Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Agente Justiciero Genochi; seguimos narrando la historia de Servelio Smith López, cuyo alías era "El Machetero del Río", quien estando en Chile, en aquella época como acompañante de la dama inglesa Elizabeth Bell, ella murió y él regresó al puerto en un vehículo de la policía, que a mitad del trayecto, se produjo un accidente que afectó a la camioneta policial y se volcó quedando volteada con las llantas en el aire, Servelio fue el único que salió del vehículo siniestrado, pidió apoyo y llegó un vehículo de servicios portuarios, quienes socorrieron rescatando a los heridos; Servelio salió ileso, él fue considerado como un "héroe" por el trabajo que realizó salvando a los demás pasajeros; el Capitán de Puerto, lo ayudó embarcándolo en un barco carguero rumbo al Perú... ..sigamos la historia.....
Aquí en la imagen Observamos al Agente Justiciero Genochi, quien como agente anónimo bregará para capturar a los culpables del asesinato de sus padres en Chilcapampa.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
Aquí en la imagen observamos al delincuente Bonifacio "Oreja Mocha"; quien como líder de una banda juvenil, asaltaron a la morada de Eucebio Nonajulca Rivera, residente en el Barrio Alto de Chilcapmpa, a quien asesinó por que no le entregó el dinero de una venta de ganado vacuno.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
Servelio Smith López, quien pronto regresará al Perú, lo hará en un barco cuyo destino final es Paita, que era su ciudad natal, él estaba conmovido por lo que le sucedió a su compañera Elizabeth Tell, quien murió tan repentinamente sin haber participado en un hecho o acción que ella hubiese sido obligada a ejecutar, su muerte fue tan violenta y dramática; por que le impactó una bala perdida de unos maleantes, que le destrozó la cabeza, falleció en el acto.
Servelio, subió al barco carguero, tuvo una tremenda decepción, por que era exactamente el revés del barco crucero que él llegó a Chile, este carguero estaba sucio el piso, fierros retorcidos y oxidados, al ingresar al camarote era un desastre estaban mugrientos; este barco tenía 15 tripulantes entre operadores, estibadores y personal de servicios como la cocina o la limpieza y como era un carguero de carbón, todo se ensuciaba al paso.
Pero, como todo tiene solución, él se ofreció como ayudante de la cabina, el capitán lo aceptó, por que estaba cansando y necesitaba de un tripulante joven para visualizar el horizonte, era urgente ese trabajo, por que en alta mar siempre el firmamento estaba nublado.
Entonces, el capitán quiso tomarse un descanso por el agotamiento que sufría, y era una pestañada lo aconsejable, le indicó al "flamante timonel" el movimiento de la dirección del timón, que no tenía que mover nada, sólo llevarlo sostenido el timón hacia el Poniente.
El capitán se recostó sobre su camarote y se quedó profundamente dormido y empezó a roncar que hacía eco en el interior de la cabina.
Servelio con el timón sostenido, que era una rueda de fierro grueso con salientes, pero que al manejar era muy dócil como manejar la pluma de una ave, y como no tenía que moverlo, pues no hubo mayor trabajo, sino seguir el rumbo marcado por el capitán.
Muchos minutos después, llegó el cocinero con la comida, que era muy selecta para el capitán, quien al ver a Servelio en el timón y el capitán acostado, creyó que la había matado y que el joven se estaba robando el barco con rumbo desconocido.
Entonces, el cocinero quien era un viejo marinero, quien había servido a muchos capitanes y le tenía especial afecto a éste, sin comprobar si estaba bien, se fue contra Servelio increpándolo:
--- Oye Perucho (peruano): ¿Qué te has creído cómo para matar al capitán y dirigir el barco?
No contento con increparle, salió de la cabina con la comida en las manos y gritó:
--- ¡¡¡ Seguridad vengan a la cabina el capitán está muerto !!!
De inmediato aparecieron 4 fornidos individuos vestidos con trajes del mismo color (uniforme), pero la ropa estaba sucia y raída y se lanzaron a la cabina, donde encontraron al capitán sentado y sonriendo con su ayudante.
Uno de los individuos de seguridad, le dijo:
--- Capitán usted está vivo, pero el cocinero está gritando que murió.
El capitán soltando una carcajada, quien también era un individuo fornido, cerrado de barba llena de canas, de talla elevada, probablemente medía 1.90 mts., de altura o más, le contestó:
--- Disculpen muchachos, me quedé dormido un rato y el cocinero vino con la comida, quien al verme dormido, pensó que me habían matado, y era otro quien llevaba el timón, pues no se se preocupen tienen capitán para mucho tiempo.. jajajajajajaja..
Servelio Smith López, quien también tenía buena talla, aún así era más bajo que el capitán; él se había quedado mudo y seguía aferrado al timón, por lo que otro individuo de la seguridad dijo:
--- Pero, capitán: ¿Por qué confía el timón a un Perucho (peruano), él puede desviar el barco para hundirnos?
El capitán, sonriendo, le respondió:
--- Oye hombre no hables huevadas y regresa a tu trabajo, que yo soy responsable, por que le di el timón al joven para yo descansar.
Los cuatro individuos de seguridad, salieron de la cabina y regresaron a sus puestos, se cruzaron con el despistado cocinero, quien regresaba con más gente y una corona de flores marchitas, uno de los individuos de seguridad, quitándole las flores, le dijo:
--- Cocinero estúpido, antes de propalar noticias falsas, primero cerciórate, que lo que vean tus cochinos y legañosos ojos sea real, el capitán estuvo descansando y le dio el timón al perucho (peruano), eres un hombre escandaloso, regresa a la cocina que ya tengo hambre.
