Hola amigos : A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Agente Justiciero Genochi; estamos narrando la historia de la vida del delincuente conocido como "El Machetero del Río", que cuando niño se llamó Servelio Smith López, quien sufrió una vida dura y difícil, nunca conoció a su padre que fue un tripulante, que cuando empreñó a su madre, quien era prostituta; éste marino se fue y nunca más regresó, su madre lo parió y lo cuidó hasta los 6 años de edad; ya que ella fue asesinada por un proxeneta, después como huérfano fue acogido en un orfanato, donde él y todos los niños fueron explotados por el director que los enviaba a la calle a vender golosinas fabricadas por éste individuo; el niño Servelio se escapó y se alojó en un hotel con el fruto de las ventas de las golosinas, al amanecer se conectó con un desconocido quien era un prontuariado delincuente, quien le ofreció protección, diciéndole que lo hacía en honor a su amigo John Smith, que fue el padre del niño; él aceptó..... .....sigamos la historia...............
Aquí en la imagen Observamos al Agente Justiciero Genochi, quien como agente anónimo bregará para capturar a los culpables del asesinato de sus padres en Chilcapampa.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
Aquí en la imagen observamos al delincuente Bonifacio "Oreja Mocha"; quien como líder de una banda juvenil, asaltaron a la morada de Eucebio Nonajulca Rivera, residente en el Barrio Alto de Chilcapmpa, a quien asesinó por que no le entregó el dinero de una venta de ganado vacuno.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
Los delincuentes tienen su propia historia, donde sufrieron vicisitudes, que la vida les mostró desde temprana edad con adversidades que mellaron su voluntad, que era conducida en el sendero equivocado, quienes al no tener una mejor alternativa, optan en la ruta de la delincuencia y que ya estando en este mundo sórdido y malévolo son atrapados por los largos brazos del delito y nunca más abandonarán, parece que el refrán: "Gallina que come huevos, no le dejará de hacer aunque le corten el pico...", el hampón nunca deja el reducto del mal.
Pero, no todos los delincuentes son personas tétricas, ya que muchos de ellos llegaron al crimen, por que fueron obligados o seducidos por otras personas que los atraparon, quienes siendo de buen corazón se vieron obligados actuar en el delito, por que era su único medio de vida, y como son despreciados por la Sociedad, no tienen un nicho que los ampare en la vida, sino el más próximo es la muerte.
Continuando con la historia; Servelio y el desconocido, salieron del hotel, en el camino se encontraron con la policía, quienes extorsionaban a los delincuentes, uno de los uniformados le agarró del cuello al desconocido y le dijo:
--- No te corras "Gato Salvaje", por que me debes los cupos de tres meses...
El desconocido, ahora llamado "Gato Salvaje", le contestó:
--- Pero jefe, no tengo actividad desde hace mucho tiempo, estoy fuera del trabajo de los muchachos y usted lo sabe, ya no hay entradas, estamos misios (pobres).
El agente, tal vez comprendió las penurias del "Gato Salvaje" que lo soltó y se fue en dirección al patrullero donde lo esperaban los otros policías.
El nuevo protector muy avergonzado, que el niño estaba observando que tenía problemas con la policía, quien al ver al niño algo asustado le dijo:
--- Hijo, los policías son abusivos, yo no les debo nada, no te preocupes.
Ambos personajes llegaron a la estación del tren Paita - Piura y se embarcaron rumbo a su destino.
En el trayecto, ellos fueron conversando, para que el niño le tenga confianza, ya que el antes desconocido, que la policía lo conocía como "Gato Salvaje", había un razón el hombre tenía los ojos zarcos, fue la curiosidad del niño, quien le preguntó:
--- Señor: ¿Por qué la policía le llamó "Gato Salvaje"?
El delincuente sabiendo la inocencia del niño, le contestó:
--- Es el mote que la policía le pone a los hombres luchadores, o en otros casos, el jefe del grupo que le pone un mote (alías o apodo) a cada persona, que no siempre coincide con la conducta de la persona.
El niño, sorprendido, de lo que estaba escuchando y que estaba yendo con un individuo que se llamaba "Gato Salvaje", siguió conversando y le volvió a preguntar:
--- Señor, usted con ese mote, seguro que paraba por todos los techos de las casas, tal como habían gatos en el techo del orfanato y siempre maúllan peleándose entre ellos: ¿Cómo vivió usted trepado en los techos?
El delincuente estaba admirado de la capacidad de raciocinio del niño y sonriéndose que él vivió sobre los techos, no le faltaba razón, por que justamente en los tiempos de sus fechorías, él subía por los techos para entrar a los corrales y desde allí abría puertas y barría con todo lo que encontraba en el interior de las casas y le contestó:
--- Tienes razón, cuando era joven me gustaba subir a los techos, por que tenía mucha agilidad para escalar y una vez me quedé atrapado, por que no podía bajar y llamaron a la policía, llegó uno de ellos y me salvó, bajándome y me puso "Gato Salvaje".
El niño muy despierto con agilidad mental, se sonrió y le preguntó:
--- Señor, usted ¿Pará qué se subía a los techos?
