Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Agente Justiciero Genochi; Servelio Smith López, cuyo alías era "El Machetero del Río", llegó a su casa en Castilla, la encontró sucia y la naturaleza había tomado su lugar con la invasión de ratas que la habían convertido como su guarida; al encender los mecheros comprobó que si había había llegado la policía, por el revoltijo de sus cosas o alguien conocido... ...sigamos la historia......
Aquí en la imagen Observamos al Agente Justiciero Genochi, quien como agente anónimo bregará para capturar a los culpables del asesinato de sus padres en Chilcapampa.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
Aquí en la imagen observamos al delincuente Bonifacio "Oreja Mocha"; quien como líder de una banda juvenil, asaltaron a la morada de Eucebio Nonajulca Rivera, residente en el Barrio Alto de Chilcapmpa, a quien asesinó por que no le entregó el dinero de una venta de ganado vacuno.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
Para; Servelio Smith López, estar bajo el techo de su casa, fue como llegar al Reino Celestial, no le impactó que la encontró sucia y llena de ratas, le era comprensible que una casa abandonada, fue tomada por la naturaleza, la limpió, ordenando sus cosas que las encontró tiradas sobre el suelo, además, habían pulgas que se le subían por las pantorrillas, acudió a una repisa allí había guardado una bolsa de un plaguicida conocido como D.D.T., con el que lo espolvoreó sobre el suelo y él mismo se sobó sobre sus piernas.
En seguida, él fue al escondite donde guardó parte del botín de su primer atraco y las talegas de monedas que su padre adoptivo "Gato Salvaje" había ahorrado, allí las encontró intactas; pero, si había una incógnita, si alguien entró: ¿Cómo lo hizo?, por que no malograron las chapas de las cerraduras, por lo que hubo la conjetura que alguien más tenía otra llave y que los que ingresaron no fueron los policías, entonces: ¿Quién fue?
Con esas interrogantes y muy preocupantes para el dueño de casa, continuó con la limpieza, había que sacudir todas las cosas, luego fue a la puerta trasera que se comunicaba con el corral (patio trasero); él comprobó que la cerradura estaba intacta, abrió la puerta y no pudo soportar el olor nauseabundo y estampida de cientos de gatos vagos que se habían adueñado del corral, él fue al chorro de agua pero estaba seco, no había agua, seguramente le cortaron el servicio por falta de pago a la Municipalidad, recordó que en la cocina había una tinaja donde se almacenaba agua, él entró y la encontró una inmundicia el piso lleno de excrementos secos de ratas y gatos, llegó a la tinaja, le retiró la rapa y salió un mal olor, estaba abombada (mal oliente, moho).
Como los corrales eran paralelos entre los vecinos, él recordó que había un chorro de agua permanente en un corral vecino, fue con un par de baldes de fierro, llegó y los llenó de agua limpia y regresó a la casa, limpió la cocina barriendo las heces (material fecal de gatos), lavó las ollas que siempre estuvieron boca abajo y llegó a la otra tinaja que funcionaba como almacén donde guardaba productos comestibles: arroz, fideos, azúcar y latas de sardinas y los condimentos como sal y las especias: comino, pimienta y orégano.
Servelio se preparó su comida, se sirvió con tanta alegría, que le parecía mentira estar en su casa, él era consciente que estar allí podría ser una trampa, que en cualquier momento llegarían sus ex compinches o la misma policía; él cenó, lavó el servicio y los guardó.
Regresó a la sala, que ya no se subían las pulgas, el funguicida fue efectivo, tampoco se escuchaban los movimientos de las ratas, parece que abandonaron la casa; él entró a su dormitorio, estaba completamente empolvado, aquí no entraron las ratas, pero si la tierra del aire, sacudió las mantas y frazadas en el patio y regresó tendiendo la cama; por precaución decidió salir e ir al techo de la casa abandonada y desde allí otear si alguien podría acercarse a su casa.
Pues, estaba en lo cierto; no pasaron 5 minutos y que llegó un camión de la policía, se bajaron un piquete de 10 individuos armados hasta los dientes, con un patadón tiraron abajo la puerta e ingresaron propalando insultos y palabras soeces, llamándolo por su nombre que se entregue; ellos con linternas a pilas secas se iluminaban buscándolo en el interior de la casa y como no lo encontraron, salieron levantando la puerta a medio sostenerse, subieron de nuevo al camión y comentaron:
--- "Nos dieron mal dato, el joven no estuvo".
Otro dijo:
--- "No puede ser, si lo teníamos al alcance de nuestras manos y huyó de nuevo".
Un tercero agregó:
--- "Parece, que se burló de nosotros una vez más, pero: ¿Cómo lo supo, si el dato fue cierto?
Un cuarto, añadió:
--- "Tenemos que tenderle una trampa y capturarlo, sino no pagarán los dueños de los almacenes, pensarán que somos unos inútiles".
