Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Agente Justiciero Genochi; Servelio Smith López, cuyo alías fue "El Machetero del Río", quien acompañó a la turista inglesa Elizabeth Bell en un barco crucero, que llegaron a Chile, ella tuvo que hacer operaciones bancarias y al llegar al edificio un grupo de asaltantes disparaban a diestra y siniestra y una bala perdida impactó en la cabeza de la dama, matándola en el acto; Servelio en el hotel recordaba todo el trayecto del crucero y la "luna de miel" que vivió con ella, para él era su primera vez que mantuvo relaciones sexuales; él aún desconocía que ella había muerto.... ...sigamos la historia....
Aquí en la imagen Observamos al Agente Justiciero Genochi, quien como agente anónimo bregará para capturar a los culpables del asesinato de sus padres en Chilcapampa.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
Aquí en la imagen observamos al delincuente Bonifacio "Oreja Mocha"; quien como líder de una banda juvenil, asaltaron a la morada de Eucebio Nonajulca Rivera, residente en el Barrio Alto de Chilcapmpa, a quien asesinó por que no le entregó el dinero de una venta de ganado vacuno.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
Servelio Smith López, quien no acompañó a Elizabeth Bell al banco, desconocía que ella había muerto, por que se quedó en el hotel cercano donde separaron habitación, allí escuchó las noticias que un banco del centro de la ciudad fue asaltado, con la lamentable pérdida de una ciudadana extranjera llamada Elizabeth Bell; él alarmado fue hasta el edificio bancario que estaba acordonado por la policía; él se identificó como su acompañante y le permitieron el paso, encontró el cuerpo cubierto con ejemplares de periódicos, él se acercó, levantó el papel y pudo identificar el rostro ensangrentado con la cabeza destrozada por el impacto; era su compañera de viaje la ahora occisa Elizabeth Bell.
En esos momentos llegaron funcionarios de la embajada inglesa, quienes comprobaron de acuerdo a la lista del crucero que ella subió sola y continuó así, parece que Paita no llegó a registrar la compañía de Servelio Smith López.
Los funcionarios diplomáticos, quienes no conocían a Servelio y desconocían que fue su acompañante, ellos se hicieron cargo del cadáver de la científica, sólo esperando la llegada del médico legista para el levantamiento del cadáver.
Servelio, quien al no ser tomado en cuenta, con disimulo se separó silenciosamente del lugar de los hechos y regresó al hotel, donde iba a descansar; pero él había sido seguido por la policía, quienes lo esperaron que salga; pero, él optó por descansar y allí pensar como iba salir de tierras extranjeras.
Lo más grave era, que no tenía dinero como divisas que le fuese aceptado, sus bolsillos aún llenos de los billetes del asalto, que no le servían para nada en Chile.
Felizmente el hotel y la comida fue pagada por Elizabeth Bell por adelantado; por lo que al día siguiente, él aún conmovido por la trágica desaparición de su compañera; tomÓ desayuno y optó por regresar al puerto, iba aprovechar una camioneta del hotel que va a recoger otros turistas del puerto, éste joven cometió el error de no subir desde el interior, él salió a la calle para ir a la playa de estacionamiento para subir, pero fue abordado por dos gendarmes, quienes en forma abusiva lo enmarrocaron sin ninguna orden judicial y lo llevaron a la comandancia.
Servelio Smith López, sin saber el motivo de su detención, él en colmo de la audacia, pidió comunicarse con el embajador inglés, que no le convendría por que podía ser identificado como un fugitivo, como consecuencia de los asaltante de la almacenes de una ciudad del Perú.
El comisario al observarlo, alto de estatura y con apellido inglés, y le preguntó:
--- Dígame, ¿Cómo fue el abordaje al crucero en el Puerto de Paita, si usted nunca estuvo registrado en la lista de pasajeros?
Servelio, no teniendo otra opción que declarar la verdad, él narró al Comisario, los hechos de como conoció a la occisa Elizabeth Bell y como hizo para subir a bordo y que fue aceptado por el Capitán, por que lo brindaron una bienvenida como nuevo viajero con comida y tragos y todos los derechos.
El Comisario, quien también tenía un apellido extranjero por ser hijo de emigrantes, entendió la situación migratoria de Servelio y le ofreció su apoyo para se vaya de nuevo al puerto, aprovechando por una diligencia judicial, le dijo:
--- Peruano, te comprendo tu historia y como no tienes antecedentes, ni la embajada inglesa ha puesto alguna denuncia, te llevaremos al Puerto, con una condición, que te subes al primer barco que zarpe, por que si te quedas, actuaremos de otra manera calificándote como sospechoso; pues, sube al camión y ve al puerto.