El ahora "Gato Salvaje", se estaba incomodando por tantas preguntas de su "nuevo socio", sonriendo le contestó:
--- Hijo, no me gustan tantas preguntas y te contestaré la última, yo me subía a los techos, por que me gustaba ver el ambiente desde esa ubicación, miraba los techos sucios de los vecinos, desde arriba venía caminar a la gente, era toda una diversión, que a los hombres grandes los veía como enanos.
El niño Servelio, consideró que su "socio" ya le contestó muchas preguntas y como le dijo que no quería otras más; se quedó callado.
Al llegar a Piura, se bajaron de la estación del tren, ellos se fueron caminado hacia Castilla, después de caminar un largo trecho, llegaron a una casa cuya fachada estaba algo descuidada, aún así era un hogar donde guarecerse, el "Gato Salvaje", sacó de su bolsillo las llaves, abrió la puerta e invitó al niño pasar al interior.
Al ingresar la sala estaba sucia y llena de polvo y totalmente descuidada, al niño no le agradó mucho esa sala, pero ya no podía dar marcha atrás, el anfitrión que vio el desagrado del niño, le dijo:
--- Mi casa siempre estuvo sola, por esa razón está sucia, y ahora que somos socios quiero que la limpies, yo iré al mercado a comprar cosas para la comida.
El niño Servelio, quien era diligente, pensó hacer la limpieza total y le contestó:
--- Si señor, limpiaré el hogar.
El cogió la única escoba vieja que había, pero no le ayudaba mucho, soltó la escoba y fue por una jarra con agua y comenzó a rociar el piso para asentar el polvo, ya que era de tierra, luego rápidamente barrió las tres habitaciones y cambió todo, por que al recoger la tierra y la basura, el aroma de la casa se transformó con olor a limpieza.
El niño, al llegar al cuarto donde dormía el dueño, quiso tender la cama, quien al mover las mantas, escuchó que algo se cayó produciéndose un ruido de monedas debajo de la cama, él se agachó y observó que era una talega llena de monedas.
Servelio, con ese dinero en sus manos, podría salir y escaparse y andar por la ciudad; pero, no iba a traicionar a un señor que le ofreció su casa brindándole un hogar que él no tenía, removió el colchón que era pesado y viejo, extendiendo sobre el somier la talega con las monedas, le había amarrado la boca de entrada, para que no se salgan las monedas, él terminó de arreglar el dormitorio del dueño de casa y salió algo cansado.
Justo, llegó "Gato Salvaje" cargado con varias bolsas llenas de productos comestibles para cocinar y también frutas como naranjas, manzanas y mangos.
Con todas las compras fueron ambos a la cocina, que también había sido barrida, el dueño, le dijo:
--- Niño, te felicito me ahorraste el trabajo y lo hiciste mejor de lo que yo hago; hay ese aroma de limpieza, ahora vamos a preparar la comida.
El dueño de casa, de las bolsas, sacó papas, arroz y fideos y además 3 latas de sardinas en conserva, y le dijo:
--- Jovencito, ayúdame a pelar las papas, que yo paro la olla, para hacer los aderezos.
En el corral había el único chorro de agua, que desaguaba en un sumidero mal oliente, al fin de cuentas había agua y era suficiente para vivir.
Con las ollas y sartenes hirviendo, el dueño de casa demostró que era un buen cocinero, el niño peló las papas, las lavó, escogió el arroz, también lo lavó y esperó que el cocinero hierva el agua de las ollas.
Ambos personajes se transformaron en cocineros, luego el cocinero mayor abrió una lata de sardina, picó cebolla y un trozó un ají, todo lo vació sobre una bandeja lo mezcló quedando un potaje exquisito.
Después que cocinaron las comidas, se sirvieron en plato hondo y vaya que salió sabroso y nutritivo, contentos al saciar el hambre; el dueño de casa sacó de una bolsa una bebida en polvo, llenó una jarra de agua, echó un porción del polvo y quedó teñido de rojo vivo, le agregó azúcar, lo mezcló y ya tenían un jugo para asentar el almuerzo y que era cena a la vez.
Luego del almuerzo - cena, "Gato Salvaje" tenía pendiente arreglos por resolver con sus compinches, que le debían parte de las repartijas, que no le tocó su parte por cuestiones de evasiones policiales y se refugió en Paita.
Él, tuvo que salir siendo aproximadamente las 20:00 horas de la noche, antes alistó cama al niño en el "dormitorio de visitas" que era un cuarto próximo al de él, allí dejó acostado al niño, quien rápidamente concilió con el sueño y se quedó profundamente dormido.
"Gato Salvaje", salió a la calle y se fue al reducto de sus compinches, los encontró a todos, se saludaron y él reclamó su parte del último botín que había sido un gran golpe, ellos accedieron entregar parte mínima, ya que como él estuvo en Paita, ya ellos habían dispuesto dejándole una miseria, que no fue del agrado del "Gato salvaje", quien se enemistó con el que hacía de jefe, y ese encono quedó marcado para siempre entre ellos.......................
Continuaremos.......................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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