Por último un quinto, dijo:
--- "Ese joven demostró una vez más ser un escurridizo, siendo un platanazo (alto de talla)".
Completamente en silencio en la noche; Servelio escuchó todas las expresiones mal humoradas de los policías frustrados al no encontrarlo, que efectivamente tuvieron el dato exacto de su retorno; por lo que rápidamente él pensó que había un soplón que lo perseguía y conocía todos sus movimientos, ya que él tomó todas las precauciones, aún así, alguien lo detectó y avisó a la policía, pero: ¿Quién será?
Servelio, él no se atrevió bajar del techo de la casa abandonada, temiendo que el soplón lo vuelva a detectar, se sentó sobre el nivel del techo, allí observó ver pasar gatos en todas las direcciones, hasta llegó en vuelo rasante una gran lechuza y atrapó un gato que se defendió con sus garras, pero el ave lo había atrapado por el cogote que nada pudo hacer, levantó vuelo cargando el gato ya moribundo.
Servelio, muy entretenido por las acciones nocturnas de la naturaleza, pensó así: "En el día se mueve la gente, por la noches lo hacen los gatos y las aves nocturnas en la lucha dura por la comida".
Servelio, cansado se había quedado dormido y lo despertó el campanazo del reloj público anunciando la una de la madrugada, se levantó y se arriesgó ir a su casa, que ya no estaba segura, por que los policías le destruyeron la puerta, al menos así lo pensó...
Al llegar, encontró que no había perdido la puerta, sólo se abrió una hoja por las patadas de los policías, incluso la chapa estaba intacta, él entró y cerró la puerta, ya adentro estaba tan agotado que no podía dar un paso más y se metió al dormitorio, tendió de nuevo las mantas y frazadas que las encontró en el piso y se acostó.
Esta vez, Servelio no encendió ningún mechero, para evitar ser detectado y amaneció justo a las 06:00 horas de la mañana del nuevo día, él pensó: "La policía ya no regresarán.., pero si estará dando vuelta el soplón..", urdió un plan para la noche siguiente, mantuvo la puerta cerrada de la casa; las provisiones de la comida le eran suficientes para varios días; él pasó todo el día en la casa y sus necesidades fisiológicas las hizo sobre un bacín y llegó la noche sin ninguna novedad, por lo que encendió los mecheros en la cocina y la sala, siendo aproximadamente las 22:00 horas de la noche, luego salió y de nuevo fue al techo de la casa abandonada y allí esperó.
Poco tiempo después; sonó el campanazo del reloj público anunciando las 22:30 horas de la noche, cuando repentinamente se aparecieron dos individuos, que los observó con atención, ellos conversaban en voz baja que no se podía escuchar; Servelio muy atento les siguió los pasos, quienes llegaron a su casa, abrieron la puerta e ingresaron, como: "Pedro a su casa", ellos habían visto que la casa estaba iluminada y llegaron a matar.
Recién captó Servelio, como una probabilidad que los soplones fueron los que asesinaron a su padre adoptivo "Gato Salvaje", que se habrían quedado con las llaves de la casa; él como siempre era precavido había guardado dos chavetas, una era tan larga que parecía un machete cuyo filo brillaba era capaz de cortar un pelo, él decidió matar a estos intrusos, de acuerdo a su plan, tratará de dividirlos y así matarlos, él conocía su casa, frente a la casa abandonada vio la posibilidad de escalar un techo.
Servelio, trepó la pared como un mismo felino y llegó al techo lo atravesó que coincidía con la casa del chorro de agua, la casa era de una persona anciana que no escuchaba los pasos techeros, se bajó llegando al corral y desde allí avanzó a su casa, al llegar escuchó la conversación de los intrusos, uno de ellos que estaba en la cocina, dijo:
--- "Oye, parece que Servelio se fue, dejando las luces encendidas de su casa, seguro temiendo a los tombos (policías)".
El otro que seguro estaba hurgando en la sala o el dormitorio, le respondió:
--- "Tienes razón, él huyó y no tuvo tiempo de apagar las luces, mejor para nosotros para buscar todo".
Servelio, viendo que estaban separados, se dirigió a la cocina y sorprendió al intruso que le cortó la cabeza, degollando en el acto, si alcanzó a gritar, pero la cabeza daba tumbos en el suelo.
El otro desde adentro, le gritó:
--- "Oye, déjate de huevadas y no grites que despertarás a los vecinos...."
Ya no hubo respuesta del compinche, sólo un silencio sepulcral; allí detrás de la pared lo esperó Servelio; pero como el intruso siguió hurgando, seguro buscando dinero del botín, él perdió interés por el compinche que estaba en la cocina, el tiempo estaba a favor de Servelio..............
Continuaremos..................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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