Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Agente Justiciero Genochi; Servelio Smith López, cuyo alías era "El Machetero del Río", hizo de campana y reglaje, para que una banda de ocho delincuentes asalten un gran almacén en el Centro de la Ciudad, el golpe fue exitoso con un cuantioso botín de 230,580 monedas nacionales; que después del reparto le tocó 15,580 monedas, que correspondía a los últimos en la categoría y rango dentro de la banda, él no estuvo de acuerdo, pero como nadie protestó, él que se quedó mudo; en realidad hasta ese momento no quería ser un asaltante más, sino llegar a los asesinos que mataron a su padre adoptivo "Gato Salvaje".... ....sigamos la historia................
Aquí en la imagen Observamos al Agente Justiciero Genochi, quien como agente anónimo bregará para capturar a los culpables del asesinato de sus padres en Chilcapampa.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
Aquí en la imagen observamos al delincuente Bonifacio "Oreja Mocha"; quien como líder de una banda juvenil, asaltaron a la morada de Eucebio Nonajulca Rivera, residente en el Barrio Alto de Chilcapmpa, a quien asesinó por que no le entregó el dinero de una venta de ganado vacuno.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
En el mundo del hampa, las bandas de delincuentes establecen categorías, que han sido ganadas a base de fuego en enfrentamientos con la policía, es lo más frecuente batirse contra los agentes policiales, o también en ajuste de cuentas entre ellos mismos; en el último asalto Servelio Smith López, hizo quizá uno de los papeles fundamentales cargando el botín bajo su propia responsabilidad, que lo cumplió como todo un profesional; pero, aún así, en el reparto del botín estuvo en la última escala, por que él era nuevo y estaba pagando el derecho de piso, no protestó se quedó callado, como bien dice el refrán: "El que calla, otorga", sellando su conformidad.
Continuando con la historia, el jefe de la banda, después del reparto del botín, con sus integrantes con los bolsillos llenos de billetes, les dijo:
--- Muchachos, estuvimos con mucha suerte, por que no aparecieron los uniformados(policía), el golpe fue espectacular; guarden su dinero, por que no sabemos, cuando nos tocará hacer algo similar; lo grandioso de este golpe es que nadie se murió o salió herido, son los riesgos que tenemos en nuestra narices, por favor no comenten con nadie, ni con la familia, el ambiente está lleno de soplones. quienes pueden dar el dato a la policía, es muy posible que iniciarán batidas, si alguien cae tenga cuidado y aplique el Código, ni aún con la peores torturas, jamás saldrá una palabra de sus bocas.
Servelio Smith López, tenía dudas aún con las advertencias del jefe, no estaba conforme y preguntó de lo mismo así:
--- Jefe, mañana con toda seguridad habrá batidas o tal vez esta misma noche; por que ya son dos golpes, que los movilizará y estarán alerta de algún sospechoso; si alguien de nosotros cae. ¿Qué haremos los demás?
El jefe, insistió en las mismas recomendaciones y agregó:
--- Nosotros somos un grupo unido, ya que si alguien cae, él simplemente no nos conoce, por esa razón del fondo económico del grupo se sacará para contratar a los abogados para luchar en la defensa y lograr la libertad, así funciona nuestro grupo jovencito, siempre predomina la solidaridad, El Código dice: "Nunca sabemos donde vivimos, ni como nos llamamos nosotros y los compañeros.."
Servelio Smith López, escuchando las expresiones del jefe, se tranquilizó, aún así, seguía en su mente llegar a los asesinos de su padre adoptivo.
Luego, el jefe ordenó salir de la choza, lo harán uno cada media hora, era el mismo orden del reparto del botín, todos se tumbaron en el altillo donde se escondió Servelio, que les servía como un mirador para detectar a alguien o la policía y desde allí salían a sus casas, eran las medidas de precaución.
Servelio, fue el último en salir, echó llave al viejo candado y se retiró, como desde aquel lugar estaba cerca a su casa, se fue caminando, él llegó a las 03:00 horas de la madrugada; antes de entrar fue hasta la casa vieja abandonada y subió al segundo piso y desde allí observó que nadie lo esperaba, él bajó y se dirigió a su casa y cuando se disponía entrar vio un automóvil estacionado frente a la casa, él no entró siguió de frente caminando hasta la próxima esquina y desde allí oteó al automóvil, hubo un movimiento de luces internas, arrancó y partió a velocidad donde él estaba; él haciendo uso de su agilidad felina, corrió al siguiente poste de la luz, lo escaló y se tiró al techo próximo (fue una costumbre de niño, que lo hizo varias veces cuando no tenía la llave para entrar a la casa), el automóvil pasó de largo, no lo llegó a distinguir que había escalado y se tumbó en el techo y desde allí observó al vehículo que a dos cuadras paró en seco y se bajó el conductor, con el reflejo de la luz le vio algo brillante en la mano derecha, él presumió que era un arma de fuego.
Servelio, se hizo la pregunta. "¿Quién me está persiguiendo?, naturalmente no había ninguna respuesta y comenzó a reconstruir su corta vida en el delito, analizó la banda de la camioneta de los caudales, allí no dejó enemigos y en esta última banda todo fue armonía, que fue felicitado por su trabajo.
Entonces, ¿Quién persigue a Servelio Smith López?
