Hola amigos: A VUELO DE UN QUINE EL BLOG., continuando con La Historia del Agente Justiciero Genochi; el condenado "Mano Siniestra" ordenó ejecutar al también delincuente Ceferino Yarlaqué, por haberlo echado a la policía, siendo el ejecutante, el terrible asesino "El Machetero del Río", quien se caracterizaba por hacer sus "trabajos encomendados" con impecable eficiencia, que no dejaba huellas; este asesino tenía un historial increíblemente aterrador de aproximadamente unos 40 asesinatos, que por la edad que avanzaba inexorablemente ya se había retirado de las fechorías; él, después que salió la última vez de la cárcel, donde purgó una condena que no fue el hechor, que por decisión de un incompetente juez, quien al encontrar al verdadero culpable y estaba obligado de dar los resultados a sus superiores, le pasaron el crimen al machetero; sin embargo nunca olvidar que éste delincuente tenía un amplio prontuariado de crímenes, cuyos antecedentes penales nunca le pudieron probar las autoridades judiciales o policiacas; parece que los dos últimos crímenes nunca serán descubiertos, por que los cadáveres fueron enterrados en el patio de su propia casa.... ....sigamos la historia.......................
Aquí en la imagen Observamos al Agente Justiciero Genochi, quien como agente anónimo bregará para capturar a los culpables del asesinato de sus padres en Chilcapampa.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
Aquí en la imagen observamos al delincuente Bonifacio "Oreja Mocha"; quien como líder de una banda juvenil, asaltaron a la morada de Eucebio Nonajulca Rivera, residente en el Barrio Alto de Chilcapmpa, a quien asesinó por que no le entregó el dinero de una venta de ganado vacuno.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
Historia de la vida del delincuente. "El Machetero del Río":
Éste delincuente, quien era alto de talla, que medía arriba de 1,78 mts., fue un niño huérfano a temprano edad, fue originario del Puerto de Paita, fue hijo de un tripulante de un barco carguero de carbón y su madre fue la prostituta Esmeria López Jiménez; el tripulante quien se llamaba John Smith, él se encamotó de la meretriz, que cada que hacía atraque y calado en el Puerto; él, le traía regalos y convivían mientras el barco descargaba y cargaba y ella se embarazó de él.
Parece que el tripulante se asustó de la preñez de su amante, quien se embarcó y nunca más regresó.
Sin embargo, ella puso subsistir para empezar a criar su hijo, que le puso por nombre Servelio Smith López, hasta que cumplió el niño los cinco años, ella seguía ejerciendo el sucio trabajo de vender su cuerpo por unas monedas.
Como ella era explotada por un proxeneta, quien sufría o exponía su mal geniazo; una noche decidió pasarla en compañía de Esmeria y la obligó ir a su pocilga donde compartía con otras putas que esa noche no estuvieron ellas; el proxeneta disfrutó de las caricias y sexo de Esmeria, hasta la madrugada se divirtieron, después hubo un pleito muy confuso entre ellos y cuando llegábamos a las 05:00 horas del nuevo día, se escuchó un balazo en la pocilga del proxeneta; él, salió corriendo después del disparo y fue al puesto de la policía y denunció que su nido de amor había sido asaltado y que había una mujer muerta.
Como éste individuo, hábilmente había comprado los favores de la policía corrupta, quienes disfrutaban de las caricias sexuales de las prostitutas, que se hacían de la vista gorda y nunca le condenaron sus actividades ilícitas de la explotación de la carne humana.
Pues, lo mismo sucedió con la muerte de Esmeria López Jiménez, quienes (policías) acudieron al lugar de los hechos y haciendo el "cumplimiento de la ley" en compañía de un corrupto juez, levantaron el cadáver llevándolo a la morgue y nunca más de supo: ¿Qué sucedió con esos restos mortales?
Pero, se quedó huérfano a la edad de 6 años, el niño Servelio Smith López, y como la finada prostituta no tenía ningún familiar cercano, el niño por orden judicial fue entregado a un orfelinato, llamado: "El Hogar del Niño Desamparado", que no cumplía precisamente esa noble labor de protección a los niños huérfanos, sino que era una escuela de futuros delincuentes juveniles; quienes eran explotados por el Director que los enviaba a la calle a vender golosinas, elaboradas por él mismo en una Fábrica clandestina, que nunca fue visitada por las autoridades competentes.
Los niños, salían todos los días muy temprano con una bolsa de golosinas a ofrecerlas al público, que a veces nadie las compraba por su mala presentación y pésimo sabor, según lo comprobaron los mismos niños; era la obligación regresar en la noche con la bolsa vacía y el dinero de las ventas.
Servelio, quien ya había sufrido una dura vida en compañía de su madre; no le fue difícil adaptarse a su "nuevo hogar" y aceptó gustoso salir a vender las mugrosas golosinas; pero, él no fue a la calle, sino al terminal del Puerto y allí esperaba que bajen los marinos de los barcos y les ofrecía sus mercaderías, estos duros hombres que estaban hambrientos le compraban las sucias golosinas y le entregaban el importe con demasía, por lo que él, se quedaba con el vuelto, que lo fue acumulando en una talega pequeña que la escondía debajo de su cama.