Pasaron unos 60 minutos, regresó el cocinero a la cabina, esta vez había preparado potajes adicionales como para disculparse del papelón que hizo, incluía 2 raciones, que el capitán al ver la comida con sorna le peguntó:
--- Cocinero: ¿Traes comida para un difunto?
El capitán soltando una carcajada, no esperó la respuesta del cocinero, levantó su ración y le mostró a Servelio que haga lo mismo, ambos comieron su ración y los adicionales.
El cocinero sin mencionar palabra alguna, esperó que los comensales terminen de comer para recoger el servicio.
Entonces, el capitán quien también apreciaba al cocinero, le dijo:
--- Hombre, creo que exageraste al verme descansando, éste joven que ves es un gran timonel, la comida estuvo deliciosa.
El capitán le dio unas palmadas en la espalda al cocinero, quien recogió el servicio vacío, se fue y desapareció.
El capitán, vio el potencial de Servelio, quien sin conocer absolutamente nada de embarcaciones marinas se desenvolvía como tal, por lo que lo premió y le asignó el camarote de oficiales, que eran camas más holgadas y cómodas y con aire acondicionado.
Varios días después, llegaron a puertos peruanos, se toparon con la Región Moquegua, cuyo puerto les permitió descargar carbón y recargar provisiones.
Después de 3 días zarparon hacia Arequipa, allí cargaron y descargaron, ya que el barco era una miniatura de multipropósitos (que aún se desconocía en aquella época este tipo de barcos), pero este viejo barco si tenía esas bodegas para diferentes usos, claro está su actividad principal era cargar y descargar carbón, así continuaron con sus actividades hasta que llegaron al Callao, allí el capitán dio a asueto a todos los tripulantes, con excepción de los cuatro de seguridad.
El capitán bajó para visitar a una joven mujer, que la dejó preñada con náuseas; al regresar después de 8 meses, se pronosticaba que ya había nacido el hijo.
Efectivamente, el capitán se dirigió al barrio popular de Lima, para visitar a su pareja, la encontró con una enorme barriga, ya estaba muy próxima para el alumbramiento; él se alojó en esa casa, por que era de él, la anfitriona muy feliz de ver a su amante, quien parecía su abuelito por la edad quien ya sumaba más de 70 años de edad y ella apenas tenía 21 años de edad. Cosas de capitanes en cada puerto un amor.
Servelio Smith López, no cometió el error de bajar, por que efectivamente la policía le habían tendido una trampa a todos los barcos caleteros, ya que tenían información que por allí se había embarcado el escurridizo joven Servelio, quien tarde o temprano tendría que bajar y sería capturado.
En aquellos tiempos la policía no subía a bordo a capturar sospechosos, por que los barcos eran considerados como refugios para quien lo solicitaba.
Para lo que, Servelio trabó amistad sólida con el cocinero, quien le dejó alimentos para los tres días; el hombre de la cocina si bajó para comprar provisiones.
Al llegar al tercer día de asueto, regresó el capitán algo frustrado por no poder quedarse al nacimiento del hijo número 18; quien al ver a Servelio, le preguntó:
--- ¿Por qué no bajaste Servelio?
Servelio, le respondió con una "mentira piadosa":
--- Capitán, no tenía un centavo en mi bolsillo. ¿Qué iba hacer sin dinero?
El capitán conmovido, le replicó:
--- Pero, hombre. ¿Por qué no pediste tu paga?
Servelio, siguiendo con la mentira, para evitarse problemas con la policía, se había quedado y lo hizo bien, le respondió:
--- Capitán, usted mencionó que teníamos que trabajar para ganar el pasaje, por esa razón no pedí pago.
El capitán se sonrió, observando y aquilatando la inocencia y buenos modales de su "asistente", le dio unas palmadas en la espalda y subió a la cabina, encendió los controles y tocó la sirena anunciando que estaba a punto de zarpar; justo llegó el cocinero con las provisiones que había comprado, que fueron los cuatro individuos de seguridad quienes descargaron con varios viajes a bordo la comida comprada, para los siguientes meses a bordo.
Después de la hora señalada, sonó el ultimo pito de la sirena, y zarpó el barco hacia el norte peruano, que se dirigió a Huacho, continuó a Huarmey y siguió a Chimbote, así fue calando de puerto en puerto, hasta que finalmente llegó a Paita, última escala de sus trayectoria, aquí también se dio asueto por tres días a todos los tripulantes.
Servelio Smith López, bajó en compañía del capitán, quien también tenía una amante, al momento de despedirse, el capitán metió la mano al bolsillo y sacó un fajo de billetes de moneda extranjera y le dio a Servelio, se dieron el último abrazo y cada cual partió a su destino.
Servelio, al no tener donde ir, regresó al hotel, donde se había alojado antes de partir al Sur, allí había dejado algunas cosas, quien al presentarse a la recepción por una habitación, encontró al mismo dueño que lo reconoció y le dio la bienvenida así:
--- Hombre, que bueno eres escabullándote de la policía, ellos te esperaron por 15 días, nunca entraron al hotel, ni me preguntaron por ti, sólo aguardaban tus llegadas o salidas, hasta que se cansaron y dime: ¿Por qué te busca la policía?
Servelio, tenía que ocultar sus antecedentes y le contestó con palabras evasivas:
--- Señor, no encuentro el motivo por la presencia de la policía, yo no pude llegar por mis cosas, por que el barco zarpó sin previo aviso y subí con las justas y me fui como tripulante y ayudante hacia el Sur.........
Continuaremos....................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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