Servelio a pesar de haber perdido la protección de la ahora finada Elizabeth Bell, tuvo su día de suerte, que siendo un fugitivo en el Perú, en un país extranjero era ayudado, y vaya que los policías le estuvieron muy agradecidos por haberlo llevado como pasajero.
Al salir el camión policial, enrumbó por la carretera de circunvalación rumbo al puerto, allí cinco gendarmes, un fiscal y su secretario y Servelio, la camioneta o camión tal como le llamaban siguió a velocidad media; cuando repentinamente se desinfló y reventó un neumático (llanta) y el conductor no pudo controlar el vehículo y se despistó volcándose a un costado de la carretera, que milagrosamente era zona plana, el vehículo quedó volteado con las llantas al aire y con todos los pasajeros atrapados en el interior.
Servelio, quien subió al último, se sentó pegado a la puerta, que después del accidente, él pulseó la puerta y estaba trabada (atrancada); sin embargo, el vidrio se rompió dejando una ventana libre y como casi todos los atrapados eran obesos, él era el único que podría salir por ser el más delgado y aún así lo haría con dificultad.
Servelio, controlando los nervios, sacó su cabeza y desde adentró con sus manos impulsó todo su cuerpo, que milagrosamente la puerta se destrabó, pero no lo suficiente, él retrocedió y desde adentro empujó la puerta, él pedía calma a los otros, que estando heridos gemían por el dolor, algunos tenían hemorragias superficiales, él estuvo ileso.
Servelio, recordó que tenía una fuerza descomunal, que lo comprobó en una prueba que hizo cuando acompañaba a su padre adoptivo "Gato Salvaje"; el truco era palanquear la puerta y los fierros cedían por ser latas, él hizo el primer intento, pero la puerta no cedía, no se rindió, hizo un segundo intento tomando fuerza desde adentro con todo su cuerpo y vaya que la puerta cedió abriéndose con un espacio que solamente el cuerpo de él podría salir, se impulsó y salió, otros lo intentaron pero las tremendas panzas se lo impedían.
Servelio, estando afuera, buscó rocas para colocarlas sobre la pista, para avisar a otro conductor que los ayude, no pasaron ni cinco minutos y pasaba un vehículo de servicios portuarios, quienes eran estibadores, hombres muy fuertes acostumbrados a levantar pesos, los tres bajaron sus cadenas y las amarraron al vehículo siniestrado desde las llantas y todos con la ayuda de Servelio halaron al camión y lograrlo voltearlo a su estado normal (aunque estaba con múltiples destrozos), abrieron las puertas y sacaron a los heridos.
Uno de los estibadores, quien era muy observador, se puso a verificar de como el peruano logró abrir la puerta, que para él era casi imposible haber logrado este hecho y dijo:
--- Señores, deben agradecer al peruano haberles salvado, no entiendo de como abrió la puerta, por que yo no lo hubiese hecho, aún con toda mi experiencia..
Los policías, quienes sólo tenían magullones ligeros, le agradecieron al peruano, que como un pasajero milagroso subió al último y los salvó, por que todos los vehículos pasaban de largo, quienes al observar el vehículo volteado pensaban que habría sido abandonado por la policía.
Como el puerto estaba más cerca todos fueron transportados y el "héroe" Servelio, subió adelante junto al conductor.
Al llegar al puerto los heridos los llevaron al centro de emergencias y los ilesos necesariamente tenían que ir a la comandancia para las declaraciones de ley para investigar el accidente; Servelio temía ir a ese lugar por que tal vez la policía peruana ya envió su fotografía, les tomaron sus declaraciones quedando libres que su mayoría eran policías.
Servelio, se quedó al último, el Comisario le agradeció que haya ayudado a salvar a sus compañeros y como él estaba de regreso se comunicó con el capitán de un barco carguero de carbón que estaba a punto de zarpar, el capitán le contestó que sólo admitía a tripulantes que tendrán que trabajar para ganarse el pasaje hasta el mismo puerto de Paita último destino de cargas y descargas.
El comisario aceptó las condiciones y le comunicó al aún desconocido peruano, que lo consideraba casi como un "héroe"; pues, Servelio aceptó gustoso el viaje de regreso "gratis".
Después de los trámites aduaneros, el capitán del barco carguero, tocó la sirena anunciando su partida hacia alta mar.......................
Continuaremos........................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
No hay comentarios:
Publicar un comentario