo, dando lugar a uno de los mayores icebergs jamás conocidos y modificando para siempre el contorno de la península Antártica.
Foto: Copernicus Sentinel / ESA
Plataforma Larsen C en la Antártida
Mapa de situación de la plataforma Larsen C. La información aparece superpuesta a la imagen térmica tomada por satélite Aqua MODIS de la NASA el pasado 12 de julio.
Foto: MIDAS Project
Secuencia de la fractura
Secuencia de la apertura de la grieta en la plataforma de hielo Larsen C de la peninsula Antártica.
Foto: ESA / Sentinel 1 / Midas Proyect
Situación de la plataforma de hielo de Larsen C en la península Antártica
La grieta en la plataforma de hielo de Larsen C presenta un crecimiento mucho más rápido que el anticipado por los científicos. Una vez esta llegue a conectar con el mar, originará uno de los mayores icebergs jamás registrados.
Foto: National Geographic /
Un mosaico de hielo
La plataforma de hielo Larsen está situada a lo largo de la costa noreste de la Península Antártica, uno de los lugares de mayor calentamiento del planeta. En las últimas tres décadas, dos grandes secciones de la plataforma de hielo -Larsen A y B- se han derrumbado. Una tercera sección, Larsen C, parece seguir una trayectoria similar, con un nuevo iceberg a punto de formarse.
El mosaico de la fotografía, centrado en la parte norte de la plataforma de hielo de Larsen, está compuesto por cuatro imágenes de satélite a color natural capturadas entre el 6 y el 8 de enero de 2016. En ella se muestran los remanentes de Larsen A y B.
Foto: NASA / Adam
El 10 de noviembre de 2016, científicos de la misión IceBridge de la NASA, un estudio aéreo del hielo polar, obtuvo esta vista aérea de la gran grieta de la plataforma antártica de hielo Larsen C. Ahora, el gigantesco iceberg ya flota a la deriva, según han confirmado desde el proyecto MIDAS, quienes certificaron su desprendimiento entre los días 10 y 12 de julio.
Foto: NASA/John Sonntag
Las curvas de este iceberg dan testimonio del rápido derretimiento que ha experimentado desde que fue arrojado por un glaciar en el Canal Lemaire. En los últimos años se ha experimentado al oeste de la península antártica un aumento de 5 ºC durante el transcurso del invierno.
Foto:National Geographic / Camille Seaman
Iceberg A56
El iceberg A56, fotografiado a través de las nubes desde la Estación Espacial Internacional. El mismo ha flotado a través de 1.000 kilómetros desde que se separó de la plataforma de hielo Filchner-Ronne en el año 2000.
Foto: Tim Peake / NASA / ESA
Glaciar Totten
En la Antártida Oriental, investigadores australianos investigan las grietas del glaciar Totten, otro que ha empezado a parecer vulnerable.
Foto: Camille Seaman
Bahía de Andvord
El flanco oeste de la Península Antártica se está calentando varias veces más rápido que el resto del planeta. El 90% de sus 674 glaciares están en retroceso en la actualidad. También esta aumentando el número de icebergs en el mar como este en la bahía de Andvord.
Foto: National Geographic / Camille Seaman
Canal de Lemaire
Una puesta de sol sorprendente enrojece el Canal Lemaire, frente a la costa oeste de la Península Antártica. El hielo costero del continente se está desmoronando a medida que aumentan las temperaturas de océano y atmósfera.
Foto: National Geographic / Camille Seaman
Basílica de San Pedro, Ciudad del Vaticano
Foto: Bente Stachowske / Greenpeace
Visibilidad nula
A escala mundial los incendios son una fuente importante de carbono atmosférico que contribuye al cambio en los patrones climáticos y al calentamiento global. Además, a estas emisiones hay que sumar que la desaparición de las grandes masas de vegetación que actúan como sumideros de carbono mina la capacidad de los ecosistemas para reintroducir este carbono en su ciclo natural, agravando aún mas el problema.
"A Man Looks Out the Door"
Categoría: Sustanaible Travel
Cuando llegué por primera vez a Senegal, pasé mis primeros días preguntando a los lugareños cuáles eran los cambios que apreciaban en la comunidad que más les preocupaban. Mucha gente estaba preocupada por los crecientes impactos del cambio climático. Los pastores que vivían en el interior decían que había tan poca lluvia que no podían alimentar a sus rebaños. Se habían convertido en la primera generación de sus familias en buscar trabajo fuera del pastoreo. Los pescadores describieron sus casas siendo inundadas y los mares volviéndose más volátiles.
Pasé un mes en Senegal documentando el cambio climático como una cuestión de derechos humanos. Comencé a fotografiar el asunto a través de las relaciones humanas con el medio ambiente y entre sí. La mañana que fotografié las mareas altas y la pérdida de hogares comprendí que el cambio climático no es sólo un problema ambiental, sino humano. Y me di cuenta de que las personas que menos contribuyeren problema -los que viven en la pobreza o dependen directamente de los recursos naturales- serán las primeras en sentir sus impactos. De hecho, ya están empezando a sentir profundamente los efectos.
Foto: Greta Rybus / Smithsonian Photo Contest
"Jakobshavn Melt"
Categoría: Sustanaible Travel
Esta instantánea fue capturada en el fiordo de Ilulissat, Groenlandia, durante una expedición para documentar uno de los mayores episodios de derretimiento de hielo de 2016. El objetivo del viaje fue promover la conciencia ambiental y educar sobre los significativos cambios climáticos que se producen en el Ártico. El hielo desprendido del fraccionamiento de este fiordo aportaría el agua dulce necesaria para satisfacer las necesidades domésticas de los Estados Unidos durante seis meses La imagen fue capturada a la 1:00 de la madrugada durante la última puesta de sol antes de las 24 horas diarias de luz del verano.
Foto: Kerry Koepping / Smithsonian Photo Contest
Volumen / Área de hielo 1979 / 2013
El hielo más antiguo también es el más grueso. Este gráfico muestra cómo el espesor medio del hielo marino del Ártico ha disminuido a consecuencia de la fusión del hielo más antiguo. Periódicamente, cada invierno se forma en el Ártico una nueva capa de hielo. Esta suele crecer en espesor entre un rango anual de 1 a 2 metros, aunque gran parte del mismo vuelve a fundirse en verano. El hielo más antiguo, de varios años de edad, y que generalmente cuenta con un grosor de 3 a 4 metros, actúa como baluarte de resistencia al calor del verano.
Esta visualización muestra cómo área y volumen de hielo han disminuido dramáticamente entre 1979 y 2013. Esta disminución incrementa la vulnerabilidad del hielo restante al aumento de las temperaturas y al cambio en los patrones en la circulación atmosférica global.
Foto: Nasa
Apertura de nuevas rutas marítmas
A medida que disminuya el hielo marino, se abrirán nuevas rutas marítimas en el Ártico. El cuadro muestra las posibilidades futuras. Las estimaciones para un escenario de emisiones de gases de efecto invernadero bajas se muestran a la izquierda. A la derecha encontraríamos un escenario de altas emisiones.
Foto: Amelia et al./ Geophysical research Letters
Desarrollo de la vegetación
Temperaturas más cálidas significan temporadas de cultivo más largas y productivas en el Ártico. Usando las mediciones satelitales de la luz visible y el infrarrojo cercano que es reflejada por la superficie terrestre, los científicos pueden cuantificar y mapear la cantidad de vegetación presente en un lugar. Este mapa muestra la variación en la vegetación más septentrional del planeta (durante la temporada de crecimiento máximo) entre 1982 y 2012.