Un día el director del orfanato, ordenó revisar y requisar en los dormitorios de los niños; por que según él le estaban robando su dinero y sus empleados que eran los mismo niños de mayor edad; ellos comenzaron su trabajo, volteando los colchones de cada cama, ellos llegaron al dormitorio de Servelio, quien lo compartía con 4 niños más, su cama era la primera de la izquierda entrando desde afuera.
Quienes al levantar el colchón de la cama de Servelio, encontraron la talega extendida y casi llena de monedas, que de inmediato informaron al director, sobre el hallazgo del dinero; el director ordenó requisar la talega ante la protesta del niño Servelio, quien justificó haber guardado ese dinero que era fruto de las propinas que le daban sus clientes; quien llorando se aferró a la talega, que finalmente se la quitaron.
El niño Servelio, impotente por el abuso del director, y por haber perdido sus ahorros, sólo lloraba, pero nadie se compadecía de él, hasta que se cansó de llorar y se calmó.
Ese día no comió alimentos por el castigo impuesto por el director, quien no aceptó la explicación que esas propinas, eran donación de sus clientes; sino que era el dinero que se le perdió a él desde su escritorio.
Al día siguiente, de nuevo los niños hacían fila para que les entreguen las bolsas de las golosinas; pero Servelio se negó a formar fila, se quedó en su dormitorio, acostado en su cama, estaba muy hambriento ya que ni desayuno comió; al notar su ausencia en la fila, fue el mismo director a buscarlo en su dormitorio, allí lo encontró acostado.
El director, quien era un individuo muy duro y sin escrúpulos; él levantó las frazadas que cubrían el cuerpo del niño y lo obligó a levantarse y salir a vender las golosinas, el niño llorando le dijo:
--- Señor, tengo hambre, no he comido desde ayer.
El enojado e injusto director, le contestó:
--- Si tienes hambre, hay que trabajar y que te regalen comida los tripulantes mercantes, que según tus declaraciones te regalan las "propinas".
El niño fue levantado a empellones por el abusivo director, y le entregó como castigo 3 bolsas de golosinas; el niño llorando y hambriento, se fue como de costumbre al puerto, estando en el muelle, otra vez bajaron los hambrientos tripulantes y uno de ellos con aspecto de ser un inglés, le vio el rostro al niño, tal vez era pariente de su padre o algo parecido, por que metió la mano al bolsillo y le compró las tres bolsas y le dio un dinero adicional, lo siguió mirando y como solo hablaba inglés, le palmeó la espalda y se fue con la mercadería comprada.
Servelio, con el dinero de las propinas entró a una fonda y compró comida que se sació, y aún le sobraban algunas monedas, sin tocar el dinero de las ventas.
Entonces, él reaccionó y se dijo: "Ya no regreso a esa cárcel, me iré con todo lo que tengo en mi bolsillo".
Aquella primera noche fuera del orfanato, el niño Servelio, lo pasó en un hotel de mala muerte; quien al amanecer, se encontró en el pasillo con un individuo que desde que lo vio, le llamó la atención y le peguntó:
--- Niño: ¿Cómo te llamas?, te pareces a un amigo marinero que ya no viene al puerto.
El niño algo sorprendido, por lo que hablaba el desconocido y como no tenía nada que perder, le contestó:
--- Yo señor no conocí a mi padre, mi madre me dijo que fue un tripulante de un gran barco y que apellidaba Smith.
El desconocido se sonrió, sabiendo que el niño era hijo de un viejo amigo John Smith y le preguntó:
--- ¿Qué haces en el hotel?
El niño que comenzó a tener confianza en el desconocido, le contestó:
--- Señor, yo me fugué de un orfanato, que me obligaban a vender golosinas todos los días y se robaron mis ahorros que estaba juntando debajo de mi cama.
El desconocido, quien era un prontuariado delincuente y sin familia, por que en un ajuste de cuentas le asesinaron a toda su familia, vio y pensó en el niño para criarlo y le sirva como un compañero, le pasó la mano por el hombro y le dijo:
--- Niño Smith, te invito a mi casa, vivo sólo en mi barrio de Piura; seremos socios y te ofrezco protección y más tarde su serás quien me proteja: ¿Qué dices, aceptas venir conmigo?
Servelio, quien ya llegaba a los 7 años de edad, con amplia experiencia a su corta edad, pensó que no tenía a nadie quien lo acoja, que hasta pensó en regresar al orfanato, le contestó:
--- Señor, yo no lo conozco y pienso que también me enviará a la calle a robar y tendré que darle todo lo que consiga.......
El desconocido, interrumpiéndolo, le replicó:
--- Un momento jovencito, eres un niño, pero piensas como un viejo; te repito yo te ofrezco protección y sociedad en lo que hagamos cada día, jamás trabajarás para mi, yo seré quien traiga el pan de cada día; algo así como tu segundo padre, lo haré en honor a mi amigo John Smith, quien me ayudó mucho: ¿Qué contestas?, nos vamos juntos como familias.
El niño lo pensó y aceptó y le contestó:
--- Pues, me voy con usted, pero no olvide que seremos socios.............
Continuaremos...........................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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