Los problemas no terminaban en las preguntas que se hizo, sino que no podía dormir en su casa, por que ya lo descubrieron que allí vivía, tampoco podía ir a un hotel a esas horas, porque se convertía en un sospechoso, si algún policía lo encontraba en el trayecto y recordó la choza de la banda, que había una mesa y una lona vieja, que le permitirían descansar hasta el amanecer, se bajó del techo y se encaminó al refugio, llegó abrió el viejo candado, ingresó y la atrancó desde el interior a la vieja puerta y se tiró sobre la mesa; estaba tan cansado y agotado que rápidamente concilió con el sueño y allí amaneció.
Servelio Smith López, se despertó justo a las 08:00 horas del nuevo día, gracias a los campanazos del reloj público.
Servelio, se levantó, salió e hizo sus necesidades fisiológicas en un espacio de la playa, regresó a la choza, le echó llave y se retiró sin rumbo ya que no podía llegar a su casa, optó por viajar a Paita, allí no tenía ningún familiar conocido, llegó y se hospedó en un hotel de buena categoría con restaurante, él pidió un opíparo almuerzo/cena porque ya eran las 17:00 horas del día, fue a su cuarto que le dieron y alguien que estuvo antes olvidó un viejo receptor Sony (radio transistor) intentó encenderlo y vaya que hubo funcionamiento y captó el noticiario desde Piura y hubo una noticia que lo asustó: "La policía, sigue tras los pasos de los asaltantes del gran almacén del mismísimo Centro de la Ciudad, que tal audacia de estos malandrines, ya capturaron a tres sospechosos y buscan los cinco restantes, por que según los testigos fueron 8 los bandidos que se levantaron un cuantioso botín nunca antes visto y hecho en Piura.."
Servelio, recién entendió que el automovilista misterioso era probablemente un policía que lo estuvo esperando y se hizo otra pregunta: "¿Quién me echó tan rápido?, tampoco había una respuesta, ya que los integrantes de la banda no sabían donde vivía ni les interesaba saberlo para ellos; él pasó a su primera banda, esos si sabían donde vivía incluyendo el jefe, por lo que allí estaba el probable contacto que establecieron en contra de él.
Nuevamente, Servelio pensó en su casa donde se guardaban los caudales, incluidas las talegas de las monedas de su padre adoptivo, que las encontró debajo del colchón de la cama, que cualquiera que entre lo levantaría; felizmente a último minuto tuvo la precaución de sacarlos y junto con la parte del botín de la camioneta de los caudales, los guardó en un rincón, metidos en una vieja talega y los colocó en un hueco y encima los tapó con un viejo adobe de tierra, que nadie se tomaría el trabajo de moverlo.
Aparentemente todo estaba a salvo y como estuvo cansado, el huésped se durmió tan profundamente que se despertó a la media noche, fue al baño hizo sus necesidades fisiológicas y recordó las noticias.
Servelio, sintonizó el viejo radio receptor y parece que las noticias seguían y el locutor expresó: "La policía acierta y descubre una vieja choza sobre la playa del río, donde la banda de asaltantes se reunieron para el reparto del botín, estaba ubicada sobre la playa del río lo repetimos, frente al populoso distrito de Castilla, pero no encontraron nada.."
Servelio Smith López, se dijo entre si: " De la que me salvé, pensar que allí dormí, hubiese sido el primero en caer.."
Servelio, siguió apegado a la radio y le bajó el volumen para no afectar a los otros huéspedes y llegó la siguiente noticia: "Parece que capturaron al jefe de la banda, por que le encontraron los bolsillos llenos de billetes y uno de esos billetes tenía un sello que por seguridad lo estampaban las cajeras...nosotros acompañaremos a la policía en las pesquisas sobre el asalto, que tan sólo se ha recuperado 20,000 monedas nacionales que encontraron en los bolsillos del probable jefe de la banda... seguiremos informando las 24 horas, gracias por su audiencia... "
Servelio, estaba nervioso, pero muy lejos del lugar de los hechos y si cometió un grave error, dio su nombre completo en la recepción del hotel donde se hospedó, que no lo tomó en cuenta; él se quedó dormido y se despertó a las 05:50 horas del nuevo día, según se difundió en la vieja radio, él se levantó fue al baño, se dio un duchazo por que el cuerpo le apestaba del sudor, pero se vistió con la misma ropa que llegó desde Piura.
Luego, fue al comedor, tomó su desayuno y salió para comprar ropa nueva, por que la que vestía ya tenía mal olor, llegó al mercado y eligió una tienda de ropas, allí compró y se mudó de ropa y la ropa vieja y sucia la echó dentro de una bolsa y la tiró a la basura.
Estando en el Centro de la Ciudad del puerto, recordaba algunos lugares cuando fue niño, le traían viejos recuerdos sobre todo de su madre que lejanamente recordaba su rostro; entró a un restaurante y almorzó, allí si habían parlantes de radio de Piura y escuchó esta noticia: "La policía sigue los rastros de un huidizo joven que cargó el botín del asalto, ellos llegaron a su vivienda en Castilla pero no lo ubicaron, se cree que huyó con rumbo desconocido, ya se estableció contactos con otras ciudades dándoles las características del joven malandrín... seguiremos informando...."
Servelio, levantó la cabeza con disimulo, para ver si alguien de los comensales lo estaba mirando, pero nadie se tomó ese trabajo, tal vez ni escucharon la noticia y seguían comiendo; él se tranquilizó y continuó ingiriendo sus alimentos.
Servelio, mientras comía, se hizo otras preguntas: "¿Quién echó a la banda?, siguió pensando y se hizo otra pregunta: "¿Quién conocía mi casa?", esta presumió con una respuesta: "Un soplón de la banda anterior me echo"......................
Continuaremos.......................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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