A lo largo del Ártico, prácticamente toda la tundra se ha vuelto más verde a medida que los arbustos más altos y los árboles se han extendido. Esto se debe a una serie de factores entre los que se incluyen el aumento de temperatura, la reducción de la cubierta de nieve y algunos cambios en los patrones de circulación atmosférica. Así, los científicos estiman que la temporada de crecimiento ha aumentado alrededor de nueve días por década desde 1982.
Aún no está claro cómo el aumento de la vegetación de la tundra afectará el permafrost a largo plazo. A priori más vegetación debería tener connotaciones positivas. Sin embargo el permafrost podría desempeñar un papel importante en el futuro calentamiento: a medida que este se funde libera metano, un poderoso gas de efecto invernadero que podría acelerar aún más el calentamiento.
Foto: NOAA
Población de osos polares
Los animales grandes y carismáticos que se encuentran en la parte superior de la cadena alimentaria de un ecosistema amenazado a menudo representan la difícil situación de todos los animales que se encuentran en niveles tróficos inferiores. En el Ártico, este papel es indudablemente jugado por los osos polares. Existen 19 subpoblaciones reconocidas de osos polares en el Ártico. Estas distintas poblaciones ocupan diferentes nichos ecológicos, por lo que algunas se verán afectadas por el cambio climático antes que otras.
Por varias razones, la historia climática del oso polar es complicada, sin embargo este mapa muestra la situación de las poblaciones actuales. En él se puede apreciar como cuatro de las subpoblaciones están disminuyendo, cinco son relativamente estables y sólo uno está creciendo. Para casi la mitad de las subpoblaciones, no hay suficientes datos para saber lo que está pasando.
Foto: NOAA
Disminución del volumen de hielo 1990 / 2016
Esta imagen nos muestra una comparativa a vista de satélite entre la cantidad de hielo presente en el océano Ártico durante el mes de septiembre de los años 1990 y 2016. La diferencia es evidente.
Foto: NOAA
Indices de radiación solar (2000-2014)
La capacidad de una superficie para reflejar la luz se conoce como efecto albedo. Así, la radiación solar y la formación de hielo se encuentran íntimamente relacionadas por la acción del albedo. De este modo, el hielo, blanco, y más reflectante que otras superficies, tiene una mayor capacidad para reflejar la radiación solar, evitando el calentamiento local. Por el contrario, superficies más oscuras absorberán el calor con mayor eficacia, motivando un aumento de temperatura.
En la imagen se muestra en rojo el aumento en la absorción de radiación solar entre 2000 y 2014. Las áreas más oscuras corresponden a lugares donde el hielo marino ha disminuido exponiendo el agua oceánica. Entre 2000 y 2014 este proceso ha elevado la tasa de absorción de la radiación solar en el Ártico en un 5%.
Foto: NASA Scientific Visualization Studio
En rojo se indica donde la temperatura promedio entre los meses de octubre de 2010 y septiembre de 2011 han sido superiores a las temperaturas del periodo 1981-2010.
Foto: NOAA
Disminución del volumen de hielo 1979 / 2016
Este gráfico basado en un modelo climático llamado PIOMAS -Pan-Arctic Ice Ocean Modeling and Assimilation System- muestra la disminución del volumen diario de hielo marino ártico entre 1979 hasta la actualidad. La tendencia en espiral muestra una evidente disminución del hielo a lo largo de los años, aunque también puede interpretarse en ella un mal presagio: sin remedio nos vemos arrastrados en una espiral que no sabemos a ciencia cierta donde puede desembocar.
Foto: Ed Hawkins 7 University of Reading
4 mapas del Ártico
Cuatro mapas de los Atlas de National Geographic muestran la variación del hielo ártico entre 1999 y 2014.
El año pasado, citando pruebas de que los Estados Unidos ya están sintiendo los efectos del cambio climático, el expresidente Obama declaró públicamente: "la reducción de los casquetes de hielo polar han forzado a National Geographic a realizar el mayor cambio en sus atlas desde la disolución de la Unión Soviética".
Fluctuación del hielo marino 1979 / 2016
La extensión del hielo marino en el Ártico fluctúa a lo largo del año, como refleja en la curva de la gráfica animada. Sin embargo, la sucesión de curvas que devienen un año tras otro muestra como la tendencia general del hielo sigue una orientación negativa.
Foto: NASA Earth Observatory
Extensión del Ártico entre 1979 / 2014
Este gráfico de la NASA se basa en un concepto conocido como "pequeños múltiples", popularizado por el pionero de visualización de datos Edward Tufte. Se trata de una forma de mostrar un conjunto de datos particularmente apta para mostrar la alternancia temporal de una variable a estudiar, lo que lo convierte en un formato eficaz para visualizar los efectos del cambio climático.
El gráfico muestra la extensión mensual del hielo marino del Ártico entre 1979 y la primera mitad de 2014. Mirando de arriba a abajo, cada fila muestra el hielo durante un año dado. Y a medida que los ojos se mueven hacia la derecha, se puede observar la cantidad de hielo lentamente declinar. La tendencia es particularmente visible durante el mes de septiembre, cuando la extensión del hielo marino está en su punto más bajo del año.
Foto: NASA Scientic Visualization Studio
El Ártico en peligro
En 2016 se registró el peor dato histórico de hielo invernal.
Ausencia del monzón en India
La disminución de las precipitaciones está conduciendo a la pobreza extrema a una considerable parte de la población agrícola en las zonas afectadas, en este caso a unos 34 kilómetros de Jammu, en India.
Glaciar Upsala, Patagonia
En todo el campo de hielo de la Patagonia, muchos de los glaciares han experimentado un acusado retroceso en los últimos 50 años debido a la subida de las temperaturas. Concretamente, el Glaciar Upsala ha retrocedido más de 3 kilómetros en los últimos 15 años.
Deshielo de los polos
Miles de científicos de todo el mundo están analizando los efectos del calentamiento del planeta y las consecuencias que tiene el ascenso de las temperaturas a nivel global. Uno de los más evidentes es el deshielo de los polos y el consecuente aumento de del nivel del agua en todo el mundo.
Foto: NASA
Huracán Matthew
Las anomalías atmosféricas son cada vez más frecuentes y potentes. En la foto tomada el 4 de octubre de 2016, vemos al huracán tocar tierra en el suroeste de Haití como una tormenta de categoría de 4, la tormenta más fuerte registrada en los últimos 50 años.
Foto: NASA
El impacto del cambio climático en el patrimonio
Situado en la margen derecha del estuario del río Guadalquivir, el Parque Nacional de Doñana es Patrimonio Mundial desde 1994. Aunque la actual situación de conservación es satisfactoria, este punto caliente de biodiversidad, hogar de las especies más amenazadas de nuestro territorio, afronta grandes riesgos derivados del calentamiento global y la actividad humana.
Foto: Luis Casiano / Biosphoto / AFP
Kamil Escruela
La pieza de Camil refleja el problema del cambio climático a causa de la industria y el transporte. “ Los humanos contaminamos y no nos detenemos a pensar en ello cuando hay otras vías a través de las cuales podríamos evitar la destrucción de la naturaleza. La obra es un guiño al planeta Tierra que llora al ver lo que hacen con él”.
Camil explica que su obra se descontextualiza del leguaje clásico del grafiti en una ilustración naif-pop-contemporánea del mundo actual. Un referente de la generación “Milenial”.
Héctor Rodríguez
Once & Aramrah
Once cuenta que el grafiti clásico consiste en poner tu nombre y que por eso dibuja su pseudónimo. “He elegido colores azules para evocar el agua y el hielo valiéndome de formas geométricas y abstractas". Aramrah acompaña la pieza con la calavera de un oso polar.
Greenpeace España
Sebastien Waknine
"Vi un documental hace tiempo del que aprendí que los osos polares tienen que nadar durante semanas debido a que la rotura de los Icebergs les aleja de sus casas miles de kilómetros”.
Greenpeace España
"Dentro de unos años el Ártico va acabar “desártico” y al paso que vamos crecerán los cactus. La idea de hacer del Ártico un parque temático es la que queremos transmitir. ¡Al final el ser humano siempre llega a eso!”.
Greenpeace España
Ulises Mendicutty
“Escogí la morsa porque es un animal que solo habita en el Ártico y creo que es el que mejor lo representa. Además es un “bicho” precioso”.
Greenpeace España
Boamistura
Dos golondrinas nos avisan de la llegada del verano, un buen presagio para los marineros que, al avistarlas, saben que han vuelto a casa. Una chimenea del Poblenou resulta ser un faro al que dirigirse. El ojo un órgano del conocimiento envuelto en las llamas de la hoguera que tradicionalmente han representado a la sabiduría. En el centro un árbol que brota con fuerza representando lo más básico: la vida.
Todo en tinta negra, como un tatuaje, para que no se nos olvide que entre todos construimos el futuro.
El grafiti de Boamistura es el único que, junto a otro que conmemora a un fallecido grafitero, ha sido conservado en los muros del Poblenou. Ambos son merecedores de respeto por parte del colectivo de artistas urbanos.
Héctor Rodríguez
Mr. Sis
“Mi obra refleja el preocupante deshielo del Ártico representado en un cuerpo que se descompone. El riesgo de que multinacionales y petroleras se hagan con estas zonas que se descongelan y el de los posibles vertidos se representan en mi mural con el negro. También, metafóricamente, un agujero en la pared alude al que el ser humano provoca en la capa de ozono”.
Mr. Sis
Mr. Sis
Héctor Rodríguez
Bublegum
“El tema del Ártico me motiva mucho. Los animales no se pueden defender de nuestras acciones, por eso he dibujado un oso enfadado y a otro gritando”.
Héctor Rodríguez
El Xupet Negre
En su pieza reza la frase "Save the arctic" con una aclaración: "Save your Ass".
Dice su autor que: "salvando el Ártico salvaremos nuestro trasero".
Héctor Rodríguez
El Rughy
La pieza es un cómic: empieza con un cubo de hielo deshaciéndose. En colores cálidos un distribuidor de gasolina antiguo y una plataforma petrolífera componen las siguientes viñetas. En las consecutivas un iceberg se derrite poco a poco hasta quedar reducido a la mínima expresión.
Según su autor “una denuncia al cambio climático impulsado por la industria del petróleo".
El RughyHéctor Rodríguez
Axe Colours
“Con rabia y cierto aire de venganza, con este grafiti he querido dar voz a los animales que viven en el Ártico: ¡Basta ya!”.
Héctor Rodríguez
Pau Lopez
“Yo solo intento aportar un granito de arena a través del arte. Pienso que esta es una buena propuesta para difundir el arte urbano y que la causa es noble. Merece la pena”.
Héctor Rodríguez
Rupper
“He pintado una ballena que representa la conservación porque es un animal muy importante para mí y he querido hacerlo con los colores de la naturaleza para darle vida. No quería que fuera un animal muerto sobre la pared”.
Héctor Rodríguez
Chan
La pieza, según su autor, es un Wildstyle de letras con su nombre simulando un iceberg. Con ellas el grafitero quiere reflejar el problema del deshielo.
Héctor Rodríguez
Konair Onergizer
Explica konair que: "el logo art consiste en representar un mismo carácter allá por donde pasas".
Su logo consiste en un helado mordido: “ Era mi oportunidad de dibujar un “polo” Norte”.
Héctor Rodríguez
Yoshi Sislay
Aunque pueda parecer increíble, la pieza de Yoshi está pintada con rotuladores.
“Trato de exagerar como vamos a llegar a un lugar donde no podemos sobrevivir. Existe una necesidad de cuidar el planeta. Nuestros antepasados nos legaron un planeta bonito y nosotros vamos a legar una basura a nuestros hijos. Tenemos la responsabilidad para con los animales porque somos la especie dominante. Yo respeto al planeta como el nos respeta a nosotros: es un amigo supergigante y es nuestro turno de corresponder a su amistad".
Héctor Rodríguez
Tayone
La obra de Tayone es una abstracción geométrica de diferentes planos donde expone los distintos aspectos del problema del Ártico.
En la parte superior una gota de petróleo sobre un fondo dorado representa la suciedad del dinero. En la parte inferior un gráfico de la densidad del hielo ártico (a la derecha) acompaña a una figura que representa el efecto mariposa,y que Tayone relaciona con la influencia humana en el entorno.
Héctor Rodríguez
Cheko
“La pieza tiene que ver con el auxilio a los animales. Quiero dejar clara mi mentalidad vegana y antiespecista y expresar que cuando pasa una catástrofe importan las personas, pero no le damos importancia a los animales. Hemos de prestarles nuestra ayuda porque somos responsables de lo que pasa en el Ártico y de muchas otras penurias que padecen”.
H3L-X
“ Me gustan las causas nobles y las causas perdidas. Aunque se que en el Ártico no hay pingüinos, los elegí porque vi en un documental la ardua función de padres que desempeñan. Por eso elegí una imagen de 2 pingüinos enlazados”.
H3L-XHéctor Rodríguez
Akore
El formato de la pieza de Akore es, como él la describe, un mural figurativo realizado con plantillas. En ella el centro de la temática son los niños.
“Los niños sufrirán las consecuencias de lo que le estamos haciendo al planeta”.
Héctor Rodríguez
Enric Font
“Vivimos en un momento en que todo es un desfase. Vivimos en la "estupefacción", en un mundo donde la realidad supera a la ficción. Aunque no lo parezca el tema del ártico es un tema muy cercano a nosotros, pero no apreciamos la distancia. Yo no suelo pintar animales pero en este caso los he elegido y representado pidiendo ayuda para tratar de generar empatía”.
Héctor Rodríguez
Penao. Estamos "H" articos
La pieza representa un atentado por parte de los animales contra los abusos de la humanidad. Una alianza polo Norte-Sur representada por un oso polar y un pingüino respectivamente que se ven las caras por primera vez.
Héctor Rodríguez
Edjinn
En esta obra, Edjinn nos traslada los problemas en el ártico a su propio universo personal con un lenguaje pictórico muy particular lleno de sus habituales referencias al mundo de los videojuegos y el cómic.
Para esta ocasión nos trae al Mamut y al príncipe del reino de Sablé, extraídos directamente del clásico de Gameboy "Kaeru no Tame ni Kane wa Naru" basado en la novela de Ernest Hemingway "Por quién doblan las campanas" publicada en 1940.
Héctor Rodríguez
Eva Zurita
"Mi estilo se define por ser muy positivo y de entrada, tenia muy claro lo que quería hacer en este muro. El problema del Ártico está en nuestras manos, de ahí las manos sosteniendo el Iceberg. No me quería centrar en una sola figura y dar protagonismo a un solo animal. Quería integrar varios elementos, por eso de las manos salen el rabo de un zorro y los cuernos de un reno”.
Eva Zurita
Héctor Rodríguez
Eva Zurita
Héctor Rodríguez
Dase. Retrato del Ártico
“El cambio climático es el suicidio de la humanidad. Cuando pensamos en el tema, lo primero que viene a nuestra mente son los animales, pero no nos damos cuenta de que somos también nosotros, los seres humanos, los que estamos en peligro actuando simultáneamente como verdugos y víctimas”.
Héctor Rodríguez
La Castillo
La lectura de un electrocardiograma se acerca al presente donde un oso polar aguarda al final de la línea. Con ello la artista quiere reflejar que se les acaba el tiempo, que poco a poco se quedan sin hábitat y que nosotros los humanos no hacemos nada por remediarlo.
Héctor Rodríguez
Jalón de Aquiles & Blinlucie
“Somos un par de poetas que recitamos en pared. Se trata de una composición triste y bella. La pieza refleja el sufrimiento del oso polar durante el camino de perder su hogar, que en la parte izquierda aparece ahogándose y a izquierda ya está en el cielo”.
Greenpeace España
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/cambio-climatico/fotos/62Kimo Osuna
“El Ártico representa el termómetro de la estupidez humana. Hoy hablamos del Ártico, mañana seremos todos”.
Kimo Osuna
Greenpeace España
Kimo Osuna
Greenpeace España
Nsaine
Solo Nsaine sabe que significa su obra: prefiere no dar explicaciones y dejar el mensaje de su grafiti a la libre interpretación.
Greenpeace España
Santa Sudaka
“Yo suelo dibujar animales, soy arquitecta y me apasiona la geometría. He dibujado una ballena azul que lleva un peso encima con el que represento el peso que la humanidad está depositando sobre la naturaleza".
Greenpeace España
Riaq Miuc & Hanako Mimiko
Un niño genera la sombra de la que nacen los males y penurias de la humanidad.
“Nuestro trabajo habla de repercusión de la pasividad de la sociedad y las consecuencias que los actos que no vemos tienen en el mundo”.
Greenpeace España
Valiente Creations
El mural semi-abstracto de la artista evoca el deshielo del Ártico, que se aprecia cosido por las costuras que emanan del centro de la Tierra en un intento de reparar el daño causado por el hombre.
Irene Valiente
Rubicon
“La vida es más interesante con diversidad” declara su autor y nos comenta que ha decidido pintar un inuit con una máscara para expresar su admiración por la tribu Inuit: una tribu fuerte y que merece respeto.
La impresionante pieza de rubicon ha sido elaborada en su totalidad con un rodillo y una pértiga.
Héctor Rodríguez
Patrimonio de la humanidad
LONDRES
A lo largo de este siglo el nivel del Támesis podría subir entre 26 y 86 centímetros. Está prevista la construcción de una barrera, sin la cual edificios como el palacio de Westminster o la Torre de Londres podrían inundarse.
Foto: Bertrand Gardel / Hemis / Gtres
Patrimonio de la humanidad
CHINGUETTI, MAURITANIA
La medina medieval de este antiguo centro caravanero y encrucijada de las rutas comerciales que cruzaban el Sahara se ve seriamente amenazada por el avance imparable de la arena del desierto y por la erosión.
Foto: Bruno Perousse / Hemis / Gtres
Patrimonio de la humanidad
LAGO BAIKAL, RUSIA
Bate todos los récords: es el lago de agua dulce más grande del mundo, el más profundo y el más antiguo, originado hace unos 25 millones de años. Además, contiene el 20 % del agua dulce no congelada del planeta. Desde hace unos años se detecta una reducción de los niveles de este recurso, asociada a una drástica disminución de las precipitaciones y a la sobreexplotación.
Foto: Tuul y Bruno Morandi / Hemis / Gtres
Patrimonio de la humanidad
LAGO TEGANO, ISLAS SALOMÓN
El sur de la isla Rennell, en el archipiélago de las Islas Salomón, es Patrimonio Mundial desde 1998. Aquí se encuentra el atolón de coral elevado más grande del mundo y un lago salobre rodeado por densos bosques con árboles de hasta 20 metros de altura. La Unesco declaró el lugar en grave peligro en 2013, cuando constató una sobreexplotación forestal desmedida.
Foto: Gao Jianjun / Corbis
Patrimonio de la humanidad
DOÑANA, ESPAÑA
Situado en la margen derecha del estuario del río Guadalquivir, el Parque Nacional de Doñana es Patrimonio Mundial desde 1994. Aunque la actual situación de conservación es satisfactoria, este punto caliente de biodiversidad, hogar de las especies más amenazadas de nuestro territorio, afronta grandes riesgos derivados del calentamiento global y la actividad humana.
Foto: Luis Casiano / Biosphoto / AFP
Patrimonio de la humanidad
TERRITORIO DEL YUKÓN, CANADÁ
Canadá desea que los antiguos asentamientos balleneros de la isla Herschel, en el Territorio del Yukón, sean incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial como un bien cultural. Pero el permafrost que los sostiene se está deteriorando y el terreno se hunde. Su valor está, pues, en jaque.
Canadá desea que los antiguos asentamientos balleneros de la isla Herschel, en el Territorio del Yukón, sean incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial como un bien cultural. Pero el permafrost que los sostiene se está deteriorando y el terreno se hunde. Su valor está, pues, en jaque.
Foto: Terry A. Parker / Getty Images
Patrimonio de la humanidad
PARQUE NACIONAL HUASCARÁN, PERÚ
El monte Huascarán, de 6.768 metros de altitud, da nombre a este parque nacional peruano que alberga hasta 16 picos nevados y numerosos lagos glaciares. Declarado bien natural en 1985, el retroceso de sus glaciares es un signo inequívoco de cómo le está afectando el calentamiento global.
El monte Huascarán, de 6.768 metros de altitud, da nombre a este parque nacional peruano que alberga hasta 16 picos nevados y numerosos lagos glaciares. Declarado bien natural en 1985, el retroceso de sus glaciares es un signo inequívoco de cómo le está afectando el calentamiento global.
Foto: Wigbert Röth / Imagebroker / AGE Fotostock
Patrimonio de la humanidad
PARQUE NACIONAL DE SAGARMATHA, NEPAL
Este excepcional parque nacional nepalí, al pie del monte Everest, alberga especies emblemáticas como
la pantera de las nieves. Es Patrimonio Mundial desde 1979. El aumento de las temperaturas afecta este ecosistema de nieves permanentes.
Este excepcional parque nacional nepalí, al pie del monte Everest, alberga especies emblemáticas como
la pantera de las nieves. Es Patrimonio Mundial desde 1979. El aumento de las temperaturas afecta este ecosistema de nieves permanentes.
Foto: Jean-Paul Azam / Hemis / Gtres
Patrimonio de la humanidad
REGIÓN FLORAL DEL CABO, SUDÁFRICA
Compuesta por 13 áreas protegidas y una superficie de más de un millón dehectáreas, es uno de los sitios con mayor diversidad vegetal del mundo. La Unesco la inscribió en la Lista en 2004 y reconoce que los cambios en las precipitaciones alterarán su suelo y su biodiversidad.
Compuesta por 13 áreas protegidas y una superficie de más de un millón dehectáreas, es uno de los sitios con mayor diversidad vegetal del mundo. La Unesco la inscribió en la Lista en 2004 y reconoce que los cambios en las precipitaciones alterarán su suelo y su biodiversidad.
Foto: Richard du Toit / Minden / ASA
Patrimonio de la humanidad
PHONG NHA-KE BANG, VIETNAM
Incluido en la Lista del Patrimonio como bien natural en 2003, este parque nacional está formado por mesetas calizas y bosques tropicales que albergan un sistema kárstico fabuloso. El equilibrio climático es clave para su conservación.
Incluido en la Lista del Patrimonio como bien natural en 2003, este parque nacional está formado por mesetas calizas y bosques tropicales que albergan un sistema kárstico fabuloso. El equilibrio climático es clave para su conservación.
Foto: Carsten Peter / Getty Images
En un malecón del atolón de Tarawa, unos niños observan como se aproxima una tormenta. Se prevé que el calentamiento de la atmósfera se traducirá en precipitaciones más abundantes sobre Kiribati y otras naciones insulares del Pacífico Central.
Foto: Kadir van Lohuizen
Kiribati
Los estanques de acuicultura se adueñan de una zona ganada al mar junto al aeropuerto de Tarawa, capital de Kiribati y el más poblado de los atolones que lo integran. La mayor parte de la tierra emergida de Tarawa está a menos de 2,50 metros sobre el nivel del mar y corre el riesgo de quedar bajo las aguas.
Foto: Kadir van Lohuizen
Kiribati
La gente que vive en los atolones exteriores de Kiribati acude en masa a Tarawa Sur en busca de empleo, educación y sanidad, incrementando la población a más de 50.000 habitantes. Los recién llegados a menudo acaban viviendo en zonas marginales que suelen inundarse con la pleamar.
Foto: Kadir van Lohuizen
Kiribati
Los sacos de arena no son muy efectivos para contener el océano en Temwaiku, una población vulnerable de Tarawa Sur. El pasado mes de febrero el oleaje arrasó este muro defensivo y penetró tierra adentro, dejando tras de sí viviendas inundadas, un terreno salinizado y pozos contaminados.
Foto: Kadir van Lohuizen
Kiribati
Los manglares no pueden detener el avance del océano, pero los troncos y las raíces de los mangles maduros reducen la erosión y atenúan las mareas de tempestad. Cerca del aeropuerto de Tarawa se han plantado ejemplares jóvenes para que estabilicen la orilla de la laguna.
Foto: Kadir van Lohuizen
Kiribati
Un barco pesquero naufragado hace las veces de trampolín para los chiquillos de Tarawa, unos niños que se crían en contacto permanente con el océano. Su generación y las que la sucedan se enfrentan a importantes retos climáticos a medida que el calentamiento, la acidificación y la subida de nivel del océano pone en peligro la vida en sus islas nativas.
Foto: Kadir van Lohuizen
Los inuit en el cine
La proyección de una película sobre un iceberg ilumina los rostros de Nielsine (izquierda) y Jensigne (derecha), dos jóvenes vecinas de la pequeña ciudad de Uummannaq, en la isla homónima. La película, titulada Inuk, cuenta la historia de un niño inuit criado en la capital y que es enviado a Uummannaq, donde descubre la caza tradicional.
Foto: Ciril Jazbec
Un perro revoltoso
Los perros de Uunartoq Lovstrom tiran de él y de su trineo mientras atraviesan el fiordo helado de camino a casa, en la isla de Saattut. Lovstrom castigó al perro de la derecha por no obeceder y enredar las cuerdas.
Foto: Ciril Jazbec
Pesca, la principal fuente de ingresos
Løvstrøm (izquierda) ayuda a su hijo Hans Peter a cobrar una red llena de fletanes a través de un agujero en la baquisa cerca de Saattut. La pesca es la principal fuente de ingresos de los habitantes de los asentamientos del fiordo. Estos peces se venderán a una planta de procesamiento de Royal Greenland para su exportación.
Foto: Ciril Jazbec
Pescar en la banquisa
A Pavia Nielsen, otro residente de Saattut, esta cabaña montada sobre un trineo le permite pasar varios días seguidos cazando y pescando en la banquisa. La cabaña se mantiene caliente gracias a un pequeño calentador de gas.
Foto: Ciril Jazbec
Una pantalla muy especial
El iceberg que hizo las veces de pantalla de proyección quedó atrapado por la banquisa en el fiordo de Uummannaq. Una noche clara, iluminada por las estrellas y la aurora boreal, el público llegó en sus motos de nieve y con sus prendas de piel de foca para no pasar frío. La temperatura era de unos -15,5 ºC.
Foto: Ciril Jazbec
Piel de oso
Una piel de oso polar se seca en un tendedero fuera de la casa de Ane Løvstrøm, en la isla de Saattut. Ella es una de las pocas mujeres de la comunidad que saben confeccionar botas y pantalones con la piel del mayor depredador del lejano norte. Los cazadores tienen en gran estima estas prendas, porque no hay otras que aporten mayor calidez.
Foto: Ciril Jazbec
Al acecho de la foca
Protegido del frío del Ártico por unos pantalones de piel de oso polar y un abrigo de piel de foca, y camuflado en el hielo tras una pantalla blanca, Albert Lukassen acecha a una foca. Como el clima se está calentando, la banquisa tarda más en formarse y se funde antes, lo que acorta la temporada de caza.
Foto: Ciril Jazbec
Perros de trineo
Karl-Frederik Jensen lanza fletán congelado a sus perros de trineo. Los guarda en una isla deshabitada donde puede dejarlos sin atar. La merma del hielo complica la rentabilidad de tener perros; algunos cazadores han sacrificado los suyos.
Foto: Ciril Jazbec
Focas en los fiordos
Agotados y frustrados tras cuatro días de caza infructuosa, Knud Jensen (con abrigo de foca) y Apollo Mathiassen buscan focas en los hielos del fiordo de Uummannaq. Jensen, de 15 años, quiere ganarse la vida cazando y no tiene el menor deseo de abandonar su comunidad para trabajar en alguna ciudad más grande de Groenlandia.
Foto: Ciril Jazbec
Su mundo se derrite
Albert Lukassen ve cómo su mundo se derrite a su alrededor. Cuando este inuit de 64 años era joven, podía cazar con su trineo de perros sobre el helado fiordo de Uummannaq, en la costa occidental de Groenlandia, hasta el mes de junio. En esta fotografía vemos a Lukassen en el mismo lugar en abril. Todas las imágenes que ilustran este artículo se tomaron en dicho fiordo.
Foto: Ciril Jazbec
Sin carreteras
La llegada de la banquisa pone fin al aislamiento de poblaciones insulares como Saattut, hogar de 200 personas y 500 perros de trineo. Libres ya de tener que navegar o hacer un costoso viaje aéreo, los vecinos se valen de los trineos y las motos de nieve para salir a cazar y visitar a sus familiares. En Groenlandia no hay carreteras, ni siquiera en la isla principal.
Foto: Ciril Jazbec
El cambio climático
El agua de fusión cae a raudales del casquete de hielo de la isla Nordaustlandet, en el archipiélago noruego de Svalbard. El Ártico es la zona de la Tierra que se calienta con mayor rapidez. Al ritmo actual, advierten los científicos, el hielo marino estival podría desaparecer de la región este mismo siglo.
Foto: Paul Nicklen
El cambio climático
Desde unos 2.300 metros de altura, Nueva York de noche recuerda más a un circuito electrónico que a una ciudad. El resplandor de las lámparas led –que aquí vemos iluminando Times Square y otras zonas del centro de Manhattan– explica los tonos violáceos.
Foto: Vincent Laforet
El cambio climático
Bajo el sol matutino, el humo de los árboles incendiados vela la selva amazónica del Mato Grosso brasileño. En las últimas décadas se ha arrasado casi una cuarta parte de su masa forestal para dar paso al cultivo, lanzando a la atmósfera millones de toneladas de carbono almacenado.
Foto: George Steinmetz
Glaciar Breiðamerkurjökull, Islandia
Staines-upon-Thames, Inglaterra
Las inundaciones de 2014 «fueron surrealistas», dice Jeff Waters, quien posa con su esposa, Tracy, en el jardín de su casa de Staines-upon-Thames, Inglaterra. El agua quedó a unos milímetros del umbral de la vivienda.
Foto: Gideon Mendel
Khairpur Nathan Shah, Pakistán
Ahmed, un residente de Khairpur Nathan Shah (Pakistán) que solo dio su nombre de pila, es retratado en el centro de la ciudad durante las inundaciones de 2010. Las autoridades gubernamentales encargadas de la gestión del desastre las calificaron como las peores de la historia de Pakistán y cifraron el número de afectados directos en 20 millones.
Foto: Gideon Mendel
Joseph y Endurance Edem, con su hijo Godfreedom y su hija Josephine, posan delante del portalón de su casa de Igbogene, en Nigeria. En 2012 este país africano sufrió las peores inundaciones que se han registrado en medio siglo. «Tenía miedo –confiesa Josephine–. Creía que íbamos a ahogarnos todos.» La catástrofe natural se cobró al menos 360 víctimas mortales.
Foto: Gideon Mendel
Bayelsa, Nigeria
Aquel mismo año, en el estado de Bayelsa, situado en el sur de Nigeria, Hope y Victor America posaron delante de su casa inundada.
Foto: Gideon Mendel
Muzaffarpur, Bihar, India
Las aguas de inundación rodean una casa y una escuela en las inmediaciones de Muzaffarpur, en el estado indio de Bihar. La población describe las inundaciones de 2007 como las peores que se recuerdan. Se cerraron escuelas, hubo millones de afectados y más de 1.000 personas perdieron la vida.
Foto: Gideon Mendel
Los monzones en Tailandia
Entre julio de 2011 y enero de 2012, 65 de las 77 provincias de Thailandia fueron declaradas zona catastrófica. Las inundaciones de origen monzónico que anegaron el hogar de Sakorn Ponsiri cerca de Bangkok «algo tenían que ver con el cambio climático –dice–. Podría repetirse. Tendremos que estar mejor preparados».
Foto: Gideon Mendel
Marigot, Haití
Marie Miracle Andris, de 75 años, posa delante de su casa en Marigot, en el sudeste de Haití. Su hogar se inundó durante el huracán Gustav, uno de los cuatro huracanes y tormentas tropicales que anegaron la isla durante cuatro semanas de la temporada de huracanes de 2008.
Foto: Gideon Mendel
Moorland, Inglaterra
Más al oeste, en Moorland, Shirley Armitage corrió peor suerte: la casa, que levantó su padre en 1955, quedó anegada por más de un metro de agua.
Foto: Gideon Mendel
Wilaiporn Hongjantuek, Tailandia
Las inundaciones de Tailandia de 2012, las peores en 50 años, anegaron el pueblo de Wilaiporn Hongjantuek, pero así y todo ella fue a la tienda para abastecer a los suyos.
Foto: Gideon Mendel
Los temporales que azotaron las islas Británicas durante el invierno de 2013-2014 hicieron que se registraran lluvias e inundaciones generalizadas en Inglaterra. En la zona de Somerset Levels, un área muy llana, miles de hectáreas de tierra agrícola, como la explotación de Roger Forgan, quedaron anegadas durante meses.
Foto: Gideon Mendel
Burrowbridge, Somerset, Inglaterra
En Burrowbridge, un pueblo de Somerset, Dave Donaldson y su hija Heather, de 12 años, posan en su casa inundada. Aunque el resto de la familia fue evacuada temporalmente, Dave se quedó para intentar salvar el ganado de una devastación que, en palabras suyas, «parecía la escena de una extraña película de catástrofes».
Foto: Gideon Mendel
Fiordo de hielo de Ilulissat, Groenlandia
Lo sólido se torna líquido a medida que un iceberg de una altura equivalente a un edificio de 15 pisos se erosiona en los mares cada vez más cálidos del Atlántico Norte.
http://extremeicesurvey.org
http://extremeicesurvey.org
Foto: James Balog
Glaciar Stein, Suiza, 2006
Los últimos seis años han pasado factura a la morfología de este viejo glaciar. Si la tendencia de unos veranos más cálidos y secos persiste en las tierras altas, muchos glaciares alpinos podrian perder hasta el 75 por ciento de su masa a finales de este siglo o incluso desaparecer, poniendo en peligro el abastecimiento de agua en la región.
Foto: James Balog
Glaciar Stein, Suiza, 2012
Los últimos seis años han pasado factura a la morfología de este viejo glaciar. Si la tendencia de unos veranos más cálidos y secos persiste en las tierras altas, muchos glaciares alpinos podrian perder hasta el 75 por ciento de su masa a finales de este siglo o incluso desaparecer, poniendo en peligro el abastecimiento de agua en la región.
Foto: James Balog
Glaciar Bridge, Columbia Británica, 2009
Con un retroceso de unos 150 centímetros al día durante la época de deshielo, este glaciar de casi 17 kilómetros de longitud, situado en la cadena Costera de la Columbia Británica, sufre el doble golpe de unas nevadas más escasas en invierno y unas temperaturas más altas en verano. A medida que el glaciar retrocede, el lago situado en su frente va aumentando de tamaño.
Foto: James Balog
Glaciar Bridge, Columbia Británica, 2012
Con un retroceso de unos 150 centímetros al día durante la época de deshielo, este glaciar de casi 17 kilómetros de longitud, situado en la cadena Costera de la Columbia Británica, sufre el doble golpe de unas nevadas más escasas en invierno y unas temperaturas más altas en verano. A medida que el glaciar retrocede, el lago situado en su frente va aumentando de tamaño.
Foto: James Balog
Glaciar del Ródano, Suiza, 2012
Un río de hielo se está secando en los Alpes. En el pasado siglo este glaciar, fuente del río Ródano, ha perdido casi un kilometro y medio de longitud. Todos los veranos los propietarios del Hotel Belvedere excavan un túnel en el glaciar para que los turistas puedan asomarse a sus entrañas; en los últimos años, para asegurarse de que el túnel sobrevivirá a la estación de deshielo, han tenido que cubrirlo con un tejido aislante.
Foto: James Balog
Glaciar del Ródano, Suiza, 2012
Esta foto del túnel excavado en el glaciar del Ródano se tomó en el verano de 2012; en el verano de 2009 el hielo llegaba a la altura de la tela. El glaciar está perdiendo masa a gran velocidad y su longitud y su anchura están disminuyendo. Un montañero camina sobre el hielo cubierto de tierra y rocas que han caído de las laderas de las montañas.
Foto: James Balog
Manila, Filipinas
A medida que el agua marina se calienta, su volumen se incrementa. La expansión térmica representa alrededor de un tercio del actual ascenso del nivel del mar.
Foto: George Steinmetz
Glaciar Tahumming, Columbia Británica
La fusión de los glaciares de montaña contribuye a la subida del mar con otra tercera parte. Para 2100 es probable que añadan varios centímetros más al nivel del mar, pero no metros. Comparados con los mantos polares, no contienen mucho hielo.
Foto: James Balog, Extreme Ice Survey
Cañon Birthday, Groenlandia
Actualmente el manto de hielo de Groenlandia contribuye poco a la subida del nivel del mar, pero su superficie ha empezado a fundirse en verano, lo cual es un signo preocupante. El agua contenida en este manto de hielo podría aumentar el nivel del mar casi 7,5 metros.
Foto: James Balog, Extreme Ice Survey
Glaciar Pine Island, Antártida Occidental
La Antártida Oriental parece bastante estable, pero algunas partes del manto de hielo de la Antártida Occidental están siendo socavadas por un océano cada vez más caliente. Su futuro, como el de Groenlandia, es muy incierto.
Foto: Maria Stenzel
Intoxicación por agua salada
Estos cipreses de un humedal al este de Nueva Orleans probablemente murieron por la infiltración de agua salada procedente del golfo de México incluso antes de la llegada del huracán Katrina en 2005. Pero cuando la marea de tempestad del Katrina rompió un dique cercano, el resultado fue devastador para el resto de la marisma.
Foto: George Steinmetz
Texas, Estados Unidos
Unas plantas rodadoras quedan atrapadas en los surcos de un campo de algodón en barbecho cerca de Brownfield, al sudoeste de Lubbock, Texas. Los fuertes vientos y una ola de calor sin precedentes produjeron una erosión muy perjudicial, explica Buzz Cooper, quien conduce una desmotadora de algodón en las cercanías. «Era como un horno con ventilador», dice.
Foto: Robb Kendrick
Tuscaloosa, Alabama, Estados Unidos
ESTADOS UNIDOS
El 27 de abril de 2011, se formaron sobre Estados Unidos 199 tornados, un número récord para un solo día. Sin embargo, los científicos señalan que no hay pruebas concluyentes de un aumento a largo plazo de la frecuencia de los tornados. El vórtice que trazó una clara trayectoria a través de Tuscaloosa (Alabama), a 305 kilómetros por hora, perdonó por tan solo un kilómetro el estadio de fútbol americano de la Universidad de Alabama (arriba, a la izquierda) y pasó después entre un gran centro comercial (el edificio en forma de X del centro) y el hospital general, donde ya empezaban a llegar las víctimas. El tornado se cobró 44 vidas y prosiguió su marcha hacia el noreste, hacia el área de Birmingham, donde mató a otras 20 personas.
Foto: Digitalglobe
Lago Ginebra, Suiza
La rociadura helada procedente del lago Ginebra sepulta árboles, coches y una vía pública durante una ola de frío intenso en febrero de 2012. Un inusual desplazamiento hacia el sur de la corriente en chorro polar, que llegó hasta África, llevó aire ártico y fuertes nevadas a Europa y causó cientos de muertes.
Foto: Martial Trezzini, European Pressphoto Agency/Landov
Nashville, Tennessee, Estados unidos
Jamey Howell y Andrea Silvia acababan de enterarse de que la misa había sido cancelada cuando la riada sumergió su todoterreno cerca de Nashville, Tennessee, el 2 de mayo de 2010. Pasaron más de una hora agarrados a la baca del vehículo y después, ante la mirada impotente de sus padres, se soltaron. Tras ser arrastrados aproximadamente un kilómetro por la corriente, los jóvenes llegaron vivos a la orilla.
Foto: Rick Murray
Vicksburg, Mississippi, Estados Unidos
Protegida por un dique, una vivienda de las afueras de Vicksburg, Mississippi, resiste un desbordamiento del río Yazoo, en mayo de 2011. La fusión de la nieve y las lluvias intensas (ocho veces más de lo normal en algunas zonas de la cuenca del Mississippi) provocaron inundaciones que causaron unos daños valorados entre 3.000 y 4.000 millones de dólares.
Foto: Scott Olson, Getty Images
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/cambio-climatico/fotos/126Bradshaw, Nebraska, Estados Unidos
«¡Vaya si avanzaba!» A 209 kilómetros por hora, para ser exactos, pero el fotógrafo Mike Hollingshead, curtido cazatormentas, no pensó en dar media vuelta y huir. Hollingshead captó este tornado el 20 de junio de 2011 en las afueras de Bradshaw, Nebraska, cerca de la Interestatal 80 y de las vías del tren, donde hizo descarrilar varios vagones de carga.
Foto: Mike Hollingshead
Bangkok, Tailandia
Un autobús urbano se abre paso por una calle inundada de Bangkok el 7 de noviembre de 2011. Miles de fábricas cerraron, se perdieron millones de toneladas de arroz y hubo más de nueve millones de damnificados. El país sufrió las peores inundaciones en más de 50 años.
Foto: Paula Bronstein, Getty Images
Embalse Jablanicko, Bosnia-Herzegovina
Un cementerio inundado por las aguas del embalse Jablanicko reaparece en febrero de este año al secarse el lago. La grave sequía, que comenzó en agosto del año pasado, redujo la producción hidroeléctrica de las presas situadas sobre el río que alimenta este embalse, el Neretva. Bosnia, que normalmente exporta energía a la región, tuvo que importar electricidad en enero de este año.
Foto: Dado Ruvic, Reuters
Golovanovo, Rusia
Unos hombres tratan de frenar el avance de las llamas cerca de Golovanovo, en la región de Ryazan, el 5 de agosto de 2010. Aquel verano Rusia sufrió los peores incendios forestales de su historia moderna. Hubo 50 muertos y el presidente Medvédev destituyó a altos cargos militares por su negligencia en la gestión de la catástrofe.
Foto: Natalia Kolesnikova, AFP / Getty Images
Texas Hill Country, Texas, Estados Unidos
En sus buenos tiempos el río San Saba a la altura de Brady, en la región de Texas Hill Country, era una corriente de 15 metros de ancho rebosante de percas. Pero el año pasado se secó completamente. Los colores de estos árboles ribereños no son los propios del otoño, sino los de unos ejemplares que se están muriendo.
Foto: Robb Kendrick
Río de Janeiro, Brasil
El 5 de enero de este año, un tramo de la autopista BR-356 quedó destruido por la rotura de un dique durante el desbordamiento del río Muriaé en el municipio de Campos dos Goytacazes, en el estado de Río de Janeiro. Más de 300 familias de la región tuvieron que ser desalojadas de sus casas.
Foto: © Marcos de Paula / Agencia Estado / Zuma24.com
Glasgow, Montana, Estados Unidos
Un diluvio se precipita desde el corazón de una tormenta cerca de la localidad de Glasgow, Montana, en julio de 2010. «Sentí que si hubiese podido situarme justo debajo, al mirar hacia arriba habría visto el paraíso», recuerda el fotógrafo Sean Heavey.
Foto: Sean R. Heavy, Barcroft Media / Landov
Phoenix, Arizona, Estados Unidos
La mayor tormenta de polvo que se recuerda se abate sobre Phoenix, capital del estado de Arizona, el 5 de julio de 2011, y reduce a cero la visibilidad. La actividad tormentosa sobre el desierto levantó una pared de polvo y arena de 1,5 kilómetros de altura.
Foto: Daniel Bryant
¡Por fin a salvo!
«Nada más verlo, la hembra dio un resoplido y los cachorros empezaron a correr.» Saltando de un témpano a otro, siguieron huyendo hasta mucho después de estar a salvo.
Florian Schulz
Acechando a dos oseznos
El fotógrafo Florian Schulz vio cómo un macho de las Svalbard (al fondo) acechaba a una hembra con dos oseznos.
Florian Schulz
Siempre atentas
Los machos pueden comerse a las crías, por lo que las madres están siempre vigilantes.
Jenny E. Ross
Un oso famélico ignora el ataque de un charrán ártico mientras busca huevos en la costa de la bahía de Hudson. El verano obliga a los osos a quedarse en tierra, donde el biólogo Ian Stirling ha visto una relación entre la reducción del hielo marino, la delgadez de los osos y las camadas más pequeñas.
Florian Schulz
Osamenta de ballena
En tierra, un macho olfatea una osamenta de ballena. Las reservas de grasa que acumulan los osos cazando focas anilladas y barbudas, y a veces morsas, tienen que durarles todo el verano.
Florian Schulz
Amamantando a sus crías
Una osa amamanta a sus crías sobre el hielo marino de finales de julio, frente a las costas de las Svalbard.
Florian Schulz
Flotando a la deriva
En verano, un oso polar sobre una placa de hielo flota a la deriva en el archipiélago noruego de las Svalbard. El hielo marino es un hábitat fundamental para el gran depredador del Ártico, pero a causa del aumento de las temperaturas, cada vez son más largos los períodos sin hielo.
Florian Schulz
Sequías y hambrunas
Supervivientes de la sequía que en 1984 asoló Etiopía, con la consiguiente hambruna, Ansha Seid y Aminat Yimam conocen bien el precio de las cosechas perdidas. Hoy son miembros de una comunidad con banco de semillas financiado por Ethio-Organic Seed Action. En períodos de prosperidad los agricultores aportan semillas que pueden recuperar en caso de que los cultivos se echen a perder de nuevo.
Foto: Jim Richardson
Fortaleza de espítiru
Unos niños juegan en Jaliakhali, una localidad devastada por el ciclón Aila en 2009. Al llegar la tormenta captada por esta imagen, los habitantes del pueblo buscaron protección en uno de los miles de refugios recién construidos contra los ciclones (arriba), muchos de los cuales funcionan además como centros comunitarios.
Mantener un país a flote
Lecciones para el futuro
Los niños acuden durante todo el año a una escuela flotante. Para las niñas, que tradicionalmente se quedan en casa, es una ventaja que la escuela vaya a su encuentro. Varios estudios demuestran que las niñas más instruidas (y también los niños) tienen menos hijos de mayores.
Foto: Jonas Bendiksen
Soluciones autóctonas
Amarrado seis días a la semana, un buque escuela de propulsión solar colabora en la educación de los niños cuyos hogares sufren inundaciones periódicas.
Foto: Jonas Bendiksen
Soluciones autóctonas
Un ejército de sanitarios formados por una ONG bangladesí llamada BRAC han contribuido a reducir tanto la tasa de mortalidad infantil como la tasa de natalidad.
Foto: Jonas Bendiksen
Foto: Jonas Bendiksen
Una mano amiga
El barco hospital de una organización de cooperación llamada FriendshipBd da asistencia a los cientos de miles de bangladesíes que viven en las islas sedimentarias efímeras del río Jamuna.
Nada dura demasiado en Sirajbag, una población de varios miles de habitantes asentada en una de las islas sedimentarias efímeras del río Jamuna, al norte de Dhaka. Unos voluntarios reerigen la mezquita del pueblo; la desplazan periódicamente para evitar que la barra el río.
Foto: Jonas Bendiksen
En busca de terreno más elevado
Unos aldeanos aúnan esfuerzos para trasladar los edificios construidos en Sirajbag, un islote de arena y lodo del río Jamuna donde las inundaciones son frecuentes. Desmantelada a mediodía, esta mezquita fue reconstruida a tiempo para las oraciones vespertinas.
Foto: Jonas Bendiksen
En casa, de momento
Con el agua hasta casi las rodillas, la familia Uddin se reúne para comer. Hacía poco que habían trasladado su casa a este lugar, huyendo de las inundaciones en una isla cercana a Kurigram. Poco después de tomar esta fotografía, la familia decidió desmontar la casa para volver a trasladarla.
Foto: Jonas Bendiksen
Para no mojarse
Cuando crece el río, los hijos de Jabed Ali saben lo que hay que hacer: trepar al bambú del patio y agarrarse fuerte. Los habitantes de los chars (las islas en constante transformación que jalonan las llanuras de inundación de los tres grandes ríos de Bangladesh) están habituados a este tipo de calamidades, cada vez más frecuentes.
Foto: Jonas Bendiksen
Río Jamuna
Que el agua llegue a la puerta de su casa ya es rutina para las familias de pescadores que viven en las islas del río Jamuna. Conocidos como los habitantes de los chars, se han convertido en los mayores expertos del mundo a la hora de adaptarse a cualquier circunstancia que la vida —y el cambio climático— les eche encima.
Foto: Jonas Bendiksen
Dhaka
Tórridas, planas y abarrotadas, las calles de Dhaka absorben la multitud que no cabe en la mezquita para celebrar el final del Ramadán. Dhaka, una de las ciudades de crecimiento más acelerado del planeta, rebosa de migrantes que huyen del rural, castigado por inundaciones y tormentas.
Foto: Jonas Bendiksen
A punto de reventar
Los barrios de chabolas de Dacca, como Korail (en primer término), están abarrotados de refugiados medioambientales, lo que supone una presión todavía mayor para una ciudad abrumada por el peso de unas infraestructuras obsoletas, la enorme pobreza y las frecuentes inundaciones.
Foto: Jonas Bendiksen
Atestados de gente
Los taxis flotantes, llamados kheya nouka, cruzan el río Buriganga hasta Sadar Ghat, la principal terminal fl uvial de Dacca, ofreciendo transporte en una de las ciudades más densamente pobladas del mundo. Situada a muy baja altura, la capital de Bangladesh es una de las ciudades más amenazadas por el aumento del nivel del mar.
Foto: Jonas Bendiksen
Hacia la ciudad
Bajo el cielo de la estación lluviosa, los migrantes regresan en tren a Dhaka tras visitar sus aldeas natales al norte de la capital. A cada lado hay arrozales; aquí están sanos, pero más al sur la salinidad causa estragos.
Foto: Jonas Bendiksen
A merced del clima
Arrimados a un muro, los trabajadores de una fábrica de ladrillos se protegen de la furia de un aguacero juanto al río Turag, al oeste de Dacca.
Foto: Jonas Bendiksen
Cogidos por sorpresa por una inundación temprana, el granjero Abdul Kadir (delante) y sus hombres cosechan el yute aún verde en una isla del Jamuna próxima a Kurigram. El cambio climático ha recrudecido las crecidas estacionales en las últimas décadas.
Foto: Jonas Bendiksen
Mantener un país a flote
En el sur salobre, los agricultores han convertido los arrozales anegados en charcas para gambas y cangrejos que toleran la salinidad.
Foto: Jonas Bendiksen
A unos palmos sobre el nivel del mar
Los habitantes de la costa sur de Bangladesh no solo tienen que soportar unas de las precipitaciones más copiosas del mundo; también viven en comunidades castigadas por los ciclones y asentadas en terreno blando, a apenas unos palmos sobre el nivel del mar.
Foto: Jonas Bendiksen Groenlandia
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
ayabaca@hotmail.com
ayabaca@yahoo.com
Inscríbete en el Foro del blog y participa : A Vuelo De Un Quinde - El Foro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario